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Una escuela analógica para niños tecnológicos
Los nativos digitales, rodeados de dispositivos informáticos, se encuentran con una escuela que aún no los incorpora en su metodología
Artículo publicado en el número de marzo de La Marea, ya a la venta en quioscos y aquí
Los alumnos de 3º de ESO del IES San José en Basauri (Vizcaya) tienen su propia idea sobre decoración del mobiliario urbano. En paradas de autobús, entradas de bares y supermercados han colgado hermosas creaciones literarias. Con un cuento, un relato breve o una tira cómica, acompañados de un hashtag, un e-mail y una cuenta en Twitter, pretenden descubrir si sus tramas son del gusto de sus lectores, los ciudadanos. #streetreading es un proyecto creado por Josean Prado, profesor de lengua castellana e inglés, quien asegura que sus alumnos se esfuerzan por mejorar su gramática y ortografía y por enriquecer las tramas de sus textos desde que inició el proyecto. También comparten su autoretrato poético y otras creaciones literarias en soporte Sites, Google Maps, blog, Hangouts y Pizarra Digital Interactiva (PDI) con los grupos de 3º y 4º de ESO de la escuela El Carmel de Barcelona. Con ellos, dieron forma al proyecto Barcelona-Basauri Hangouts, que les permite compartir estos contenidos y toda clase de reflexiones acerca de su propio proceso educativo mediante videoconferencias y otros soportes digitales. Un folleto turístico de la ciudad, un taller de radio en el que usan el móvil para grabarse o un periódico digital son otros de los proyectos que permiten altas dosis de creatividad y motivación gracias a las nuevas tecnologías. Proyectos siempre llevados a cabo con el método de aprendizaje cooperativo que facilita el trabajo de la diversidad. “Te sorprendes de lo que ellos mismos te proponen como retos de aprendizaje”, concluye Prado, de 37 años.
En el CEIP El Roure Gros, en Santa Eulàlia de Riuprimer (Barcelona), los alumnos de primaria no atienden a clases magistrales. El proyecto pedagógico pivota en torno a la ciencia y las matemáticas; y los niños, que cumplen con el currículo fijado desde el departamento, observan, experimentan, recogen datos y extraen y exponen conclusiones sobre los temas que ellos mismos escogen. Con autonomía y esfuerzo, se comprometen a cumplir sus objetivos de aprendizaje. No existen las aulas de informática tradicionales. Las nuevas tecnologías, según Balbina Tantinyà, directora del centro, les acompañan en ese camino y se usan de forma funcional en el aula. ¿Ejemplos? Si estudian los países nórdicos, contactan por e-mail con la tía de una alumna que vive en Finlandia. Si trabajan con otras escuelas europeas en un proyecto para medir el radio de la tierra, se comunican por videoconferencia. “Los niños son inventores natos, pero ese espíritu innovador se va perdiendo si no se potencia y las nuevas tecnologías son de gran ayuda”, añade la maestra.
Si son tantas las bondades de este sistema, ¿por qué muchas escuelas siguen aplicando métodos de hace dos y tres décadas? “No se ha preparado a los profesores para los necesarios y urgentes cambios en la metodología didáctica”, asegura Luis Fernando Vilchez, profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid. “Se ha dado prioridad a dotar [a los centros educativos] de medios materiales sin preocuparse de enseñar antes al profesor a darles un uso pedagógico y, además, hay inercia en la labor docente por parte de algunos. Falta, sobre todo, un verdadero consenso pedagógico en torno al currículo y su estructura, a lo que cabe añadir luego el necesario consenso socio-político, del que estamos tan lejos”, concluye este especialista en educación, con una larga trayectoria sobre las espaldas.
Una escuela “obsoleta”
En su informe The Now Generation, el Instituto Tecnológico del Juguete AIJU elaboró un perfil claro de la generación de los nativos digitales. La directora de Investigación Infantil y de Ocio de esta organización, María Costa, subraya que “esta brecha tecnológica es una de las causas que explica parte del porcentaje de fracaso escolar en España”. En la Now Generation, “nuestros niños y niñas, los nativos digitales, están acostumbrados al uso de la pantalla para localizar y utilizar activamente información y estímulos, pero la escuela está quedándose obsoleta por su analfabetismo digital. Es una paradoja y no significa que al final toda la escuela deba ser sinónimo de tecnología. Para nada. Pero es cierto que los niños deben aprender a usar los gadgets tecnológicos (sus usos y sus abusos), y existe una gran falta de conocimientos por parte del profesorado actual”.
“Los chicos ya no miran los mapas en 2D, van al Google Earth directamente”, añade Miquel Àngel Prats, director de los Estudios de Grado de Educación Infantil en la FPCEE Blanquerna-Universitat Ramon Llull y asesor pedagógico del Centro de Tecnologías Iruarte (CETEI). “La escuela ignora todo ese ecosistema informacional en el que ellos viven inmersos y la paradoja está en que, cuando entran en el aula, tienen que cerrar todos esos dispositivos tecnológicos”, señala. ¿Qué utilidad tiene que un niño sepa el nombre de las rocas o los valles hoy? “Poca”, asegura Prats. “Lo que sí es necesario es que aprendan otras habilidades que va a reclamar su futuro laboral, como la resolución de conflictos, la gestión de las emociones, la dinámica de grupos o la exposición en público. El maestro del futuro será ese tutor o mentor que conoce las potencialidades del alumno y le acompaña para que las sepa sacar a flote”, añade el investigador.
