Opinión

Balones de sangre

"La indignación impostada provocará gestos vacíos como el de portar un parche por los derechos LGTBIQ que ignorarán los intereses económicos que Qatar ha creado en todas las sociedades democráticas", escribe Antonio Maestre.

El Mundial de 2022 comenzará en Qatar el 20 de noviembre. REUTERS / IBRAHEEM AL OMARI

Albert Speer Jr. es un arquitecto alemán de prestigio que murió en el año 2017. El nombre les sonará porque era hijo de Albert Speer, ministro de Armamento y Municiones del Reich durante la II Guerra Mundial y el arquitecto de Adolf Hitler, responsable de la construcción de los edificios más emblemáticos, como el Campo Zeppelin en Nuremberg, donde se realizaban las demostraciones de fuerza del Partido Nacional Socialista. 

La historia tiene giros burlescos. Albert Speer Jr. ha sido el responsable de la construcción en Qatar de las infraestructuras para el Mundial de 2022 del estadio nacional de Lusail, el estadio Al Bayt, el estadio Ras Abu Aboud y el estadio Al Janoub. El estudio Albert Speer & Partner diseñó los 12 campos donde se jugarán los partidos, incluidos el Jalifa y la Aspire Zone, las joyas de la corona de los emires para el evento futbolístico, que comenzará este 20 de noviembre. Las hagiografías dicen que durante toda su vida el arquitecto alemán intentó desmarcarse de las atrocidades de su padre, pero el destino lo ha situado en la construcción de otros usos contra los derechos humanos.

El día de la inauguración del Mundial no se verán los más de 6.500 migrantes muertos, según una investigación de The Guardian basada en datos de los países de origen de los trabajadores. Solo la embajada de Pakistán en Qatar informó de 824 trabajadores muertos entre 2010 y 2020. La FIFA reconoció solo tres muertos en la construcción de las infraestructuras y dio por buenas las explicaciones de la propaganda emiratí. La falta de rigor es tal que un solo informe de Amnistía Internacional puso nombre a seis trabajadores fallecidos en las obras. La hipocresía sobre los derechos humanos en un momento en el que Occidente parece muy sensible por la guerra en Ucrania adquiere una dimensión grotesca cuando, en apenas unos días, estaremos de fiesta deportiva compadreando con quien ha construido los campos de juego con la sangre de miles de trabajadores

Qatar y los derechos humanos nunca han ido de la mano. Desde el principio, la corrupción ha estado ahí. El proceso de concesión a la dictadura árabe fue un artificio de compra de voluntades que acabó con Mohamed bin Hammam, responsable de la Confederación Asiática de Fútbol y qatarí, expulsado de por vida de la FIFA. 

Los derechos deportivos

En España, podremos ver el mundial gracias a Mediapro, RTVE y Movistar. Los beneficios de los derechos deportivos que compró el presidente de Mediapro, Jaume Roures, y que vendió a TVE para la emisión de los partidos, obvian los miles de migrantes muertos de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka en la construcción de las infraestructuras. Y hay muchos ejemplos empresariales con los que se comprueba que los ‘derechos deportivos’ suelen estar por encima de todo.

Hace unos años, US Imagina LLC, la filial estadounidense de Imagina Media, del grupo que fundaron Jaume Roures y Tatxo Benet, se declaró culpable de haber pagado sobornos por una cuantía de 6,5 millones de dólares a los responsables federativos que conceden los derechos audiovisuales para hacerse con los derechos de retransmisión de los partidos clasificatorios para las Copas del Mundo de Fútbol de 2018 y 2022 en las regiones de la UNCAF y la CONCACAF. El acuerdo con la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York incluía un pago de más de 24 millones de dólares a las federaciones americanas afectadas y la admisión del delito de conspiración para cometer fraude electrónico.

El robo del siglo, tituló el diario L’Equipe una portada en la que el empresario salía caracterizado como el protagonista de La casa de papel. Se refería al impago de 325 millones de euros por los compromisos adquiridos por Mediapro por la compra de los derechos audiovisuales de la liga nacional de fútbol en Francia. El diputado Cèdric Roussel, miembro de La República en marcha (LREM), explicó a través de una fábula de La Fontaine la avaricia del empresario español: “Deseo que se haga lo necesario para hacer pagar a este grupo internacional con actitudes de golfo […]. Esta es la historia de un productor que ha querido ser más grande que un buey, que ha intentado dar un golpe y le ha salido mal, y que deja detrás un campo de ruinas: asalariados, proveedores, abonados por una parte y, por otra parte, al deporte y al fútbol francés sin medios”.

