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Carlos Vicente: “Casi el 100% de los piensos para animales contiene transgénicos”

La cabeza visible de Monsanto en Europa explica su renuncia a intentar cultivar en el continente alimentos modificados genéticamente y su nueva estrategia de simplemente importarlos desde fuera de la UE

MANUEL ANSEDE // El español Carlos Vicente proclama con una sonrisa que el maíz transgénico “está riquísimo”, “dulcecito”, y se declara “muy orgulloso” de trabajar en la que es, a su pesar, una de las empresas con peor imagen pública del mundo, la multinacional estadounidense Monsanto, con más de 20.000 empleados en todo el planeta. Vicente, nacido en Guadalajara en 1961, es ingeniero agrónomo y cabeza visible de la compañía en Europa, Oriente Medio y el norte de África. Su empresa es la madre del único transgénico aprobado para cultivo en la Unión Europea, el maíz MON810, plantado en unas 137.000 hectáreas en España por su resistencia a la plaga del taladro, un insecto que arruina cosechas en algunas regiones del mundo.

Con cara de frustración, Vicente recuerda que el maíz transgénico de Monsanto fue autorizado en la UE en 1998. Y, desde entonces, ningún otro organismo modificado genéticamente destinado a alimentación ha sido aprobado en el continente, pese a que la Organización Mundial de la Salud certifica que los que están actualmente en el mercado internacional son seguros. “Un agricultor avanzado en Europa a lo más a lo que puede optar es a una tecnología del año 1998. ¿Alguien se compraría un teléfono móvil de 1998?”, reflexiona Vicente. Así que la multinacional, con unos ingresos netos globales de 1.815 millones de euros el año pasado (un 21% más que en 2012), decidió el pasado verano retirar sus solicitudes para nuevos cultivos transgénicos en Europa. A partir de ahora, Monsanto se centrará en sus semillas convencionales y en presionar para que se siga permitiendo la importación de transgénicos cultivados fuera de la UE.

¿Esas solicitudes no las van a volver a presentar nunca? O, dicho de otra manera, ¿la retirada de las solicitudes es una patada en la mesa para hacer presión en Europa y que se permita el cultivo de transgénicos o es una rendición total?

Yo diría que la retirada es, simplemente, el resultado de un sistema regulatorio que no funciona. Si el sistema regulatorio fuera predecible, si funcionara, si cuando los agricultores demandan productos, los gobiernos tomaran decisiones basadas en criterios científicos, la compañía está por supuesto abierta a poner esas tecnologías a disposición de los agricultores.

Entonces está abierta la puerta para que vuelvan a Bruselas las solicitudes de autorización de transgénicos de Monsanto.

Por supuesto. El objetivo de Monsanto es poner el mayor número de tecnologías a disposición del agricultor.

España es el principal mercado de Monsanto en Europa. ¿Cuánto se factura?

No hacemos un reporte de facturación a nivel de países, hacemos un reporte a nivel de las unidades. La región de Europa, Oriente Medio y África supone el 14% del total mundial.

Pero más o menos sabrá cuánto se factura en España.

No se reporta la información.

Monsanto investiga ahora la tecnología de ARN de interferencia, capaz de silenciar los genes de plagas como el ácaro que mata a las abejas.

La compañía tiene interés en el control de parásitos en abejas porque entendemos el valor que tienen las abejas como polinizadores. Es un proyecto que todavía está incipiente.

Algunas organizaciones ecologistas y científicos temen que la tecnología de ARN de interferencia silencie los genes de especies no deseadas. Monsanto siempre está en el centro de la polémica. ¿De dónde viene este problema de imagen pública? Su compañía siempre está en el top ten, incluso en el número 1, de las empresas con peor imagen del mundo.

Si hablamos con los agricultores que utilizan las tecnologías que ponemos a su disposición, yo diría que tienen una muy buena imagen de la compañía. Y la prueba es que adoptan de manera creciente nuestras tecnologías. Esa es la realidad.

En EEUU hay cultivos transgénicos que con normalidad se emplean para alimentación humana.

En Europa también. El maíz transgénico que se cultiva en España se puede utilizar para alimentación humana o animal. Se utiliza para lo que mayoritariamente se utiliza el maíz en Europa, que es para alimentación animal, pero está autorizado para alimentación humana.

¿Y en qué medida se usa?

Se utiliza fundamentalmente para lo que se utiliza todo el maíz, con independencia de que sea transgénico o no transgénico. No tenemos una cultura de consumo de maíz en Europa, no es como en América.

