Cultura | Opinión

La filosofía importa

"La escuela no tendría por qué ser territorio de lo que da rédito [...] La forma de utilidad de la filosofía es otra, una que limpia esa palabra de dinero y la llena de vida y de sentido", reflexiona Laura Casielles.

Una ballena en Japón. REUTERS / KIM KYUNG-HOON

Hay cosas que parecen estar siempre en peligro. Las ballenas, los grandes bosques, la filosofía en los currículums educativos. Cada equis tiempo se pone de nuevo bajo los focos su inminente extinción y nos preguntamos: ¿pero otra vez, o todavía? 

Con la filosofía está pasando estos días, entre líneas de la nueva ley de educación, la LOMLOE (más conocida como Ley Celáa), que se presenta como una restauración (con mejoras) de las condiciones anteriores a la llamada ley Wert, implantada por el PP en 2013. Pero, como denuncian quienes han vuelto a su vez a movilizarse para decir que #LaFilosofíaImporta, para esta materia no solo no se regresa a ese estado anterior, sino que se empeora. Con ello, el PSOE incumple lo que se había acordado en 2018 en la Comisión Permanente de Educación del Congreso de los Diputados, tras un proceso de trabajo con asociaciones y expertos. 

En resumen, los recortes pasan esta vez por eliminar la asignatura de ética de 4º de ESO, y también la optativa de filosofía de ese mismo curso. Esta se sustituye por otra, denominada Educación en valores cívicos y éticos, cuyo contenido no es necesariamente filosófico y que pueden impartir docentes de otras especialidades. Y a la que, por otro lado, solo se reservan 35 horas, frente a las 65 de Economía y emprendimiento o las 140 de Religión —ambas también optativas—. Se convierte así en la asignatura con menos carga docente de toda la enseñanza secundaria, y con un sinsentido extra: se prevé que pueda impartirse en cualquiera de los cursos, entre 1º y 4º. “Obsérvese el valor formativo que a priori se le otorga cuando vale lo mismo para alumnos de 11 años que para 15”, como bien apunta la Asociación de Profesores de Filosofía de Madrid. En cuanto al Bachillerato, se recortan también las horas obligatorias, aunque con el subterfugio de que el total puede ser completado a decisión de cada comunidad autónoma. En esto como en todo, decir “haz lo que quieras” no suele ser señal de mucho interés por cuidar de algo.

Lo que ponen sobre la mesa los debates en torno a las leyes educativas es la pregunta acerca de en qué debe consistir la educación, de qué saberes queremos priorizar como sociedad. Hace tiempo que los currículos educativos, a todos los niveles, van dejándose impregnar por la idea de que la formación tiene que “ser útil”, “servir” para desenvolverse en el mundo que el estudiantado se encontrará más allá de las aulas. El problema es que las ideas de “utilidad” que se ponen en juego llevan consigo connotaciones de productividad y de beneficio que corresponden a un modo muy concreto de organizar el mundo, y que lo plantean como si no existiera otra opción. Así, se dan por obsoletos saberes que parecen lentos o improductivos en relación con los actuales ritmos del mundo. A lo mejor es precisamente estudiar filosofía lo que ayuda a entender que un argumento así es falaz. La educación no se adapta al mundo: contribuye de manera decisiva a decidir cómo se construye. Esas adaptaciones a un supuesto estado de cosas no son una conclusión sino una decisión. 

Pero la escuela no tendría por qué ser territorio de lo que da rédito. Debería ser por el contrario un espacio —quizá el único que llegaremos a tener en la vida— en el que quepa lo que es bueno por sí mismo, y no por su productividad en términos económicos. La forma de utilidad de la filosofía es otra, una que limpia esa palabra de dinero y la llena de vida y de sentido. La filosofía ayuda a aprender a analizar la realidad y la propia existencia. Ayuda a aprender la duda, a ejercer la sospecha sobre lo que otras personas nos presentan como verdad. Ayuda a aprender a argumentar, a distinguir un razonamiento de una opinión, y un intento de tocar la verdad de una afirmación sesgada e interesada. Si en la enseñanza obligatoria y pública, que es la que democratiza el acceso al conocimiento, no hay un espacio para entrenar esas capacidades, habrá quien jamás tenga la posibilidad de ocupar un tiempo y una energía en ello. Mientras, sí que estará desde la infancia pensando en lo productivo, en lo útil en la peor de sus acepciones. 

