Internacional
Perú exige responsabilidades a Repsol por “el peor desastre ecológico en Lima”
La Fiscalía especializada en Materia Ambiental de Lima Noroeste abrió una investigación el pasado lunes por contaminación ambiental contra la refinería
El pasado sábado 15 de febrero, el tsunami generado por la erupción volcánica de Tonga provocó un importante derrame de petróleo en la refinería peruana de La Pampilla, propiedad de la multinacional española Repsol. La manta de crudo ya ocupa varios kilómetros de playas del océano Pacífico y ha afectado a dos áreas naturales protegidas.
Ante esto, la Cancillería de Perú ha calificado el vertido como «el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos». A través de un tuit, el Ministerio de Relaciones Exteriores peruano denuncia que el derrame «ha ocasionado un grave perjuicio a cientos de familias de pescadores». Por ello, remarca que «Repsol debe resarcir este daño de manera inmediata».
La multinacional petrolera, sin embargo, niega su responsabilidad y señala al Gobierno del país: «Nosotros estábamos haciendo una descarga desde el día anterior, llamamos a la Marina de Guerra, les pedimos confirmación acerca de la alerta en las costas de Perú», ha señalado la responsable de Comunicación de Repsol, Tine van den Wall Bake Rodríguez.
El propio presidente de la República del Perú, Pedro Castillo, también ha señalado directamente a la compañía española, a la que instado a “asumir sus responsabilidades”: «Nos encontramos en un momento muy crítico en materia ambiental. Estamos en uno de los lugares afectados por el derrame de petróleo ocurrido hace pocos días, que ha significado el desastre ecológico más preocupante de la costa peruana en los últimos tiempos. No podemos rehuir de responsabilidades, se trata de asumirlas. Y, en ese caso de la empresa causante del desastre ecológico, esperamos que tiene que ser así y sería responsable«.
Otras voces como la del excongresista y vicepresidente de Oceana Perú, Daniel Olivares, se han mostrado asimismo críticas con lo ocurrido. Olivares considera que la Marina cometió una grave omisión de información tras la erupción volcánica, en contraposición a lo que hicieron las autoridades de Ecuador y Chile, que sí avisaron del tsunami. Sin embargo, ha advertido de que ello no exime a Repsol de la obligación de tener unos protocolos adecuados a este tipo de acontecimientos: “Con lo que informó la empresa al inicio, llenas el tanque de un auto. Hasta ahora no conocemos la magnitud real, pero ahora puedes llenar el tanque de 25.000 autos. (…) O mintió o no tienen capacidad para hacer lo que están haciendo”.
La Fiscalía especializada en Materia Ambiental de Lima Noroeste, por su parte, decidió abrir el pasado lunes, dos días después del desastre, una investigación por contaminación ambiental contra la Refinería de La Pampilla.
Repsol debe dar explicaciones, en primer lugar, de por qué continuaron con la descarga a pesar de tener motivos para consultar a la Marina sobre algún posible riesgo. En segundo lugar, debe responder por qué no se desplegó un plan de contingencia más equipado desde el principio, aun observando inicialmente que el vertido había sido mínimo. Como se demostró después, el oleaje podría estar ocultando la magnitud real del derrame.
Ateniéndose a las declaraciones de la compañía, parece que no se valoró el riesgo al alza, provocando la expansión de la zona afectada. Repsol también debe explicar por qué la portavoz afirmó la necesidad de formar a nuevo personal para ampliar las labores de limpieza y contención. Esto podría apuntar a que el protocolo de contingencia no contemplaba tal situación o no se disponía de un dispositivo de emergencia a la altura.
Independientemente de que Repsol sugiera que no son culpables del desastre, según los artículos 1970 del Código Civil y 144 de la Ley General del Ambiente peruanos la responsabilidad de Repsol es objetiva: no necesita un factor de dolo o culpa a la hora de determinar su responsabilidad civil. El hecho de que trasladara materiales peligrosos es suficiente. Mientras Repsol evita ser identificado como culpable de cara a la opinión pública, los ecosistemas y la población de la zona ya han sufrido daños irreversibles por unas medidas que han resultado ineficaces.
Este no es en absoluto un caso aislado. Repsol tiene en Perú un amplio historial de impactos socioecológicos, denuncias de malas prácticas y violaciones de derechos humanos, siendo especialmente graves los impactos de su actividad de extracción de hidrocarburos en la región amazónica de Camisea. El de las playas de Ventanilla es uno de muchos casos de vertidos de petróleo que ha sufrido Perú, entre ellos los más de 400 derrames que han afectado a la Amazonía peruana entre 2000 y 2019. Aunque la tendencia mundial de este tipo de accidentes es a la baja, los daños son muchas veces irreparables. En 2021 se produjeron cinco derrames de tamaño medio (7-700 toneladas) y uno de gran escala (más de 700 toneladas), al que hay que sumar el del pasado fin de semana en Perú. Una economía basada en el petróleo y sus derivados es incompatible con la vida.
Las insuficientes medidas de contención de Repsol se han cobrado ya 18.000 metros cuadrados de costa. Se han visto afectados varios ecosistemas y han hecho impracticable la pesca artesanal de la que dependen más de 500 pescadores de la zona.
Exigimos que Repsol asuma su responsabilidad y compense a la población local por el derrame de petróleo en la costa peruana. La compañía no debe escatimar en gastos para revertir lo antes posible la situación, a pesar de que muchos de los daños a las reservas naturales serán ya irreparables. Nos sumamos a las demandas de Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático de Perú (MOCICC), que exige que Repsol haga público su Plan de Contingencia y rinda cuentas por la ineficacia de las medidas de contención desplegadas.
https://www.ecologistasenaccion.org/187864/exigen-que-repsol-asuma-su-responsabilidad-por-el-derrame-de-petroleo-en-la-costa-peruana/