Cultura

Carolina Yuste: “No entiendo que el odio se dirija hacia una mujer trans y no hacia un sistema que te asfixia”

La actriz protagoniza 'Las noches de Tefía', una serie que cuenta la historia del campo de un concentración franquista para homosexuales

La actriz extremeña Carolina Yuste. VICOVANG

Una “colonia agrícola penitenciaria” en un paraje desértico donde solo crecía el miedo. Ese fue el eufemismo que el franquismo utilizó para denominar al campo de concentración para homosexuales que situó en la pequeña localidad de Tefía, en la isla de Fuerteventura. Entre 1954 y 1966, el régimen encarceló allí a los condenados en aplicación de la ley de vagos y maleantes, modificada para incluir la homosexualidad como delito. La actriz extremeña Carolina Yuste, protagonista de Las noches de Tefía, asegura que desconocía esta historia antes de comenzar a rodar dicha serie: «Es que ni siquiera sabía que la cárcel de mi ciudad, en Badajoz, se había utilizado para encarcelar a homosexuales por la Ley de peligrosidad social», explica la actriz.

Las palizas, las violaciones y las torturas se convirtieron en la realidad cotidiana de cientos personas en Fuerteventura por su condición sexual. Las noches de Tefía, dirigida por Miguel del Arco para Atresplayer, recupera ahora esta historia a través de los seis capítulos de una serie que bebe del teatro y que transcurre en tres escenarios diferentes: el propio campo de concentración durante aquellos años, un cabaret imaginario llamado Tindaya y la actualidad. Yuste interpreta a Nisa, una cantante y bailarina que, sin embargo, solo existe en la imaginación de los presos de Tefía.

¿Cómo de desconocida cree que es esta historia para la mayoría de la población española?

Muchísimo. Yo soy una persona a la que le han contado cosas fuera de la escuela; mi padre me ponía docus sobre cosas que habían pasado en Badajoz, como la matanza de Badajoz, que fue una de las sangrías más grandes de la guerra civil. Pero yo arranco la serie sin saber que existieron en España campos de concentración hasta muy avanzado el franquismo. Es que ni siquiera sabía que la cárcel de mi ciudad, en Badajoz, se había utilizado para encarcelar a homosexuales por la Ley de peligrosidad social. Y pienso: ¿cómo es posible que no conociese que a 300 metros de mi escuela hubo una prisión donde se cometieron unas atrocidades tremendas contra personas a las que se criminalizaba por su condición sexual?

A mí lo que me preocupa, o me ocupa, es que somos generaciones con muy poca información sobre nuestra propia historia, y eso es peligrosísimo. Porque la información es poder, y el poder te da la posibilidad de rebelarte.

¿A qué achaca esta desmemoria colectiva?

Hay muchas cosas que se me escapan, como todo lo sucedido tras la Ley de Amnistía, pero sí que debemos tener en cuenta que nuestro dictador se murió en la cama. Recomiendo ver una película como Argentina, 1985. Allí, en Argentina, se juzgaron los crímenes de la dictadura. A nosotros, sin embargo, nos impusieron el olvido de nuestra historia como un falso método de sanación, porque a mí me cuesta creer que eso sirva para algo. Han pasado 40 años y seguimos sin juzgar las atrocidades que se cometieron durante el franquismo.

La desmemoria es como barrer y meter el polvo debajo del sofá. Eso, en algún momento, acaba saliendo.

Después de darse cuenta de todo esto, ¿qué piensa cuando escucha decir que la educación está controlada por la izquierda y que por eso hay que poner vetos parentales para que no se instrumentalice?

Tenemos una educación enfocada a la productividad del mercado. No nos educan para que seamos seres humanos conscientes y críticos. A mí lo que me preocupa es que como sociedad nos estamos convirtiendo en personas absolutamente individualistas por una cuestión de purita supervivencia; es decir, que no responsabilizo al individuo, porque la gente lo que quiere es poder vivir, pero sí que pienso que tendríamos que darle una vuelta a la forma en la que educamos a las nuevas generaciones.

Nisa (Carolina Yuste), Juan Berriel (Raúl Prieto) y La Pinito (Luifer Rodríguez) en ‘Las noches de Tefía’. JAU FORNÉS

En el pase de prensa de la serie, el codirector Rómulo, dijo que había unos mínimos de pensamiento en los que tenemos que estar de acuerdo; son temas transversales en los que no puede haber debate, sobre derechos humanos y sobre lo que ocurrió en nuestro país durante la guerra. Lo que es justo es justo.

La cárcel de Badajoz, a la que usted ha hecho referencia, era para homosexuales “pasivos”, y la de Huelva para homosexuales “activos”. ¿Por qué cree que la dictadura consideraba que la homosexualidad era un delito?

