Crónicas | Internacional
La ruta ‘civil rights’
Una ruta desde Chicago hasta Nueva Orleans para descubrir los lugares emblemáticos del movimiento por los derechos civiles
Este reportaje forma parte de #LaMarea95. Puedes conseguirla aquí.
Más de 6.000 kilómetros, siete Estados, trece ciudades, museos, memoriales, iglesias, carreteras interminables y pueblos aislados. El pasado abril nos embarcamos en un viaje que llevábamos tiempo planeando: recorrernos de norte a sur EEUU, desde Chicago hasta Nueva Orleans, para descubrir los lugares emblemáticos del movimiento por los derechos civiles, una lucha todavía latente que cambió el país y fue un ejemplo para el mundo. Lo hicimos a nuestra manera, uniendo la Ruta 61, un recorrido musical por los inicios del blues, el country, el soul y el rock and roll, y la Civil Rights Trail, la ruta de los derechos civiles, que nos llevó a conocer no sólo los escenarios, sino cómo viven allí hoy en día y cómo cuentan ellos mismos lo que pasó.
Queríamos ver cómo se contaba la historia, cómo es su memoria histórica sobre hechos muy recientes y todavía candentes. Cómo se recogía en museos, cómo se explicaba a los jóvenes y se transmitía en los colegios. Desde los inicios del abolicionismo al Black Lives Matter, pasando por Martin Luther King, Rosa Parks, defensores del movimiento (niños, estudiantes, clérigos y muchas otras personas), la igualdad de derechos civiles y el fin de la discriminación. Cómo cuentan esta parte vergonzosa de su historia y de su cultura, del racismo estructural, institucionalizado, cruel, impune y todavía vigente. Porque los Estados Unidos, igual que la historia de Europa, no se explica ni se entiende sin hablar de colonización, de esclavitud, de racismo, de genocidio y de supremacismo.
Esta ruta conmemorativa fue creada recientemente con motivo del 50 aniversario del asesinato de Martin Luther King Jr., cuando 14 Estados sureños que lucharon durante décadas contra la segregación racial se unieron para homenajear y preservar el legado de este movimiento. Nos fue imposible trazar una ruta cronológica, porque en cada Estado y en cada ciudad o pueblo había muchos hechos significativos de diferentes épocas. Así que decidimos empezar nuestro camino en Chicago, bajando hasta Nueva Orleans bordeando el río Mississippi, y volver a subir recorriendo Alabama, Georgia, Tennessee, Kentucky e Indiana, para acabar de nuevo en Chicago.
Haymarket y el 1 de mayo
EEUU es un país nuevo. Chicago, una de sus ciudades más grandes, fue fundada en 1837. Decidimos incluirla en el viaje porque nos parecía significativa la historia de los movimientos obreros y uno de sus hitos, el 1º de mayo, retratado en el Memorial en homenaje a la revuelta de Haymarket, en 1886, y las protestas en apoyo a los obreros en huelga, para reivindicar la jornada laboral de ocho horas. Con el lema Ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas para la casa, miles de trabajadores se concentraron en Haymarket. Alguien lanzó una bomba a la policía cuando intentaba disolver el acto y mató a seis agentes. Así se desató el caos: la policía cargó y abrió fuego. 38 obreros muertos y 115 heridos. Fue el inicio de una caza de brujas contra el movimiento obrero estadounidense. Los líderes de la manifestación fueron detenidos y ocho de ellos fueron sometidos a un proceso judicial con muchas irregularidades. Conocidos como Los Mártires de Chicago, cinco fueron condenados a muerte. Antes de morir, uno de ellos dijo: “La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”. En 1889, el Congreso Obrero Socialista de la II Internacional declaró el 1 de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores en su memoria.
También visitamos el Mother Jones Memorial, en homenaje a Mary Harris, conocida como Mother Jones, profesora de escuela y costurera estadounidense que se convirtió en organizadora sindical y comunitaria. Ayudó a coordinar importantes huelgas y fue cofundadora de la organización Trabajadores Industriales del Mundo.
Las leyes ‘Jim Crow’
A pesar del supuesto fin de la esclavitud, el racismo sobrevivió y la segregación se institucionalizó a través de las leyes Jim Crow y de la impunidad de la discriminación y de la violencia racista. Esto motivó el nacimiento de una serie de movimientos sociales que, durante años, plantarían cara a la segregación y al racismo hasta convertirse en el foco de atención de medio planeta. Y es aquí donde entra el grueso histórico de la ruta, cuando en la primera mitad del siglo XX surgen una serie de movimientos en favor de los derechos civiles y el orgullo de los afroamericanos en contra de las hostilidades, la segregación y los linchamientos.
