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Vuelve el mapa

"Ucrania y Crimea son el tope de esa conquista del Este que tanto la UE como EEUU iniciaron tras el colapso de la URSS", defiende el autor

Este artículo está incluido en el número 15 de la revista en papel de La Marea, que puedes comprar en quioscos y aquí

Hace 100 años empezaba la Gran Guerra y también, en esos oprobiosos días de agosto, con-cluía abruptamente un periodo exuberante de la política y de la economía capitalistas. Con aquellos primeros disparos en el bosque de Belfort se acababa la llamada Primera Globalización. Un periodo de expansión sin límites del capitalismo que, apoyado en el colonialismo, la creatividad financiera, el complejo técnico científico y en el desarrollo de las comunicaciones supusieron una auténtica revolución planetaria. Con esa globalización capitalista surgió la lucha obrera y los gérmenes de los procesos de liberación nacional. Pero esa guerra galante que iba a acabar antes de navidad, se acabó convirtiendo en un proceso bélico que duró hasta 1945.

Todos nosotros llevamos ya unos 20 años viviendo en la Segunda Globalización. Una reedición del esquema de aquella Belle Epoque donde el colonialismo no es tan formal pero sí igualmente cruel. Donde las comunicaciones y las finanzas se combinan para arrasar y extraer todo tipo de riqueza y donde se insiste en un discurso «cosmopolita» basado en las virtudes del consumo de masas.

Pero, ¡ay! Llegó la crisis del 2007 y, a lo tonto, los tics y situaciones propios de una polÌtica preglobalizadora antes ocultos son cada vez más evidentes. No se trata de la permanentemente anunciada y nunca concretada guerra de divisas que nos amenaza. Lo que regresa en estos meses de forma aparatosa y teatral es la Geopolítica. Geopolítica clásica, la de siempre, aquel Gran Juego del que habló Arthur Conolly, agente británico de la inteligencia del Imperio durante el XIX y que acabó popularizando Kipling en su Kim de la India. Un gran juego que trataba del control de Asia Central y Oriente Medio entre Occidente y Rusia.

Ucrania y Crimea son el tope de esa Drang nach Osten, de esa conquista del Este que tanto la UE como los EEUU iniciaron tras el colapso de la URSS. Querían recuperar para el capitalismo todo el terreno perdido en Yalta. Las revoluciones de colores y flores y la integración en la UE de los países bálticos fueron reduciendo el área de influencia rusa. Fueron rodeándola de piezas occidentales. El Gran Juego, el control de Asia Central siguió a partir del 2003 con la guerra de Afganistán y hoy, si uno mira por donde pasa el eje de tensión, puede tender una línea clara que va desde Kiev a Turquía cayendo sobre Siria. Con Irán, la gran pieza, en el fiel de la balanza. La vieja frontera entre católicos, ortodoxos y musulmanes. La placa tectónica eterna, el cruce de mares, se vuelve contingente. Regresa la frontera. Durante muchos años, se nos pintó el mapa del mundo como una cosa pequeña y plana (El mundo es plano, de Thomas L. Friedman). La geografía era por donde se hacía turismo mientras que los negocios y la política se hacían en el 3G. Pero ante la perspectiva de esta New Normality sin apenas crecimiento y con los pueblos soliviantados, los poderosos han apagado el skype y han rescatado el plano y el compás.

No es como 1914, por supuesto. Pero hay caracterÌsticas que resuenan. Un mundo multipolar, una lucha absurda por la rentabilidad y la posesión de todo tipo de recursos y, sobre todo, por la desconfianza creciente entre las potencias. Quiere Rusia reverdecer laureles ante su no resuelta debilidad econÛmica. Necesita la UE la expansión continua para intentar paliar su estancamiento. Quieren los EEUU dejar claro que ellos (y sobre todo el dólar) siguen siendo el centro imprescindible de cualquier diseño global. Y los chinos quieren… Bueno, sólo dios sabe qué demonios les pasa.

Esta temporada vuelven los mapas. Los ríos, los gaseoductos y las viejas rutas milenarias. Los puertos y las flotas son trendy mientras que los hasta hoy paradigmas de la modernidad líquida y etérea: las redes lo virtual y el ciberespacio están out, vigilados, espiados y restringidos por los gobiernos y las grandes compañías.

Menos apps y más mapas. Esa Ucrania y Crimea son es la tendencia primavera-verano. el tope de esa conquista Aprendan nombres de paÌses, colores de banderas y diferencias entre cultos religiosos. La segunda globalización agoniza.

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