Si alguien quiere comer el maíz MON810, ¿para qué receta es apropiado?

El que se echa en la ensalada es un tipo de maíz diferente, es el maíz dulce. Son maíces diferentes, aunque en EEUU también hay esa variedad dulce modificada genéticamente, resistente al taladro. Y para hacer palomitas también se utilizan otras variedades de maíz, sea transgénico o no. El tipo de maíz del MON810 sirve para hacer polenta, que es una harina de maíz típica de Italia con la que se hace una especie de gachas. Y, por cierto, lo comen con un contenido en fumonisinas [unas toxinas producidas por un tipo de hongo] bastante alto, porque en el valle del Po, en el norte de Italia, que es donde se cultiva mucho maíz, hay un problema debido al problema del taladro. Como hay alta humedad, se desarrollan hongos y producen fumonisinas. Si utilizaran maíz MON810 tendrían menos riesgo de esas toxinas, pero en Italia no está autorizado el cultivo, aunque esté autorizado al nivel de la UE. Y eso que sabemos que en la UE las prohibiciones de cultivo son ilegales, como han dictaminado las autoridades competentes: el Tribunal de Justicia de la UE, la Comisión, etcétera. Para comer maíz MON810, sobre todo aquí en la zona centro o en Aragón, lo bueno es ir a primeros de septiembre, que está el grano lechoso pasando a pastoso y es cuando está dulcecito. Te lo comes y está riquísimo. Está tan rico como el convencional, porque, de hecho, cuando se hace la evaluación, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria lo que te dice es que este maíz no tiene un riesgo diferente al maíz homólogo convencional. Lo que se compara es si tienen mayor o menor riesgo. Porque nada en la vida no tiene riesgo, el riesgo cero no existe, pero es igual de seguro que el convencional. Yo estoy harto de comer maíz transgénico y está riquísimo.

¿Qué alimentos transgénicos para consumo humano se pueden importar en la UE? ¿Qué transgénicos estamos comiendo?

Lo que se importa fundamentalmente en la UE es soja y maíz. Su uso normalmente es para piensos, porque la soja que se produce en América es para piensos. La soja de la leche de soja es otra variedad, sea transgénica o no. La soja es la proteína vegetal básica para la alimentación del ganado. Se están importando en torno a 35 millones de toneladas en toda la UE cada año. En España importamos entre cinco y seis millones de toneladas todos los años, como otros cinco millones más o menos de toneladas de maíz, que necesitamos para nuestra industria ganadera. España es un país seco, no tenemos pastos como en el centro de Europa. Y si nuestros ganaderos no tienen piensos no pueden alimentar a su cabaña ganadera.

La presencia de transgénicos sólo aparece en la etiqueta si suponen más del 0,9% del producto. ¿Qué probabilidad hay de que un europeo cualquiera haya comido alimentos transgénicos?

La probabilidad de que la industria de la alimentación decida utilizar este tipo de materias primas en la producción de sus alimentos, que en Europa es muy baja. No se utilizan, porque el maíz no se utiliza. No es un alimento básico tan masivo como pueda ser en América. Al final es una decisión de la industria de la alimentación el querer utilizar o no querer utilizar este tipo de materias primas, porque desde el punto de vista de la seguridad no hay absolutamente ninguna diferencia. En EEUU, por ejemplo, el 95% de la remolacha [para producir azúcar] es tolerante a herbicida, es transgénica y permite que los agricultores combatan uno de los mayores problemas que tienen, que es el control de malas hierbas, que a los agricultores los vuelve locos. En EEUU fue la tecnología más rápidamente adoptada. Yo creo que en tres años se alcanzó ese 95%.

Los animales europeos sí comen transgénicos.

El 99,8% de los piensos animales en España y en la UE están etiquetados como organismos modificados genéticamente.

Casi el 100% de lo que comen los animales tiene algún componente transgénico.

La probabilidad de que lo tengan es alta, porque si tienes que poner soja como base de la proteína que va en el pienso y, probablemente, alrededor del 85% de la soja que se recibe en la UE es modificada genéticamente… Pero utilizarla es una decisión del productor de piensos.

¿Qué porcentaje de las semillas transgénicas del mundo tiene un trait [característica modificada genéticamente] de Monsanto?