Relegar el pensamiento —como la cultura, como el arte— al territorio de lo ocioso y del privilegio que llega cuando lo demás está cubierto es también privatizarlo. Es reservarlo para quien se lo pueda permitir. Y eso no solo es injusto y cruel en términos de la riqueza de vida a la que todas las personas tenemos derecho, sino que además condiciona peligrosamente las respuestas que se acaben por dar a las preguntas fundamentales con las que organizamos el mundo. 

A menudo escuchamos discursos apuntalados en otra trampa: la idea de que es necesario algo así como elegir entre lo científico-técnico y el pensamiento filosófico. Como si existiera una oposición entre ambos. Pero no es ya que esa elección sea innecesaria, es que es imposible. Hace falta la química, y también formas de filosofía que pueden argumentar que con la química se hagan más medicinas que bombas. Hace falta la economía, y también formas de filosofía que pueden argumentar para que se piense en ella desde la justicia social y no desde el expolio. Presentar los campos como contrapuestos no solo es falso: es un modo de resolver algunos debates de antemano. 

Por eso, cada vez que la filosofía recibe una nueva estocada, resulta tentador pensar en términos de conspiración. Imaginar algo así como un acuerdo triunfante de todos esos poderes a los que no les conviene que el pensamiento crítico florezca. Pero la situación es incluso más triste: probablemente esto no es fruto de una operación, sino de un desprecio. Sin lobbys que la protejan ni concilios que la amparen, la filosofía lleva las de perder en un mundo con prisa y obsesionado por lo que da beneficio. Es siempre la traicionada, la que es vendida a cambio de alguna otra cosa que parece más urgente. 

Como ocurre con las ballenas y los grandes bosques, las cíclicas alertas sobre la extinción de la filosofía en los currículums educativos son cantos de canario en la mina del rumbo por el que se despeña el mundo. Otra vez, todavía. Y cada vez con menos aire para seguir pudiendo respirar.

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Comentarios
  1. Necesitamos a lxs filósofxs más que nunca.
    La mayoría de la gente no se embarca en un viaje serio de autoexploración porque descubres muchas cosas que no te gustan sobre tí mismx; pero ahora la tecnología nos está obligando a hacer esta búsqueda espiritual pues estamos inmersos en una carrera por hackear a la humanidad en general y a tí en particular y debes conocerte a tí mismo mejor que corporaciones y gobiernos te conocen a tí.
    La verdad es dolorosa y complicada y preferimos ignorarla.
    Yuval Harari, filósofo.

  2. Campaña unitaria
    “POR UNA ESCUELA PÚBLICA Y LAICA.
    RELIGIÓN FUERA DE LA ESCUELA”
    DECLARACIÓN DE DICIEMBRE DE 2021 (Primer borrador)
    A los medios de comunicación.
    A la comunidad educativa y a la sociedad en general.
    Al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo
    Al Ministerio de Educación y Formación profesional y al Ministerio de Universidades
    A las Consejerías de Educación de las diferentes CCAA y a la Conferencia de Consejeras/os
    Al Consejo Escolar del Estado.
    Esta Campaña unitaria surgió hace casi dos décadas, como una iniciativa y un compromiso, en torno al objetivo democrático de lograr la plena laicidad del sistema educativo. Ha tenido varias fases y ha sido respaldada por diferentes organizaciones sociales, políticas y sindicales, en según qué momentos y
    qué color político gobernara. A lo largo de este tiempo ha emitido diversidad de comunicados y declaraciones, se ha reunido, en diferentes momentos, con el poder legislativo y ejecutivo. Antes de cada Campaña electoral se han elaborado y hecho público una serie de propuestas, en base a exigir la construcción de un Sistema educativo laico. El último, a modo de contrato electoral, con motivo de las elecciones de noviembre de 2019.
    Durante la discusión parlamentaria de la última reforma educativa (LOMLOE), también se envió al Mº de Educación y FP y a los diferentes Grupos parlamentarios un amplio documento, en el mes de abril de 2019, exigiendo en primer lugar la denuncia y derogación de los Acuerdos concordatarios de 1979, de acuerdo a la Proposición no de Ley aprobada en la Comisión de Educación del Congreso el 22 de febrero de 2018, como consecuencia de una iniciativa de esta Campaña unitaria, instando al Gobierno a:
    A-Garantizar el imprescindible carácter laico que debe revestir la Escuela como institución pública, dejando la religión confesional fuera del sistema educativo oficial, es decir, del currículo y del ámbito escolar.
    B-Denunciar y derogar los Acuerdos del Estado español con la Santa Sede, así como los suscritos en el mismo sentido con otras confesiones religiosas, obligando al gobierno a proceder para el cumplimiento de ese mandato, ect. ect.
    Madrid, XXX de diciembre de 2021
    ****
    VUESTRO APOYO EXPRESO A LA CAMPAÑA, EN ESTA NUEVA ETAPA HASTA EL 4 DE DICIEMBRE:
    Os podéis adherir por la vía de contestar a este correo, o al correo:
    escuelalaica@europalaica.org o, bien, enviando un wasap al teléfono: 619559189.
    Indicando, en todos los casos un correo y un teléfono de contacto

