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‘La Marea’ y ‘El Salto’: así fue el directo de #Unidasfrentealodio
Antonio Maestre y Pablo Elorduy analizan la batalla contra la ultraderecha en un acto conjunto de 'La Marea' y 'El Salto'.
La campaña Unidas frente al odio ha unido a La Marea y El Salto en la lucha frente a los discursos de odio. Una lucha que ya habíamos iniciado hace mucho tiempo ambos medios de forma separada pero en la que, ahora, nos damos la mano para ser más fuertes.
«La publicación del libro De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español, editado por la Fundación Rosa Luxemburg, ha supuesto una oportunidad para aliarnos y poner en valor el trabajo de ambos medios frente al odio», comenzaba Pablo Elorduy, coordinador del área de política de El Salto, en una charla en directo organizada por ambos medios. ¿Por qué acaba de empezar la batalla frente al odio?, interpelaba a Antonio Maestre, subdirector de La Marea.
«Algunos partidos de ultraderecha han bajado en popularidad en Europa pero no se están sustituyendo por otras opciones democráticas, sino por otras similares. Y aquí, en España, tenemos un riesgo de que PP y Vox sumen y acaben entrando en el Gobierno. Estamos viviendo una primavera reaccionaria. Los discursos de odio crecen y se establecen y cada vez ocupan los espacios públicos con menos complejos», explicó Maestre. «De tanto transmitirse, acabaremos aceptándolos. Es la ventana de Overton», añadió. Se refería a una teoría política que describe como una ventana el rango de ideas que el público puede encontrar aceptable. Cuanto más se repite algo, más se acaba incluyendo dentro de ese marco de ideas aceptado.
Y pone un ejemplo práctico. «Martínez-Almeida ha dicho recientemente que habría que volver a la ley del aborto del 85 y, si os fijáis, no ha habido tanto escándalo. Para mí, esto es una clara muestra de que las posiciones reaccionarias han ganado terreno», adujo el periodista de La Marea.
No obstante, levantarse frente al odio tiene un alto precio. «Enfrentarte a la extrema derecha te genera un coste emocional y te lleva a sentarte en una cafetería mirando a la puerta», reconoció el subdirector de lamarea.com. «Los que discutimos los discursos de odio lo hacemos con medios limitados», admitió.
Además, la soledad de quienes alzan la voz y escriben por los espacios libres de intolerancia frente a la extrema derecha es palpable. «Entiendo que mucha gente no esté dispuesta a hacerlo pero, al menos, no dejemos solas a las personas que sí lo hacen, no las dejemos a los pies de los caballos. A mí, personalmente, la FAPE me ha dejado muchas veces vendido», opinaba Maestre.
Por su parte, Pablo Elorduy apelaba también a la conciencia de clase. «También sabemos que donde sale más caro ser antifa es en las calles. Y si vas en metro todos los días tienes mas probabilidades de encontrarte con extrema derecha que yendo en taxi, es una cuestión básica de clase».
Por todo ello, sigue disponible la suscripción conjunta a La Marea y El Salto –hasta agotar los ejemplares en papel de De los neocón a los neonazis– y pueden suscribirse aquí.
Puedes ver el vídeo completo del directo a continuación:
Ni lo dudes Antonio de que las posiciones reaccionarias han ganado terreno; pero mucho terreno.
La izquierda parece desaparecida y la derecha se mueve más que nunca y multiplica sus discursos cargados de sinrazón, mendacidad y cretinez por todas las vías de comunicación.
La derecha tiene más poder porque el poder económico, la iglesia y su grey, los poderes del sistema, están con ella y lo que es peor: también el franquismo sociológico, enfermedad moral que arrastra este país. ¿Recordais como España (casi) entera lloraba la muerte de su dictador?
La gangrena viene de la transición que fué un timo. No se hizo ni Verdad, ni Justicia ni Reparación, y nos hizo partir desde unos cimientos falsos, inservibles, que nos han llevado a la situación que vivimos hoy.
Seguramente no se podía hacer otra cosa entonces; pero la gente que se dice de izquierdas no nos hable de la modélica transición.
La bestia siempre ha estado ahí, un poco más agazapada, dirigiéndolo todo.
Ahora que los vientos internacionales soplan a su favor, no por otra cosa que a base de ir aborregando con su publicidad consumista e insolidaria, como gota que no cesa, los cerebros de las nuevas generaciones que no saben de esfuerzos ni de luchas, se ha sacado la careta y incluso se permite presumir de su monstruosidad.
Ya lo advertía Buenaventura Durruti: „Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios.“
«la soledad de quienes alzan la voz y escriben por los espacios libres de intolerancia frente a la extrema derecha es palpable. «Entiendo que mucha gente no esté dispuesta a hacerlo pero, al menos, no dejemos solas a las personas que sí lo hacen, no las dejemos a los pies de los caballos».
Yo no os pienso dejar.
Vivir en Madrid tiene que ser penoso. Yo no podría.
Al final, mucha gente de izquierdas es posible que tengáis que dar gracias a Catalunya y a Euskadi dónde el francofascismo tiene poco que hacer y si no fuera por los inmigrantes de los años 50/60 que pararon sus relojes cuando se fueron del pueblo a trabajar en la industria no tendría nada que hacer.