Cultura

Las consecuencias de apoyar la descolonización

Se presenta en el BCN Film Fest la película Hammarskjöld. Lucha por la paz, dirigida por Per Fly y protagonizada por Mikael Persbrandt, que interpreta al mítico secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Un fotograma de 'Hammarskjöld. Lucha por la paz'

Este artículo se ha publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.

JORDI OJEDA | La noche del 17 al 18 de septiembre de 1961 se estrellaba un avión sueco cerca de la ciudad de Ndola, en Zambia. Murieron todos los ocupantes del aparato, incluido el entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Dag Hammarskjöld (1905-1961), cuando se dirigía a una reunión para ejercer de moderador entre el recientemente elegido gobierno del Congo y los dirigentes separatistas de Katanga, una zona rica en minerales, que contaba con el soporte del ejército belga en primera instancia, y de grupos armados de mercenarios después. El 25 de octubre de 2017, cincuenta y seis años después del incidente, se publicaba un informe interno de la ONU en la que «consideraba verosímil que un ataque o amenaza externa causara el accidente de avión, a la vez que opinaba que la información facilitada a Naciones Unidas hasta la fecha era insuficiente para llegar a conclusiones acerca de la causa o las causas del accidente, y se considera que parece probable que exista información adicional importante».

En la presentación de dicho informe, el actual y noveno Secretario General de la ONU, el portugués António Guterres, instaba a la Asamblea General «a continuar investigando la cuestión y exhortó a los Estados Miembros a facilitar la información disponible sobre el caso», en una clara alusión al hecho de que, hasta la fecha, los archivos de Estados Unidos, Gran Bretaña y, especialmente, de Bélgica, los tres países relacionados con el caso, no se han desclasificado todavía, y hay serias dudas de que algún día lo sean, lo que arroja una sombra de sospecha sobre los dirigentes que a finales de la década de los cincuenta se enfrentaron con el segundo Secretario General de la ONU, el sueco Dag Hammarskjöld, un firme defensor de la descolonización del continente africano.

Un fotograma de ‘Hammarskjöld. Lucha por la paz’

Hammarskjöld fue la primera y única persona, hasta ahora, en ser premiada póstumamente con el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su contribución a la transformación e impulso de la ONU en sus primeros lustros de vida. Creada para «mantener la paz y seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional para solucionar problemas globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones», se rige por la Carta de las Naciones Unidas que entró en vigor el 24 de octubre de 1945, varios meses después del final definitivo de la Segunda Guerra Mundial. Al primer secretario general, el noruego Trygve Lie (1896-1968), le sucedería en 1953 el diplomático Dag Hammarskjöld, que sería reelegido en 1961.

Hammarskjöld era miembro de una familia con una larga tradición de servicio público y académica. Su padre fue primer ministro de Suecia y custodio de la Fundación Nobel. Su legado sigue vigente a través de las acciones de divulgación que realiza la Fundación Dag Hammarskjöld creada en marzo de 1962 que, en la actualidad, está presidida por la nieta de su hermano, una familia que ha dado soporte explícito a la película que llega a las salas de cine españolas el 26 de abril de 2024, pocos meses después de su estreno en los países nórdicos, con notable éxito y acogida de crítica y público. La película se convierte en un gran instrumento para dar a conocer el legado de Hammarskjöld a las generaciones actuales, con un compromiso por la paz que es de máxima actualidad hoy en día.

Hammarskjöld. Lucha por la paz (Hammarskjöld, 2023), está dirigida por el cineasta danés Per Fly, que firma el guion junto a Ulf Ryberg, y está protagonizada por el actor sueco Mikael Persbrandt, que da al personaje el porte necesario para mostrar la autoridad y liderazgo del político, así como el talante para irradiar en la pantalla el coraje, la integridad y la honestidad que sirvieron de inspiración y de reconocimiento mundial. La película se ha presentado en el 8º Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi (BCN FILM FEST) 2024 y ha contado con la presencia de Mikael Persbrandt.

