Política

Más de 200.000 ciudadanos toman las calles contra los recortes

Unas 100.000 personas marcharon por el centro de Madrid, en contra del mayor recorte social de la democracia: 65.000 millones. Las protestas en otras ciudades como Barcelona, Valencia, Granada o Málaga también tuvieron una alta participación.

MADRID // Con los bomberos como estandarte, unas 100.000 personas salieron ayer a las calles de Madrid para protestar por los recortes sociales, de derechos, políticos y económicos que han sufrido en las últimas semanas. El último, apenas unos días atrás, supuso el mayor retroceso de la democracia española: 65.000 millones menos en dos años.

Pero los de Madrid no fueron los únicos indignados. En un total de 80 ciudades se repitieron los mismos cánticos, que, entre otras exigencias, reclamaron la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. «El próximo recorte, será con guillotina», llegaron a amenazar. En Barcelona, decenas de miles de personas mantuvieron cortado el tráfico en el centro de la ciudad desde las 20.00 horas. Otras ciudades como Sevilla, Granada, Málaga o las irritadas Alicante y Valencia, también registraron una participación importante.

La Puerta del Sol de Madrid se quedó pequeña para acoger a tantos miles de manifestantes. A las 22.30 horas, gran parte se aglomeraba en las calles de entrada, avanzando con el ritmo pausado de una procesión, mientras los sindicatos aireaban sus discursos en el escenario de la plaza. En ese momento, los organizadores presentaron sus generosos cálculos de participación: «¡600.000 personas!». «No, esperad, me corrigen: ¡Somos 800.000!», aseguró una portavoz a través de los altavoces.

El icono de los bomberos

Entre los manifestantes, los bomberos fueron el alma de la protesta. Al entrar en la Puerta del Sol, el zumbido constante y monótono de los pitidos dio paso a un estallido de aplausos cuando entraron con un helicóptero rojo de cartón, de 3 metros de largo, y una guillotina de madera de 2,5 metros de alto, con los lemas «guillotina para políticos» y «cortador de chorizos». Acto seguido, los bomberos abrieron las mangueras apuntando al cielo para refrescar a los asistentes y, a ras de suelo, pusieron en marcha la máquina de espuma, que tapizó de blanco cientos de metros cuadrados de la plaza, cubriendo las rodillas de los manifestantes y haciendo las delicias de los niños.

Sin embargo, el perfil de los bomberos cambió unas horas después. Miles de indignados marcharon hacia el Congreso de los Diputados, donde les esperaba una fortaleza levantada por la Policía. La protesta fue pacífica durante una hora pero, transcurrido ese tiempo, se produjo una primera carga. Los bomberos formaron entonces un cordón de seguridad entre los antidisturbios y el resto de manifestantes «para protegerles», aseguró uno de ellos.

En un enfrentamiento con la policía, un bombero fue detenido y trasladado a la comisaría de Moratalaz, según sus compañeros. Tras negociar con los agentes, los bomberos se retiraron de la primera línea de batalla para lograr su puesta en libertad sin cargos.  «Nos han chantajeado», lamentaba cabizbajo un bombero mientras se retiraba: «Si nos marchamos ahora, le dejarán en libertad. Si no, le pueden caer dos años de cárcel y la expulsión del cuerpo».

Varios manifestantes, que minutos antes cantaban «¡Tú, madero, aprende del bombero!», les reprocharon a los bomberos su retirada. Apenas unos minutos después, comenzaron las cargas más contundentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que se extendieron por las calles de los barrios de las Letras y Lavapiés, donde hubo más carreras, pelotazos, identificaciones y se quemaron algunos contenedores.

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Comentarios
  1. Creo que es leeré bastante en el futuro. Es el único medio en el que he visto escrita con todas sus letras la palabra «chantaje». La desinformación me preocupa más que los abusos policiales.

  2. MENUDEO ENTRE POLICÍAS Y BOMBEROS
    Durante varias horas, la avalancha de manifestantes se acomodaba en las calles adyacentes de Sol una vez entraban en la plaza. Detrás, empujaba un tumulto de millares de personas que seguían ocupando la calle de Alcalá desde más allá de Cibeles. Tanta era la aglomeración que los dirigentes sindicales tuvieron que desviarse hacia la plaza de Canalejas para acceder al km. 0

    Al igual que el domingo pasado, un grupo de bomberos lideró a miles de manifestantes que decidieron dirigirse hacia el Congreso por la Carrera de San Jerónimo, hasta que se toparon con las vallas policiales que enjaulan a los famosos leones de las Cortes.

    Se gritan las consignas habituales: «EL PRÓXIMO PARADO QUE SEA UN DIPUTADO (Y EL SIGUIENTE, QUE SEA EL PRESIDENTE)», voceaba una mujer), «TÚ, MADERO APRENDE DEL BOMBERO…» La tensión sube y se produce un amago de carga. Forcejeos. Se rumorea que han detenido a dos bomberos. Poco a poco van llegando más compañeros de casco plateado. La gente se aparta para que lleguen a la primera línea y aplauden. Desde los balcones, algunos vecinos arrojan cubetazos para refrescar el calor de julio y el inexistente espacio. Otro tira unas botellas de agua y se celebra el detalle al grito de ¡¡Presidente, Presidente!!

