Internacional | Otros
Casi 40 procesos buscaron la paz en 2022
La Escola de Cultura de Pau publica su anuario 'Negociaciones de paz 2022. Análisis de tendencias y escenarios'. De los 33 conflictos armados activos en ese año, 19 de ellos contaban con diálogos de paz en marcha.
La invasión rusa de Ucrania “desbordó y amplificó el conflicto anterior en la zona oriental de este último país y desmanteló el proceso de negociaciones anterior”, subraya en su anuario la Escola de Cultura de Pau, el centro de investigación para la paz de la Universidad de Barcelona. Pero no fueron las únicas conversaciones que se vieron afectadas por esta guerra, que ha ocupado buena parte de la atención mediática europea desde entonces.
Según el informe, el impacto de este conflicto también perjudicó a las negociaciones en curso en Europa, como las que afronta Chipre, Georgia, Moldova, Serbia con Kosovo y Armenia con Azerbaiyán. Las “dinámicas de alejamiento entre bloques a nivel internacional” han obstaculizado no solo estos procesos, sino también los que se desarrollan en Oriente Medio, especialmente en el caso de Irán y Siria, en cuyos conflictos influyen tanto Rusia como Estados Unidos.
Aun así, las mismas Ucrania y Rusia, que sostuvieron negociaciones político-militares al inicio de la invasión, han seguido dialogando en ámbitos como el humanitario, la exportación de cereales y la protección de infraestructuras nucleares.
Israel y Palestina, el diálogo inexistente
En el resto de regiones y continentes, donde la guerra de Ucrania se percibe, fundamentalmente, como un conflicto europeo, la mayoría de los diálogos siguieron adelante, aunque con dificultades.
África es el continente en el que se desarrollan el mayor número de procesos de paz, quince en total, de los cuales tres desembocaron en acuerdos en 2022: en Chad, en Etiopía en cuanto al conflicto de la región de Tigré y Senegal con el de Casamance.
En Oriente Próximo, el anuario destaca que este año no contabilizaron las negociaciones entre Israel y Palestina “dado su persistente estancamiento durante más de una década y el agotamiento de la fórmula de dos Estados en un contexto de persistencia de Israel en sus políticas de ocupación, anexión y apartheid”.
Por otra parte, es la región en la que se logró uno de los avances más esperanzadores: la tregua de ámbito nacional de seis meses de duración en Yemen. Aunque no sigue activa, hay que destacar todo ese periodo en el que se evitaron miles de muertes. Según Naciones Unidas, desde que comenzase la guerra civil de este país, han sido asesinados más de 370.000 civiles. Una situación que Amnistía Internacional ha descrito como “el infierno en la tierra” y la “peor crisis humanitaria del planeta”.
Terceras partes mediadoras
En 35 de los 39 procesos de paz activos, el 90% participaba, al menos, una tercera parte. Solo en las que se desarrollaban entre Corea del Norte y Corea del Sur, entre Corea del Norte y Estados Unidos, así como en India con los Estados de Assam y Nagalandia no participó ningún actor adicional.
De hecho, como destaca en el anuario, lo habitual en estos diálogos es que participe más de un tercer agente como mediadores o facilitadores. Suelen ser profesionales de la resolución de conflictos, representantes de Estados como Noruega –con una larga tradición como mediador–, organizaciones regionales y supranacionales como la ONU, la Unión Europea o la Unión Africana, así como organizaciones religiosas y representantes de la sociedad civil.
Otra de las buenas noticias en este ámbito fue el acuerdo alcanzado por el Gobierno de Etiopía y las autoridades político-militares de la región de Tigré para un cese permanente de hostilidades en la misma. El pacto contó con la mediación de la Unión Africana y ha frenado la guerra más sangrienta del siglo XXI: 600.000 civiles muertos en apenas dos años.
Otro alto el fuego destacable fue el alcanzado entre Armenia y Azerbaiyán, un conflicto en el que también están enfrentados Rusia y Estados Unidos. Asimismo, se han vivido avances en procesos de paz en países tan castigados por la violencia como Chad, Venezuela o Haití. También es destacable el reinicio de negociaciones en Tailandia con el grupo guerrillero del BRN o el avance en la puesta en marca del acuerdo del Gobierno de Filipinas con el grupo separatista MILF.
Y, sin duda, uno de los que más atención internacional consiguió fue el inicio formal de una negociación entre el Gobierno de Colombia y la guerra del ELN, creada en 1964.
Las mujeres siguen siendo exclusión
Veintidós años después de que se aprobase la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre mujeres, paz y seguridad, la mayoría de las negociaciones de paz siguen excluyendo a las mujeres de las negociaciones, de los acuerdos y de la implementación de los mismos. “Las cuestiones de género y reconocimiento de los derechos de las mujeres y la población LGTBIQA+ quedó fuera de gran parte de las agendas negociadoras”, recoge el informe.
Las mujeres sí participaron, aunque con limitaciones, en las mesas de Mali, República Centroafricana, Sudán, Sudán-Sudán del Sur, Etiopía, Colombia, Tailandia, Paúa Nueva Guinea, Chipre, Moldova, Yemen y Siria.
En cuanto a la inclusión del enfoque de género, lograron que en el acuerdo alcanzado entre Sudán y Sudán del Sur ambos países se comprometieran a promover la “coexistencia pacífica haciendo que las mujeres ejercieran de agentes del cambio en las labores de consolidación de la paz y los diálogos intercomunitarios en curso”. En el caso de Tigré, se insta a las partes en conflicto a condenar cualquier acto de violencia sexual y violencia de género, así como el reclutamiento de menores y la promoción de la reunificación familias.
Más allá de los acuerdos, cada tregua, cese de hostilidades o avances en las negociaciones de paz se traduce en vidas salvadas. Para conseguirlo es necesaria la dedicación de muchas personas dispuestas a negociar, ceder, consensuar, acordar. Procesos que requieren tiempo, recursos y que tienen más garantías de prosperar cuando son arropados por una comunidad internacional que sigue destinando más recursos a la industria armamentística que a combatir la guerra, que a defender la paz.