Políticas inhumanas: la caída de los ‘tories’ y el legado de Rishi Sunak

Este artículo se ha publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.

LILY MCNULTY-BAKAS | Un líder profundamente impopular y cada vez más desesperado, Rishi Sunak, ha intentado encubrir su incompetencia con un cruel truco de teatro político. La publicación de videos siniestros desde cuentas gubernamentales de redadas realizadas al amanecer contra solicitantes de asilo, el día que el público votaba en las elecciones locales inglesas, no impidió la previsible aniquilación electoral de los Conservadores, ya que están desfasados con respecto al público británico, que preferiría ayuda con la crisis que impacta en el coste de la vida más que una caza de brujas contra los más vulnerables.

En el año 2024, la política británica está atrapada en un perpetuo año electoral. Constitucionalmente, el Gobierno debe convocar elecciones generales para enero de 2025; sin embargo, no tenemos ni idea de cuándo será eso, y a medida que pasan los meses, los Conservadores y Sunak han recurrido a políticas de campaña en lugar de gobernar.

Las políticas deben ser crueles por definición, llenas de extremos e intolerancia, pero no necesariamente estratégicamente efectivas para sus objetivos declarados. En enero de 2023, Sunak marcó cinco compromisos por los cuales el público podría juzgarlo, una forma de distinguirse de los anteriores y desastrosos primeros ministros (Truss y Johnson) y establecer puntos de referencia que podrían ser referidos en el próximo año electoral. Estos eran: reducir la inflación a la mitad, hacer crecer la economía, reducir la deuda, reducir las listas de espera del NHS y detener la entrada de migrantes.

“Inmigración ilegal”

Con la economía del Reino Unido en constante declive y el usual desinterés ideológico de los Conservadores en arreglar el servicio de salud pública, parece que el legado y la plataforma electoral de Rishi Sunak ahora dependen de su capacidad para abordar lo que su gobierno llama ‘inmigración ilegal’.

El problema es que la inmigración ya no preocupa tanto al público como lo hacía hace 10 años, quedando por detrás de la economía, el sistema de salud y la crisis del coste de la vida. Las únicas personas que realmente se preocupan por ello son un conjunto decreciente de votantes en la base conservadora central y solo apelar a ellos, a expensas del resto del electorado, no es cómo se ganan elecciones después de 14 años en el poder.

El efecto de esto se puede ver en la intención de voto, con los Conservadores obteniendo alrededor del 20% durante el último año y el Partido Laborista alrededor de un 45% fácilmente.

Entonces, ¿por qué Rishi Sunak sigue llevándolos por este camino? Reform UK (anteriormente El Partido del Brexit) ha hecho que los Conservadores perciban una amenaza existencial en su flanco derecho, haciéndolos entrar en pánico y que redoblen sus políticas más inhumanas e ineficaces.

Fundado por Nigel Farage, quien ha tenido mucho éxito en influenciar en la agenda política desde su partido inicial euroescéptico UKIP, se ha argumentado que Reform UK está erosionando la cuota de voto conservadora, lo que les está obligando a inclinarse cada vez más hacia la derecha.

Plan Ruanda

En el último mes, más o menos, hemos tenido un frenesí de actividad y anuncios de departamentos gubernamentales, desde la prohibición de que los socios y dependientes de los cuidadores extranjeros vengan al Reino Unido con ellos (en medio de una crisis de cuidado doméstico) hasta un compromiso para combatir la cultura de la ‘nota médica’ en una sociedad con altos niveles de empleo y algunos de los números más bajos de permisos de enfermedad en Europa. Cuando hay dudas, demonizar a los extranjeros y a los enfermos. Y luego está el infame Plan Ruanda.

El plan de asilo de Ruanda, de hecho, fue introducido por Boris Johnson hace dos años y propuso que aquellos a quienes el Reino Unido identificara como inmigrantes ilegales o solicitantes de asilo serían reubicados en Ruanda para su procesamiento, asilo y reasentamiento. Aquellos que tuvieran éxito en reclamar asilo permanecerían en Ruanda y no se les permitiría regresar al Reino Unido.

