Opinión
Desmeritocracia
"Ya no basta con que lleguen a la cima los menos preparados, ahora se elige a los menos indicados. La peor opción posible. Ahora el mayor mérito es el desmérito", escribe Javier Durán.
Voy a empezar este artículo como empiezan sus monólogos los malos cómicos: «¿A vosotros no os pasa que…?».
¿A vosotros no os pasa que, últimamente, se os queda cara de paisaje o como de cervatillo deslumbrado por los faros del coche al ver las personas elegidas para algunos puestos?
Algunos ejemplos que nos han dejado ojipláticos en los últimos meses:
¿Hace falta un consejero de Cultura en la Comunitat Valenciana? Elegimos a un matador de toros franquista.
¿Hace falta un logo para promocionar el turismo de naturaleza de Castilla y León? Elegimos uno que haría mejor un crío de 7 años.
¿Hace falta elegir un cargo para el Instituto de la Mujer?
Elegimos a alguien que no respeta a las personas trans e insulta al colectivo LGTBI.
¿Hace falta otorgar una medalla de Honor municipal en Madrid? Elegimos a Israel en pleno genocidio de Gaza.
¿Hace falta dar a una novela el premio Planeta?
Elegimos la novela mediocre de una presentadora empleada del propio grupo Planeta.
No es una casualidad, es una constante.
El «sujétameelcubatismo» se nos está yendo de las manos.
Supongo que todos conocemos el principio de Peter, formulado en 1969 por el educador canadiense Laurence J. Peter, que dice que «en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su más alto nivel de incompetencia. La nata sube hasta cortarse».
Las personas son promovidas en función de su desempeño sin considerar si tienen las habilidades necesarias para cumplir las responsabilidades del cargo para el que son elegidas.
Esta incompetencia llevada al grado máximo ya se ha quedado corta, ahora hay una variante incluso más perversa. Esa incompetencia se valora como un activo, un bonus extra.
La Incompetencia Summa por su Pijus Magníficus.
Ya no basta con que lleguen a la cima los menos preparados, ahora se elige a los menos indicados. La peor opción posible.
Ahora el mayor mérito es el desmérito.
Transformando el famoso eslogan de L’Oreal por lo real sería algo así: «Porque no lo valgo».
Entiendo que hay altísimas instituciones del Estado, de las finanzas, del mundo de la comunicación o de la cultura en los que el único mérito que debe acreditarse es que el espermatozoide de tu padre fuera el más rápido en llegar al óvulo de tu madre. Lo que demuestra una vez más que la meritocracia son los padres.
Si el ascensor social ya era un montacargas que sólo usaba el servicio, ya hace tiempo que está parado en el sótano con el cartel de «no funciona» mientras los dueños de la finca siguen usando el ascensor reservado para propietarios.
Pero noto que últimamente se está yendo un paso más allá en esta demolición de la cultura del esfuerzo. Es, cómo dirían los ingleses, un «in your face» en toda regla. Una clara provocación.
Se están eligiendo inútiles por encima de nuestras posibilidades.
Ahora se trata de quitarle a una persona válida la posibilidad de ocupar un puesto y elegir para ocuparlo, conscientemente, a un completo cenutrio. Con inutilidad y alevosía.
Ya no sólo basta con un «Emosido engañados» como dice el meme, ahora se trata de un «Emosido humillados».
Se está fomentando justo lo contrario a otro principio, el principio de Dilbert, acuñado por Scott Adams –el creador de la tira cómica Dilbert– que afirma que las compañías tienden a ascender sistemáticamente a sus empleados menos competentes a cargos directivos para limitar así el daño que puedan provocar.
Ahora se asciende a los menos competentes a cargos importantes para amplificar todo lo posible el daño que provocan.
Lo podríamos llamar el «principio de García-Gallardo».
La provocación ha sustituido a la preparación.
No basta con la estulticia, hay que demostrar la malicia, y no basta con una malicia a nivel usuario, hay que demostrar experiencia acreditada y un nivel alto de estupidez y maldad escrita y hablada. Un First Certificate in Evil.
Todo esto viene a confirmar el spoiler que nos hizo M. Rajoy en 2017: «Cuanto peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí, el suyo beneficio político», o algo así.
Un consejo final, si has conseguido un puesto que te merecías en tu trabajo y aún así tienes el síndrome del impostor, okupa y resiste, tu sustituto seguro que es peor que tú.
España es una larga cola de estúpidos y ególatras esperando su sitio para que les coloquen durante un breve momento de gloria en la cima, y por el camino dejarlo todo lleno de mierda.
España es, ahora mismo, el Everest.
Yo sé de algunos violadores que se han beneficiado de que ciertos estúpidos y ególatras hayan llegado a la cima
Un dicho de siempre: «y el que no vale, pa jefe»
Realmente es un despropósito todo lo que está sucediendo.
Al igual que es un despropósito el futuro que nos espera.
Al igual que es un despropósito que l@s ciudadan@s, incluida la juventud, estén más pendientes de comprar y de mirar su teléfono,que de mirar por su futuro.
Creo que la democracia y el bienestar social acarrea irresponsabilidad, cuando tendría que ser lo contrario. En fin. Meteorito meteorito!!!!! Después de tanto trabajo y esfuerzo por una parte de la sociedad para que haya derechos y se respeten, hay otr@s much@s que ni se enteran. Por eso los derechos tendrían que ser solo para l@s que nos lo hemos currado. Y l@s demás que espabilen.
Da miedo. Da pena.