Creo que es importante tener en cuenta que la dictadura era nacionalcatólica y, además, mal entendida, porque yo creo que la fe es algo hermoso que puede generar salud y apoyo. Pero la moral nacionalcatólica pensaba que había personas que no eran dignas por su condición sexual y que no merecían vivir en paz.

Creo que es puro desconocimiento. Yo tengo la suerte de rodearme de peña muy diversa de la que aprendo. No hay nada como ponerte delante de una persona y empatizar con sus heridas y su forma de vivir; por cojones, esas estructuras de odio se te tienen que caer. Porque de esa forma entiendes que una persona que vive libre y ama a quien quiera amar no le hace daño absolutamente a nadie. Tiene que haber una constricción física y mental para que de repente eso a ti te pueda generar algo negativo.

Como en cualquier aspecto que sobrepasase la moral nacionalcatólica, y estoy pensando también en el aborto, el sesgo de clase entre los represaliados es clave. En las colonias penitenciarias o en las cárceles para homosexuales, la mayor parte de los reos eran personas de clase humilde.

Ese es el pan nuestro de cada día. La gran tragedia es que vivimos en un país extremadamente desigual en el que quienes peor lo pasan son quienes menos tienen. Durante la dictadura hubo mucha gente contraria al régimen que, por ser de clase alta, no sufrieron la represión de la misma forma. Y eso pasó en aquellos momentos y pasa ahora. En ese sentido, no sé si hemos cambiado tanto, porque a la vista está que la justicia no es igual para todos.

Como en la serie, voy hacer ahora algunos saltos temporales para comparar pasado y presente. Tefía se definía como un campo de “reeducación”, es decir, se consideraba que la homosexualidad podía ser extirpada como una enfermedad, que la conducta se podía cambiar. En 2023 esto parece una locura, pero en 2023 siguen produciéndose las llamadas “terapias de conversión”.

Es una locura, es de locos. Y eso está prohibido por ley gracias a uno de los mejores ministerios de Igualdad que hemos tenido en la historia de nuestro país. Lo verdaderamente peligroso es que, de repente, lo que se considera como reivindicativo o antisistema o revolucionario es este tipo de pensamientos retrógrados. Me sorprende ver a gente superjoven con unos discursos que dan miedo, y haciéndolo con validación. Deben de tener mucho miedo y mucho odio, probablemente por cosas que ni conozcan.

Insisto en que tiene que haber unos mínimos, porque los derechos humanos no son una cuestión partidista, es algo que debería ser transversal. Me encantaría entender de dónde vienen determinados pensamientos, me gustaría hablar con una de estas personas y entenderlo.

Creo que en las aulas hay una división bestial entre chavalas muy feministas y chavales completamente reaccionarios en contraposición a sus compañeras.

Ante un movimiento que quiere cambiar las cosas, siempre hay una reacción. El feminismo es un movimiento liberador para todo el mundo. El feminismo no solo va de que las mujeres tengamos más derechos y consigamos la igualdad, va de justicia social. El feminismo, sin una cuestión de clase, sin aunar la lucha antirracista, se queda en algo superficial y burgués.

Quizá no han entendido que el feminismo es un movimiento que también libera a los hombres, que les permite abandonar la constricción de lo que hasta ahora ha significado ser hombre. Aunque claro, cuando tú has vivido bajo el amparo de unos privilegios, ocupando el espacio público, pues quizá te moleste, pero es lo que hay. Yo sé que tengo privilegios que una mujer negra no tiene, y hay momentos en los que yo me tengo que echar a un lado, y no pasa nada. 

Una escena de ‘Las noches de Tefía’. MANUEL ROMÁN SIERRA

Tengo esperanza cuando veo a adolescentes a las que escucho hablar con un lenguaje que mola un montón. Yo, con 14 años, no tenía ese vocabulario ligado a los derechos humanos. Había cosas que veía y que me resultaban injustas pero no entendía el motivo, y ahora las nuevas generaciones sí conocen el porqué y tienen esa información. Pero luego ves lo contrario y da miedo.

Seguimos la comparación entre pasado y presente. Además de reeducar, el campo de concentración de Tefía buscaba “aislar a los nocivos elementos” para evitar que “con sus ademanes” pudieran incomodar al turismo en las Islas Canarias. Hace solo cuatro años, la ultraderecha pretendía enviar la celebración del Orgullo en Madrid a la Casa de Campo ya que provocaba “un hedor insalubre e insoportable”, “por la falta de respeto a los sentimientos religiosos de los católicos” y porque se producen “escenas sexuales grotescas”. Más de 60 años han pasado entre unos entrecomillados y otros.

[Resopla]. Qué tristeza todo. Es algo que no solo pasa con la gente del colectivo LGTBI, sino también con la gente pobre. En las ciudades tenemos una arquitectura hostil que impide que la gente que desgraciadamente vive en la puta calle tenga siquiera un espacio de descanso. Y está hecho adrede para evitar que el turismo se encuentre con personas que viven en la calle. Todo lo que no sirva para seguir vendiendo que este sistema funciona como el sistema quiere, se aparta.

