Opinión

La tercera persona del absolutivo

"Muere, fallece, amanece, anochece. Fenómenos naturales. Vaya con los niños de Gaza, mira que estar justo ahí", reflexiona Dioni sobre la forma de narrar la responsabilidad individual y colectiva.

Una niña al sur de Gaza. UNICEF

«El policía jubilado que se había atrincherado y su exmujer acaban muertos en un chalet de Alzira». Eso dice el titular. Gramaticalmente, está bien escrito. Sujeto, verbo y predicado. También es riguroso. Los hechos son esos. Ambas personas perdieron la vida esa tarde. Varias de las preguntas clave quedan resueltas: qué, quién, cuándo y dónde. Faltan dos: cómo y por qué. Vamos a quedarnos con la primera. El titular elude el contexto y deja sólo el resultado. 

¿Qué pasó para que acabarán muertos? Perder la vida es algo que puede suceder de muchas maneras, como explica el programa Un millón de maneras de morir. Pudo haber un escape de gas, pudo entrar un toro de un encierro o, quizá, alguien asaltó la casa y los mató o alguien asaltó la casa y les provocó un infarto. El hecho de que dos personas fallezcan simultáneamente no quiere decir nada. Ni siquiera si el hecho se produce en el mismo lugar. Nos falta el contexto. De hecho, no sabemos si fue muerte natural o no. Sólo tenemos el resultado

Bartolomé Berenguer, policía jubilado, estaba en trámites de separación con su mujer, que acudió al domicilio que compartían para recoger sus efectos personales. Allí, según la investigación, Berenguer la amenazó, la arrastró hasta el garaje de la vivienda y se atrincheró. Después, la mató y se suicidó. Este titular, del mismo medio unas horas más tarde, es más exacto: «Un policía jubilado mata a su exmujer y se suicida en el chalet de Alzira donde se había atrincherado». 

Es bastante habitual que, en los feminicidios, el sujeto activo sea omitido y se sustituya por un verbo pasivo. Muere. Fallece. Pierde la vida. Fue encontrada muerta. Casi parecen verbos impersonales como llueve, graniza… Fenómenos naturales. Nadie es responsable de nada. Nadie ha sido un sujeto activo, lo que permite que se eludan las responsabilidades. Muere una mujer por arma blanca en Sagunto y una menor se precipita desde un segundo piso. Era otro titular que también elude el contexto: la mujer estaba en trámites de separación y su pareja fue detenida. 

Podéis ir en paz

Se trata de un libro de estilo que fue ampliamente cultivado por el diario Egin en los 80, más o menos así: Muere un guardia civil en Hondarribia o Dos policías fallecen en Zarautz. Verbos impersonales. Fenómenos naturales. Nadie es responsable de nada. Si quitamos el contexto, la consecuencia se queda sin causa y permite mirar hacia otro lado. Muere, fallece, qué se le va a hacer. El titular sobre la muerte de Miguel Ángel Blanco también era impecable en cuanto a los hechos: «El edil del PP apareció con dos disparos». Sujeto, verbo y predicado.

Es algo que podríamos llamar la tercera persona del absolutivo. Sucede cuando transformamos la frase en pasiva refleja escondiendo el sujeto activo y, por tanto, la responsabilidad individual y colectiva. Es algo que también se suele hacer en las catástrofes no naturales. Por ejemplo: se vertieron 15.000 litros de combustible al río Y. ¿Cómo que «se»? El combustible tenía un origen. Estaba en un sitio. Había una empresa que debía ejercer un control y que, por razones que nos deberán explicar, no ha realizado. No tenemos que presumir que ha sido deliberado o negligente, pero nos falta contexto. Alguien había validado las instalaciones, alguien había dado los permisos, etc. La frase puede tener muchos sujetos, pero, si hacemos que sea el objeto directo, se acaban las responsabilidades. Son cosas que pasan. Otra alternativa es que, escogiendo el verbo, el objeto directo ocupe el lugar del sujeto. Por ejemplo, «el río recibió un vertido de 15.000 litros de combustible». Vaya con el río. Mira que estar ahí.

Llevamos meses viendo esa reivindicación del libro de estilo de Egin: «Mueren 120 palestinos en un bombardeo» o «Cinco niños pierden la vida en un hospital en Gaza». Muere, fallece, amanece, anochece. Fenómenos naturales. Vaya con los niños, mira que estar justo ahí. «Tal día como hoy, nos dejaba Federico García Lorca». Nos dejaba, llueve, anochece. Cosas que pasan. La tercera persona del absolutivo. Podéis ir en paz. 

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. EL FASCISMO NO EMERGE DE LA NADA.
    Cuarenta y cuatro años del asesinato de
    YOLANDA GONZALEZ. Su asesino Emilio Hellín se convirtió en «asesor» de las fuerzas de «seguridad» del estado.
    Veintidós años del asesinato impune de GABI LIMA, fundador de NACION ANDALUZA. Su compromiso inquebrantable con la denuncia de las mafias inmobiliarias, la corrupción política en la Costa del Sol, su defensa de los derechos homosexuales y su ideología independentista y socialista marcaron su trayectoria como un militante revolucionario genuino. Defendió enérgicamente los derechos del pueblo palestino. Sin duda hoy lideraria estas movilizaciones.
    El fascismo no emerge de la nada, sale de las instituciones del régimen. En este contexto hay que entender la ley mordaza y otros. El régimen monárquico español, por ser continuidad del franquismo, es claramente, promotor y protector del fascismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.