Cultura
Sr. Chinarro: “El sur hoy es hambre y miseria”
Hablamos con Antonio Luque de música , de la crisis, de la industria discográfica y la sociedad que nos ha tocado vivir
Desde hace algunos meses, Antonio Luque (Sevilla, 1970) ha cambiado Málaga por el barrio de La Latina de Madrid. Quedamos allí con él, aprovechando algunos rayos de luz de esta imprevisible primavera, para charlar de su último disco Enhorabuena a los cuatro, publicado solo unos meses después del monumental- hasta 19 canciones- Menos samba, y de la edición de su novela Exitus.
El Sr. Chinarro, como se le conoce en la escena musical, está que no para. Ahora, además, acaba de comenzar la temporada de giras y, después de tocar este fin de semana en el Primavera Sound, hoy actuará en Madrid en la celebración de los veinte años del sello Acuarela, la discográfica que le publicó sus primeros discos hace ya casi dos décadas. A Luque se le percibe desencantado con la política, la situación actual del país, las ventas de la música en el entorno digital, y también con sentimientos como el amor, al que canta en su último álbum desde una perspectiva muy crítica. El punto festivo y divertido de sus inicios ha pasado a un segundo plano.
En febrero publicaste tu último disco, Enhorabuena a los cuatro, y ya has comenzado la gira. ¿Cómo se presenta la temporada este año?
Estoy haciendo más bolos solo con la guitarra. Cada vez estoy más cómodo en ese tipo de conciertos y más incómodo en los conciertos con banda. El otro día en el Festival del Norte, dos o tres canciones fueron el infierno porque el técnico de monitores había borrado la sesión de la prueba de sonido. Y comparas esta experiencia con salir tú solo con tu guitarra y hablar con la gente… Y ya no es solo lo que me estoy ahorrando con la banda, sino que me estoy ahorrando todo el coñazo del rock and roll.
Y quizá solo salen más bolos. Efecto crisis.
Sí. Si tienes el éxito de Love of Lesbian o Supersubmarina, Dorian y estos grupos que lo van consiguiendo entonces puedes ir con tus técnicos y con lo que sea. Así sí, pero para eso hay que tener éxito antes.
Así que una temporada festivalera complicada.
No tengo mucho. Está claro que los festivales ahora están proponiendo una opción de evasión y hedonismo, de ir a bailar. Y por eso van los grupos que van, valores seguros, y Chinarro ahí tiene poca opción. Excepto el Primavera Sound, que todavía tiene un criterio más musical que festivo, el resto se han aligerado bastante. Pero tampoco van a quererme todos los festivales. Esto es como los olivos, un año dan más y otro año dan menos.
Estás pidiendo a gritos ser un cantante de masas.
Siempre conviene mirar hacia los que van a más. Son compañeros de profesión y me alegro de su éxito. Y me entristece mucho el caso contrario. No es que envidie la posición de nadie. Yo estoy contento con lo que tengo, pero si tengo que mirar a algún sitio, miro siempre arriba.
¿Por eso de mirar arriba también decidiste venirte a Madrid desde Málaga?
Me aburría mucho Málaga. Ayer [domingo] vi unas imágenes del Sánchez Pizjuan durante el partido del Sevilla y prácticamente no había nadie. Y si la gente ya ni siquiera va al fútbol es que la cosa está muy mal. Hablo en general del sur. Decían que iba a haber pleno empleo, pero no es así. Lo que hay es hambre y miseria, amigos que no tienen ni para comer.
¿Cómo se ve Madrid cuando uno llega desde fuera?
Es donde se mueven las cosas, pero no es tan estresante como pensaba. No es la city londinense moviendo la economía de Europa. Y también hay amigos madrileños que se están yendo porque ya no pueden pagar sus alquileres. Si antes atacaba al PSOE porque estaba en la Junta de Andalucía, podemos decir lo mismo del PP en Madrid. Pero ahora Madrid me parece un sitio mucho más tranquilo que cuando venía a tocar en los noventa. No es que hubiera mucho movimiento profesional, sino que había demasiado postureo, que es como se dice ahora. Pero sigue teniendo esa cosa de que puedes salir a la calle y encontrarte con alguien para tomar unas cañas.