Hay traits de distintas compañías y también hay investigación pública. A veces sólo miramos la biotecnología desde la perspectiva de las compañías privadas. En España hay casos, como el trigo para celíacos desarrollado por el CSIC, fruto de la investigación pública española. Desgraciadamente, no se puede poner en práctica y obtener el beneficio, ni para los agricultores ni para los consumidores, que son los que tienen el problema con la celiaquía.

Greenpeace calcula que el 90% de las semillas transgénicas del mundo está en manos de Monsanto. ¿Es cierto?

En el mercado mundial de semillas, una tercera parte son comerciales, el resto no las comercializa ninguna compañía de semillas. Y dentro de ese tercio que sí se comercializa hay un porcentaje muy alto que procede de investigación pública. Y dentro de las de desarrollo privado, cada compañía tiene sus cuotas de mercado en función de los países y en función de los cultivos. No es nada homogéneo.

Pero Greenpeace se refiere sólo a semillas transgénicas.

Hablando de semillas transgénicas, no sé cuál es el porcentaje de tecnologías que son de Monsanto, pero lo que sí es claro es que nuestro enfoque es abierto. Nuestras tecnologías las ponemos a disposición de todas las compañías interesadas y, de hecho, tenemos cientos de compañías licenciatarias y miles de licencias dadas en todo el mundo, para que esas tecnologías se puedan poner en todas aquellas marcas de semillas que existan en el mercado. El mejor ejemplo es España, donde hay alrededor de 10 compañías de semillas que comercializan la única tecnología que hay aprobada, que es de Monsanto.

¿Cómo funcionan esos acuerdos? ¿Se llevan un 1%, por ejemplo, por cada semilla?

Hay un acuerdo de licencia como cuando se licencia cualquier tecnología. Y hay unas condiciones en función de las peculiaridades del acuerdo comercial que se realice.

¿Pero cuál es el porcentaje aproximadamente?

Depende de los casos.

¿Pero hablamos de una cantidad ínfima o significativa?

La cantidad que sea tiene que ser una cantidad que le suponga un beneficio al licenciatario, porque si no no entraría en un acuerdo de licencia. Y de hecho cada vez hay más licenciatarios, más compañías que los están desarrollando. Por lo tanto, es un acuerdo beneficioso para todas las partes y por lo tanto para el agricultor, que cuando toma la decisión de comprar una semilla con una característica biotecnológica puede tener un coste adicional, pero el balance coste-beneficio juega a su favor. Y por eso adopta de manera creciente la biotecnología.

¿Monsanto tiene un monopolio del mercado mundial de semillas transgénicas?

Monsanto no tiene ningún monopolio de nada. Monsanto pone sus tecnologías a disposición de todos aquellos licenciatarios y hay otras compañías que comercializan y licencian sus tecnologías. No existe ningún monopolio. En España, hay alrededor de 10 compañías que comercializan sus semillas con nuestra tecnología. No es distinto de lo que ocurre con los ordenadores, donde tú puedes tener un procesador de una compañía determinada, pero luego decides cuál es el hardware que quieres adquirir y la marca que tú quieres consumir.

¿Monsanto colabora con compañías como BASF, Syngenta, Bayer u otras que hacen transgénicos para hacer lobby? La multinacional alemana BASF anunció en 2012 que desplazaba su negocio de transgénicos a América. ¿Hay un diálogo para ir todos a una?

Cada compañía tiene que tomar sus decisiones de manera individual y así es como se toman las decisiones.

¿Pero la espantada de BASF inspiró a Monsanto?

BASF toma sus decisiones de negocio y Monsanto toma sus decisiones de negocio en función de sus propias estrategias. Es completamente independiente.

En los papeles de Wikileaks se vio que el antiguo secretario de Estado de Medio Rural, Josep Puxeu, hablaba con el embajador de EEUU para pedirle ayuda para presionar en Europa a favor de los transgénicos. ¿Usted conoce al embajador de EEUU?

La verdad es que no conozco al actual embajador de EEUU.

¿Al anterior sí?

Al anterior creo que lo he visto alguna vez, pero como lo puede ver cualquier ciudadano o coincidir en un acto institucional con él.

Los más críticos con Monsanto recuerdan que la compañía vendió en el pasado DDT, agente naranja y hormona del crecimiento bovina. ¿Monsanto ha hecho autocrítica de su pasado?

