Sociedad
Getrude Mongella: “La próxima revolución será en África”
La primera presidenta del Parlamento Panafricano considera que serán las mujeres africanas las que moverán la revolución porque son "especialmente fuertes"
Está a escasos 14 kilómetros de nuestras fronteras, sin embargo África sigue siendo, en muchas ocasiones, el continente invisible. Pero la llamada Mamá Beijing desde la IV Conferencia de la Mujer en Pekín en 1995 pasea su orgullo africano por todo el mundo tratando de dar a conocer la realidad de su tierra. Gertrude Mongella (Tanzania, 1945) asegura que se tiene una imagen de África muy desvirtuada: «se nos ve como un lugar oscuro y somos un contiene que genera riqueza y que lucha».
La que fue primera presidenta del Parlamento Panafricano, premio Martin Luther King y premio Delta de Entendimiento Global, asegura que las mujeres «del continente de la esperanza» son «especialmente fuertes». El pasado 16 de marzo acudió al III Encuentro con Mujeres que Trasnforman el Mundo en Segovia, donde participó en un coloquio sobre género y etnias con la periodista Montserrat Domínguez.
¿Qué hace diferente a África del resto de continentes?
Una historia muy complicada. Los africanos hemos vivido la esclavitud, la colonización y hemos luchado por la liberación de nuestro continente. Somos un pueblo fuerte, especialmente las mujeres, y eso nos hace diferentes. La próxima revolución será en África, porque allí tenemos los recursos y los estamos protegiendo. Sólo nos faltan los recursos humanos y dejar de depender de China y Occidente. Debemos estar preparados para explotar nuestros recursos y gestionarlos, así se dará la revolución.
¿Qué papel debe tener la mujer en esa revolución??
Debe dirigirla, y para ello debe estar formada y educada. Por eso es tan importante acabar con la brecha que todavía existe entre mujeres y hombres en la educación. En la escuela primaria de la mayoría de los países ya hay casi la mitad de niñas que van a la escuela, pero cuando se trata de la educación superior el número de mujeres es menor en comparación con el de hombres.
Y respecto a la política…
El número de mujeres políticas está creciendo más rápido incluso que en Europa, porque las mujeres africanas están muy concienciadas sobre la deliberación del continente, y por lo tanto la cultura política es parte de su vida. Y ahora, en algunos países, más de la mitad del Parlamento está representado por mujeres, por ejemplo en Ruanda, donde son el 56%. Ellas tomaron el desafío de reconstruir la sociedad tras el genocidio de 1994. Las mujeres tenemos cualidades inimaginables, una amiga mía rusa siempre dice que las mujeres somos como hojas de té, que para ver su fuerza tiene que ponerse en agua caliente. Así sacamos todo su color.
¿Qué cualidades debe tener una mujer para llegar a dirigir el Parlamento Panafricano?
Inteligencia, gran experiencia política y educación. Personalmente, creo que se está viviendo una transformación y el hecho de estar implicada en política me hace sentir orgullosa de ser parte de ello. [Ella lleva 40 años en política, siendo en su país ministra de Asuntos de la Mujer, ministra de Recursos Naturales y Turismo y ministra de la Presidencia, entre otros cargos].
¿Es usted partidaria de mantener cuotas en el poder en busca de la paridad?
Sí, mientras que no sea una realidad. Sigue siendo una cuestión cultural. Cuando la sociedad cambie, se deshará naturalmente, pero ahora la necesitamos. Es una estrategia, una llave de poder.
¿Pesa la tradición en la lucha feminista africana?
Sin duda. Es uno de los mayores problemas. Por ejemplo, cuando se trata de la herencia y la propiedad de la tierra, los hombres todavía tienen el poder en la familia de poseer la propiedad y de heredar la propiedad. En muchos países se están cambiando las leyes para asegurar que las mujeres tengan los mismos derechos a la herencia, incluyendo mi país. Y al mismo tiempo tenemos una ley para proteger a las mujeres contra el abuso sexual y, por ejemplo, ahora en mi país violación se castiga con 30 años de prisión.
¿Cómo afectó la Conferencia de Pekín a África?
Produjo un cambio en la mentalidad. Tuvo un impacto muy importante en las mujeres africanas, incrementó la conciencia y forzó algunos cambios legales. En mi país, Tanzania, se cambió las leyes de la tierra, se revisó la legislación para que una mujer pudiese heredar posesiones.
¿Es el analfabetismo una herramienta para someter a las mujeres?
Sin duda, la educación no es sólo la manera de dominar a las mujeres, sino también la forma en que las mujeres bien educadas pueden dominar a los hombres y las mujeres sin educación. Es un factor de poder. El que obtiene el conocimiento, domina. El mundo se mueve rápido y la información y la tecnología son necesarios hasta para coger un avión. En eso se está convirtiendo la educación ahora. Ya no sólo es la educación tradicional, se debe tener un nuevo conocimiento científico sobre las tecnologías de la información, todo. Por lo tanto, debe cambiar rápidamente la educación que las mujeres reciben porque es la educación lo que nos ayudará a vivir en el mundo moderno.
Ya va siendo hora de que las mujeres hagan una revolución, es un gran sacrificio que siempre hagamos correr los hombres nuestra sangre a rios hasta llenar mares para los avances de la humanidad y las mujeres lo tengan tan sencillo con las manifestaciones sufragistas y otros metodos cuando ya hay sociedades más avanzadas.
¿Tan sencillo como las sufragistas? Creo que no hace falta decir que el caso de las sufragistas (blancas, europeas y en su gran mayoría de clase acomodada) es tan solo una minúscula gota en la revolución de las mujeres, y que muchas mujeres hacen la revolución en su día a día, sin pertenecer a ningún movimiento establecido. Las propias mujeres africanas no gustan de llamarse feministas, por las connotaciones occidentales que ello conlleva. Pero no por ello están fuera de la lucha por el empoderamiento de su género. Llevar a cuestas la responsabilidad del desarrollo de una familia y del mantenimiento de una casa en lugares inhóspitos, y tener la capacidad de progresar a través de por ejemplo el dinero recolectado entre otras mujeres de la comunidad, montar un puesto de comida en el mercado local y así poder ahorrar para alquilar un local y comprar una máquina de coser y telas para poder empezar un negocio dar a los hijos la educación que merecen, no creo que sea precisamente sencillo o fácil. Enterémonos un poco de las verdaderas realidades antes de emitir juicios de razón tan poco contrastados y tan machistas. Que la revolución de las mujeres no sea sangrienta no la deslegitima, sino todo lo contrario.
África como continente no es entendible, posee demasiadas realidades y muchas de ellas dentro de ficticias fronteras que han aumentado los problemas sobrevenidos, a la vez que se expolia y se expolia a la población de su porvenir y su riqueza. Todo está conectado, y el mundo está fatal.
http://casaquerida.com/2013/03/30/la-dignidad-soportable-y-sus-limites/