A los tuyos, o por qué el PP ataca a la PAH

En política no se discute para convencer al interlocutor, se hace para convencer a quien está viendo la discusión, y lo primero que tienes que meterte en la cabeza para ganar elecciones es que ante todo tienes que convencer a los tuyos y desactivar a los adversarios, cosas que normalmente son inseparables.

Según Metroscopia, si hoy se celebrasen elecciones en España sólo la mitad de las personas con derecho a voto participaría en unos comicios, lo cual nos deja con unos 17 millones de personas que se quedarían en casa. Dentro del volcán político que vive nuestro país, parece que las estimaciones electorales marcan unas tendencias bastante moderadas por parte de los electores, de forma que aunque se podrían producir cambios muy relevantes en la representatividad de los partidos parece que al menos por el momento nuestro modelo de bipartidismo imperfecto sobrevive con dos grandes partidos que siguen recibiendo la mayoría del voto.

Pero si observamos estos porcentajes desde su representatividad sobre el censo de electores total de 35,78 millones de personas, el valor de estos datos cambia significativamente teniendo en cuenta que unos 17 millones de personas declaran que se quedarían en su casa el día de las elecciones. Aunque por si no queremos ser tan exigentes, en la siguiente tabla también incluimos su representatividad sobre la participación en las elecciones generales de 2011.

No sabemos qué voto recibiría cada uno de los partidos nacionalistas, los partidos minoritarios o cuánta gente votaría en blanco o nulo, aunque todas estas opciones suman el 23,2% del voto. Pero lo que sí parece obvio es que el sistema de partidos está en crisis, de forma que el partido más votado, el PP, no supera el apoyo del 12% de los ciudadanos con derecho a voto, ni el 17% con una participación similar a la de 2011. Aunque no todos lo están pasando tan mal y partidos como IU o UPyD mejoran notablemente sus resultados con respecto a 2011, lo cual es todavía más destacable en un contexto de baja participación, y apunta a la dificultad para construir mayorías parlamentarias sólidas y a una tendencia alcista de estas formaciones que en 2015 podrían llegar a hablar de tú a tú a PP y PSOE de modo que nos encontremos ante un escenario inédito e España.

Aunque la erosión del sistema de partidos puede ser una preocupación para unos y una oportunidad para otros hagamos un ejercicio de estrategia electoral ante un contexto tan volátil como el presente, creo que de ese modo nos podríamos explicar por qué el PP ha lanzado un ataque frontal contra la PAH, lo que podría parecer una locura, dado que esta organización recibe un 75% de apoyo ciudadano. La explicación es sencilla, el PP no busca tener el apoyo del 75% de la población, sólo pretende ganar las elecciones y, como decíamos al principio, para eso lo primero es convencer a los tuyos, por lo que conseguir quizás el 30% del 53% de los votantes es un buen resultado si te permite tener una mayoría parlamentaria suficiente, máxime cuando hay cosas que no puedes explicar.

El PP se ha dado cuenta de que la amenaza de una espiral del silencio para sus simpatizantes es real y lucha desesperadamente para tratar de mantenerlos activos. Busca conseguir esto mediante el enfrentamiento directo con los que reconoce como los adversarios más útiles para que los suyos reaccionen, estos son IU y la PAH, que comparten un mismo relato: nosotros representamos a las víctimas, y los escraches, las huelgas y las manifestaciones son los gritos de las víctimas cuando son agredidas.

Centrándonos en la PAH, el vídeo llamando a los votantes del PP es completamente destructivo para el PP, alude directamente a sus votantes y disputa la construcción de sentido común, por eso la primera victoria del PP ha sido situar en el centro de la agenda los escraches como problema, de forma que los desahucios queden relegados a un segundo plano.

La victoria en 2015 será para quien tenga la audacia mantener prietas las filas, pero además consiga que los abstencionistas vuelvan a las urnas, para eso hay que conseguir la hegemonía en la construcción del sentido común, la izquierda debe centrarse en las propuestas y no asustar a nadie, el tiempo corre.

Gustavo García Espejo es consultor político y de comunicación.