Uno de los episodios más brutales de la historia de este país fueron los linchamientos, a través de los que se pretendía disciplinar y causar terror en la población negra y frenar su lucha por la igualdad. Se calcula que más de 4.700 personas fueron linchadas entre 1877 y 1968. El National Memorial for Peace and Justice en Memphis es un lugar solemne, un parque con unas estructuras de metal que lo atraviesan formando una especie de pabellón del que cuelgan unas esculturas en forma de lápida. En estas, de color óxido y desplegadas a diferentes alturas, se encuentran inscritos los nombres de las personas linchadas cuyos casos se han podido documentar, el lugar de su asesinato y, si se conoce, el motivo que dieron sus asesinos. Es realmente espantoso leer entre estas justificaciones cosas como “linchado por pedir un vaso de agua a una mujer blanca”, o “linchado por registrarse para votar”. Este memorial, rodeado por paneles y esculturas en medio de un jardín, rinde homenaje a las víctimas de estos asesinatos impunes.
Matar a un niño
Había dos hechos significativos que nos habían marcado, que nos llevaron a hacer este viaje y sobre los que queríamos saber más: la historia del asesinato de Emmett Till y la vida, la obra y asesinato de Martin Luther King.
Emmett era un joven de 14 años que vivía en Chicago con su madre. El verano de 1954, viajó a la pequeña localidad de Money, en Mississippi, a pasar las vacaciones con unos familiares y a trabajar en los campos de algodón. La denuncia de una tendera blanca por supuestamente haber coqueteado con ella fue la excusa que usaron varios racistas locales para sacar de la cama una noche a Till, secuestrarlo, torturarlo y asesinarlo. El crimen y la campaña que emprendió su madre, Mamie Elizabeth TillMobley, reclamando justicia marcaron los primeros años de lo que se consideró la lucha por los derechos civiles en EEUU. En el funeral, al que acudieron más de 50.000 personas negras, la madre de Till insistió en que el ataúd permaneciese abierto para que todo el mundo pudiera observar el estado del cuerpo del niño, que se encontraba completamente desfigurado, debido a los golpes recibidos y al tiempo que permaneció en el río, donde sus asesinos lanzaron el cuerpo. La revista Jet y el periódico The Chicago Defender publicaron las fotos del cadáver, que recorrieron el país y desataron la indignación ante la brutalidad y la impunidad de los racistas. Esta historia desgarradora está recogida en la película Till, el crimen que lo cambió todo, estrenada el año pasado.
En la ciudad de Money se encuentra el Emmett Till Interpretive Center, un centro que recoge información sobre el asesinato. En los alrededores existen diferentes puntos en los que se han levantado memoriales informativos, como en el lugar del río donde fue encontrado su cuerpo sin vida, la casa de donde lo secuestraron y el granero donde fue apalizado y asesinado (que actualmente es un museo en su memoria que se puede visitar). La placa colocada junto al río ha sido restaurada en varias ocasiones tras haber sido agujereada con disparos de bala.
Siguiendo la ruta, en Jackson, se pueden visitar el Mississippi Civil Rights Museum sobre la lucha por los derechos civiles en este Estado entre 1945 y 1970, así como el Smith Robertson Museum and Cultural Center. Este último se encuentra dentro de la primera escuela pública para afroamericanos en Mississippi, donde se cuenta la historia de Medgar Evers, un activista por los derechos civiles y dirigente de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP). Evers peleó contra la segregación racial en la Universidad de Misisipi y por el derecho de voto de la población afroamericana, dos luchas claves de los derechos civiles.
Cuando fue concedido por ley el derecho a voto a las personas negras, en los Estados del sur se encontraron con múltiples trabas y amenazas a la hora de inscribirse en los censos electorales. Entre otras cosas, en Estados como Luisiana estaban obligados a pasar un test para poder votar, que incluía preguntas imposibles de responder como “¿Cuántas semillas tiene una sandía?” o “¿Cuántas alubias hay en este bote?” (bote cerrado). Lo mismo sucedió con la ley que ponía fin a la segregación en las escuelas y universidades, que en el sur del país se negaron a aplicar. Esto dejó imágenes muy impactantes de niños y adolescentes negros yendo a clase escoltados por la Armada norteamericana.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de Ruby Bridges, una niña de seis años, la primera estudiante negra en Luisiana. Su imagen se popularizó tras publicarse varias fotos escoltada por policías federales de camino a su colegio entre amenazas y gritos de “la vamos a ahorcar, la vamos a envenenar”, y acabó asistiendo sola a clase durante un año porque los padres se negaban a que sus hijos estuvieran con una niña negra.