Acabas de publicar el disco Enhorabuena a los cuatro, y en los últimos años has publicado también Menos samba y Presidente, y tres libros. Tiempo bien empleado.
Soy un tío trabajador. Siempre lo fui. Siempre me gustó tener mis apuntes, tener los exámenes preparados, sacar buenas notas… Cuando he trabajado para otros, por cuenta ajena, he intentado currar… Simplemente no soy una persona vaga. Ahora que estoy de bolos pienso que no he hecho ninguna canción, pero luego me doy cuenta de que es mentira. Sí que he escrito canciones, lo que ocurre es que me torturo, y estoy pendiente de no tirarme al palo, que es lo que decía el cura de mi instituto. Tirarse al palo es como tumbarse a la bartola. Hay gente que prefiere no hacer nada y está bien así, pero yo soy como soy. Me gusta trabajar, lo siento por mis compatriotas.
En el anterior disco, Menos samba, incluiste hasta 19 canciones, algo que hoy es muy raro de ver. ¿Por qué lo hiciste?
Este último también podría haber tenido 19, pero dejamos siete fuera porque vi que nadie agradecía que incluyéramos toda la sesión de un disco. De todas maneras, todas las canciones van a acabar en la nube [de Internet]. Pero intentando uno ser honrado, al final nadie lo agradeció, por lo que ahora hemos decidido meter doce en el disco y vender las otras siete aparte para ganar más pasta. Aunque seguro que ahora hay alguno que dice que las siete nuevas que quedaron fuera son mejores que las doce del disco. Es decir, consigues lo contrario de lo que hicimos con Menos samba, que por poner tantas canciones y tan variopintas, quedó como un disco descentrado.
¿Escuchas las canciones en la nube, en las plataformas digitales?
Yo no pago Internet. Si tengo que enviar un archivo me voy al bar con la tableta. No tengo Internet ni, por supuesto, pago plataformas como Spotify. Que me paguen ellos primero a mí y luego les pago yo a ellos.
Pero plataformas como Spotify pagan a los autores los derechos de las reproducciones.
Si te enseño las liquidaciones de las reproducciones de Spotify y de la SGAE te da la risa y a mí el llanto. Si tú pagas Spotify estás remunerando a Telefonica, pero no a los artistas. A los artistas les llega una ridiculez. Por 100.000 reproducciones ganas tres euros, que se dividen entre la discográfica y el músico, y si quitas el IRPF se te queda en 10 céntimos. Y estamos hablando de 100.000 reproducciones, algo a lo que Chinarro no llega. Sin embargo, cuando se vende el CD puedes recibir en royalties, 3.000, 4.000 euros. Yo siento con todo esto como si me hubieran quitado la paga extra, como a los funcionarios, lo que ocurre es que los músicos fuimos los primeros. Y todo el mundo aplaudió: “sí, son unos vagos, que ya no ganen más dinero”. Pero luego han ido a por a por el resto. Y lo que queda.
Por cierto, con respecto a este desencanto, tus últimas canciones son menos grises y tristes, pero sí tienen un punto mayor de escepticismo, y un toque agridulce en relación con el amor. ¿Eso es la madurez?
Son rachas. Va de una parte de mi vida que según va quedando atrás me doy cuenta de que era peor de lo que yo pensaba que era. Si hay gente que se siente identificada porque le está pasando algo así, le gustará el disco, y el que esté muy enamorado pensará que este tío viene de vueltas y está quemado.
Las letras vienen del momento en el que uno está. La autobiografía es irremediable.
