Opinión
A un año de la guerra: Europa y su propaganda
Arantxa Tirado escribe sobre la propaganda de guerra llevada a cabo por parte de Europa y "replicada por prácticamente todos los analistas defensores del 'statu quo'"
Ved vuestros hijos, sordos y ensangrentados,
Separados del tanque congelado:
¡Ay, hasta el lobo que muestra los dientes
necesita una guarida! Calentadlos, tienen frío.
Bertolt Brecht
Ha pasado un año desde que el gobierno de Vladimir Putin decidiera invadir Ucrania iniciando su autodenominada “operación militar especial”. En este año hemos aprendido muchas cosas: que en una guerra la verdad siempre está escondida tras la propaganda, que convertir a los enemigos de tus amigos en tus enemigos acaba teniendo consecuencias indeseables y que lo que pasa a miles de kilómetros de distancia puede afectar a tus condiciones materiales de vida. Nada nuevo, se dirá. Efectivamente, no lo es. Pero el ser humano tiende a olvidar fácilmente pues la amnesia es a veces garantía para no enfrentarse a la cruda realidad.
Si la amnesia es un elemento imprescindible para sobrellevar un presente sustentado en un pasado sobre el que no se quiere indagar, so pena de acabar con impunidades bien cimentadas en la desmemoria -como demuestra el caso de la España post-Transición-, otro elemento indispensable para apuntalar el orden establecido es la propaganda. En todas las guerras, la propaganda ha sido vital para ganar en el terreno psicológico, uno más de los terrenos de combate, lo que a veces no se lograba en el campo de batalla. Fuera para presentar como justas acciones de agresión injustificables, fuera para infundir ánimos a los propios o para generar pavor en el contrincante, propaganda y guerra se han vuelto un binomio inseparable. La guerra entre Rusia y Ucrania o, para ser más precisos a estas alturas de la contienda, entre Rusia y la OTAN, no está siendo una excepción.
La propaganda más efectiva es aquella que se despliega logrando que quienes la reciben en sus mentes y en sus corazones, por utilizar una expresión ya clásica de la guerra psicológica, consideren que están pensando lo que piensan porque han llegado por sí mismos a esas conclusiones. No darse cuenta del condicionamiento al que nos someten quienes nos gobiernan, o quienes desde los medios seleccionan para nosotros las noticias que marcan la agenda política y un tipo de análisis determinado, es el primer paso para caer en esa mentalidad sumisa de la que nos habló el comunicólogo Vicente Romano. Si añadimos que el ser humano, en un ejercicio que retrotrae a comportamientos infantiles, tiende a creer a los suyos, amparado en afinidades culturales o lealtades de grupo, tenemos la combinación perfecta para ser agudos analistas de la propaganda ajena pero perfectos incautos ante la propaganda de nuestro bando.
Durante este año, nuestros medios nos han informado de la propaganda de Putin y la represión del Kremlin a toda disidencia que pretenda explicar la guerra en una lógica contraria a la versión oficial rusa. Sin embargo, salvando las innegables distancias, en Europa, los ciudadanos también están siendo bombardeados con las armas de la propaganda de quienes tienen interés en contar el conflicto de manera parcializada, con la colaboración de esos mismos medios que denuncian la manipulación de otros mientras reproducen la propia.
La decisión de prohibir la emisión de los medios estatales rusos en Europa fue el inicio de una deriva preocupante. Luego vino la cancelación del análisis geopolítico y la justificación de la “guerra de valores” según la cual Europa debía involucrarse en el conflicto en Ucrania para defender los supuestos valores superiores europeos, la ejemplar democracia liberal o el orden internacional basado en normas. Principios muy loables que, en cambio, desaparecen del discurso político europeo cuando la agresión a otros territorios la lleva a cabo un aliado como los EEUU. Las constantes apariciones del presidente ucraniano Zelenski en festivales de música, premiaciones de cine o parlamentos de todo el mundo son otro ejercicio más de esta propaganda que narcotiza el análisis. Quizá convendría preguntarse con algo de malicia por qué ningún mandatario de un país invadido por EEUU ha tenido nunca a su disposición los micrófonos, focos y escenarios de los que dispone Zelenski para denunciar la agresión rusa.