El pago de los mencionados sobornos por la filial de Mediapro para los partidos clasificatorios no penalizó a Jaume Roures para quedarse con los derechos audiovisuales de la fase final y, finalmente, podremos ver buena parte de los partidos en la cadena pública. “Si tú contextualizas en tus informativos y en tus programas de reportajes [la situación de Qatar] puedes perfectamente apoyar a la selección, darle a los españoles que quieren ver el fútbol ese contenido e informar de las cuestiones que suceden en un país como Qatar”, explicó a verTele el director de Contenidos Generales de RTVE, José Pablo López. Es decir, a través de RTVE, todos los contribuyentes en España hemos pagado 35 millones de euros a Jaume Roures por los derechos audiovisuales de 20 partidos de fútbol en un país donde homosexuales y mujeres son ciudadanos de segunda y donde han muerto más de 6.500 trabajadores en la construcción de los campos.

Qatar en España

La historia es poco edificante, pero tiene una explicación. Qatar Investment Authority (QIA) es un fondo soberano de Qatar dirigido por Hamad bin Jassem bin Jabr Al Thani con importantes intereses económicos. Es complicado aprenderse estos nombres, pero son los principales dueños del país y accionistas de ingentes cantidades de intereses y recursos en toda Europa, incluida España. Los dueños son el jeque Sheik Hamad bin Khalifa Al Thani; el primer ministro, Hamad bin Jassem bin Jabr al Thani, y su hijo, Mohammed bin Hamad Al Thani. 

La presencia del dinero de la dictadura de Qatar en España es diversa. Tienen intereses en la Inmobiliaria Colonial, El Corte Inglés, Iberia, Vueling o empresas derivadas del sector turístico. Además, por encima de todo, una importante participación en Iberdrola. La presencia de los qatarís también se da en los medios de comunicación. Uno de los consejeros de Prisa es Khalid bin Thani bin Abdullah Al Thani, responsable de sacar As Arabia junto a la corporación. Porque los negocios y el fútbol son la base fundamental de la política que han aprendido los jeques.

A través del fútbol se pueden comprender muchas guerras cruzadas en las que los intereses de Qatar sobrevuelan sobre el capital español y las voces mediáticas. Podemos comprenderlo a través de Kilian Mbappé y el enfrentamiento entre el Real Madrid y el PSG con una derivada en el puente aéreo. El fútbol siempre sirve como trampantojo para cosas verdaderamente importantes. Florentino Pérez y Qatar han tenido una relación de amor-odio. No solo porque Qatar fuera patrocinador del Barcelona, sino porque las relaciones empresariales con el fondo del emirato han pasado pruebas de estrés que ayudan a comprender el poder del dinero de Qatar en nuestro país. El fútbol es solo un artificio.

Mansour Ebrahim al Mahmoud, consejero delegado de Qatar Investment Authority (QIA) y dueño del 8,7% del capital de Iberdrola, tiene una estrecha relación con Ignacio Sánchez Galán. Son varias las veces en las que el jefe de la energética española ha cogido su jet privado para ir a negociar con el fondo soberano qatarí los intereses de la empresa del IBEX. 

El dinero de los dividendos que Iberdrola otorga al fondo de Qatar, más de 200 millones de euros anuales, lo cobra a través de empresas en Luxemburgo para ahorrarse un porcentaje fiscal. En 2011 sucedió un episodio relevante, como siempre a escondidas de los ojos del gran público no porque no se contara, sino porque el gran público se cree que el poder se juega a vista de redes sociales y no en pequeños breves en los periódicos económicos que hay que desencriptar con talento, paciencia y habilidad. Ignacio Sánchez Galán se aliaba con Qatar en detrimento de Florentino Pérez y ACS por el control de Iberdrola. Una serie de viajes relámpagos fracasados de Florentino Pérez para conseguir financiación con los emires por medio marcaba una batalla por el dinero del petróleo qatarí que nunca pararía.

Florentino Pérez siempre ha estado interesado en lograr el favor de la Qatar Investment Authority para que entrara en el accionariado de ACS, pero esta siempre se negó por tener ya una importante participación en Hochtief, la filial alemana de ACS con importantes contratos concedidos en la construcción de infraestructuras del mundial. En los negocios no hay amigos, solo socios.

