Opinión
La muerte de la esperanza rusa
La periodista rusa Daria Gavrilova escribe sobre la muerte de Alexei Navalny y sobre la situación de la oposición a Vladimir Putin
“Cuando leí la noticia, sentí como si algo hubiera muerto dentro de mí. Algo se hundió y se rompió, como el 24 de febrero de 2022”. Estas son las palabras que me escribe una amiga. Ahora, en 2024, vive en Alemania y ya no trabaja como periodista, pero en 2013 vivía en Moscú y cubrió el caso de Kirovlés, una acusación fabricada contra Alexéi Navalni para que el opositor no pudiera ganar las elecciones a la alcaldía de Moscú. Elal trabajó en el caso durante días y noches, recibió amenazas, cayó en una depresión y, como resultado, abandonó el país y la profesión.
Muchos rusos, algunos amigos y otros desconocidos, escriben palabras similares sobre el opositor. Porque Alexéi Navalni era un político, pero para muchos rusos era más que esto, era una esperanza. Millones de rusos ordinarios, como doctores, profesores o agricultores, podían hacer sus trabajos cotidianos con calma y dignidad, sabiendo que allí, lejos, Alexéi Navalni estaba haciendo lo grande, estaba luchando contra el mal.
Más muerte
Prácticamente al mismo tiempo que se conoció la noticia de la muerte de Navalni, en España fue asesinado a tiros Maxim Kuzmínov, un piloto ruso que desertó del Ejército ruso. Kuzmínov vivía cerca de Alicante como testigo protegido, con una identidad falsa y pasaporte ucraniano. Su muerte fue confirmada primero por las autoridades ucranianas y, mucho más tarde, por fuentes de la Guardia Civil, según citaron diferentes medios.
Kuzmínov, de acuerdo con las fuentes ucranianas, fue contactado durante el verano de 2023 por la inteligencia militar del país, que le ofreció trabajar en su bando a cambio de dinero y protección. En agosto de ese año, el piloto aterrizó con su helicóptero, un Mi-8 de combate, en una base militar ucraniana cerca de Járkov, en la frontera con Rusia. Otros tres militares rusos que estaban en el helicóptero no sabían de los planes de Kuzminov y fueron asesinados al intentar huir después del aterrizaje.
En una rueda de prensa posterior al hecho, el piloto aseguró que “no quería contribuir a los crímenes” de su Rusia natal. Muchos ucranianos y rusos lo definieron como un “héroe”. El jefe del Servicio de Espionaje Exterior de Rusia, Serguéi Narishkin, había elegido palabras distintas para él: “traidor” y “cadáver moral”.
Aún se desconoce si la muerte de Maxim Kuzmínov ha sido el resultado de una operación especial rusa. Ciertamente, cabe dentro de la aparente lógica de Vladimir Putin y de su gobierno: a los traidores se les mata. El líder del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, desafió a Putin y terminó muriendo en un accidente de avión. Kuzmínov desertó al ejército ruso, expresó su orgullo por lo hecho y acabó asesinado con seis balas en el cuerpo en Villajoyosa. Alexéi Navalni desafió a Putin una y otra vez y fue envenenado, encarcelado, y terminó muerto más allá del círculo polar ártico.
Palabras
“Ahora nosotros estamos solos” tras la muerte de Alexéi Navalni. Estas palabras se repiten en redes sociales: en posts de Facebook, en tuits, en stories de Instagram. Muchos debaten sobre si ha muerto la última esperanza o si la “magnífica Rusia del futuro” (una expresión que Navalni amaba decir) aún se puede hacer realidad.
“Al matar a Alexéi, Putin mató a la mitad de mí, la mitad de mi corazón y la mitad de mi alma. Pero todavía tengo la otra mitad y me dice que no tengo derecho a rendirme”. Con estas palabras, la viuda del opositor ruso, Yulia Navalnaya, intentaba devolver la esperanza a los rusos que reniegan de Putin. Tres días después de la muerte de su esposo, publicó un vídeo en el canal de YouTube del político con el título Voy a continuar la lucha de mi marido. En apenas dos días, fue visto más de seis millones de veces.
