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Javier Duero: “La Cultura debería ser considerada un sector estratégico”

Javier Duero, miembro de la organización Pensart, analiza hacia dónde se debería dirigir el modelo cultural español

Javier Duero es miembro de la organización Pensart, asociación cultural de carácter no lucrativo formada por un colectivo de profesionales de la creación contemporánea, la educación artística y la acción social que realizan prácticas de mediación cultural. Ha dirigido y asesorado numerosos festivales de arte y en la actualidad coordina Mapear Madrid, un proyecto de investigación comisionado por el CA2M Centro de Arte Dos de Mayo sobre el sector cultural de la Comunidad de Madrid.

¿En qué falla nuestro modelo cultural para que, a pesar de generar el 4% del PIB, cada vez sea menos industria y esté más precarizado?

Este es un tema muy complejo con numerosos indicadores que inciden en el mismo punto. De base, falla la educación. Si ya desde primaria se margina la enseñanza de las artes (dibujo, música, literatura, danza, teatro), se castran de raíz las posibilidades de apreciación artística de la persona como futura usuaria de un cine, un teatro o un museo, y se cercena la práctica creativa individual como factor que añade un alto valor simbólico a la convivencia ciudadana y al trabajo productivo, sea este de un físico nuclear, un ingeniero, un biólogo o un diseñador de videojuegos.

Por otro lado, falla la ausencia de una política cultural de estado que vertebre la producción cultural que generan las Comunidades Autónomas y coordine su promoción exterior. Hay estructuras (AECID, Instituto Cervantes, AC/E, INAEM, Institut Ramon Llull, Institut de Estudis Balearics), pero un modelo de estado muy descentralizado y una ausencia de tradición en políticas de colaboración institucional lastran la acción cultural. La falta de un amplio consenso social en torno al apoyo a la Cultura favorece la inacción política y permite una falta total de compromiso por parte de amplios sectores industriales, financieros y profesionales.

El sector del contemporáneo esta fragmentado en diferentes grupos con comunidades profesionales que han dialogado poco entre ellas y que históricamente han mantenido un cierto acomodamiento afectado de narcisismo, elitismo y endogamia, y ha sido poco reactivo e innovador ante un nuevo contexto de profundos cambios económicos y sociales. La buena noticia es que el sector del arte contemporáneo en España trabaja ya en la constitución de una Mesa Sectorial cuya misión principal será trazar estrategias de actuación conjunta en relación a la definición, papel y función social del arte actual, y a temas como las Buenas Prácticas, el IVA aplicado a la producción cultural, el IRPF de los trabajadores de la Cultura, la política cultural estatal, la ley de mecenazgo, etc.

Cada vez más artistas sostienen que su trabajo se acerca más al hobby que a la profesionalidad. ¿Cómo se podría solucionar?

Hay que abandonar las posiciones individuales y trabajar en red, ser generoso y abierto, conocer muy bien el contexto profesional, las buenas prácticas y participar de iniciativas colectivas. A nivel de sector, las artes visuales necesitan conectar su producción creativa, artística y de conocimiento con nuevos entornos, una vez que los tradicionales (museo, centro de arte, espacio cultural) son instituciones amortizadas socialmente, que fundamentalmente se ocupan de narrar e ilustrar nuestra historia reciente y de preservar el patrimonio artístico moderno y contemporáneo. En los nuevos entornos (clusters universitarios, media-labs, residencias artísticas, plataformas colectivas, fablabs, centros de recursos, espacios auto-gestionados) se diseñan procesos de innovación creativa, social y ciudadana en los que participan especialistas en tecnología y comunicación, programadores, sociólogos, filósofos, activistas de movimientos sociales y organizaciones cívicas, a los que los artistas visuales podrían aportar un alto valor añadido de conocimiento y excelencia.

En los últimos tiempos se ha implementado el modelo de los grandes eventos como la fórmula para que los artistas puedan obtener beneficios. ¿Funciona en el mundo del arte?

Se trata de entender el cambio de paradigma y asumir una posición en la que colaborar, co-producir, co-financiar va a ser la forma natural de trabajar con otros productores y con comunidades muy abiertas y dinámicas. Además, cuestiones como los canales de distribución y circulación de la producción cultural, la autoría, co-autoría o pertenencia al común del conocimiento, están abiertas en canal, generan un grado de incertidumbre brutal en las prácticas tradicionales a la vez que nuevas oportunidades a procesos de innovación creativa que están todavía en una fase de prototipado.

¿Qué modelo propone? ¿Más subvenciones y ayudas públicas? ¿Exenciones para las empresas?

La Cultura debería ser considerada por el Gobierno central como un sector estratégico a nivel económico. Invertir en Cultura hace a España mas competitiva, el conocimiento es nuestro petróleo. Invertir de una manera decidida en proyectos culturales mediante estímulos y ayudas públicas (semilla) en detrimento de la subvención (alimento). Canalizar la colaboración privada mediante una ley de mecenazgo audaz que reconozca y apoye a las personas generosas y comprometidas, y que promueva una filosofía filantrópica y social entre entidades financieras, empresas y marcas. Reducir la presión fiscal a la producción cultural mediante la bajada de sus tipos hasta uno super-reducido, especialmente en los casos de distribución y compra-venta. Permitir la creación de marcos jurídicos y fiscales específicos que favorezcan los nuevos modelos de financiación basados en la economía colaborativa y que protejan y cuiden las estructuras emprendedoras de trabajo cooperativo.

¿Qué medidas se deberían tomar con carácter más o menos urgente para ayudar a los artistas visuales?

Acabar de manera radical con la no remuneración a los artistas visuales por su trabajo, práctica que todavía hoy realizan numerosas instituciones y que constituye una auténtica lacra social. Implementar las ayudas a la movilidad, la investigación y la producción. Favorecer el acceso a espacios de trabajo, gravando locales vacíos a partir del primer año y ofreciendo exenciones fiscales para propietarios de espacios que alquilen a creadores. IVA reducido en la adquisición de materiales de trabajo. Tarifa de autónomos progresiva (según facturación anual). Exenciones fiscales durante la fase de incubación de un proyecto para cooperativas, plataformas y colectivos, e incentivos fiscales y estímulos directos a proyectos de espacios privados non-profit.

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