La pugna económica entre Florentino Pérez y Qatar se hizo más cruda cuando el fondo del emirato entró en Hochtief para diluir a ACS y encarecer la OPA que la empresa española había lanzado a la corporación alemana. Sin embargo, los negocios de Florentino Pérez en Qatar con ACS han sido enormemente satisfactorios. La empresa del magnate del fútbol ha sido la responsable de construir el tranvía de Doha, cinco embalses por un importe de 608 millones de dólares, obras de canalización de agua por valor de 300 millones de dólares y otras obras de gran calado de ingeniería civil como una autopista por un valor de 1.200 millones de dólares. 

Habtoor Leighton, filial de ACS dirigida por José Antonio López-Monís, al que nombró Florentino Pérez, es la empresa responsable de todas las infraestructuras en los países del Golfo y la encargada de las construcciones en Qatar. La filial australiana de ACS, CIMIC, que también opera en Oriente Medio, fue acusada en una investigación periodística conjunta de haber dejado presuntamente sin pagar a trabajadores extranjeros en las obras realizadas en el Golfo. La última batalla entre Florentino Pérez y los Al Thani se produjo con el fichaje frustrado de Mbappé, pero para comprenderla hay que mirar las cuentas de resultados y los movimientos y guerras empresariales que se produjeron cuando el balón aún no estaba manchado de sangre.

El dinero de Qatar ha logrado apagar las críticas y doblegar voluntades. La inmensa capacidad económica de este país y sus ingentes inversiones han logrado que se tolere su sistemático maltrato de los derechos humanos. La capacidad para lavar su imagen en Occidente cuenta con la acción de organizaciones como Supreme Committee for Delivery & Legacy, también conocida como Concordia, presidida por Hassan Al-Thawadi: “La organización responsable de coordinar entre entidades públicas y privadas para garantizar que los proyectos de infraestructura y desarrollo estén listos para la Copa Mundial de la FIFA 2022”, según su web. Los nombres del Consejo de Liderazgo de Concordia de Qatar están integrados por líderes políticos de todo el mundo. Entre sus miembros destacan José María Aznar, Álvaro Uribe, Cherie Blair, Felipe Calderón, Andrés Pastrana, Anders Fogh Rasmussen, Ian Bremmer o Durao Barroso.

El balón comenzará a rodar en Qatar el 20 de noviembre. Los intereses económicos alcanzan a buena parte de los estratos empresariales y mediáticos. Ello significa que habrá ruido desinformado o de parte, se ocultarán filias y se señalarán fobias interesadas. La indignación impostada provocará gestos vacíos como el de portar un parche por los derechos LGTBIQ que ignorarán los intereses económicos que Qatar ha creado en todas las sociedades democráticas. La dictadura de Qatar ha logrado que a nadie interese la muerte de unos miles de migrantes. El Mundial será un espectáculo grandioso, los balones de sangre rodarán limpios sobre el césped.

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Comentarios
  1. Muy buen artículo. Pero, ! attenti ai ladri¡, que nadie crea qué los cataries son tan malos que hasta causan los seismos. El mundo está lleno de malos, pero malos de verdad, ¿ eh?; frente a los cuales los cataries, los jeques arabes del Golfo o incluso dictadorzuelos africanos, son tan buenos que hssta podrian permitirse reclamar y aspirar a una canonización, por lo menos, a una beatificación. Y esos malos- malísimos son todos europeos. Llamo malos- malísimos a aquellos que o han producido la muerte de millones, o estan dispuestos a hacerlo. A la primera clase pertenecen Hitler y los suyos y Stalin y los suyos. A la segunda, pertenecen los conocidos von der Leyen, Borrell, Stoltember y, prominentemente, Zelensky. En efecto, todos estos tres ultimos son guerrero- atomistas, tan absolutamente malos y tan peligrosos que hasta asustaron a Biden y a su horda. Zelensky hace unos dias mando cohetes contra Polonia y, si no fuera Biden qué lo detuvo, producia la Tercera Guerra Mundial, atomica esta vez

  2. Enhorabuena por su trabajo periodisco!!!
    Profesionles de la informacion, como usted, es lo que necesita la sociedad
    Un saludo!!

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