Para algunos, este anuncio devolvió, si no esperanza, al menos algo de tranquilidad: se pueden volver a hacer las cosas cotidianas sabiendo que allí, lejos, Yulia Navalnaya estará haciendo lo grande. Otros, sin embargo, son más escépticos.
Los lectores más atentos habrán notado que, cuando hablo de Rusia, me guío por las redes sociales, posts, tuits, stories y vídeos de YouTube. ¿Por qué? Cuando uno no ha vivido dentro de una dictadura, es difícil entender o incluso imaginar la experiencia. ¿Ganará Putin las elecciones? ¿Por qué los rusos están callados? ¿Quién sustituirá a Navalni? El sistema de propaganda de Vladimir Putin es extremadamente poderoso, y los rusos simplemente viven en un mundo muy distinto al de la Unión Europea.
Voy a decirlo como es: en la actualidad, en 2024, en Rusia no existen medios críticos con el régimen. No los hay. En 2022, un juicio anuló la licencia de Novaya Gazeta, el periódico cuyo editor jefe recibió un premio Nobel. Tras el cierre, los y las periodistas del equipo lanzaron dos proyectos más: el portal Novaya.media, en el cual se publicaba una revista en PDF para imprimir, pero no está activo desde agosto de 2023, y Novayagazeta.eu, activo actualmente pero bloqueado en Rusia.
También existe Meduza.io, un periódico digital ruso con su redacción en Riga (Letonia). Meduza opera desde 2014 pero hoy es considerado como una “organización indeseable”, por lo que su página web está bloqueada en Rusia. De acuerdo con la ley sobre “organizaciones indeseables” (aprobada en 2015), cualquier ciudadano de Rusia que interactúe de alguna manera con este tipo de entidades puede ser penalizado con multas e incluso con la cárcel.
Se reconoce como la participación en las actividades de una “organización indeseable”, por ejemplo, trabajar en un medio catalagado como tal o distribuir material incluso en redes sociales.
Otro periódico independiente, Hólod (holod.media), mucho más pequeño que Meduza, es considerado como un “agente extranjero”, por lo que también ha sido bloqueado en Rusia. Y, desde febrero de 2024, la Radio Free Europe/Radio Liberty es también una “organización indeseable”.
Para recibir una información independiente, un ruso tiene que conocer los medios pequeños y partisanos, saber instalar un RPV en el ordenador y el móvil y, además, estar listo para recibir una multa o un aviso de comparecencia. Es por eso que las opiniones y la analitica se lee en posts, tuits y canales de Telegram. Es por eso que Yúlia Naválnaya anuncia su lucha a través de YouTube.
Pero las mismas redes sociales, hoy, ya no son tan accesibles: desde 2022, la organización Meta, a la que pertenecen Facebook, Instagram y Whatsapp, está considerada como extremista en Rusia. Ni siquiera se puede poner un logo de cualquiera de ellas en una página profesional.
En marzo se celebrarán las elecciones presidenciales en Rusia y, sobre el sistema electoral, Putin tiene un control incluso más rígido que sobre los medios de comunicación. Por todo ello, en las elecciones ceremoniales del presidente Vladimir Putin, sin duda, ganará Vladimir Putin.
Luego nos preguntamos por qué la izquierda española ni está ni se la espera ? Si hasta los medios, supuestamente minoritarios, alternativos y de izquierda, se prestan a hacer el juego a los intereses del complejo militar-industrial estadounidense ya me diréis qué libertad de prensa y qué diversidad de opiniones hay … como cuando Rita Maestre cogió de la manita a Cara-Falo (el peor alcalde de Madrid en mucho tiempo) para bendecir la cubre otanista. Para alentar diferentes perspectivas … ¿os animáis a investigar quién fue Navalni … o da pereza quedarse sin «publicidad»?