La película muestra las asambleas reales acontecidas justo antes de su muerte y las terribles consecuencias acaecidas tras el fusilamiento del primer ministro de la República Democrática del Congo, Patrice Émery Lumumba (1925-1961), tras pocos meses en el cargo, una vez conseguida la independencia de Bélgica. Lumumba fue fusilado con el respaldo tácito de Bélgica. Su cuerpo enterrado a poca profundidad, después desenterrado y trasladado a 200 kilómetros para ser enterrado de nuevo, y exhumado nuevamente. Su cuerpo fue cortado en pedazos, finalmente, y disuelto en ácido para hacerlo desaparecer del todo. El comisario de la policía belga, Gerard Soete, supervisó la destrucción de los restos y, a modo de trofeo, se quedó con un diente, único resto del presidente. Un diente que fue devuelto a su familia ya entrado el siglo XXI. En 1999, en Bélgica se realizó una investigación parlamentaria encargada de determinar las «circunstancias exactas del asesinato… y la posible implicación de políticos belgas». En sus conclusiones, dos años después, arrojó que «las normas del pensamiento políticamente correcto internacional eran diferentes» en la década de 1960.

Un fotograma de ‘Hammarskjöld. Lucha por la paz’

A pesar de que no encontraron un documento que ordenara el asesinato de Lumumba, la investigación concluyó que ciertos miembros del gobierno «fueron moralmente responsables de las circunstancias que llevaron a su muerte». Pero esta circunstancia apenas se vislumbra en la película, que sigue en todo momento el papel que jugó Hammarskjöld en apoyo a la descolonización. Llegó a entrevistarse en su despacho de Nueva York con Lumumba pocas semanas antes de su fusilamiento, tal y como muestra el largometraje.

En la película, las discusiones en la asamblea por parte de Bélgica, Estados Unidos y la URSS, entre otros, contrastan con las escenas más íntimas en su apartamento, en un rascacielos de Nueva York, donde le acompañaba su mayordomo y su pequeño mono Mr. Greenback, mientras le vemos pulsando las teclas de su máquina de escribir. Más tarde, descubriremos que había dejado una carpeta cerrada en su mesita de noche con poemas y textos escritos en los últimos treinta y cinco años, «una especie de Libro Blanco sobre mis negociaciones conmigo mismo y con Dios», en palabras de Hammarskjöld. Los textos se publicaron en sueco dos años después de su muerte, pero no fue hasta su traducción al inglés, un año después, que se convertiría en un fenómeno literario. La traducción fue realizada por el destacado erudito sueco Leif Sjöberg (1925-2000), que tuvo la colaboración del poeta Wystan Hugh Auden (1907-1973), quien también escribió un prólogo.

El libro está disponible actualmente en diversos idiomas y lleva por título Marcas en el camino (Vägmärken, 1963), traducido por Carlo Ossola en la versión castellana. La publicación es un diario que abarca reflexiones desde 1925 hasta agosto de 1961, apenas un mes antes de fallecer en África. Los poemas y los textos contienen reflexiones sobre la obra espiritual de Eckhart, Juan de la Cruz o Pascal, y de escritores contemporáneos como Melville, T. S. Eliot, Ibsen, Hesse o Saint-John Perse. Pero el diario iba mucho más allá. Las «marcas en el camino» serían hitos o mojones colocados a lo largo de su trayectoria vital, en las que realizaba profundas reflexiones sobre la soledad y la amistad, enfatizando el misticismo que ha destacado la obra a lo largo de los años.

En la película se muestra la intención de comprar una granja en el sur de Suecia, pensando en su jubilación, preparando el lugar donde descansar en sus últimos años una vez se retirase de la política. En realidad sí la llegó a comprar, en Backåkra. No le dio tiempo de renovarla, pero en el testamento indicaba que se la cedía a su muerte a la Asociación Sueca de Turismo, que es la que la acabó convirtiendo en un museo donde se exhibieron las posesiones privadas y los regalos que había recibido, así como los muebles y el arte de su apartamento de Nueva York. En su testamento solicitaba a su beneficiario que «creara un lugar de encuentro para la preservación de la naturaleza y la cultura, y como lugar para reuniones sobre temas de interés para las Naciones Unidas».