Todos estos temas están respondidos de manera pública en nuestras páginas web. Monsanto hoy en día es una compañía de agricultura. La pregunta se refiere a una Monsanto de hace años. Monsanto hoy en día es completamente diferente, pero respondemos a todas esas preguntas de manera pública y transparente.

¿Se admiten errores en el pasado?

Se aborda caso por caso. Cuando hablamos del agente naranja, es un herbicida que desarrolló el gobierno norteamericano en un periodo de guerra, y encargó su producción a varias compañías, siete u ocho, igual que encargaría hacer ruedas a compañias de fabricación de neumáticos para abastecer a los vehículos militares.

¿Destinan una parte de los beneficios de Monsanto a víctimas del DDT o del agente naranja o ese tema ya está pasado?

Dedicamos una parte realmente sustantiva a la Fundación Monsanto y lo que hacemos es desarrollar programas de colaboración con la sociedad y con los grupos que están más necesitados en aspectos educativos, medioambientales, de alimentación. Somos los propios empleados los que buscamos proyectos que puedan presentar candidaturas a esos fondos de la Fundación Monsanto, de al menos 25.000 dólares.

La exministra socialista Rosa Aguilar quería hacer un registro público de cultivos transgénicos en España. ¿Qué opina?

Los registros de agricultores, como cualquier registro, deben tener una finalidad. Pero hay que diferenciar muy bien cuál es el objetivo. Cuando el objetivo del registro es publicarlo para que se vaya y se destruya el campo del agricultor o los campos de ensayo de las compañías, como ha venido ocurriendo en España, eso va en contra del Estado de Derecho y no respeta las libertades ni de las instituciones o empresas ni de los particulares. Y esa es la realidad de para qué se han utilizado los registros públicos en muchos países de la UE.

¿También en España?

En España, cuando se ha dado información de dónde había campos de ensayos, inmediatamente se han producido destrucciones de campos de ensayo. Esa es la realidad. Para eso se quieren los registros públicos. Este tipo de organizaciones no los quieren para que lo sepa el vecino. El vecino lo sabe muy bien porque los agricultores conviven y se hablan. El problema, y lo que hay detrás de estas peticiones de registros públicos, es que al final cuando tú destruyes por la noche el campo de un agricultor o el campo de ensayos de una compañía lo que estás creando es temor. Y con ese temor que estás creando lo que vas buscando es que el agricultor no siga utilizando esa tecnología que tantos beneficios le aporta a él y a la sociedad.

¿Cuántos casos ha habido de ataques a cultivos transgénicos en España?

No sé decir la cantidad, pero puedo contar que los ha habido y nosotros los hemos tenido en nuestros campos.

¿En campos de Monsanto?

Sí, igual que ha habido ataques en campos de agricultores que incluso no eran ni ensayos, eran de maíz comercial. Este año no nos ha atacado nadie afortunadamente, pero ha habido años que nos han atacado y nos han destruido. A nosotros y a otras compañías.

Habla de campos de transgénicos.

Sí, perfectamente autorizados y siguiendo la legislación vigente. Cuando alguien destruye un campo que está perfectamente autorizado y siguiendo la legislación vigente, está cometiendo un delito.

¿Monsanto tiene muchos campos de ensayo en España?

En Europa se hace investigación y se ha hecho, pero nuestro foco hoy en día es la investigación en cultivos convencionales, mientras no cambie el sistema regulatorio, porque es el foco de nuestra actividad de negocio.

¿Se ha identificado a los responsables de esos ataques? ¿Pertenecían a alguna organización antitransgénicos, como Greenpeace o Amigos de la Tierra?

Yo no sé quiénes son los activistas que los destruyen. Yo lo que sé es lo que luego veo en los medios de comunicación y quiénes son las organizaciones que alientan este tipo de destrucciones. Eso lo sabe cualquiera que entre en internet y lo vea.

¿Usted ha sufrido algún ataque personal?

No. Y yo me siento muy orgulloso de trabajar en Monsanto, porque soy ingeniero agrónomo por vocación y me gusta este trabajo. Y la otra razón es porque creo que pongo un granito de arena en ese reto global que tenemos como sociedad de producir alimentos de una forma segura, saludable y alcanzable para todos.

¿Qué cultivos transgénicos investiga Monsanto en España?

Nuestro foco hoy en día en la UE son los cultivos convencionales. Pero el dossier de la tecnología que hay aprobada, que es el MON810, que está en proceso de renovación, sigue estando en el proceso regulatorio porque los agricultores han adoptado durante años esta tecnología y entendemos que deben poder seguir beneficiándose de ella y tener la opción de poder elegirla.

