Política
¿Cómo está la sanidad pública en otras comunidades gobernadas por el PP?
Madrid, con Isabel Díaz Ayuso al mando, es el ejemplo paradigmático de mala praxis, entendiendo por buena la defensa y la protección de la sanidad pública. Estos son los datos de Andalucía, Galicia, Murcia y Castilla y León.
Que la atención primaria en particular, y la sanidad pública en general, presenta enormes carencias en toda España es ya, a estas alturas de partido, una perogrullada. La objetividad de los datos lo constata. Pero esas mismas cifras y porcentajes también revelan otra realidad incuestionable: está peor en unos territorios que en otros.
Madrid, con Isabel Díaz Ayuso al mando, es el ejemplo paradigmático de mala praxis, entendiendo por buena la defensa y la protección de la sanidad pública. Pero, ¿siguen una política común otras comunidades gobernadas por el PP? ¿O la mala gestión se acentúa especialmente en la madrileña, cuya presidenta lidera el ala ideológica más extrema del partido?
Esto es lo que dicen los datos, analizados desde once variables, sobre el estado de la sanidad en Galicia, Castilla y León, la Región de Murcia y Andalucía. Ninguna llega al nivel tan desastroso de Madrid. Pero, de las cuatro estudiadas, es Andalucía la que tiene unas cifras más negativas, que, en muchos casos, se arrastran de las cuatro décadas de gobiernos socialistas. No obstante, el PP no solo no ha mejorado la situación, sino que la ha empeorado y ha acelerado el proceso privatizador.
Castilla y León es la que mejor posicionada está en los rankings, y destaca, principalmente, por el gasto sanitario y las ratios de profesionales. Galicia, también en una intensa deriva privatizadora, es la que menos invierte en atención primaria tras Madrid (aunque destaca en otros apartados), y Murcia se mantiene en un término medio continuo, como puede observarse en estos gráficos.
Galicia: la comunidad con menor inversión en atención primaria tras Madrid
La inversión sanitaria pública en el bastión del ahora líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, (habitualmente denominada gasto) es de 1.755,11 euros por habitante y año, según los últimos datos del INCLASNS (Indicadores Claves Sistema Nacional de Salud). Esta cifra es ligeramente superior a la media de toda España (1.701,47) y mucho mayor que la de Madrid (1.521,86). Solo hay cinco comunidades autónomas que invierten menos.
La atención primaria ha sido la principal pagana de años de recortes en sanidad. Galicia, donde el PP lleva gobernando desde 2009, es la segunda que menos porcentaje del gasto sanitario total dedica a atención primaria, un 11,62%, únicamente por detrás de Madrid.
En cuanto a la ratio de profesionales de la medicina por cada 1.000 habitantes (con datos del Ministerio de Sanidad actualizados a fecha de 2021), en Galicia es de 3,6. Ligeramente por encima de la media (3,5) y, como excepción en este caso, inferior a la de Madrid (3,7). Seis territorios están por debajo. Es importante aclarar que en esta estadística se tienen en cuenta todos los profesionales, también quienes ejercen en la privada.
Si solo se contemplan los médicos o médicas de atención primaria, Galicia tiene una ratio de 0,82 por cada 1.000 pacientes, superior a la media del Estado (0,76) y con solo cuatro comunidades por encima. Un dato positivo que, sin embargo, choca con el hecho de que el número de facultativos haya disminuido: eran 2.216 en 2009 y 2.206 en 2021. La ratio, sin embargo, ha aumentado, puesto que la población de Galicia ha decrecido: 2.796.089 habitantes en 2009 y 2.695.645 en 2021, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
También está bien situada en cuanto a la ratio de personal médico de atención especializada (2,1), que es más alta que la media (2,02). Siete comunidades la tienen mejor. Respecto al personal de enfermería, la ratio es de 0,7, mientras que la media de España es de 0,66. De nuevo es mayor en siete territorios.
Otras dos estadísticas interesantes para hallar el nivel cualitativo de la sanidad son los tiempos de espera. En Galicia, el tiempo de espera para una intervención quirúrgica es de 77 días. En solo dos comunidades (entre ellas, Madrid), es inferior. Destaca también la cifra sobre el tiempo de espera para una primera consulta en atención especializada: 56 días, la cuarta con mejores datos.