Dolors Reig, psicóloga social, ponente en tecnologías y educación, responsable El Caparazón, abunda en esta línea de argumentación: “Pienso que, más que una brecha digital, existe una brecha de aprendizaje. Hay profesorado que investiga por su propia cuenta y encuentra recursos valiosos en Internet, que son infinitos, pero la mayoría está funcionarizado y siente que ya se formó en su época”.
¿Resultado? “Los chicos pierden el aprendizaje necesario de una serie de competencias que les serían de gran valor para su futuro, como usar las redes sociales para enredarse en temas serios, crear una identidad digital propia y aprovechar las redes para el trabajo colaborativo y para ser proactivos”, señala Reig. Según la psicóloga, se siguen los esquemas tradicionales de exposición, sin facilitar el acceso a los recursos y sobre todo a las redes sociales, que abren nuevas posibilidades de aprendizaje y colaboración. “En la Primaria no es tan importante, pero en Secundaria y en la Universidad, sí, porque en esa época de su vida es cuando son hardusers de las redes sociales con fines de ocio y podrían aprovechar todo su potencial de aprendizaje”, apunta Reig. A esa edad es justamente cuando deberían empezar a construir sus propias ramas para desarrollarse. “Los grandes fenómenos científicos y empresariales de nuestro tiempo son personas diferentes, que han sabido explotar todo su talento individual y, en este sentido, Internet ofrece grandes posibilidades”, concluye.
Tanto Tantinyà como Prado admiten que trabajar con proyectos que den respuesta a las necesidades de los nativos digitales requiere muchas horas de preparación, documentación y un reciclaje constante. ¿Y por parte de los padres? Según Tantinyà, se requiere también un cambio de mentalidad por parte de los progenitores, a los que les gusta todavía que sus hijos aprendan como lo hacían ellos.
En este contexto de intenciones, nació en Cataluña el colectivo Inspira Secundaria, cuyo objetivo es educar para que el adolescente sea capaz de desplegar un análisis crítico y asertivo. Arantza Lacasa es madre y maestra de este colectivo formado por profesores de Primaria, Secundaria, Escuelas Oficiales de Idiomas y padres y madres. Ella considera que los nativos digitales “tienen formas particulares de atender sus necesidades de comunicación, de comprender el mundo. De ahí que ofrecer herramientas para que usen las nuevas tecnologías con un criterio propio, haciéndose responsables de sus actos y creciendo libres y felices deba ser uno de los objetivos a alcanzar para dar respuesta a las necesidades de los alumnos del siglo XXI”. Según Lacasa, las nuevas tecnologías facilitan precisamente la personalización de los itinerarios de los adolescentes y el cambio de rol del docente, que pasa “de exponer a participar y acompañar al alumno en su aprendizaje”.
Es cierto que los nativos digitales, niños del siglo XXI, han nacido en un entorno tecnológico, concluye el director de los Estudios de Grado de Educación Infantil en la FPCEE Blanquerna-Universitat Ramon Llull, “pero eso no quiere decir necesariamente que sepan utilizar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC): les hace falta aprender a seleccionar la información, procesarla y categorizarla, y, por primera vez en la historia, cuando buscan referentes generacionales en los que guiarse, no los encuentran, porque los padres o profesores no han nacido en ese entorno”. Según el pedagogo, las TIC pueden cambiar la manera en que accedemos al conocimiento y el reto está en cómo ayudar a padres y profesorado a gestionar ese cambio.
Enhorabuena por el artículo, Marta. Un abrazo.
“Lo que sí es necesario es que aprendan otras habilidades que va a reclamar su futuro laboral, como la resolución de conflictos, la gestión de las emociones, la dinámica de grupos o la exposición en público. El maestro del futuro será ese tutor o mentor que conoce las potencialidades del alumno y le acompaña para que las sepa sacar a flote”
Preparar al niño para, principalmente, que modifique su propia individualidad para formar parte del mundo laboral del futuro es una estupidez y contradictorio con la posibilidad de que pueda explotar su propia creatividad y pensamiento crítico. Una estupidez porque tenemos un 60 % casi de desempleo juvenil (de qué mundo laboral hablan???!!!) y las estimaciones más conservadoras (FMI, CE, etc.) hablan de 20 años hasta que la cosa empiece a «mejorar» (obviaré la intención futuróloga de dichos «estudios»). Contradictorio porque no es posible el respeto y el fomento de la individualidad del niñ@ si se pretende su adaptación al orden económico y social establecido.
Señor@s pedagog@s, basta ya de intentar imponer un método único de aprendizaje. ¡Suficiente daño habéis hecho ya!
¿quién ha escrito este artículo conoce algún instituto?
¿ha trabajado en algún instituto de profesor,…no de «pedagogo» o «psicólogo»?