La licencia del maíz MON810 está caducada.

Está en proceso de renovación, pero eso no significa que esté caducada.

Pero la licencia expiró en 2008.

Acabó su plazo, pero el proceso regulatorio establece claramente que hay un proceso de renovación y durante ese proceso el producto sigue en vigor y por tanto se comercializa.

¿Contemplan que la UE no renueve la autorización del maíz MON810?

Bueno, la renovación debe estar basada en criterios científicos. No existe ninguna razón científica que no justifique la renovación del MON810.

Son situaciones un poco rocambolescas. Han pasado seis años.

Eso nos puede dar una idea de por qué el proceso regulatorio no funciona adecuadamente en la UE.

Ha dicho antes que prohibir el cultivo de su maíz transgénico MON810 en Europa es ilegal.

Las prohibiciones que algunos países miembros de la UE han llevado a cabo son ilegales, como es el caso del Francia. La Corte Europea de Justicia ha dicho que la prohibición era ilegal.

Entonces, ¿usted sostiene que si un agricultor francés quiere plantar maíz transgénico MON810 en la ribera del Loira puede?

Es una decisión del agricultor.

¿La Justicia le respaldaría?

No soy un experto en temas legales, y menos de la legislación francesa, pero legalmente el maíz MON810 está aprobado para su cultivo en toda la UE.

En España los cultivos transgénicos han aumentado un 20% en el último año, según las cifras oficiales.

Eso es una demostración de los beneficios que aportan a los agricultores, que son los que deciden cultivarlos o no cultivarlos. Si deciden adoptar estas tecnologías es porque obtienen unos beneficios a cambio.

Las organizaciones antitransgénicos aseguran que las cifras de cultivos modificados genéticamente están infladas, porque son estimaciones a partir de la venta de semillas y no todas las semillas se plantan.

Imagino que las cifras que emiten las autoridades competentes están basadas en la información que reciben de las compañías que comercializan y que obedecerán a lo que estas compañías comercializan.

¿Van a denunciar al biólogo francés Gilles-Eric Seralini, que aseguró que el maíz de Monsanto produce tumores como pelotas de ping pong en ratones en un estudio que tuvo que ser retirado por la revista científica que lo publicó?

La comunidad científica y las autoridades competentes, entre ellas la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, han dejado muy claro que este tipo de informes no tenían validez científica. Ese es el mejor ejemplo para mostrar que este señor no tenía razón.

¿Monsanto no se plantea acudir a la justicia?

Nuestra actividad es desarrollar tecnologías para los agricultores y ahí es donde ponemos nuestro foco. Para otros su actividad es desarrollar informes sin validez científica. Es su decisión. Desafortunadamente, se intenta contraponer lo ecológico con lo biotecnológico, y yo siempre digo que no son excluyentes, sino perfectamente compatibles. Son el agricultor y el consumidor los que deben decidir qué elección hacen. De hecho, en la UE solamente el 2,2% de la superficie agrícola está en cultivo ecológico, porque es una decisión del agricultor. Y sólo unos pocos países, entre ellos Austria y Suiza, tienen un consumo superior al 5% de alimentos ecológicos. Pero eso es una decisión de los ciudadanos. Si quisieran consumir más ese porcentaje sería más alto. Cualquier puede decidir qué es lo que quiere cultivar y cualquier puede decidir qué es lo que quiere consumir. Y eso se debe respetar.

Según el último Eurobarómetro sobre el tema, de 2010, sólo el 35% de los españoles apoyaba el cultivo de transgénicos. Pero uno de cada cuatro ciudadanos ni siquiera había oído nunca hablar de transgénicos. ¿Cree que está asociado el desconocimiento al rechazo?

Cuando hablas de tecnologías basadas en la ciencia, tan específicas, y preguntas al ciudadano de a pie, lo normal es que no la conozca. Los ciudadanos lo que hacemos es depositar nuestra confianza en las autoridades competentes, las agencias de seguridad, ya sea aérea, alimentaria o la que sea. Si a mí me preguntas si me montaría en un avión con tal sistema de vuelo, diría que sí porque confío plenamente en las autoridades y en las agencias de seguridad correspondientes. Las decisiones tienen que estar basadas exclusivamente en criterios científicos. Yo no soy nadie para opinar si un sistema de bajada de flaps de un avión es el adecuado o no. Yo voy tranquilo porque sé que hay un sistema de regulación y de supervisión. Y lo mismo ocurre con la biotecnología.

