Santiago Pedraz, el juez al que temen los políticos

VALENCIA // Un “pijo ácrata” que ha hecho un auto “inaceptable y demagógico”. De esta forma, el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, definió al juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional. Unas palabras que demuestran el daño que hacen a los políticos las sentencias, autos e investigaciones que el magistrado lleva a cabo.

Con Baltasar Garzón retirado del foco judicial, el PP se ha lanzado en pleno a desacreditar a este juez y lo ha hecho por boca del mismo diputado que acusó al parlamentario de Izquierda Unida, Alberto Garzón, de “payaso y jabalí”. Pero Hernando no estuvo solo, incluso desde las filas socialistas, el diputado Rafael Simancas se refirió al magistrado como «lenguaraz», críticas que también llegaron desde las filas de UPyD.

Pero, ¿cuál es el motivo de esta inquina de los políticos contra Pedraz? Aparentemente, el culpable es un auto del juez en el que archiva la causa contra las protestas del 25-S y defiende el derecho a la libertad de expresión, «máxime ante la convenida decadencia de la denominada clase política». Esa última frase es la que ha hecho realmente daño a los diputados socialistas y populares, aunque no es la primera vez.

La carrera en la magistratura del juez Santiago Pedraz comenzó en Villacarrillo (Jaén) con tan solo 26 años. Era el año 1984 y todo estaba por venir. Tras pasar por varios destinos llegó al País Vasco donde ya tuvo sus primeros roces con la policía. De hecho, allí llegó a someter a 80 agentes a una rueda de reconocimiento para comprobar la denuncia de una manifestante que aseguró haber sido golpeada por una porra en una protesta abertzale.

El caso Couso

En 2003 llega a la Audiencia Nacional, donde dos años después se hace cargo del juzgado número 1. Allí tuvo que lidiar con el caso De Juana Chaos y con la presión mediática que pedía a gritos su reingreso en prisión por un artículo de opinión publicado en Gara. El juez decidió no procesarle y la caverna mediática y política ya anotó su matrícula.

Pero si Pedraz se hizo famoso en la judicatura nacional e internacional fue por su insistencia en mantener abierto el caso Couso que investigaba la muerte a manos del ejército norteamericano del cámara de Telecinco. El juez se encargó de la instrucción del mismo y llegó a cursar una comisión rogatoria a Estados Unidos para interrogar como imputados a los tres militares estadounidenses responsables del carro de combate que disparó contra el Hotel Palestina donde se alojaba José Couso. Finalmente se lanzó una orden de busca y captura contra esos militares y el año pasado viajó hasta Bagdad para hacer un reconocimiento visual del lugar del asesinato.

En la carrera judicial de Pedraz hay que destacar otros dos casos a nivel internacional. El primero de ellos en 2006 cuando viajó a Guatemala para interrogar a los exdictadores Efraín Ríos Montt y Óscar Humberto Mejía Victores por delitos de genocidio, terrorismo, asesinato, torturas y detenciones ilegales cometidos durante un presunto intento de exterminio del pueblo maya. El magistrado se encontró allí, una vez más, con el rechazo por parte de los políticos que ostentaban el poder y llegó a dictar un auto en el que acusaba a las autoridades guatemaltecas de “situarse en la órbita de los países que violan sus obligaciones internacionales y desprecian la defensa de los derechos humanos”. El año pasado se admitió una ampliación de la querella por feminicidio, siendo la primera a nivel mundial admitida a tal efecto.

El segundo de los casos de ámbito internacional llegó en 2008 cuando imputó a responsables políticos chinos por su actuación en el Tíbet, un caso que tuvo que archivar por el cambio legislativo español en materia de jurisdicción universal a raíz del caso Couso.

Ahora Pedraz ha dictado un auto de archivo de causa que no ha gustado a políticos, pero tampoco a compañeros de profesión ni a policías. Los que sí están contentos con su auto son los participantes en el 25-S, al igual que lo estuvieron en su momento los familiares de Couso, los mayas masacrados en Guatemala o los tibetanos que sufrieron el acoso de China.