Economía

Un propósito de año nuevo (que no es ir al gimnasio): comprar en tu propio súper

Los supermercados cooperativos intentan hacer frente a las grandes firmas que copan el mercado. Una de sus principales demandas es que las autoridades europeas regulen el concepto de productos ecológicos.

Súper cooperativo Landare.

Productos de proximidad, ecológicos, sostenibles. Una gestión horizontal, en donde todas las personas asociadas deciden sobre el futuro del proyecto. Financiación a través de banca ética. Sobre todos estos aspectos pivotan los supermercados cooperativos, una alternativa frente a las grandes superficies que cada vez está más implantada en España. Desde Galicia a Andalucía y de Madrid a Navarra y Valencia, esta opción de consumo responsable ya llega a 11.000 personas usuarias en el país, según datos de la red que agrupa a once de estos centros, que ascienden a la veintena en toda España.

Uno de los ejemplos más paradigmáticos está en Madrid. La Osa, aunque de los más modernos, abrió sus puertas en diciembre de 2020 y actualmente cuenta con 1.450 socios y socias que intentan hacer viable el proyecto. José Antonio Villarreal, más conocido como Villa, es uno de los cinco socios laborales contratados que gestiona el supermercado: “Para participar tan solo tienes que pagar 100 euros de entrada y participar en un turno de tres horas cada cuatro semanas. Eso es lo único que alguien tendría que hacer si quiere tener derecho a comprar aquí”.

En realidad, en La Osa, los socios y socias tienen una triple faceta: personas consumidoras, participantes de las tareas y propietarias. Además, como en tantos otros casos, la empresa no tiene ánimo de lucro, así que cualquier beneficio se reinvierte en la cooperativa. “Yo siempre digo que tampoco tenemos ánimos de pérdidas. Hemos llegado para quedarnos, pero tenemos que ser rentables”, aduce.

Ser propietario de tu propio supermercado tiene ciertas ventajas. Por ejemplo, como explica Villarreal, a principios de año bajaron su margen de ganancias un 3% en sus más de tres mil productos, la mayoría de ellos ecológicos, saludables y sostenibles. El hecho de que abrieran en plena pandemia también les insufló algo de optimismo, aunque pudiera parecer lo contrario. La crisis sanitaria hizo que la sociedad se concienciara sobre la necesidad de un consumo consciente y responsable, pero las cosas han cambiado. “Ahora parece que la gente no dedica tanto esfuerzo, tiempo y recursos a lo que es este tipo de alimentación”, sostiene.

¿Ecológico y caro?

Además, otro factor que ha golpeado a este tipo de supermercados es el greenwashing que las grandes marcas están llevando a cabo en sus productos. «No tanto los militantes y activistas concienciados previamente, pero sí la ciudadanía que quiere consumir de forma más saludable y sostenible se va a los productos de las grandes distribuidoras, y es a estas personas a las que tenemos que llegar y hacer ver que todo lo que hacen pasar por sostenible no lo es”, explica Villarreal.

De esta forma, indica, la relación entre ecológico y caro ha calado entre la población porque las grandes firmas presentan este tipo de productos como algo gourmet, separados de los demás y una mejor posición en sus locales. Es decir, “la salud y la sostenibilidad han pasado a un segundo plano”, resume el socio laboral de La Osa.

Estos pequeños comercios, de proximidad y enclavados en los barrios no siempre en el centro de las ciudades, esperan con ahínco una regulación por parte de las autoridades europeas para que la información sea lo más concreta posible. Según Villarreal, “los consumidores deben saber que un producto puede ser ecológico pero eso no significa que sea sostenible y saludable. Es lo que ocurre con China, que genera muchísimo producto bio pero procede del monocultivo. ¿En qué momento va a ser sostenible traer todo ese alimento desde la otra parte del mundo?”, se pregunta.

La Osa, por el momento, se ha fijado un objetivo: conseguir llegar a las 3.000 personas asociadas y reactivar a la casi mitad de las personas que integran la cooperativa, que todavía no han participado en ella. “Tenemos que ser más grandes porque esta nueva política de las grandes superficies de entrar en el centro de las ciudades también nos está haciendo mucho daño”, incide.

Este supermercado madrileño forma parte de la Red de Supermercados Cooperativos, una organización estatal creada en 2022 en la que 11 proyectos presentes en 13 municipios comparten sus necesidades y problemáticas para superarlas en común. Su coordinador, Fernando Navalón, explica que actualmente están centrados en explorar métodos de unión para, por ejemplo, escalar en la fuerza de compra de los supermercados: “Necesitamos una estrategia conjunta para llegar a esas tiendas independientes ecológicas con las que hacer una negociación y aprovisionamiento grupal en un contexto en el que las grandes firmas del sector de la alimentación lo copan todo”.

Mucho más desarrollados que aquella lejana idea de economatos, en donde no existía ninguna cultura del consumo responsable, estos supermercados son más modernos de lo que se pudiera pensar. Proceden de un germen que fructificó en Nueva York, en 1973, y en París, en 2016. Todos ellos persiguen que sean las propias personas consumidoras quienes marquen sus normas de funcionamiento. En cambio, también hay diferencias: “Hay modelos en los que los asociados tienen que dedicar ciertas horas cada algunas semanas a las tareas de mantenimiento del supermercado y otros tienen cuota mensual. Unos abren al público y otros no”, afirma Navalón, socio de Som Alimentació, en Valencia.