    Confirmado, la policía se ha llevado a un bombero porque le ha partido un dedo a un antidisturbios. Ambos cuerpos negocian un acuerdo. El oficial de los cascos negros exige la retirada de los bomberos a cambio de dejar salir al detenido al día siguiente, por hoy, sin cargos. En caso negativo, le imputarán todo lo que haga falta…

    Más de una hora dura el mercadeo. Gana el chantaje policial y los bomberos deciden irse con la manguera entre las piernas (minutos antes, en pleno fervor, se gritaba: NI UN PASO ATRÁS NI UN PASO ATRÁS).

    Tras la decisión de los héroes, muchas personas se lo reprochan, argumentando que no hay nada que negociar porque detenciones hay a diario. Ahora los gritos se tornan hostiles contra los bomberos: MENOS ESPUMA Y MÁS COJONES o ES UN BOMBERO NO UN REHÉN

    Saltan chispas en el desencuentro. Un bombero se defiende diciendo que es un paso atrás para seguir mañana la lucha. Algunos lo aplauden.

    Poco a poco van desapareciendo los cascos amigos y el millar de personas que se ha quedado desorientado charla tranquilamente. La policía se posiciona y carga contra la multitud jovial. Rápido, sin concesiones. Estupor y sorpresa. Algunos, más ingenuos que peligrosos, recogen latas de cerveza, vacías y aplastadas, dispersas por el suelo y las arrojan a los gladiadores. Un hombre protege a una amiga contra el cierre metálico de un local y es golpeado por la espalda, el miedo corre calle abajo y, como un intento de frenar la furia policial contenida tanto rato por la presencia incómoda de los bomberos, se vuelcan dos contenedores pequeños, de poco mas de un metro, de sendos portales.

    Dispersión. Las cargas llegan hasta el barrio de Lavapiés. La calle vuelve a ser de los armados.

    Una vez desaparecidos los bomberos, desaparece también la posibilidad de una foto inconveniente: el casco negro aporreando al plateado.

  3. La verdad que ayer hubo bastante calle en las gentes, pero sigo pensando que menos de las que debería haber. Hay que luchar y protestar, además de implicarse en acciones concretas, porque de lo contrario vamos a lamentarlo durante décadas. Esta crisis, que realmente es una estafa, está minando nuestros derechos y nuestras libertades, debemos reaccionar ya.

    • El calculo es facil, en el Estadio de fútbol Santiago Bernabéu cabe 106.000 personas, es un estadio que se suele llenar y resulta evidente que el numero de personas en el día de ayer 19J de 2012, nos encontramos con una cifra que se aproxima a llenar entre 6 y 10 veces un estadio de fútbol como el anteriormente mencionado, sumen los metros cuadrados de las calles que comunican el palacio de congresos con Neptuno, de aquí a Cibeles con ayuda de las calles perpendiculares, y de Cibeles a Sol, sin duda, amigos estamos ablando de muchas más personas de las que caben en un estadio de fútbol, mor muy grande que sea. Decir 100.000 personas es un insulto a la inteligencia de cualquiera.

      • Una cosa es un estadio, donde la superficie ocupada tiene una densidad de unas cuatro personas por metro cuadrado, y otra cosa es una concentración/manifestación, donde la densidad suele ser de entre 1 y 2 personas por metro cuadrado.
        100.000 personas quizás sea una cifra a la baja, pero desde luego más precisa que la de 800.000, que es exageradísima. Estamos hablando de una cuarta parte de la población Madrileña. (Si tanta gente se moviera, ya te digo yo que no estaríamos como estamos).
        Es cierto, Sol se llenó, la plaza tiene unos 12.000 metros cuadrados, lo que significa que en ella cabrían, aún siendo muy generosos y dándoles una densidad de 4 personas por metro cuadrado, 48.000 personas. A Sol hay que sumarle, por supuesto, las anchas calles de alrededor, tabién llenas. Lo que podría doblar o incluso triplicar esta cifra. Estaríamos hablando de entre 96.000 y 144.000 personas.
        Suponer 600.000 u 800.000 personas es decir que había entre 24 y 32 personas por metro cuadrado. O lo que es lo mismo, una cosa completamente absurda.
        Quizás parezca poco, pero es lo que hay. Ojalá hubieran sido un millón en las calles de Madrid, pero exagerar las cifras solo nos lleva a engañarnos a nosotros mismos.

  4. Cristóbal, en la hora
    más oscura desgrana
    tu risa, y si de pronto
    ves que mi sangre mancha
    las piedras de la calle,
    ríe, por que tu risa
    será para mis manos
    como una espada fresca
    Mi lucha es dura y vuelvo
    con los ojos cansados
    a veces de haber visto
    la tierra que no cambia,
    pero al entrar tu risa
    sube al cielo buscándome
    y abre para mí todas
    las puertas de la vida
    (Adaptación de Pablo Neruda)

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