Una denuncia habitual en aquellos gobiernos autonómicos liderados por los populares es la progresiva privatización de la sanidad. En Galicia, el porcentaje del gasto sanitario que se emplea para conciertos con la privada es del 4,45%. Está en la mitad de la clasificación.
Y dos datos más extraídos del informe La privatización sanitaria de las CCAA 2022, elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). El gasto en seguros privados per cápita en Galicia es de 155 euros al año. Es el sexto mayor, aunque está por debajo de la media (157,29). El porcentaje de camas hospitalarias privadas sobre el total es del 4,5%, la cuarta comunidad que más tiene.
Con estas variables, y alguna más, la Federación elabora un ranking con el grado de privatización de la sanidad en cada comunidad autónoma. Galicia está en el primer puesto de las que se considera que tienen un grado intermedio de privatización, y muy cerca de ascender a la división de “elevado grado de privatización”, donde, actualmente, se encuentran Madrid, Catalunya, Baleares y Canarias.
Andalucía: la comunidad con menor gasto en sanidad pública y peor ratio de profesionales de la medicina
Conocido como «moderado», en contraposición a Ayuso, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) es el presidente de Andalucía desde 2019, y gobierna con mayoría absoluta tras las elecciones del 19 de junio de 2022. La situación, por tanto, de la sanidad andaluza (para bien o para mal), es en gran parte achacable a los más de 40 años de gobierno del PSOE, aunque, cómo se verá posteriormente, algunas cosas están cambiando para peor.
La inversión sanitaria pública en Andalucía por habitante es de 1.459,43 euros anuales, la más baja de toda España. Alcanzó su punto inferior en 2014 (1.109,66) y, desde entonces, ha ido aumentando hasta la cifra comentada (referente a 2020). Antagónica es su posición respecto a la parte del gasto sanitario que se dedica a atención primaria: es el 17,66%, la que más en España, aunque ha bajado respecto a 2019, cuando era del 18,01%.
Andalucía también está a la cola en cuanto a la ratio total de profesionales de la medicina por cada 1.000 habitantes, que es de 3. La misma que en Baleares y Canarias.
La ratio de profesionales médicos de la atención primaria ha descendido desde 2019: la que el PP se encontró era de 0,76 y la de 2021 es de 0,73. La cantidad de facultativos ha aumentado (6.252 en 2019 y 6.262 en 2021), pero no en la misma proporción que el número de habitantes de Andalucía: 8.414.240 en 2019 y 8.472.407 en 2021.
Preocupante es la ratio de profesionales de atención especializada: 1,51, la más baja del Estado. Cayó considerablemente de 2018 (1,62) a 2019 (1,47) y ahora se trata de recuperar. Además, tiene la tercera ratio más baja en personal de enfermería: 0,6, la misma que en 2019, y solo superior a la de Madrid y Murcia.
Algo mejor (aunque no demasiado) está en cuanto a tiempo de espera para una intervención quirúrgica (128 días, la octava comunidad con más demora). Y es la cuarta con mayor espera para las consultas de atención especializada (105 días).
El gasto dedicado a conciertos es del 3,98%, el cuarto más bajo. Lo que no quiere decir que Andalucía no esté acelerando en su proceso de privatización de la sanidad: ha subido 10 puestos en el ranking entre los dos últimos informes de la FADSP. Actualmente está, detrás de Galicia, encabezando el grupo de nivel medio.
El gasto per cápita de los andaluces en seguros sanitarios privados (un parámetro clave para saber cuántas personas renuncian a la sanidad pública) es de 155 euros anuales (el sexto más alto). Y el porcentaje de camas privadas (sobre el total) es de 10,9%, el tercero mayor, únicamente por detrás de Catalunya (39,2%) y Madrid (13,6%).
