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El gobierno de Alemania está ahora en manos de los militantes del SPD
Los democristianos de Merkel llegan a un acuerdo para formar una gran coalición con los socialdemócratas. Ahora todo depende de que lo aprueben los 475.000 militantes del SPD.
A los líderes de los tres partidos que se disponen a formar el próximo gobierno de Alemania no se les notaban las maratonianas negociaciones de 17 horas que terminaron a las cinco de la madrugada de este miércoles. En la rueda de prensa para presentar el acuerdo de una gran coalición esta mañana, la canciller Angela Merkel de la Unión Democristiana (CDU), Horst Seehofer, el presidente de Baviera y de la Unión Socialcristiana (CSU), y el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, se superaban en comentarios chistosos y se lanzaban muchos piropos.
Un documento de 185 páginas da fe de los proyectos y principios como guía para la futura gran coalición, que, si llega a materializarse, sería la tercera en la historia de la Alemania moderna. Sin embargo, todo depende ahora de lo que digan los 475.000 militantes del SPD, que deben dar el visto bueno a lo acordado. Por primera vez, el SPD somete a la consulta de sus bases un acuerdo de gobierno, tal como se estableció en los estatutos del partido en 2011. En las próximas dos semanas, Gabriel y el resto de los dirigentes socialdemócratas tienen que convencer a sus compañeros de partido de las ventajas de lo pactado. El resultado de la votación se conocerá el 14 de diciembre. Si triunfa el sí, el 17 Merkel sería reelegida como canciller en el Bundestag.
“La gran coalición ha escrito un contrato para la gente de calle”, dijo Gabriel en la rueda de prensa en Berlín. “Por eso estoy seguro de que los militantes del SPD lo aprobarán”. El dirigente socialdemócrata, que seguramente ocuparía el puesto de vicecanciller, confía en que las bases valoren que el acuerdo incluye algunas de las demandas principales del SPD en la campaña electoral.
En primer lugar, se fija la introducción de un salario mínimo a nivel nacional de 8,50 euros a partir de enero de 2015. Sin embargo, la CDU-CSU consiguió excepciones para algunos sectores, que podrán fijar sus tarifas hasta 2017.
En términos algo menos precisos, los partidos se proponen luchar contra algunos abusos en el mercado laboral, como la contratación de personal temporal o los contratos por obras y servicios.
El SPD también impuso su exigencia de que las personas que hayan cotizado durante 45 años se puedan jubilar a los 63, y no a los 67. Los conservadores introdujeron un aumento de las pensiones para mujeres que tuvieron hijos antes de 1992 y que, según el actual sistema, perderían valor adquisitivo a causa del periodo de maternidad. También se ha acordado una “pensión mínima solidaria” de 850 euros mensuales para todo el mundo que haya cotizado el periodo establecido para recibirla.
Merkel y sus socios bávaros finalmente dieron su brazo a torcer en cuanto a la doble nacionalidad de hijos de inmigrantes. Hasta ahora, éstos debían decidir antes de cumplir los 23 años si mantenían la nacionalidad de sus padres o la alemana. La comunidad turca ha criticado que el cambio se limite a los jóvenes.
El documento también dedica varias páginas a los mercados financieros. “Los contribuyentes no serán responsables por los riesgos del sector financiero. Por eso decimos: en el futuro ningún agente financiero y ningún producto financiero deben quedarse sin una regulación adecuada”, reza el contrato. Muchas de las medias que se proponen se quedan, no obstante, dentro del ámbito de iniciativas a nivel europeo ya en marcha, como la regulación del mercado de derivados, la separación de la banca de inversión de la banca tradicional o la introducción de la tasa sobre transacciones financieras. El futuro Gobierno alemán defendería, por otra parte, mecanismos para limitar la especulación con materias primas y alimentos.
Según lo acordado, el Estado gastaría 3.000 millones de euros adicionales en investigación y 5.000 millones en mejorar las infraestructuras de transporte. En total, el coste de todos los acuerdos asciende a 23.000 millones de euros. CDU y SPD aseguran que se podrán financiar sin subir los impuestos. Merkel logró imponerse en este punto ya que los socialdemócratas habían pedido aumentos fiscales para las grandes fortunas.
Una peculiaridad del acuerdo es que todavía no se mencionan los nombres del futuro gabinete. Oficialmente, ni siquiera se sabe el número ni el reparto de ministerios. Con esto, el SPD quiere evitar que sus militantes voten también sobre nombres concretos.
Gabriel defendió la consulta de los críticos que consideran demasiado arriesgado someter un documento tan extenso y complejo al criterio de los militantes de base. “No encontrará a nadie que quiera meterse en un partido político, si tiene la sensación de que sólo paga las cuotas y, por lo demás, no le hacen caso”, dijo el líder socialdemócrata, que contó que en las últimas semanas el partido había ganado 2.500 nuevos militantes. La CDU someterá el acuerdo al voto de un congreso extraordinario de su partido en el que se descartan sorpresas.
Merkel aseguraba estar tranquila ante la consulta de su socio de coalición. “Puedo esperar dos semanas sin problemas y seguiré trabajando con normalidad”, dijo la canciller, que vestía una chaqueta de color verde. Algunos periodistas alemanes interpretaron esta elección de vestimenta como un guiño a los militantes del SPD. Si dicen No al pacto, a los democristianos les quedarían Los Verdes como alternativa para formar gobierno.
¿Y qué pasaría si las bases socialdemócratas alemanas dijeran no al acuerdo? ¿Y los Verdes recordaran sus origenes revolucionarios y también dijeran que no?
Soñar es gratis, ¿no?