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Mucha gente pequeña en lugares pequeños

La autora repasa las protestas y acciones de los movimientos sociales más relevantes de junio

Este mes ha estado teñido por los colores de la República. Tras el anuncio de abdicación del rey Juan Carlos, tuvieron lugar gran cantidad de manifestaciones y protestas tricolores en las que se pedía la convocatoria de un referéndum para poder decidir el futuro modelo de Estado. 120 francotiradores apuntando en todo momento no pudieron evitar que la “gente pequeña” mostrara su valentía y su descontento por las calles de Madrid.

El día de la coronación de Felipe, “el preparao”, fueron muchas personas las que decidieron desplegar sus banderas tricolores o mostrarlas en las calles del centro de la capital, aún jugándose la detención. Hubo quien tuvo complicado acceder a su propia vivienda, por encontrarse cerca de los herederos del medievo, que saludaban desde lo más alto de su Torre de Babel.

Mientras el recién coronado ponía énfasis en una «España, unida y diversa, donde cabemos todos», las voces contrarias a un régimen caduco e impuesto eran acalladas por la mordaza de “los de arriba”.

Decía Eduardo Galeano que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo. Y las asambleas de vivienda y el Stop Desahucios son un claro ejemplo de ello. En esta línea, se han seguido parando desahucios cada día y la respuesta de las fuerzas del orden ha seguido siendo la misma. Represión, represión y represión. Y risas. Risas mientras se dejaba en la calle a un bebé de 20 días y a toda su familia. “Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden”, dijo en su día un compatriota de Galeano, Mario Benedetti.

Las ‘Marchas de la Dignidad’ tampoco se rindieron y rodearon las sedes de varios parlamentos autonómicos para protestar “contra los recortes en los servicios públicos, las desigualdades y la pobreza que llevan a muchos ciudadanos a la desesperación”. Los colores de la dignidad pusieron de manifiesto que los integrantes del Parlamento no representan al pueblo y que es en la calle donde reside la soberanía y se abona la tierra para el cambio.

Tras el éxito de las marchas que confluyeron en Madrid el pasado 22 de marzo, los convocantes explicaron que han querido rodear los parlamentos regionales para expresar que «el pueblo es soberano» y «permanece vigilante». En Andalucía se les “han cantado las cuarenta” a los títeres de la Troika. El día 25, varios «cantaores» flamencos del colectivo Flo6x8 tomaron el Parlamento andaluz. Una de las cantaoras llegó a llamar a los parlamentarios «manijeros de la Troika», antes de ser expulsada de la sala.

El mes de junio también ha sido violeta. Alrededor de 400 personas llamadas por el movimiento feminista de Madrid se concentraron frente al Ministerio de Justicia para protestar contra la Ley del Aborto. Las asistentes se concentraron al grito de “esta ley la vamos a abortar”. Finalmente, los antidistubios agredieron a los concentrados y detuvieron a uno de ellos.

En Madrid, Miguel e Isma han abandonado la prisión recibidos al grito de “Nos tocan a una, nos tocan a todas”. Ambos presos políticos fueron privados de libertad desde el 22 de marzo y 14 de abril respectivamente. Sus familias, plataformas y movimientos sociales han luchado para conseguir su puesta en libertad y desde ahora su absolución.

Y mientras unos conseguían su libertad, otros eran privados de ella. Carmen y Carlos entraban en prisión condenados a 3 años por formar parte de un piquete informativo del 15M durante la huelga general del 29 de marzo de 2012. La respuesta de “la gente pequeña” no se ha hecho esperar y concentraciones en más de 30 ciudades del Estado han querido gritar bien alto contra la criminalización y la persecución política a la que estamos asistiendo.

“Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo, van por la tenebrosa vía de los juzgados: buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen, lo absorben, se lo tragan”. Escribía en su momento Miguel Hernández. Y así seguía: “Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio, tenso, conmocionado, con la oreja aplicada. Porque un pueblo ha gritado, ¡libertad!, vuela el cielo. Y las cárceles vuelan”.

La gente pequeña no se rinde, los débiles nunca se rinden, hacen miles de cosas pequeñas y poco a poco empiezan a cambiar el mundo.

 

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Comentarios
  1. Me ha gustado y emocionado tu sentido artículo, Anita; especialmente la última frase: “La gente pequeña no se rinde, los débiles nunca se rinden, hacen miles de cosas pequeñas y poco a poco empiezan a cambiar el mundo.”

    Pero yo voy a ser más exigente aún… Hay gente pequeña que ya hacemos esas miles de cosas pequeñas e, incluso, alguna no tan pequeña; pero falta todavía que varios millones de gente pequeña, que aún andan muy despistados (sin conciencia de clase y de la cruda realidad que nos estrangula progresivamente), espabilen un poquito y se sacudan la modorra y el adoctrinamiento que los desmoviliza.

    Tampoco estoy pidiendo sacrificios sobrehumanos; bastaría con que en las sucesivas elecciones no continuaran sosteniendo al bipartidismo.

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