Pros y contras

Como siempre, cada decisión tiene sus pros y sus contras. Es lo que sucede con aquellos supermercados que deciden que todos sus productos sean ecológicos. Tal y como explica el coordinador de la red, “La Osa, por ejemplo, también tiene productos de marcas convencionales. Llegan a más personas pero transforman el modelo de consumo de forma más lenta”.

En el caso opuesto está Biolíbere, en la madrileña ciudad de Getafe, o Landare, en dos ciudades de Navarra, en donde el principal contra es que no todo el público se acerca al establecimiento. “En España hay supermercados que vienen de los años 90 que ni siquiera se denominaban cooperativos, pero de los que podemos aprender mucho. Juntos queremos llegar a más para ser, realmente, una alternativa al consumo que predomina”, concluye el coordinador de la red.

Este artículo está incluido en el dossier de LaMarea95 I La casta de la compra. Puedes conseguirlo aquí o suscribirte para recibir nuestras revistas desde 50 euros al año. ¡Gracias!

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Comentarios
  1. A mi me encantaría poder acceder o participar de este proyecto, pero en mi ciudad, no conozco ninguno. A lo mejor un poco de publicidad, haría que esto fuera posible y seguro que más gente se uniría.
    Chorche, algunos no entramos nunca en un Mercadona, si en otros supermercados porque, es lo más próximo a nuestro domicilio y no siempre tienes tiempo, por el ritmo de vida,que llevamos de ir a otro sitio. Yo procuro ir a tiendas de barrio pequeñas y al mercado, pero a veces , me resulta imposible por los horarios y como digo por falta de información.
    Pero estaría encantada de que este proyecto fuese posible y accesible a la mayoría de la gente. Por eso considero importante, dar publicidad , a través de los ayuntamientos, que la publicidad, no fuese solo para maratones.

  2. Dí lo que quieras Guillermo, hay una minoria concienciada, sí; pero para el gran rebaño no existe otro super que el Mercadona.
    Si te fijas no hay día que no oigas una o más referencias del Mercadona. Que si he de ir al Mercadona, que si vengo del Mercadona, que si aquella tienda de ropa, «el nombre de la calle no lo sé; pero está al lado del Mercadona», ect.
    Mercadona: Una de las principales fortunas del país; el dueño Joan Roig, que venía de la nada; pero se hizo del opus dei (secta negra que practica ritos y técnicas tan peligrosos como negativos); y su fortuna empezó a crecer como la espuma.
    Ya sólo por ésto, las personas concienciadas deberíamos pasar de este deshonesto individuo y de su supermercado.
    Entre otras acciones «humanitarias» del individuo, hay que recordar que en una de las crisis creadas por el capital para su beneficio, el S.A.T. (Sindicato Andaluz de Trabajadores) se incautó de unos carros de alimentos de primera necesidad en dos o tres supermercados, entre ellos el Mercadona, para llamar la atención sobre la precariedad que estaba padeciendo las clases más desfavorecidas de la sociedad. Los supermercados, excepto el Mercadona, lo entendieron.
    Esta rata no sólo los denunció sino que aún sigue pleiteando después de 10 ó 12 años de los hechos.
    Y aún más escandaloso: Para evitar que los necesitados cogieran los restos de comida que el supermercado depositaba por la noche en el contenedor de la basura, ordenaba echar lejía encima. Hubo quejas de Asoc. humanitarias de los barrios y ahora, visto por mí mismo, son los trabajadores de la limpieza quienes sacan directamente los contenedores del supermercado. Se ven repletos de comida.
    Ultimas noticias de MERCADONA:
    Mercadona, en su tienda de la Avda. Tío Pepe (Jerez) despidió el 21 de diciembre a uno de sus trabajadores por el ridículo hecho de haber pegado un mordisco a una hamburguesa que estaba en el carro de la basura, ya cerrada la tienda.
    El trabajador, Israel, llevaba 22 años en la empresa, y Mercadona ha utilizado una sucia táctica para justificar el despido como “disciplinario”, valorando tanto un bocado de un alimento que iba a la basura. Pero en realidad como basura trata Mercadona a sus trabajadores/as, pues ya tiene que valorar poco a un operario que en 22 años sólo ha cometido ese “desliz”, si así se pudiera considerar.
    Es una vergüenza que una multinacional que gana al año más de 31.000 millones de euros pueda ser tan pordiosera con un bocado que era desperdicio, y más vergonzoso aún que su propietario, Joan Roig, sea la quinta fortuna más grande de España.
    Todo esto, por supuesto, gracias al sudor de sus trabajadores/as, algo que olvida pronto.
    Desde nuestro sindicato CNT apoyamos a este compañero, y exigimos a Mercadona su readmisión y un trato justo. También animamos a mostrar la solidaridad con Israel, que se concentrará a las puertas del supermercado a partir del 29 de diciembre.¡Basta de explotación y despidos en Mercadona!. ¡Boicot!¡Solidaridad obrera!
    CNT Jerez de la Frontera

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