También está el caso de Elizabeth Eckford, en 1957, que fue la primera estudiante negra matriculada en un instituto hasta entonces solo para blancos. Recibió numerosos insultos y amenazas y tal fue el nivel de violencia racista, que el gobernador decidió cerrar todas las escuelas durante un año antes que permitir que alumnos negros y blancos fueran juntos a clases. Por su implicación en esta lucha, Medgar Evers fue asesinado a tiros por la espalda en la puerta de entrada de su casa por un miembro del Consejo de Ciudadanos Blancos, grupo formado en 1954 para oponerse a la integración en las escuelas y la actividad de los derechos civiles. Tras ser absuelto en los dos primeros juicios, su asesino no fue condenado hasta 31 años después.
El domingo sangriento
Una de las etapas más emocionantes del viaje fue la de Selma – Montgomery – Birmingham, tres ciudades claves en la lucha por los derechos civiles, y el conocido como Selma to Montgomery National Historic Trail. En medio de una campaña por el derecho a voto de las personas negras, el activista Jimmie Lee Jackson es asesinado a tiros por un policía en una marcha pacífica. La indignación por esta muerte es el detonante de la organización de una serie de marchas de denuncia desde Selma a Montgomery, la capital. La primera, que empezó el 7 de marzo de 1965, fue atacada y disuelta por la policía en el icónico puente Edmund Pettus, a la salida de Selma. Tal fue la brutalidad policial que se llamó a este día “el domingo sangriento”.
La segunda marcha salió el 9 de marzo, y se recuerda que Martin Luther King guio a los manifestantes a la iglesia para evitar heridos cuando la policía se lanzó a atacarles. Esa misma noche, un grupo supremacista blanco asesinó a James Reeb, reverendo de Boston, que había ido a Selma para estar en la marcha, a la que se habían unido muchos otros clérigos y simpatizantes de todo el país. La tercera salió el 21 de marzo, escoltada por 2.000 soldados, 1.900 miembros de la Guardia Nacional de Alabama bajo comando federal, y muchos agentes del FBI y alguaciles federales. Recorrieron 16 kilómetros por día hasta llegar a Montgomery el 24 de marzo, y 25.000 manifestantes llegaron al Capitolio del Estado de Alabama el 25 de marzo. Esa misma noche sería asesinada Viola Liuzzo, una mujer blanca, madre y activista por los derechos civiles que había acudido a apoyar la marcha. Fue tiroteada por el Ku Klux Klan en una carretera. No son pocos los blancos que se unieron a las luchas por los derechos civiles, y más de uno, como Viola, lo pagó con su vida. Su memoria también se encuentra recogida en varios museos y memoriales que visitamos. Finalmente, la Ley del Derecho a voto fue aprobada. En la película Selma (2014) se cuenta esta historia.
Poco después del asesinato de Emmett Till, en 1955, se produce el tan famoso boicot de Rosa Parks a la segregación de los autobuses. En Montgomery, Alabama, Parks sube a un autobús y se sienta en la parte reservada para blancos. Cuando el conductor le instó dejar su asiento en favor de un pasajero blanco (quien no había pedido su asiento), ella se niega, siendo arrestada y multada por saltarse las ordenanzas municipales segregacionistas. Como respuesta, se inicia un boicot al servicio de bus en la ciudad que tiene un efecto inmediato y se mantiene durante más de un año. El coste económico de la huelga fue altísimo para la empresa, ya que la gran mayoría de los usuarios del servicio de transporte eran negros. Finalmente, el Tribunal Supremo declaró las leyes de la empresa contrarias a la Constitución, y el 20 de diciembre de 1956 el boicot terminó.
La ciudad de Montgomery fue uno de los pilares de la organización del movimiento por los derechos civiles. En ella se puede visitar el museo en memoria de Parks en el mismo lugar donde fue arrestada, donde se puede ver el clima social y político de Montgomery en la década de 1950 a través de documentos históricos como los informes policiales y judiciales, un autobús urbano original de la década de 1950, una camioneta restaurada, obras de arte y el registro original de su arresto.