Europa se ha involucrado en una guerra que, paradójicamente, ha unido a la Unión Europea a la vez que la ha debilitado, tanto desde un punto de vista económico como geopolítico. Sin embargo, decir que esta guerra está beneficiando a EEUU, que ha logrado poner fin al Nord Stream 2, neutralizar las críticas al papel de la OTAN, restar la dependencia energética de Europa del gas ruso en su provecho, y socavar todo intento de autonomía estratégica europea, es considerado inapropiado a pesar de tratarse de verdades más que comprobadas a estas alturas. La guerra de Ucrania ha puesto en evidencia las dificultades a la hora de realizar valoraciones racionales en medio del ardor belicista que han insuflado los líderes europeos, empezando por el nada diplomático jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
La propaganda institucional ha sido replicada por prácticamente todos los analistas defensores del statu quo que se han sumado al carro belicista, sin un análisis profundo más allá de las pulsiones emocionales de solidaridad con un pueblo masacrado, y sin medir tampoco las consecuencias reales de una escalada bélica que podría llevar a una confrontación nuclear. Desde su atalaya de superioridad moral, y con la seguridad que da vivir a miles de kilómetros de donde caen las bombas, algunos de estos opinólogos se han dedicado a tachar de pro-Putin, pro-guerra o pro-ruso a cualquiera que no se haya alineado con su relato sobre la necesidad de enviar armas a Ucrania. Las interpretaciones maniqueas al estilo Barrio Sésamo sobre buenos y malos, autócratas y demócratas, han proliferado al hablar de esta guerra, generando un ruido que impide escuchar a quienes, desde el ámbito militar o el civil, pueden aportar razonamientos más elaborados y, sobre todo, relevantes para entender el origen de este conflicto y sus posibles vías de resolución.
Son malos tiempos para el pacifismo, pero, como en otros momentos históricos, hay una izquierda que no quiere colaborar en una guerra hecha para dirimir intereses ajenos. Varios mandatarios de América Latina como Lula da Silva o Gustavo Petro han sido claros en su negativa a participar en el conflicto. Este último, junto al presidente argentino Alberto Fernández y a otros líderes de la izquierda europea, ha firmado la “Declaración por la Paz en Ucrania” impulsada por Podemos. Pero en el ámbito de las organizaciones sociales también se están dando iniciativas similares, que se suman a la movilización de quienes desde hace décadas vienen denunciando todas las malditas guerras y a los canallas que las hacen, como dijo Julio Anguita. Retomar ese ABC de la guerra que nos legó Bertolt Brecht, nos sirve para rescatar el pensamiento crítico en medio de la exaltación propagandística y también para no olvidar nunca que la clase obrera, de una nacionalidad u otra, sigue siendo la carne de cañón en conflictos que poco tienen que ver con sus intereses de clase.
Ocurre algo en el mundo que no sea culpa de USA-OTAN-EUROPA?. Igual sí, pero bueno, que interés tiene, lo que de verdad motiva es la culpa de USA-OTAN- EUROPA, son culpables y punto.
DOBLE MORAL DE LOS GOBIERNOS EUROPEOS.
«EL BLOQUEO OCCIDENTAL A LA DEVASTADA SIRIA ES DE UNA CRUELDAD INENARRABLE»
Los medios de comunicación occidentales cubren hipócritamente las espaldas de sus amos, silenciando el genocidio.
Después de haber sometido a ese país árabe a una guerra cruenta, los EE. UU. y la UE están impidiendo que llegue a sus fronteras la ayuda humanitaria a Siria. Como pese a los esfuerzos, no lograron ganar la guerra, ahora pretenden ahogar con el hambre y las enfermedades al pueblo que no lograron doblegar.
El estremecedor terremoto que se produjo el pasado 9 de febrero en Siria y en Turquía, está siendo especialmente dañino para Siria, porque este país había sido deliberada y sistemáticamente sometido a la destrucción bélica durante más de una década, promovida por la intromisión extranjera de los Estados Unidos, Europa e Israel.
El director de la Media Luna Roja Árabe Siria, Khaled Hboubati, manifestó a la Agencia Associated Press que las sanciones occidentales unilaterales están llevando hasta un extremo desesperante la “difícil situación humanitaria en ese país”.
“No hay combustible ni para enviar convoyes de ayuda y rescate, y esto se produce por el bloqueo y las sanciones”, advirtió Hboubati.
Por su parte, el embajador de Siria ante las Naciones Unidas, Bassam al-Sabbagh, explicó que las sanciones de EE. UU. y la UE han impedido que los aviones pueden aterrizar en los aeropuertos sirios,
“incluso aquellos países que quieren enviar asistencia humanitaria, no pueden usar la carga del avión debido a las sanciones”.
El ministro de Relaciones Exteriores del país, Fayssal Mikdad, ha precisado qu “Las sanciones impuestas por Estados Unidos y los países occidentales a Siria están arrastrando al país hacia un indescriptible desastre”.
El medio estatal sirio Sana declaró que:
“Los estadounidenses se atreven a afirmar ahora que no han impuesto sanciones a la ayuda humanitaria, pero la realidad es que sus sanciones no permiten que nada llegue a Siria, incluida compra de medicamentos. Washington y sus aliados occidentales dan órdenes a algunos países y los amenazan con imponerles sanciones si negocian con Siria, o si algún Banco negocia con Siria”.
En noviembre de 2022, el principal experto de la ONU en sanciones publicó un informe en el que se detalla cómo las sanciones occidentales son “escandalosas” y están “asfixiando” a millones de civiles sirios y “podrían constituir crímenes contra la humanidad”.