Como en toda ficción basada en hecho reales, una parte de la historia es modificada o simplificada para su mejor comprensión, con fines narrativos. Una de las decisiones más importantes fue la creación en la película del personaje ficticio del escritor Peter Levin, simbolizando en realidad a los dos amigos varones que Hammarskjöld había tenido en su juventud, de las que se conserva la correspondencia entre ellos, aparentemente, cartas de amor. En la película se intuye una homosexualidad reprimida que vislumbra su fin una vez acabase su periplo político y su primera línea política (una represión que se intuye para evitar que alguien pudiera utilizarlo como arma arrojadiza en su contra). Pero las circunstancias fueron otras, y trágicas.

Un fotograma de ‘Hammarskjöld. Lucha por la paz’

La obra y la contribución de Hammarskjöld son atemporales, como la película, que se estrena en un momento que parece adecuado e importante recordar una forma diferente de hacer política y, sobre todo, de entender el mundo. Cada 30 de junio, la República Democrática del Congo celebra anualmente su independencia conseguida en 1960. No fue hasta 2020, en el sesenta aniversario, que el rey Felipe de Bélgica enviara al presidente del país, Félix Tshisekedi, una carta reconociendo que «en la época del Estado independiente de Congo se cometieron actos de violencia y crueldad, que pesan todavía sobre nuestra memoria colectiva. El período colonial que siguió provocó igualmente sufrimientos y humillaciones. Quiero expresar mis lamentaciones más profundas por estas heridas del pasado, el dolor de las cuales se reaviva par las discriminaciones aún hoy demasiado presentes en nuestras sociedades».

Dos años después, el 8 de junio de 2022, en una visita al país, el rey Felipe de Bélgica afirmaba de palabra, ante las autoridades congoleñas, que «aunque muchos belgas estaban sinceramente comprometidos y amaban profundamente al Congo y su gente, el régimen colonial como tal se basaba en la explotación y la dominación. Este régimen era el de una relación desigual, en sí misma injustificable, marcada por el paternalismo, la discriminación y el racismo. Dio lugar a exacciones y humillaciones… Con motivo de mi primer viaje al Congo, aquí, frente al pueblo congoleño y a los que aún hoy sufren, deseo reafirmar mi más profundo pesar por estas heridas del pasado». Tras el discurso, el rey entregaba una máscara de la etnia suku, un objeto como símbolo de las decenas de miles saqueados por Bélgica durante su ocupación, y lo hacía más de sesenta años después del asesinato de Dag Hammarskjöld, uno de los defensores de la independencia del país, cuyo legado sigue no solo vigente, sino también necesario. Y si no son conscientes, vean la película y lo entenderán.

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Comentarios
  1. Cincuenta y seis años después del incidente se publicaba un informe interno de la ONU, cuando ya no se puede penalizar a los responsables…
    Bueno, por lo menos se ha publicado.
    En muchos casos parecidos ni se publica en su momento ni después.
    Suecia, ha pasado de ser envidiada por ser un ejemplo de democracia, ¿quien puede olvidar a Olof Palme pidiendo personalmente, con una hucha colgada al cuello, donativos en las calles de Estocolmo para los represaliados españoles del franquismo?, así acabó tambien aquel noble político. No interesaba a los amos del capital.
    De aquella envidiada democracia a su ingreso en la OTAN este pasado més de marzo.
    36 años tenía Lumumba, pobre criatura que cruel y trágico fín.
    Que los responsables de su muerte, aquí o en el más allá, derramen lágrimas de sangre durante todos los años de vida que le robaron a Lumumba.

  2. Ojalá que con este artículo y viendo la película, la gente y sobre todo los que manejan el poder, aprendieran lo que es ser honestos y decentes.
    Y aunque a lo largo de la historia, vemos que, como animales que somos y supuestamente racionales, siempre se cometen barbaridades, con cualquier exigua escusa y matamos, violamos, robamos, por avaricia y poder. Somos capaces de cometer la más grande de las vilezas, con argumentos penosos y sin ninguna lógica.
    Y después, llamamos fieras a los leones.
    Creemos que con pedir perdón y disculpas, años después, es suficiente. Mejor eso que nada, pero deberíamos pensar antes de actuar, sobre todo, cuando afectan al destino de la humanidad. Siempre debería triunfar el diálogo sobre el conflicto. Pero como dice el refran » A rio revuelto, ganancia de pescadores «, por desgracia.

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