Aquí se encuentra además el Freedom Rides Museum (Museo de los Viajes por la Libertad), que recoge la historia de uno de los movimientos no violentos más significativos, en el que unos jóvenes iniciaron una campaña de boicot a los autobuses segregados, después de que arrestasen a Rosa Parks. Grupos civiles blancos y negros desafiaron las regulaciones raciales y la segregación de los autobuses al viajar juntos en un autobús desde Washington a Nueva Orleans, en Louisiana. El primero partió con la idea de ir parando por diferentes pueblos y ciudades denunciando la segregación. En Birmingham, Alabama, fueron atacados por grupos de supremacistas blancos con palos y cadenas mientras la policía miraba sin actuar. En Anniston, Alabama, rodearon el autobús y quemaron los neumáticos mientras mantenían las puertas cerradas con la intención de quemar vivos a los pasajeros. Cuando lograron salir, una turba de blancos los asaltó y golpeó brutalmente. Hay múltiples anécdotas documentadas y explicadas en el museo, que acreditan tanto la brutalidad y la impunidad de los racistas como el coraje y la determinación de los activistas. A pesar de todo, el movimiento fue un éxito y alcanzó difusión internacional: en 1961, la Comisión de Comercio Interestatal (ICC) dictaminó que era ilegal segregar pasajeros blancos y negros en autobuses interestatales y en instalaciones interestatales.
Uno de los hechos más horribles contra el movimiento por los derechos civiles fue el atentado con bomba en la Iglesia Bautista de la calle 16 de Birmingham, lugar de reunión de activistas, hoy rodeado de un parque con esculturas que recuerdan los hechos y donde habitan varias personas sin hogar. El 15 de septiembre de 1963, antes del servicio del domingo, una bomba asesinó a cuatro niñas e hirió a varias personas. Esa misma tarde, miles de manifestantes se reunieron en el lugar del atentado y fueron duramente atacados y reprimidos por la policía. Fueron asesinados dos jóvenes afroamericanos. Este crimen quedó impune durante años, hasta que en 1970 se abrió una investigación que condujo al procesamiento y condena de uno de sus autores, y siguió hasta 2002, cuando se logró condenar a otro.
Semanas antes de empezar el viaje, contactamos con miembros del Southern Poverty Law Centrer (SPLC), una organización antirracista y por los derechos civiles que lleva desde 1971 monitorizando y denunciando a los grupos de odio de EEUU. Nos recibieron poco antes de cerrar el Civil Rights Memorial Center, un museo imprescindible que conecta todas las luchas del siglo XX con el presente, y explica muy bien cómo funcionan los grupos de odio racistas, LGTBIQfóbicos y toda la diversa extrema derecha que existe actualmente en el país. El edificio está protegido por numerosas medidas de seguridad y custodiado por varios guardias, debido a las amenazas y los ataques recibidos de grupos neonazis y supremacistas.
Siguiendo la ruta, decidimos pasar por Atlanta, Georgia, para visitar el National Center for Civil and Human Rights, un moderno y bien documentado museo que va desde la esclavitud hasta la actualidad, deslucido por el pabellón sobre otros conflictos en el mundo y sobre el presente. En esta parte se muestra esa visión geopolítica de los EEUU que reparte las etiquetas y los grados de maldad de acuerdo a criterios de dudosa imparcialidad, y donde se echa en falta, entre muchísimas otras cosas, a Franco en su hall of fame de dictadores del siglo XX. Eso sí, al menos, cuando hablan de Pinochet, reconocen que fue apoyado por su país.
Martin Luther King
Un coro de niños canta varias canciones religiosas ante una fila de personas, la mayoría de ellas negras, que los escucha con atención. Este inesperado gospel callejero nos recibió nada más llegar al National Civil Rights Museum en Memphis, Tennessee. Se trata del antiguo Lorraine Motel, el lugar donde fue asesinado Martin Luther King en abril de 1968, tiroteado por un segregacionista blanco. Actualmente, este alojamiento forma parte del Museo Nacional de los Derechos Civiles y se puede entrar en el cuarto del reverendo, que permanece tal y como estaba el día del homicidio: con tazas de café a medio beber y la cama deshecha. El museo está formado por todos los edificios que fueron escenario del crimen: el motel, la casa cercana desde la que el asesino disparó y la tienda donde abandonó el arma. Es inevitable sentir cierto escalofrío observando la escena del crimen tal y como estaba en el momento de los hechos, viendo la fotografía original que alguien sacó del instante previo al crimen. Los Cadillac aparcados en la puerta, una corona de flores en el balcón y un silencio sepulcral tan solo interrumpido por el coro de niños que sigue cantando en la puerta.
