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‘Asier ETA biok’, una película que apela a la reflexión sobre el conflicto vasco
Se estrena la obra de Amaia y Aitor Merino, una película incómoda sobre una amistad con un etarra en la que prevalece el amor, y no el odio.
MADRID// “Antes de que detuvieran a Asier ya teníamos problemas para que distribuyeran la cinta. No la han visto, pero las distribuidoras no quieren ponerla en sus salas por lo que parece que es la película, no por lo que es. Y es una pena, porque nos parece que la gente, más allá del País Vasco, debería tener la oportunidad de verla”. Estas palabras que la productora del film, Ainhoa Andraka, dijo durante el pre-estreno de Asier ETA biok (de Doxa Producciones y Cineática Films), podrían servir para ilustrar cuál es la actitud de la sociedad española en relación con el conflicto vasco.
El estreno de esta película llega, probablemente, en uno de los momentos en los que más capacidad de reflexión y empatía se requiere. Casi al finalizar el año, el Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) emitió un comunicado en el que asumieron su responsabilidad en el daño causado e invitaban al diálogo a todos los agentes sociales para avanzar en el proceso de paz.
El 8 de enero se hacía pública, previa filtración fruto de un “error humano”, la detención y posterior encarcelamiento sin posibilidad de fianza de ocho personas que, de manera pública, habían estado ejerciendo mediadores entre los presos y el exterior. Dado que han sido acusados de pertenencia a organización terrorista, se les ha aplicado política de dispersión. Entre estos detenidos y encarcelados se encuentra Asier Aranguren, protagonista de Asier ETA biok.
Para el 11 de enero se había convocado en Bilbao una manifestación en apoyo de los presos políticos que el juez Eloy Velasco decidió prohibir por considerar que detrás de los convocantes, la plataforma Tantaz Tanta, se encontraba Herrira, un movimiento ciudadano que defiende los derechos de los presos, refugiados, exiliados y sus familiares y que el pasado 3 de octubre fue suspendido de actividades durante dos años por su “subordinación a ETA”. A esta prohibición le sucedió una reacción conjunta del PNV, Sortu, Aralar, Alternatiba, Eusko Alkartasuna, Geroa-Bai, y los sindicatos ELA y LAB, en la que mostraron su rechazo frente a la decisión del juez Velasco y llamaron a los ciudadanos vascos a salir a las calles el mismo 11 de enero. Una marcha a la que acudieron más de 100.000 personas para exigir a los gobiernos de Madrid y París un cambio en su política penitenciaria para que se respeten los derechos fundamentales de los presos políticos vascos.
Asier ETA biok apela a la reflexión
Y en pleno apogeo de lo que parece ser un recrudecimiento del conflicto vasco, surge la película que Amaia y Aitor Merino dirigen. En una entrevista concedida a La Marea a principios del pasado mes de diciembre, Aitor Merino explicaba que el objetivo de Asier ETA biok era que la gente se parara a pensar si la información que tenía sobre este conflicto era parcial. Durante el pre-estreno, Merino insistió en este asunto. “Creo que gran parte de los medios de comunicación han ofrecido una versión de los hechos que se corresponde únicamente con una parte de los implicados, pero faltan periodistas que aborden este asunto de manera global y que tenga en cuenta todas las realidades que lo integran”, lamentaba.
Una afirmación que puede aplicarse a cualquiera de los dos bandos que parecen haberse formado en relación con el conflicto vasco. Por un lado, quienes han integrado o apoyado las acciones de ETA, deben ser conscientes de que las amenazas, el terror infundido en personas inocentes y, especialmente, los asesinatos injustificados no son fáciles de perdonar y, mucho menos, de olvidar. Por otro, quienes se alinean con el discurso de la AVT, el Partido Popular o UPyD, deben ser conscientes de que la justicia no puede basarse en el odio y que apoyar la independencia vasca no implica respaldar a la organización terrorista.
A principios de enero, La Marea publicaba un artículo de opinión que Thilo Schäfer había escrito para el diario colombiano El Heraldo de Barranquilla. En él, Schäfer contaba cómo “los seis condados que forman Irlanda del Norte pasan por el peor momento político desde los llamados Acuerdos de Viernes Santo de 1998 que pusieron fin a décadas de guerra sangrienta entre católicos y protestantes”.
Tras recordar cómo Irlanda del Norte ha sido, durante muchos años, un referente de éxito de resolución de conflictos internos para otros países, el autor señalaba que ahora hay un repunte de crispación entre las comunidades protestantes-unionistas y la católica-republicana. Schäfer también recordaba que durante el conflicto hubo 3.500 asesinatos, “de los que todavía hoy 3.000 están sin resolver. Miles de familiares de desaparecidos y víctimas de la violencia aún no saben las circunstancias o autoría de su desgracia. Casar justicia con memoria es el desafío de los partidos”. Y concluye con una reflexión que bien podría aplicarse al caso español: “Este último episodio en Irlanda del Norte es una advertencia de que un conflicto interno no se supera solo con un pacto político entre los rivales si se desatienden las secuelas y heridas abiertas durante años”.