No te olvides ni del periodista chileno-estadounidense asesinado en Ucrania ni de Pablo González, encarcelado SIN JUICIO en Polonia desde hace dos años
Qué decepción con «lamarea.com» … en el fondo sois como Antena 3, pero con menos medios y menos dinero. Mirad los comentarios de vuestros lectores, escuchadlos. Dice la juntaletras esta rusa que escribe este artículo que «en la actualidad, en 2024, en Rusia no existen medios críticos con el régimen. No los hay» ¿Qué medios críticos existen en territorio OTAN respecto a la misma? ¿Es necesario, acaso, recordar que RT está censurada en toda la UE? ¿Es necesario recordar lo que quiere la OTAN respecto a Rusia?
Un video del difunto Navalni pidiendo 20 millones a los servicios secretos ingleses para desestabilizar a Rusia.
Por ésto fué arrestado «el mártir de la libertad».
https://insurgente.org/un-video-del-difunto-navalny-pidiendo-20-millones-de-euros-a-los-servicios-secretos-ingleses-para-desestabilizar-a-rusia/
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La «democracia» española
El gobierno convoca al embajador ruso por lo de Navalni; a la embajadora israelí nada de nada.
El embajador ruso en Madrid, Yuri Klimenko, ha sido convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en relación con la muerte de Alexei Navalni.
La convocatoria de un embajador es el instrumento diplomático para hacer llegar a otro país el malestar con una determinada cuestión y suele ser el paso previo a la llamada a consultas del embajador propio, un paso mucho más contundente. En Exteriores no han querido ofrecer más detalles sobre si el embajador ya ha sido recibido en la sede del Ministerio y quién ha sido el encargado de reunirse con él.
Albares ha vuelto a reclamar que las circunstancias de su muerte sean aclaradas por Rusia «cuanto antes y de forma creíble». Asimismo, ha indicado que ha expresado su apoyo tanto a la viuda del opositor, al tiempo que ha dejado claro que el Gobierno «siempre está al lado de aquellos que defienden la democracia, la libertad y los Derechos Humanos» en todos los lugares del mundo.
Sin embargo, las atrocidades de Israel en Gaza y Cisjordania con decenas de miles de muertos, no parece que se materialice en citar a la embajadora de Israel en Madrid.
Caramba con los progres.
Qué»democracia» más peculiar, la española.
(Insurgente.org)
Si lo asesinaron por orden de Putin, o de otro extremista ruso, es inaceptable. Pero, santificar a Navalny es un craso error. Navalny era el prototipo, de libro, del extremista de ultraderecha: Rasista, xenofobo, supremacista blanco, ultra capitalista y ultra nacionalista. Hay un video, copia de un documental propagandistico, producido por el propio Navalny, en el cual, despues de emitir insultos altsmente peyorativos y racistas contra los extranjeros de origen asiatico, Navalny
arenga a los rusos a matar a tiros a todos los imigrantes del Asia Central que viven en Rusia.
Si lo han eliminado es injusto, así no se hacen las cosas, pero al menos él ya ha dejado de sufrir, no como es el caso de Julián ASSANGE que lo están sometiendo a una muerte lenta, despiadada y minuciosa, lo han enfermado irreparablemente psíquica y físicamente y todo por informar de hechos que los ciudadanos tenemos derecho a saber y que los capos amos del mundo no permiten que sepamos.
Me dicen que hay bastante gente que desde que murió Navalni escucha una voz de ultratumba y que ve la cara de Hitler que dice: a partir de ahora no me llamen nazi, llámenme «disidente» como a Navalni.
La economía norteamericana depende en gran parte del complejo militar para subsistir.
Rusia desde 1991 ha participado en 5 operaciones militares fuera de su territorio.
EEUU lo ha hecho en 215.
Lxs junta-letras al servicio de lxs poderosos acusan a Moscú de imperialista.
(Eduardo Luque, El Viejo Topo)