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Los vecinos de Virgen de Begoña, en Madrid, toman la iniciativa en su barrio
Los vecinos se han movilizado para pedir a las autoridades que rehabiliten el barrio -sin reformar desde mediados del siglo pasado-, lo modernicen y lo adapten a sus necesidades.
*La Marea de febrero aborda cómo algunos ayuntamientos toman decisones importantes para la
ciudadanía sin consultarle, y analiza la importancia de que los vecinos tomen la iniciativa.
MADRID// Conocido como el barrio de las escaleras, Virgen de Begoña, situado entre los hospitales de Ramón y Cajal y La Paz, presenta múltiples problemas. Además del hecho de que la forma en que está diseñado dificulta la movilidad de quienes allí residen, en su mayoría personas mayores, no se ha llevado a cabo ninguna reforma desde mediados del siglo pasado. Pero, en lugar de resignarse, hace tiempo que la Asociación de Vecinos de Begoña (AVB) decidió que tenían que organizarse y proponer a las autoridades competentes que lo rehabilitaran, lo modernizaran y lo adaptaran a sus necesidades.
Por este motivo, comenzaron a acudir a todos los plenos que se convocan en la Junta de Distrito para dialogar con los concejales, los representantes políticos en la oposición y presentarles sus propios planes urbanísticos, que han podido desarrollar gracias a la ayuda del equipo de urbanistas de Paisaje Transversal. Pilar Martínez, miembro de la AVB, cuenta que, una vez conocieron el proyecto de esta oficina de arquitectos (que impulsa y elabora procesos urbanísticos basados en la participación ciudadana), lo presentaron en el Ayuntamiento.
“Todos lo que nosotros hemos ido solicitando, hasta el día de hoy, se ha ido aceptando –explica Martínez-. Lo que realmente pedimos es la actualización de un barrio degradado del que hace 53 años que se han olvidado”, lamenta. La mayoría de estos planes urbanísticos, que fundamentalmente son de movilidad, están autorizados, aunque aún no se ha llevado a cabo ninguno de ellos. Además de presentar sus propuestas, la AVB mandó muchas cartas y asistió a todos los plenos para, según cuenta Pilar Martínez, “explicar una y otra vez qué necesidades tiene este barrio”.
Una insistencia mediante la que pretendían que los representantes de los diferentes grupos políticos presentes en la Junta acudieran a ver en primera persona la realidad que les estaban contando sobre su barrio. Y lo consiguieron. A finales de noviembre los visitó el concejal-presidente del distrito de Fuencarral-El Pardo, Juan Antonio González de la Rosa. “Claro, cuando tú ves una cosa es cuando eres consciente de esa realidad –asevera Martínez-. Y en el siguiente pleno en el que estuvieron todos los partidos políticos se acordó que deberían realizarse muchas obras porque la situación era crítica”.
También acudió el pasado 22 de enero el portavoz municipal socialista, Jaime Lissavetzky, quien constató que “han convertido las calles de la Colonia de Virgen de Begoña (una de las zonas del barrio) en un territorio prácticamente intransitable debido a los obstáculos y errores urbanísticos”. Junto con el portavoz socialista también se encontraba Pedro Zerolo. Ambos se reunieron con la Asociación de Vecinos de Begoña para atender y sumarse a sus reivindicaciones que, de nuevo, se centraron en eliminar las barreras que dificultan la movilidad de las personas mayores.
A pesar de los acuerdos a los que se llegó en la Junta de principios de diciembre, de las promesas del concejal popular y las buenas intenciones que parecieron mostrar los socialistas, el pasado 29 de enero se celebró una asamblea vecinal, a la que también acudió la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). Actualmente, la Junta de su distrito está en plena revisión del Plan General de Ordenación Urbana, para el que dentro de un mes se cerrará el plazo de alegaciones. Y la AVB presentará algunas, dado que, según explican en su página web, este proyecto pretende volver a darle prioridad “al asfalto, al tráfico y al ladrillo, en detrimento de los espacios de convivencia y equipamientos públicos”.
En este sentido, tanto Pilar Martínez como la AVB se muestran contundentes: “Ahora estamos en una situación de relativa tranquilidad en la que estamos haciendo propuestas y nos están dando resultado, pero de aquí a medio o largo plazo. Ese futuro es incierto”, sostiene. “Si vemos que todas esas necesidades que se han comprometido a satisfacer no se cubren en un plazo breve, tendremos que pedirlo de otra manera, porque ya hemos demostrado que necesitamos ayuda”.
Un centro socio-cultural para el barrio
Las reivindicaciones de la Asociación de Vecinos de Begoña no se limitan a las relacionadas con los proyectos urbanísticos. Otra de las vías para recuperar para sí su barrio pasa por utilizar como un centro socio-cultural el edificio en el que estaba el colegio público Enrique Granados, que se cerró el curso pasado. Pilar Martínez explica que “es un edificio espectacular, que a la colonia nos costó mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Hemos recogido hasta 3.000 firmas que hemos enviado al Ministerio de Educación para que el edificio permanezca abierto. Hasta el día de hoy nadie nos ha contestado”.
A pesar de que la propiedad del inmueble le corresponde a la Comunidad de Madrid, el mantenimiento del edificio corre a cargo del Ayuntamiento. Mientras, de alguna forma, intentan negociar poder autogestionar el centro, ahora mismo se están realizando diversas actividades dentro del proyecto de Plan de Barrio que se desarrolla en distintas zonas de Madrid. Con este plan, según cuenta Martínez, han conseguido dinamizar el barrio. “Hemos puesto en marcha muchas actividades, talleres y, sobre todo, hemos demostrado que ese centro está muy vivo, que es muy útil, y que la gente del barrio le está dando mucho uso. Hay talleres que tienen hasta lista de espera, lo que es estupendo”.
Fue, precisamente, a partir de la concesión del Plan de Barrio cuando los vecinos comenzaron a implicarse más con la Asociación. “La gente suele ser muy reacia a participar en algo cuando todavía está naciendo. Pero en cuanto empezaron a ver movimiento, vida, fue cuando se lanzaron” dice Martínez. “Hay veces que necesitan una ayuda para demostrarles que merece la pena formar parte de una asociación que lo único que pretende es que los vecinos disfruten en y con su barrio”, afirma.
A pesar de la reticencia inicial de los residentes de Virgen de Begoña y de la multitud de trámites, reuniones, cartas o juntas a las que han tenido que asistir, Martínez insiste en que merece la pena luchar por aquello en lo que uno cree. “Siempre hay que hacer esfuerzos para tratar que cambien determinadas realidades que no nos gustan. No siempre sucede, pero igual hay que intentarlo. Además, conseguir algo, aunque sea poco, es dar un paso hacia adelante y eso siempre es bueno”, concluye.
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