El primer vuelo para este plan, programado para el 14 de junio de 2022, fue detenido debido a una medida provisional de último minuto por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El plan era ilegal

El Tribunal de Apelaciones dictaminó, el 29 de junio de 2023, que el plan era ilegal; con una apelación a la Corte Suprema del Reino Unido que llevó a un acuerdo con el tribunal inferior en noviembre de 2023. Rishi Sunak, habiendo encajado su supervivencia política en ‘detener los barcos’, empujó a través de la legislación con el cínico nombre de Ley de Seguridad de Ruanda 2024, que anuló los fallos de los tribunales y declaró Ruanda un país seguro.

Esto fue después de un período de ‘ping-pong’ entre las cámaras legislativas inferiores y superiores, ya que estas últimas intentaron implementar enmiendas para permitir que un comité independiente decidiera si Ruanda era segura y eximiera a los afganos que habían ayudado a las tropas británicas. En abril de 2024, el proyecto de ley fue aprobado con los Lores cediendo a la cámara elegida.

Emocionado, Rishi Sunak se puso detrás de su podio con un ‘detener los barcos’ estampado en el frente y destacó los beneficios disuasorios de su política increíblemente inhumana y anunció que los vuelos empezarían a deportar a los solicitantes de asilo indefinidamente a partir de julio.

Elecciones locales

A medida que las elecciones locales de mayo entraban en vista, el Gobierno, desesperado por algo para llevar a la batalla electoral, intensificó la política como un cruel espectáculo público. La semana pasada, tres hombres fueron detenidos pendientes de deportación a Ruanda, después de asistir a una cita de rutina, las primeras víctimas de este esquema horrendo.

Hubo informes de que un solicitante de asilo ya había sido deportado, aunque más tarde quedó claro que su solicitud de asilo había fracasado y que se había ofrecido voluntariamente para el esquema, después de que el Gobierno le pagara £3000 para subir al avión. Esto culminó en ese escalofriante video publicado por la cuenta oficial de la Oficina de Hogar X de personas esposadas y llevadas a la detención en la parte trasera de furgonetas.

Pero, ¿era la crueldad hacia los migrantes lo que quería el público británico? Según las elecciones locales del pasado jueves, definitivamente no. Los Conservadores perdieron casi la mitad de sus concejales, quedando en tercer lugar detrás de los Liberal Demócratas por primera vez en 20 años, y llevando a los comentaristas a declarar ominosamente que ya no hay escaños seguros para ellos.

Además, a pesar de la obsesión mediática por una amenaza desde la derecha, Reform UK, a quienes los medios británicos han dado constantemente tiempo en antena, lograron un total de 2 concejales, mientras que los Verdes, normalmente pasados por alto, casi duplicaron su número a 181.

El Gobierno escocés se opone a las deportaciones

Los obstáculos para el plan de Ruanda aún permanecen. El gobierno escocés se opone a las deportaciones, las protestas públicas se han movilizado para detener las furgonetas que llevan a las personas a los centros de detención, los abogados buscarán evitar que los clientes abandonen sus casos, caso por caso, mientras que quedan preguntas sobre qué aerolíneas se usarán y si Ruanda tiene la capacidad para cumplir con sus compromisos.

Los vuelos puede que nunca despeguen, pero según los abogados que representan a los solicitantes de asilo, la amenaza ha provocado un mayor riesgo de suicidio entre sus clientes.

Además, el Gobierno ha perdido contacto con dos tercios de aquellos previamente identificados para deportación, poniéndolos en mayor peligro mientras intentan ‘desaparecer’. Utilizar a las personas más vulnerables, muchas traumatizadas por la guerra, separadas de sus familias y desesperadas por un refugio, como parte de un psicodrama de propaganda, es otro nivel en el horrendo historial para un régimen fallido e inmoral.

La obsesión de los medios de comunicación y la normalización de lo que solo podemos llamar ópticas trumpianas, ciertamente han contribuido a esta situación. Al considerar solo las amenazas desde la derecha, mientras ignoran el claro cambio hacia la izquierda en la opinión pública, han fabricado artificialmente el espectáculo más obsceno.