Respecto al tema del Orgullo, hay una hipocresía terrible. Mientras dejamos a los nenes ver películas con un montón de violencia, nos llevamos las manos a la cabeza si ven a dos personas del mismo sexo besándose. Y yo pienso: cariño, ¿no será mejor el amor que la guerra?

En Las noches de Tefía, al igual que se hacía durante el franquismo, se relaciona en muchos casos la homosexualidad con la pederastia. Hace unos días, Vox ha pedido en Mérida retirar la bandera LGTBI bajo la siguiente premisa: “Si nos seguimos saltando la ley acabaremos viendo la [bandera] de los pedófilos”. Esto no puede ser solo miedo, aquí hay algo más, aquí hay un odio.

Lo que yo me pregunto es de dónde nace ese odio. En la manifestación veía un cartel de un chico que decía algo así como que no le odiaban por amar, porque ya con cinco años le pegaban por maricón, y con cinco años ni amaba ni se acostaba con nadie.

Hay cosas que no logro llegar a entender. No puedo entender el odio, sobre todo cuando hablamos de amor, o de sentimientos, o de cuidados… No entiendo que, de repente, tu odio se vaya hacia una mujer trans y no hacia un sistema que te asfixia y te obliga a trabajar 40 horas durante 45 años de tu vida para poder malvivir. Quizá sea eso, que como hay gente a la que le han convencido de que el sistema no se puede cambiar, necesita canalizar la rabia y el odio por otro lado. 

Pero no lo puedo entender. O sea, que tú te indignes porque haya personas LGTBI en lugar de indignarte porque han muerto más de 600 personas en la costa de Grecia o porque hace un año que mataron a 23 en la valla de Melilla y no ha asumido responsabilidades nadie… pues no lo puedo entender.

Por eso creo que es tan importante que se hagan series como ‘Las noches de Tefía’ por varias cosas. Primero, por esas personas que siguen vivas o sus familiares, a quienes puede servirles, de una forma muy pequeña, como una especie de curita, sabiendo que hay alguien contando lo que sufrieron. A mí, una de las historias que más me emocionan en la serie es la de Airam, porque después de vivir eso se pasó la vida viviendo otra vida por miedo. Cuántas personas no habrán vivido así durante tantos años… La serie sirve también para decir que no nos olvidamos de ellas.

Y luego, ojalá que mucha gente joven la vea y tengamos la suerte de que activemos su empatía. Para mí, sería un win-win.

Su personaje, Nisa, es una mujer empoderada y tiene mucha carga política. ¿Cuánto hay de Carolina Yuste en Nisa y cuánto de Nisa hay también en Carolina Yuste?

Yo diría que Nisa es una mujer que está hasta el coño. [Risas] Yo, a veces, me agoto y pienso «me voy a despolitizar, paso de todo, me asfixio…». Pero luego no puedo, me enervo y me vengo arriba. A mí me molesta mucho que a las gentes de la cultura a veces parece que no se nos permite expresar nuestra opinión, que solo somos trabajadores de la industria. Pero yo, además de eso, soy una persona que tiene ojos, que ve lo que pasa en este mundo y que se enfada. Tampoco quiero abanderar ninguna causa, porque yo aprendo cada día y posiblemente la cagaré, y haré cosas que sean incongruentes… pues claro.

Albergue de Tefía en la actualidad. EDUARDO ROBAINA

Pero es cierto que hay determinados proyectos que me motorizan, y supongo que eso lo sabría Miguel [del Arco] y por eso me llamó.

Nisa es una mujer que vive en un momento de absoluta represión y de injusticia y ella lucha y trabaja y se enfada y se niega a hacer determinadas cosas. Mujeres como Nisa también son un aviso a nuestra generación para recordarnos que no hemos inventado nada, que muchas lucharon antes, y hay que valorar el trabajo que hicieron, que por pequeño que nos parezca ahora, era bien importante en ese momento. 

¿Le da miedo que el sistema la acabe domeñando y que su rabia y politización se transformen en cansancio y en desdén?

A veces me preguntan si me da miedo que me dejen de llamar para currar. No es exactamente miedo, porque en un mundo que cada vez va a peor, no puedo estar yo protegiendo mi parcelita de privilegio, porque el día de mañana, cuando tengamos sequías, o escasez de energía y todo se vaya a la mierda, ni mis privilegios me van a salvar. 

A mí, el hartazgo me va por temporadas. Ahora es que nada más hace falta abrir el periódico para subirte por las paredes y enfadarte como un mono. Pero claro, otras veces estoy más cansada y me doy cuenta de que sola no hago nada. Si no hay una cooperación social, se corre el riesgo de que nos cansemos, porque yo también quiero trabajar, y vivir bien, y hacer un trabajo que me encanta, e irme de vacaciones. 