El final de Asier ETA biok coincide con el día en el que ETA emitió el comunicado mediante el que anunció el cese definitivo de su actividad armada. Es entonces cuando Aitor Merino, en la línea de lo aseverado por Schäfer, recuerda que el conflicto político, el problema de fondo, aún continúa vigente y que, en caso de no resolverse, podría incitar a las generaciones venideras a volver a tomar las armas.
No parece, si nos atenemos a lo ocurrido durante este último mes, que sea el camino por el que vaya a decantarse la sociedad vasca. Pero, también sobre la base de los recientes acontecimientos, sí que se hace patente que la sociedad española parece más volcada en reivindicar a su bando como ganador inapelable del conflicto que en mostrar una voluntad de escuchar los motivos del otro, de entender su dolor, su frustración y su rabia, y, a partir de ahí, tratar de encontrar puntos comunes sobre los que basar el diálogo y su consecuente proceso de paz.
Amaia y Aitor Merino proponen una película incómoda; primero porque hay un sector de la población al que le va a costar asimilar el relato de una amistad con un miembro de ETA en el que prevalece el amor, y no el odio. Y también porque muestra nuestras carencias informativas e incapacidades emocionales en relación con el conflicto vasco. Desafortunadamente, son pocas las salas que estrenarán Asier ETA biok el 17 de enero. Pero, precisamente porque apela a la reflexión y la conciliación, porque es en este momento cuando más necesaria resulta, debemos hacer un esfuerzo por buscar estas salas y sentarnos a escuchar qué tienen que decir los demás. Porque, para aspirar a una verdadera paz social, como escribió Schäfer, no pueden desatenderse las secuelas y heridas abiertas durante años.
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Alec Reid, sacerdote irlandés que jugó un papel clave en el proceso de paz de su país, dijo de Otegi, Barrena, Rafa Díez y entorno: «Son gente de paz, son gente que están trabajando para que el conflicto se solucione. El PP es el mayor problema para la paz. No la quieren»
Esto vino a decir tambien William Pepper, abogado de DDHH y íntimo amigo del asesinado Martín Luther King.
Y estas son recientes declaraciones de Arnaldo Otegi a La Jornada: «El gobierno de España no tiene interés en la paz, no la desea y añora el escenario anterior en donde la existencia de la violencia armada de ETA le permitía esgrimir el enemigo interior necesario para ocultar su profunda naturaleza antidemocrática, antisocial y autoritaria».
«Estos últimos 4 años nos han reafirmado a mis compañeros y a mí en la decisiva apuesta por las vías pacíficas y democráticas que realizamos. Estos 4 años de secuestro legal nos han hecho más independentistas, más socialistas, más revolucionarios, más internacionalistas, más solidarios,
más vascos, más tolerantes, más formados y mejores personas».
A Barcelona la podeu veure als cinemes Zumzeig, al barri de Sants:
http://www.zumzeig-cine.eu/cine-bistrot-ca.html
Y yo me pregunto ¿porqué un asesinato cometido por un etarra en 1960 o 1970 no puede ser olvidado después de que el terrorista homicida haya cumplido diez o veinte años de condena y mientras tanto los crímenes franquistas perpetrados hasta el mismo día de la muerte del genocida gallego en 1975 deben ser olvidados, sin que por supuesto los criminales no sólo no sean perseguidos, enjuiciados o condenados sino que muchas veces puedan seguir gozando encima de las prebendas y privilegios conseguidos derramando la sangre de ciudadanos inocentes que lo único que querían era libertad y justicia? http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/10/no-todas-las-victimas-son-iguales-en.html
Me gusta mucho el artículo pero no entiendo una cosa ¿Por qué no es fácil «escuchar el relato de una amistad con un etarra en la que prevalece el amor, y no el odio»? El gobierno de España mata a gente todos los días, por múltiples cauces, en el interior y en el exterior, desde desahucios y suicidios, hasta la exportación de armas a otras tiranías, pasando por la educación y la sanidad con la que se le quita años de vida a las personas y se les hace vivir en peores condiciones, y nadie se escandaliza. A lo mejor es que habría que medirlo todo con el mismo rasero y tratar al gobierno como se ha tratado a ETA. Y si tuviéramos el mismo criterio para todo, esas cuantas barbaridades que ha hecho ETA a inocentes nos parecerían una nimiedad al lado de las que ha hecho el gobierno desde hace muchas décadas.
Tienes toda la razón. No estaba bien expresado lo que quería decir. Gracias por señalarlo.
Gracias. El artículo es muy bueno, que conste 🙂