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¿Justicia… universal?
Según datos de Amnistía Internacional, más de 300.000 menores participan en conflictos bélicos en unos 86 países del mundo. El 40% son chicas, que también son empleadas como esclavas sexuales.
El martes día 11 de febrero, el PP aprobó en solitario la reforma de la ley de “Justicia Universal”.
Pero ¿qué es la «justicia universal»? El «principio de justicia universal” es un principio por el cual se trata de evitar la impunidad de los crímenes cometidos contra la humanidad. Cualquier país puede ejercerlo.
Por ahondar un poco, el «principio de justicia universal» ha encontrado su aplicación efectiva en tribunales de varios países. En España, la aplicación de dicho principio ha dado lugar a procesos judiciales por crímenes de genocidio, terrorismo y torturas cometidos en Argentina, Chile, Guatemala y El Salvador, y que a su vez está siendo utilizado por la Cámara de Apelaciones en lo Criminal Federal de la República Argentina en un proceso seguido al Reino de España por crímenes contra la humanidad durante el franquismo.
La sentencia del 11 de julio de 1996 del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (caso Bosnia vs. República Federal de Yugoslavia) reconoció expresamente el derecho de los Estados a ejercer la jurisdicción universal en materia de genocidio.
Nosotros, en España, acabamos de renunciar a ello. Los argumentos son tan peregrinos como que es un principio “poco efectivo” o que “podemos molestar a algunos países”. ¡Molestar a algunos países! ¡Pues claro que se van a molestar! ¡Para eso es este principio universal!
Esto sucedía el día 11 de febrero, para vergüenza de todos. El día 12, al día siguiente de renunciar al «principio de justicia universal», se «celebraba» (es una forma de hablar, claro), el día internacional contra la utilización de niños y niñas soldado.
Según datos de Amnistía Internacional, más de 300.000 menores participan en conflictos bélicos en unos 86 países del mundo. El 40% son chicas, con el agravante de que ellas no sólo disparan, sino que también son empleadas como esclavas sexuales. Pero no sólo el Tercer Mundo es testigo de este abuso, ya que ejércitos de países tan desarrollados como EE UU, Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia también tienen en sus filas a chicos y chicas que no alcanzan la mayoría de edad.
Si algún país por ahí todavía respeta el «principio de justicia universal», que atienda por favor a esta urgente llamada y que intente poner en el banquillo a todos aquellos canallas que están cometiendo y permitiendo tamaña barbarie… sean del país que sean. Que, por cierto, suelen ser los mismos que aquellos a los que se les llena la boca defendiendo «la vida», mientras observan impasibles y callados una bestialidad como esta. ¡Qué hipócritas!