Es inevitable. Uno puede tener el suficiente oficio como para ponerse en la piel de una chica holandesa de 16 años. Yo me siento capacitado para hacerlo, pero como es más sencillo ponerme en mi propio pellejo… Lo que pasa es que uno intenta que eso trascienda y no contar intimidades. Entre otras cosas porque de eso depende el éxito del disco. Todos cantamos sobre algo que nos sentimos identificados y son las canciones que intentamos atesorar en nuestro Spotify Premium. Pero si yo contara solo intimidades, como que ayer cené en el restaurante La Muralla, solo la gente que cenó en el restaurante La Muralla podrá sentir algo con esa letra. Yo recomiendo no cantar cosas tan concretas, sino, como en Enhorabuena a los cuatro, hablar de sentimientos y de la pareja como ente imposible.
¿Ente imposible? De la ironía hemos pasado al sarcasmo y descreimiento absoluto.
Es normal. Con 20 años usaba palabras aparentemente más poéticas, pero con los años uno se va haciendo más duro.
Es la misma tesis del último libro de relatos de Marcos Giralt Torrente, El final del amor’. Parece que la idea del amor romántico está en horas bajas.
Estamos hartos de fracasar. Igual deberíamos buscar otra manera de organizarnos.
¿Por qué estamos todos tan descreídos? ¿El imperio del individualismo, del liberalismo?
Sí, estos problemas que tiene últimamente el amor romántico proceden de la dificultad de estos tiempos en los que todo el mundo quería grandes coches, grandes casas. Y para conseguirlo nos hemos tenido que devorar entre nosotros, incluyendo hombres y mujeres. Y devorar en un sentido caníbal. ¿Dónde queda ahí el amor?
¿Y qué hacemos?
No lo sé, yo hablo del problema. Tampoco soy yo quien tenga que dar la solución, pero tengo mis teorías.
¿Cuáles son?
No quiero parecer hippy, pero igual deberíamos volver a los años sesenta. Yo lo único que veía mal del hipismo de los sesenta era la suciedad. Por lo demás me parecía buena idea eso de quitarle al sexo esa carga emocional. Tampoco hay que convertirse en actor porno, pero ¿no hay una tercera vía?
Lo malo es que el ser humano tiene eso que se llaman sentimientos.
¿Ah sí? Si hubiéramos tenido sentimientos no hubiera triunfado el capitalismo salvaje. Tenemos sentimientos para buscar el mejor trabajo, el mejor coche y la hipoteca más grande.
También hay protestas contra la Iglesia en este disco con canciones como Catequesis. ¿Toca posicionarse?
Esa canción tiene una relación con el contenido del disco, ya que en ella vuelvo a hablar del amor cristiano, porque yo creo que de ahí viene nuestra idea del amor, y por eso al final terminamos casándonos por la Iglesia. ¡Yo mismo me casé por la Iglesia! Era ateo cuando lo hice, pero lo hice. Terminas entrando en unos moldes que ni a ellos mismos les sirven, como ha ocurrido con el caso de Churra. Son formas de pensar caducas y medievales y como sigamos dándole pábulo acabarán quemando a gente en las plazas.
De hecho, estamos en pleno debate con el tema del aborto.
Y ya están empezando a apalear a homosexuales en Francia y en Gran Bretaña. Ahora estamos como en los setenta, cuando la crisis del petróleo, pero peor, porque entonces se sabía que era por el petróleo, pero ahora no sabemos muy bien por qué es. Bueno, sí lo sabemos: hay algunos que han decidido llevárselo todo.
A la música indie española se le achacó durante un tiempo no ser política. Ahora, tanto tú como Nacho Vegas, por ejemplo, habéis escrito canciones más contestatarias. ¿Ha cambiado el indie?
Bueno, queríamos hacer la música que nos gustaba. Escuchábamos a músicos ingleses y como no sabíamos muy bien qué decían las letras… Igual si hubiéramos comprendido hubiésemos hecho desde el principio. Yo tardé tiempo en darme cuenta de esas cosas. Aún así luego parece que las letras más contestarías no gustan mucho. Mi experiencia con Menos samba es que si no dices lo que el público quiere oír… Al final lo que se quiere escuchar es algo así como “Abajo el dinero, abajo el capital” y para mí eso es un anuncio de Renault.