En 2010, un exvicepresidente de Monsanto, Michael R. Taylor, fue nombrado alto cargo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU, el organismo regulador. ¿Qué le parece está política de puertas giratorias entre la industria y la administración que regula el sector?

No sé si hay tanta gente de Monsanto en la industria reguladora, lo digo con toda franqueza. Pero lo que hay que hacer es respetar, dentro del marco legislativo de cada país, las libertades de las personas. Las personas tienen que tener libertad para, siempre dentro del marco legislativo, tomar sus propias decisiones, y esa libertad puede ser para sembrar un cultivo ecológico o para trabajar en el sitio en el que decida trabajar si no tiene ninguna incompatibilidad al respecto.

[Artículo publicado originalmente en Materia]

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Comentarios
  1. El pequeño agricultor autónomo y tradicional, mis padres lo eran, guardaban las semillas de un año para otro, abonaban los campos con estiercol y nunca recuerdo que compraran ningún insecticida. Las plantas estaban más sanas que ahora y cuando algún bicho se las comía empleaban remedios caseros. Los tomates sabían a tomates, las patatas a patatas, los huevos a huevos, la leche a leche. La gente joven no ha llegado a paladear aquellos sabores. Eran más sabios y más esforzados que los agricultores de hoy que tienen que recurrir a lo que les «aconsejan» multinacionales como la tal Monsanto, que por decir lo mínimo de la tal Monsanto, les aconseja lo que le conviene a ella. Una multinacional que ha robado a los agricultores de aquí y de los países llamados pobres el derecho a utilizar sus propias semillas, se las ha patentado y la gran riqueza y variedad que teníamos antes ha desaparecido empobreciendo la biodiversidad de Madre Tierra y por tanto nuestra salud. Multinacionales como esta ofrecen lo que les conviene a ellas para aumentar beneficios sin escrúpulos del perjuicio que causan a la naturaleza y a los seres que la habitamos.
    Se pueden decir cosas peores de Monsanto y multinacionales similares, de prácticas criminales que aunque tal vez no haya pruebas suficientes para denunciarlas, demasiada gente ha visto y me ha comentado cual era la causa de que sus campos enfermaran de un día para otro.
    La pequeña agricultura tradicional de antes, la que daba para la automanutención y para vender pero no en cantidades industriales era autosuficiente y no tenía que recurrir a multinacionales como Monsanto ni a las semillas transgénicas.
    Cuando los intereses ponen su pezuña en Madre Naturaleza siempre es para mal.

  2. Me pregunto qué pinta esta entrevista en La Marea. No aporta ninguna noticia, ya que la «retirada» por Monsanto de su negocio de cultivos transgénicos en Europa ya es de hace días (un año?). Y como artículo de fondo evidentemente deja mucho que desear, especialmente en lo que hace referencia a un contraste a las afirmaciones de este señor.

  3. La manipulación de las semillas ha existido toda la vida. Lo que pasa es que, gracias a los avances científicos – sobre todo en genética – ahora ésta se hace en laboratorios y es mucho más rápida y efectiva. Creo que existe un alarmismo acerca del tema que no se ajusta con la realidad. Otra cosa es el monopolio de Monsanto. Deberíamos separar una cosa de la otra.

    • No es lo mismo introducir genes de una especie en otra totalmente diferente (transgénicos) que operra sobre características heredables de las especies, aumentando la frecuencia con que aparecen ciertas variaciones genéticas en las siguientes generaciones; esto produce una evolución dirigida, en la que las preferencias humanas determinan cuales son los rasgos que permiten la supervivencia, y el traspaso de esas características a la siguiente generación (selección artificial).

      La diferencia es abismal, y sí, es alarmante.

  4. La naturaleza y los humanos estaríamos más sanos sin Monsanto.
    Salvemos a la Tierra de multinacionales como Monsanto.

  5. Carlos Vicente y familia y los miembros de la OMS que se coman ellos sus alimentos transgénicos que bien seguro que ellos no los comen, digan lo que digan, ellos comprarán, con toda seguridad, productos de calidad y libres de OMG. (es como las guerras: nunca van los que las organizan).
    De lo que sin duda se siente orgulloso este alto ejecutivo es de la abultada remuneración que percibe pero no creo que eso le sirva para acallar los problemas de conciencia si es que la tiene.

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