En esta misma ciudad también podemos hacer un recorrido por la historia de la música negra, con Beale Street, una calle considerada la cuna que vio nacer el blues y la música soul, el estudio Stax records, una de las más importantes compañías discográficas de la historia de la música soul, y Sun Studio, el lugar de nacimiento del rock and roll y el más famoso estudio de grabación del mundo, donde Elvis, Jerry Lee Lewis, B.B. King, Johnny Cash, Roy Orbison, entre otros, comenzaron su carrera. También se encuentra en Memphis el lugar de nacimiento de Aretha Franklin, una casa abandonada y desangelada en una barriada a las afueras del núcleo urbano, que esperamos que algún día rehabiliten como la Reina del Soul se merece.
Conclusiones de la ruta
Recorrer más de seis mil kilómetros en coche nos permitió ver más allá de los núcleos urbanos, adentrarnos en las afueras y en los campos y observar qué había detrás del telón. Pasamos por sitios apenas poblados, con viviendas en condiciones lamentables y sin servicios, donde se veía la abismal diferencia entre el norte y el sur del país. Asentamientos precarios que no pasarían ningún control de habitabilidad a kilómetros y kilómetros de la siguiente zona habitada. El aislamiento y la pobreza desoladora, acentuada aún más por el reciente paso de un huracán, chocaban duramente con el mito de grandeza del país que nos han vendido siempre. Cuesta entender cómo ha podido mantener EEUU esa imagen externa y ese glamour. Cómo mantienen ese patriotismo histérico en un país decadente.
Con este viaje también queríamos ver cómo los propios estadounidenses del sur cuentan esta parte tan trágica de su historia, cómo se vive en la actualidad, en plena ola de las movilizaciones del Black Lives Matter. Cómo afronta su historia un país tan polarizado, si existe autocrítica nacional sobre su pasado en un país descendiente de esclavos y fundado sobre esta opresión.
Porque una de las cosas que más nos marcó del viaje fue el ver el otro lado de esta historia, el papel que habían tenido los propios habitantes blancos de la zona en la esclavitud y la segregación, cómo continuaban los asesinatos de personas negras, la violencia policial y el racismo. Una sociedad que deshumanizó a la población negra hasta el punto de tolerar toda esta violencia, los linchamientos, los asesinatos de niños, las bombas en iglesias… Resulta terrorífico ver las imágenes de los linchamientos en público, que hasta se anunciaban en la prensa, y a los que asistían familias con sus niños, que se reían, insultaban o simplemente miraban como si de un espectáculo de ocio se tratara. La foto de una niña pequeña blanca, vestida de domingo, riéndose enfrente de un árbol donde acaban de colgar a dos personas negras linchadas es demoledora.
Si una cosa se repite en todos los casos de asesinatos, atentados y agresiones que hemos visto es la tardanza en juzgar y condenar a sus asesinos, lo tarde que llega siempre esa memoria, y no siempre acompañada de justicia y reparación, algo que en España también sufren las víctimas del fascismo.
En estos museos hay visitas escolares a menudo como parte de este proceso de aprendizaje y concienciación. En uno de los que visitamos había una parte más interactiva dedicada a niños y jóvenes sobre el asesinato de Emmett Till, donde les invitaban a participar poniendo post-it sobre qué emociones les hacía sentir lo que acababan de ver. Un niño había escrito: “I may not see another year because I am black” (“Puede que no vea otro año porque soy negro”).
¿Cómo debe vivir esto un niño negro, cómo asimila esta parte de la historia que sigue viendo reflejada en su día a día, en el racismo cotidiano que sufre, en el racismo institucional que le juzga y persigue por su color de piel? ¿Cómo debe ser criarte con ese miedo a que un vecino te pueda pegar un tiro porque le parezcas sospechoso por simplemente parar delante de su puerta, que un policía te asfixie hasta la muerte mientras intentas gritar que no puedes respirar? Ver el miedo en tu familia, criarte entre advertencias de no hacer movimientos bruscos si te para la policía, porque el mero hecho de sacar un teléfono móvil o llevar una capucha puede hacer que te disparen. Mientras para unos son luchas parciales o identitarias, a otros, como a Emett Till o al niño del museo, les va la vida en ello.