En los ochenta, en Gran Bretaña surgió un punk muy reivindicativo. Es curioso que en España no haya sucedido ahora lo mismo.
No creas. Yo uno de los primeros vinilos que tuve fue de La Polla Records. Ahora habrá que inventarse otro punk. Ojalá me lo inventase yo. Yo lo que veo es que grupos como Vetusta Morla sí tienen parte de sus letras en las que hay una queja. Pero es que es difícil. A mí cuando me pedían que apoyase el movimiento 15M les decía que no veía muy claro qué podía salir de ahí. Nunca fue fácil enfrentarse al poder. Pero yo no seré quien se ponga a recibir pelotazos de goma. Ya lo hice de chaval y no sirvió de nada. Y eso que gritábamos contra Rubalcaba, que era el ministro de Educación, imagínate protestar a los opusinos estos, que les entra por un oído y les sale por el otro.
¿Qué opinas del 15M en estos dos años del movimiento?
Estuvo bien que la gente saliera a la calle, pero ya has visto lo que han conseguido. Que se sepa que la juventud no está contenta, pero es que la juventud nunca lo ha estado. Siempre es difícil encontrar tu lugar en el mundo. Pero yo realmente no sé bien qué querían conseguir los del 15M. No me acabé de enterar de lo que proponían como alternativa.
que vivo sigue el desprecio franquista por la cultura incluso en el 15M…se celebra la miseria del artista como un rasgo de autenticidad.Os imaginais?:»Què grande ese electricista que curra gratis y palma dinero, que deja que las multinacionales roben y vendan su trabajo, que amor por las instalaciones electricas, si señor eso es un electriscista».Haceoslo mirar…porque estais mucho mas cerca de urdangarruintelefonica y el neoliberalismo mas salvaje que de vuestro autoproclamado espíritu libertario…pareceis la santa inquisicion Pituskaya.
Pituskaya… Un respeto al anarquismo. Y aprende a leer lo importante y no lo accesorio. Sin cultura eres carne de cañón. Y confundes cultura libre con trabajo gratis.
Y si eso es con lo que te has quedado del 15M, apañaos vamos…
Luque dice verdades como puños. Incondicional.
Chinarro goza de mi admiración por su arte; pero el comentario de Pituskaya es casi más interesante que toda la entrevista.
Los cantantes, actores, etc. no representan «La Cultura» en mi opinión. Los ingenieros, abogados y fontaneros también tendrán que hablar, digo yo. Lo de nuestro país de considerar «Cultura» al sector del entretenimiento no dice mucho bueno.
No estoy de acuerdo con las críticas a veces destructivas del Chinarro aunque tiene su buena parte de razón. Habla uno cuya principal forma de «protesta» ha sido emigrar, los resultados más o menos los mismos, según se mire.
Sr. Chinarro: lo que me interesa oír de tí es cómo narices compro tus discos online, que la última vez me costó sangre sudor y lágrimas!!!
Pues parece que habla como un viejo cebolleta. Sus canciones molan, están bien, pero que poquito aporta esta entrevista, la verdad. Una pena, sé que es un buen tipo, lo conozco de vista del barrio y de la peluquería a la que iba, pero nunca lo vi mojarse en nada en Málaga, muy a su bola. El amor romántico es una falacia, y no cayo por el individualismo sino porque el sistema heteropatriarcal capitalista ya no engaña tanto. El amor esta en la cooperación y la ayuda mutua en la empatia y reconocerte en las otras como un igual, y para eso es necesario cambiar mucho, mucho el sistema para que cambie la sociedad y construir desde el encuentro colocando las ambiciones personales dentro de de un marco compatible con las necesidades colectivas. Tal vez si se hubiera acercado al 15m también habría aprendido algo de la cultura libre, del empoderamiento y de la cooperación.