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Toxo (CCOO): “La huelga general se hace para ganarla, no porque lo pida el cuerpo”

Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952) reconoce que los sindicatos tienen problemas para acercarse a los jóvenes precarios, los inmigrantes, las mujeres y los parados

Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952) es, además de secretario general de CCOO, presidente de la Confederación Europea de Sindicatos. Reconoce que los sindicatos tienen problemas para acercarse a los jóvenes precarios, los inmigrantes, las mujeres y los parados. Ahí es nada. En pleno boom de las mareas, reivindica –a través de cuestionario– la negociación sindical como el arma más importante de los trabajadores para defender sus derechos. Esta entrevista, respondida mediante cuestinario, forma parte del dossier especial del número 16 de la revista de La Marea, sobre la crisis del sindicalismo en España.

¿Por qué ha aumentado el desapego hacia los grandes sindicatos?

El “desapego” es un fenómeno muy condicionado por seis años de crisis económica, social y política, que se traduce en una falta de confianza de buena parte de la ciudadanía hacia la mayoría de las instituciones y organizaciones públicas y sociales. Pero ese distanciamiento, que es evidente en el conjunto de la opinión pública, no tiene ni mucho menos el mismo alcance en el seno de las clases trabajadoras. De hecho, en las elecciones sindicales, CCOO y UGT seguimos obteniendo el respaldo de una amplísima mayoría. La afiliación, aunque ha descendido, no ha sido por razones de desacuerdo con la acción sindical, sino fundamentalmente por pérdida de la condición de trabajador en activo o incluso por miedo al despido.

¿Qué valoración hace del papel de su sindicato desde 2008? ¿Qué autocrítica hace?

CCOO, desde mucho antes del inicio de la crisis del 2008, advertimos al Gobierno y a la patronal que el notable crecimiento económico que se venía produciendo en España desde finales de la década de los 90 era artificial, tenía unas bases poco sólidas, un carácter fuertemente especulativo y no contribuía a la superación de las muy arraigadas desigualdades socioeconómicas que históricamente arrastraba España. Presentamos nuestras propuestas para otro modelo de crecimiento, sólido, sostenible, generador de empleo de calidad y solidario. En todo caso, de lo que podemos “autocriticarnos” es de que no tuvimos el suficiente poder de convicción para que esas advertencias calaran en la opinión pública, el Gobierno, los partidos políticos, los empresarios, etc.

Desde que se inició la crisis hemos estado sistemáticamente en la calle y en los centros de trabajo oponiéndonos a los recortes, los ERE o las reducciones de derechos laborales. Y a la vez, no hemos parado de movilizarnos, hemos presentado y ofrecido la posibilidad de negociar con los gobiernos y la patronal, nuestras propuestas en materia de derechos sociales, de otra política económica, de una reforma fiscal progresista.

Tras el 22-M, ¿cree que los movimientos sociales tienen más poder de convocatoria que los sindicatos?

Es evidente que en los últimos años, junto a las tradicionales movilizaciones de los sindicatos, partidos progresistas, ONG solidarias, etc., ha tomado una gran fuerza otro tipo de movilizaciones y protagonistas sociales, vinculados de diversas formas con el impulso que supuso el 15-M. Pero no hay que olvidar que en las importantes movilizaciones de “las mareas” y otras convocatorias, han estado cientos de miles de afiliados y cuadros sindicales. Hemos aportado nuestra capacidad de influencia y movilización, nuestros medios de todo tipo, para ampliar y consolidar las movilizaciones sociales. No hemos estado al margen de la mayoría de ellas. Además hemos impulsado las diversas Cumbres Sociales como instrumento de encuentro, colaboración y movilización conjunta entre los sindicatos y un amplio y muy diverso numero de organizaciones sociales. No queremos ni rivalizar, ni contraponer, las movilizaciones tradicionales y sostenidas en el tiempo que impulsan los sindicatos con otras movilizaciones de las que nos sentimos parte.

¿Los sindicatos deberían de defender también a los 2,3 millones de autónomos o sólo a los trabajadores asalariados?