  3. ‘Mercantilización de la educación’: El objetivo último es adiestrar a consumidores no críticos antes que educar a personas imaginativas e inconformistas. (Jurjo Torres: Mercado y escuela) *
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    Que buen artículo, Laura. Pena que no llegará a los medios dónde se «desinforman» las grandes masas.
    Los grandes sabios que han pasado por este Planeta parece ser que han insistido en la importancia de simplificar nuestro planteamiento de vida y tener tiempo para crecer interiormente: conocernos, aceptarnos superarnos a nosotros mismos, o sea nuestras limitaciones, reflexionar, vivir con equilibrio y plenitud interior; pero ésto no lo va a permitir esta letal dictadura capitalista/consumista que en lugar de la cooperación, la calma, la serenidad, promueve la competitividad, el desorden, el ruido, la agitación, el caos y todo ello porque siente verdadero terror de que la gente esté serena, centrada en sí misma y empiece a pensar por sí misma.
    Saben muy bien que sin rebaño, to fuck capìtalism.
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    Sí, nos despeñan, éstos capos tienen mucha responsabilidad en ello:
    FALTA DE REGULACION DE LOS GIGANTES TECNOLOGICOS
    Han recopilado nuestros datos personales, nos han hecho el blanco de un sinfín de anuncios, han afectado a la salud mental de adolescentes y han dado pie a la difusión de bulos y a escaladas de violencia sin prácticamente tener que rendir cuentas.
    Hasta la fecha, las medidas encaminadas a frenar los embustes, discursos de odio y tergiversaciones y evitar que se extiendan como la pólvora en estas plataformas brillan por su ausencia.
    En Bruselas, nadie gasta más en grupos de presión que Facebook, Google, y Microsoft.
    Nada más y nada menos que 97 millones de euros al año. Eso es lo que el sector tecnológico gasta en intentar influir en las decisiones sobre políticas digitales que se toman en Bruselas, una inversión rentable que les ayuda a perpetuar un modelo de negocio en el que los beneficios empresariales se imponen a todo: la protección de datos personales, la verdad e incluso la paz y la democracia.
    En este mismo instante, la industria está destinando buena parte de ese dinero a garantizar que la nueva Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea no va a trastocar sus prácticas empresariales.
    Se acerca una votación en el Parlamento Europeo y los grupos de presión han comenzado a apretar las clavijas de quienes tienen la decisión en sus manos.
    Sin embargo, mientras tanto, más de un centenar de organizaciones y cientos de miles de personas de toda Europa han firmado un manifiesto llamado «The People’s Declaration» que insta a sus señorías en la Cámara a no ceder y aprobar controles para las actividades de los gigantes tecnológicos.
    Los recursos económicos de Big Tech son abrumadores y el único modo de contrarrestarlos es que millones de personas hagamos un frente común para mostrar nuestro rechazo.
    Súmate a la petición
    https://act.wemove.eu/campaigns/freno-gigantes-tecnologicos?utm_source=civimail-41563&utm_medium=email&utm_campaign=20211116_ES

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