Castilla y León: la comunidad con más médicos de atención primaria y una de las de mayor tiempos de espera
En 1987, José María Aznar inauguró la estirpe de gobiernos del Partido Popular en Castilla y León. Son, por lo tanto, 35 años con el PP al frente; y ahora, además, con VOX. El gasto sanitario público es de 1.936,35 euros por habitante y año, el mayor entre todas las comunidades. Del mismo modo, el 16,13% se dedica a atención primaria, la segunda con un porcentaje mayor, por detrás de Andalucía.
La ratio total de profesionales de la medicina es de 4,1, solo por detrás de Aragón y Cantabria, e igualada con Navarra. Mejor aún es la ratio de atención primaria, 1,06, la más alta de España. No obstante, es menor que la que tenía en 2010 (1,09), y también ha bajado de manera considerable el número de médicos (2.670 en 2009 y 2.535 en la actualidad).
Está bien situada, de igual forma, en cuanto a personal médico de atención especializada en la sanidad pública (2,12). Únicamente es mayor en seis comunidades. Para finalizar el análisis de la atención primaria, es la tercera con una ratio más alta de personal de enfermería (0,88).
Peor está en cuanto al tiempo de espera para una intervención (144 días): el sexto territorio con mayor demora. La espera para una primera consulta de atención especializada es de 77 días (en la mitad del ranking).
Respecto a la privatización, solo el 2,73% del monto total se destina a conciertos (la que menos en toda España). Mientras que el gasto per cápita en seguros privados es de 137 euros al año y el porcentaje de camas privadas asciende al 3,9%. En ambos casos se halla en los puestos medios.
Con todo ello, según la FADSP, Castilla y León también está en el grupo con un grado intermedio de privatización, aunque lejos de llegar al nivel elevado.
Región de Murcia: la tercera con peor ratio de personal de enfermería
En la Región de Murcia, la inversión en sanidad pública por habitante es de 1.810,34 euros: es la octava comunidad con mayor gasto y está por encima de la media española (1.701,47). Destina, de esa cifra total, el 14,86% a atención primaria, lo que la convierte en el quinto territorio con un porcentaje más alto. Es superior a la media (13,92%) y también a lo que dedica Madrid (10,66%).
Tiene una ratio de profesionales de la medicina por cada 1.000 habitantes del 3,7, igual que la de Madrid y un punto por encima de Galicia. Octava en el ranking. Peor es la comparación con el resto en lo que se refiere a profesionales de la medicina en la atención primaria de la sanidad pública: su ratio es de 0,75 (únicamente cinco tienen una ratio menor). A diferencia de Galicia y Castilla y León, en Murcia sí ha aumentado la cantidad de facultativos: 1.058 en 2009 y 1.151 en 2021.
Tampoco sale mucho mejor parada en cuanto a médicos y médicas de atención especializada, puesto que su ratio es de 1,96 (la cuarta más baja). Y peor aún está en cuanto a personal de enfermería: 0,58 por cada 1.000 habitantes. Solo es peor en Baleares y Madrid.
Mejor clasificada está Murcia respecto a los tiempos de espera para una intervención (94 días): tienen una demora menor en Navarra, Galicia, Madrid y País Vasco. En la mitad de la lista se encuentra respecto a lo que hay que esperar para una consulta de atención especializada.
En Murcia también hay un grado medio de privatización de la sanidad. El PP gobierna la región desde 1995. Aunque cada vez está más cerca de una mayor privatización, ya que ha subido cuatro puestos entre los dos últimos informes.
Está en el centro del ranking en cuanto al porcentaje de la inversión sanitaria total que se dedica a conciertos: 5,35%. Respecto al gasto per cápita en seguros privados es de 95 euros anuales (el tercero más bajo de España) y las camas privadas suponen el 3,2% sobre el total (en el centro de la lista).
Lo explica, Naomi Klein, en la Doctrina de Shock, de la que este enfoque es la expresión de sus métodos: ellos están aquí, dice Friedman, para sostener sus objetivos hasta que las condiciones hagan posible lo imposible. En realidad, en este caso, frenar e impedir el desarrollo de la sanidad pública y su financiación, socavando el sistema y facilitando el negocio de la salud privada, hasta que en unas condiciones de precariedad y deficiencia como ha sido la pandemia arremeter contra el sistema y terminar de hundirlo transfiriendo a los negocios de medicina privada los restos que queden.