Entiendo que haya gente que diga “hasta aquí”. No lo puedo juzgar, porque a veces te conviertes en ‘la problemática’ que dice más de lo que debe, y no, yo soy muchas más cosas. Pero en el oficio hay mucho miedo a hablar o posicionarte en ciertas cosas, porque todos queremos currar. 

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. Historiadores e historiadoras alertan de la invisibilización y la tergiversación de la memoria histórica en los libros de texto. Reclaman para el alumnado, que sabe más del nazismo que del franquismo, un currículum estatal que incluya la represión del régimen o la lucha antifranquista.
    Enrique Díez Gutiérrez, profesor titular de la Facultad de Educación en la Universidad de León, asegura que se quedó atónito cuando llevó a sus alumnos de primero de carrera a ver el documental El silencio de otros. Y no tanto por lo que en él se cuenta, una pieza que navega por las historias de represaliados y represaliadas del franquismo y la lucha de las familias en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación, sino por los comentarios tras el visionado. “Nadie nos había explicado nada de esto”, le comentaron a este profesor, que, movido por esta frase y el déficit palpable sobre memoria histórica con el que el alumnado llega a la universidad, se ha dedicado a hacer un repaso de los libros de texto de Historia….
    https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/exhumando-historia-clase-memoria-historica-aula?utm_source=Semana%2020/05/2022&utm_medium=email&u

  2. …Militantes obreros y populares, sindicalistas…, vemos como son imputados, multados, encarcelados con la mera palabra de la policía como prueba.
    Los jóvenes de Alsasua, los 6 sindicalistas de la Suiza, los 6 antifascistas de Zaragoza, Alfon, Hassel, el teniente Segura por denunciar corrupción en el ejercito entre otras cosas, y la lista seria interminable, a pesar del lo cual el gobierno progresista incumple su promesa de derogar la ley mordaza.
    Hoy todo apunta a que pretenden acabar con la vida de Julian Assange, para ejemplarizar que cualquiera que cuente la verdad sobre los crimines del poder, de sus gobiernos e instituciones le puede pasar lo mismo.
    Pablo Gonzalez mas de 18 mese en las mazmorras del anticomunismo polaco, 18 meses montando una acusación, destruyendo su vida y la de su familia, con la complicidad del gobierno español. Dicen que es la legalidad, y mientras se aplique la legalidad capitalista, la legalidad de la clase dominante todas y todos estamos en riesgo, no solo nuestras vidas, es legal, desahuciar a mas de 1 millón 200 mil familias, es legal entregar buena parte del PIB a los fondos de inversión y a los banqueros, (para eso cambiaron el articulo 135 de la constitución, para hacer prioritario el pago de la deuda). es legal.
    También es legal privatizar la sanidad publica, las pensiones, la educación publica, para eso durante años han hecho constitución, han hecho leyes, y estos buenos chicos del gobierno progresista se niegan a derogarlas, a sabiendas de que mientras esas leyes existan continuaran las privatizaciones.
    Pero es la legalidad de la clase dominante, y en tanto el pueblo trabajador, la clase trabajadora ,los pueblos, no hagan las leyes a la medida de sus necesidades, de sus derechos, de sus intereses, todo esto difícilmente cambiara, por eso Assange, Pablo Gonzalez…, pudren sus vidas en mazmorras del sistema, es legal dicen.
    Video e info de inSurgente desde la mesa redonda y concentración ayer en Jerez x la libertad de Pablo Glez y Assange
    https://insurgente.org/video-e-info-de-insurgente-desde-la-mesa-redonda-y-concentracion-ayer-en-jerez-x-la-libertad-de-pablo-glez-y-assange/

  3. Un gusto escucharte Carolina.
    Muy oportuno tener en cuenta en estos momentos actuales el mensaje que Federica Montseny pronunció en momentos muy difíciles y que parece que quieran volver a repetirse.
    «Seamos anarquistas, comunistas, socialistas o republicanos, todxs somos antifascistas. Procedamos en consecuencia uniendo fuerzas e interviniendo en todos los frentes en que nos encontramos. Sumemos esfuerzos echando a un lado las diferencias. Las circunstancias lo exigen».

    Quiero ser optimista y creer que esta vez «no pasarán» aún a pesar de que Franco, como bien dices, murió con todos los cuidados en la cama y llorado por toda la España profunda, aún a pesar de que aquí sigue existiendo el franquismo sociológico.
    La historia la escriben los vencedores y todo quedó bien atado…los vencedores siguen llevando el timón, nunca se fueron.
    Por la censura actual existente ya no se puede ver en internet el impactante vídeo «La masacre de Badajoz».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.