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Paisajes devastados: cartografía del boom inmobiliario
Con este libro, editado por Traficantes de Seños, el Observatorio Metropolitano de Madrid ajusta cuentas con la década del ladrillo
Con el libro Paisajes devastados, editado por Traficantes de Sueños, el Observatorio Metropolitano de Madrid ajusta cuentas con la década del ladrillo, cuando la economía española crecía más que cualquier otra de su entorno, se construían más de 600.000 viviendas al año y el crédito bancario manaba tan fluido y venenoso como el mercurio.
En este volumen se compendian análisis globales a propósito de las políticas urbanísticas y financieras que posibilitaron el estallido inmobiliario, junto a otros exámenes que se fijan tanto en territorios concretos, como en políticas especialmente irracionales, con un especial énfasis en las grandes infraestructuras de movilidad.
“El pasado ciclo inmobiliario fue el centro del modelo económico español”, sostiene Emmanuel Rodríguez, uno de los autores y coordinador del libro. “Entre 1995 y 2007 España vivió el mayor ciclo expansivo desde los setenta, con un crecimiento anual del PIB del 4%, donde el sector inmobiliario fue su gran motor, con más de siete millones de viviendas construidas y con unos precios de la vivienda que crecían a un ritmo del 12% anual”.
El coordinador de la publicación subraya lo paradójico de que “mientras todo eso ocurría, mientras vivíamos el ciclo expansivo a costa de la destrucción de nuestro territorio, el salario medio de los trabajadores se vio reducido en un 10%”. A partir de ahí, con una fortísima carestía de la vivienda y una incentivación de la cultura de la propiedad por parte de las administraciones públicas, se posibilitó un endeudamiento privado de dimensión histórica para nuestro país.
“La inversión total acaparada por la construcción y las infraestructuras en aquellos años llegó a desbocarse hasta el 70%, lo que provocó un inmenso crecimiento del empleo, cuyo desarrollo se produjo bajo condiciones de gran precariedad”, facilitando de paso la herramienta inmobiliaria básica para que el dinero siguiera manando, el endeudamiento popular creciendo y los procesos de acumulación hipertrofiándose.
«El signo de la irracionalidad»
El efecto de este boom del ladrillo ha tenido consecuencias devastadoras para toda la sociedad y para el medio ambiente, como subraya Paco Segura, autor del capítulo referido a grandes infraestructuras de Transporte: “Con la crisis económica y financiera que tenemos, con la crisis ambiental y el cambio climático, con los recortes en lo social que estamos padeciendo, sólo se puede entender la desmesura de las grandes infraestructuras de transporte desde el signo de la irracionalidad”.
La singularidad española en materia de grandes infraestructuras de transporte se ha traducido en una crisis económica sin precedentes, como atestiguan los datos aportados por Segura: “El coste del AVE en España ha significado 47.000.000 millones de euros, que curiosamente es el equivalente a todos los recortes sociales. El rescate a los concesionarios privados de autopistas de peaje se sustanciará con entre 3.600 y 6.000 millones de euros, que pagaremos todos. En materia de aeropuertos, baste con decir que AENA es la entidad que más aeropuertos y pasajeros gestiona del mundo, y la que más pérdidas acumula. Pérdidas que, como no, pagaremos una vez más entre todos”.
“Se nos vendió la necesidad de unas infraestructuras desproporcionadas, diciéndonos que eran imprescindibles y que generarían un desarrollo inmenso y muchísimo empleo duradero y de calidad. Ha pasado el tiempo. Tenemos infinidad de infraestructuras innecesarias y esperpénticas que dormitan sobre la deuda de todo un país”, concluye Segura.
El volumen no tiene desperdicio, ofreciendo análisis sobre el desarrollo urbanístico en Madrid, Sevilla, Euskadi, Murcia, Valencia y la Costa del Sol. Una cartografía de las heridas abiertas por un modelo tan depredador con el entorno como con los derechos de la ciudadanía. Un muestrario del horror y el feísmo inmobiliario que debe tenerse como referencia, no sólo para no volver a repetirlo, sino para desarrollar aquellas visiones y planes necesarios para desmantelarlo.