Debido a estas sanciones occidentales, a las que se suman los efectos de la guerra, según informó Alena Douhan, relatora especial de la ONU
“Toda la población siria permanece en condiciones tales que diariamente están poniendo sus vidas en peligro, a causa de la grave escasez de agua potable, electricidad, combustible y alimentos… ¡Esto es de una crueldad inenarrable!
La economía de Siria se contrajo en un 90%, debido a una guerra deliberadamente propulsada desde el exterior. En la actualidad, nueve de cada 10 sirios viven en la pobreza.
El “enorme efecto negativo de las sanciones unilaterales” tiene “efectos devastadores sobre toda la población” y, desde luego, “un efecto también devastador en casi todas las categorías de derechos humanos”, expresó Douhan.
Mientras tanto, para los medios de prensa occidentales, particularmente para los europeos, Siria no existe. Los efectos catastróficos del terremoto, acompañados por las sanciones que siguen aplicando los Estados Unidos y la UE, constituyen una combinación perfecta para acabar con lo que queda del pueblo sirio. Pero si a ello se le añade el silencio letal que tanto los grandes rotativos, como las cadenas televisivas mundiales aplican sobre lo que está sucediendo en ese país, lograrían que el crimen y impunidad cómplice pudieran constituir una combinación perfecta.
Una hipocresía comunicacional sin límites se ha apoderado de todas las salas de prensa occidentales. Sin excepción. Algún día los pueblos dispondrán de la posibilidad de interrogar a sus responsables, preguntándoles hacia dónde estaban mirando mientras tanto.
https://canarias-semanal.org/art/34003/el-bloqueo-occidental-a-la-devastada-siria-es-de-una-crueldad-inenarrable
Aclaraciones a la convocatoria contra las guerras del 25F, por Juanlu González.
Es de agradecer que buena parte de los colectivos de izquierdas que inicialmente se arrojaron en brazos de la OTAN, hayan tenido tiempo para informarse de la realidad ucraniana de estos años atrás y hoy militen en posiciones, llamémosles, mas equidistantes. Como también es de agradecer que ahora se manifiesten abiertamente contra la participación española en la guerra, cosa que en su día muchos ni se atrevieron a mencionar en voz alta, cuando la avalancha guerrerista del gobierno de coalición rojipardo se desataba con todas sus fuerzas.
La guerra no comenzó hace un año, estalló hace 9 años con el golpe de estado del euromaidan. Y no lo digo yo, ya lo han reconocido —aunque se a en deslices— incluso responsables máximos del bando occidental, como el secretario general de la OTAN. Así que, situar la fecha elegida para pedir el fin de las guerras el 25F, es seguirle el juego al interesado relato occidental mayoritario y falta a la verdad.
El cartel de la convocatoria dice no a los bloques. ¿A qué bloques se referirán? Porque el hashtag elegido es “NiPutinNiOTAN”, un ejercicio de ninismo tan esperpéntico como divertido.
No se trata de Putin, se trata de la existencia en sí misma de Rusia y de la amenaza existencial a la que la está sometiendo la OTAN desde hace varios decenios. Si mañana Putin dejase el poder, podrían sustituirlo Medvedev, Prigozhin o Lavrov y todos, absolutamente todos, harían lo mismo, incluso con más determinación y firmeza.
El fin único de esta guerra es seguir troceando a Rusia en más pedazos, porque así está planificado por EEUU y reflejado en sus documentos estratégicos. Recuperar zonas de mayoría rusa, con habitantes con pasaporte ruso en peligro de muerte por gobiernos de corte racista como el ucraniano no es imperialismo, es una obligación. Podrían leer el texto de la ley étnica del demócrata Zelensky para intuir sus planes…
Por supuesto que Paremos las Guerras, todas ellas y en todas sus vertientes, la de Ucrania contra el Donbass y la de la OTAN contra Rusia, también. Como la de Israel y EEUU contra Palestina; la de EEUU, la UE e Israel contra Siria; la de Arabia Saudí, EEUU e Israel contra Yemen… y tantas otras.
No obstante, aún les faltan algunos hervores más para comprender qué es lo que se juega en Ucrania, quién decidió comenzar esta guerra y por qué la supuesta equidistancia manifestada es comprar el relato de EEUU. Y, pensando en la solución, un par de apuntes mas:
– Ni el Donbass, ni Novorossia tienen lugar en el régimen de Ucrania nacido tras el golpe neonazi apoyando por EEUU y la UE. Quizá si gobernara un nuevo Yanukovich podría intentarse, pero incluso así, tras esta cruenta guerra civil, tampoco sería posible.
– La guerra de Ucrania ha sido planificada, deseada, pagada, provocada y dirigida por Estados Unidos, la OTAN, Ucrania y la Unión Europea desde 2018 e incluso antes. De eso no cabe ninguna duda, queridos ninis, sólo hay que leer un poco más para darse cuenta de ello. Si no dejan de reconocerlo ellos mismos a diario…
https://insurgente.org/juanlu-gonzalez-aclaraciones-a-la-convocatoria-contra-las-guerras-del-25f/