Los sindicatos, en nuestro trabajo sociopolítico e institucional, siempre hemos defendido los intereses generales de todos los trabajadores, fueran o no asalariados. Hemos luchado por los derechos sociales, fiscales, formativos, etc. de los trabajadores autónomos. Hemos colaborado y colaboramos con organizaciones específicas de los trabajadores autónomos. Si esto ha sido así tradicionalmente, hoy nuestro interés por defender y colaborar con los autónomos es todavía mayor, teniendo en cuenta que muchos de ellos han sido hasta hace poco trabajadores asalariados y una parte de ellos afiliados a nuestro sindicato.

Desde la década de 1980, la transformación del mercado laboral va mucho más rápido que la de los sindicatos. ¿Qué lastra su renovación?

El sindicalismo de clase en España y en Europa se ha esforzado siempre por prever y adaptar su acción sindical a los cambios en los sistemas productivos. Hoy buena parte de nuestra afiliación pertenece a los sectores más nuevos y dinámicos de la economía, a los nuevos perfiles profesionales. En la negociación colectiva que protagonizamos hemos luchado por mantener los derechos laborales, las condiciones de trabajo, en las nuevas realidades de la producción. Pero somos conscientes de que tenemos notables carencias para afrontar los nuevos retos y muy en especial nuestro trabajo entre los parados, los inmigrantes, las mujeres y los jóvenes precarios. Y ponemos el máximo empeño para superar estas carencias.

Ante las críticas de falta de transparencia de los sindicatos y los recientes escándalos, ¿qué pasos va a dar en el futuro su organización?

Nuestro sindicato durante muchos años fue reconocido y premiado por los medios de comunicación como un modelo de transparencia. Hemos procurado reforzar la máxima participación de los afiliados en la vida democrática de la organización. Nuestras cuentas son auditadas desde hace años. Estamos sometidos a periódicos controles por los poderes públicos estatales y autonómicos. Tenemos que justificar con rigor cada euro que recibimos. Es verdad que hemos cometido errores en la gestión, que nada tienen que ver con apropiaciones indebidas, sean individuales u organizativas. Desde que surgieron las primeras denuncias judiciales hemos tomado medidas precisas para corregir nuestras carencias. Pero no podemos olvidar que estamos inmersos en una profunda y múltiple ofensiva política, económica e ideológica contra el sindicalismo de clase, para debilitar a los trabajadores. Todavía no hay una sola condena, pero las imputaciones han sido la perfecta coartada para reducir drásticamente subvenciones para programas sindicales y para una supresión masiva de liberados sindicales en el sector público y privado. Lo que quieren está muy claro: romper el mejor instrumento que tienen los trabajadores para defenderse. En todo caso, hemos abordado un amplio proceso de reestructuración organizativa, reduciendo nuestras estructuras y fortaleciendo nuestra presencia en los centros de trabajo. Igualmente nos planteamos avanzar en la autofinanciación en base a las cotizaciones de los afiliados.

¿Ve necesario convocar una huelga general? ¿Es posible lograr el apoyo suficiente?

Para CCOO la huelga general no es una finalidad sino un instrumento de acción sindical. El más ambicioso, complejo y exigente. Nunca las hemos rehuido; las hemos convocado cuando ha sido necesario y había condiciones. Las huelgas generales se realizan para ganarlas, no para dar satisfacción a “lo que nos pide el cuerpo”. Si lo consideramos necesario y oportuno, volveremos a convocar, pero nuestro objetivo en estos momentos es lograr abrir una negociación con el gobierno para modificar a fondo su política social, económica y fiscal. En función de los resultados, veremos qué hacer.

¿Por qué hay tan pocas mujeres en la cúpula de su sindicato?

En la cúpula de CCOO es donde proporcionalmente hay más mujeres (ocho hombres y cinco mujeres, y una más que acaba de marcharse para participar en las elecciones europeas). El problema está en determinadas empresas y sectores de la producción, donde efectivamente hay una infrarrepresentación de compañeras en los distintos niveles de responsabilidad. El conjunto del sindicato está trabajando para corregir esa menor representación. Pero tan importante como mejorar sustancialmente estas carencias de representación, es el asumir en toda nuestra acción sindical, desde el centro de trabajo hasta la concertación social, los objetivos de plena igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Esta entrevista forma parte del dossier sobre sindicatos del número de mayo de La Marea, disponible en quioscos y en nuestra tienda virtual

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