María Salmerón: “No estoy preparada mentalmente para entrar en prisión”

«¿Hay hoy un caso mediático?», pregunta una mujer que llega, vestida con un uniforme de una empresa de limpieza, a los juzgados ubicados en la Buhaira, en Sevilla. «¿Ese es el caso de la mujer que se llevó a los niños?», prosigue, en referencia a la historia de Juana Rivas. «Ah, sí, ya, ya. La que ahora quieren que vaya a la cárcel después de tantos años», recuerda mientras intenta huir del sol, que cae a plomo sobre este edificio a las 12 del mediodía. Enfrente, en el inmueble donde da la sombra a esa hora, se ubican los juzgados de violencia sobre la mujer, donde María Salmerón, víctima de violencia de género, nunca ha sido citada. 

Es, probablemente, la metáfora de la situación que vive esta mujer desde hace 20 años, cuando decidió separarse de su marido, condenado a 21 meses de prisión por maltrato, y optó, además, por escuchar a su hija, que siempre ha asegurado que no quería ver a su padre. Miriam, que ya es mayor de edad y estudia en Irlanda, ha narrado estos últimos días en diversos medios cómo fueron esos años y cómo sigue siendo su vida ante el mazazo que ha supuesto la denegación del indulto a su madre, por parte del Ministerio de Justicia, por la última condena: nueve meses de prisión y el pago de 3.000 euros a su expareja, quien en todos estos años la llevó al juzgado también por una supuesta denuncia falsa, de la que salió absuelta, y recurrió uno de los indultos que el Gobierno –del PP– le había concedido anteriormente.

“Él siempre ha querido verme en la cárcel”, repite como una letanía María Salmerón del hombre que, condenado por maltrato, no la pisó. 

Muy dolida con el actual Gobierno –”El PSOE nos ha traicionado a mí y a mi hija», ha dicho a los medios de comunicación allí concurridos–, Salmerón ha informado de que ha pagado los 3.000 euros en concepto de responsabilidad civil –reunidos a través de un crowdfunding, según ha explicado– y que ha pedido de nuevo la suspensión de la pena para una nueva solicitud de indulto. La jueza, de momento, le ha notificado que tiene 16 días para entrar en la cárcel de manera voluntaria. «No estoy preparada mentalmente», había afirmado Salmerón, antes de entrar al juzgado, a los medios de comunicación, a quienes también ha explicado con pedagogía conceptos relacionados con su caso y la violencia de género. 

Un grupo de personas la ha acompañado a las puertas de este juzgado. «Proteger a su hija la ha traído hasta aquí», decían tras una pancarta varios hombres en la que se podía leer lo que, en el caso de María, ni la justicia ni la política –pese al discurso recurrente– están teniendo en cuenta: «Ningún maltratador es buen padre».