Por qué VOX no es un partido nazi

No lo es, digáis lo que digáis. Se oye y se lee en redes sociales que los de VOX son nazis, pero es que la gente no usa con mucha precisión los términos y maneja las épocas históricas como si el tiempo fuese un acordeón cuyo fuelle se junta y separa a conveniencia. Y ponerle el prefijo «neo» tampoco aclara mucho las cosas: neoliberalismo, neonazismo, neofascismo… Ese «neo» es una forma de lavarse las manos y de no mirar con precisión fenómenos que, a pesar de ciertos parecidos –nada surge de la nada–, deben examinarse en sí mismos: etiquetar rápidamente un movimiento o a una persona nos evita el trabajo de análisis pero no mejora mucho la comprensión.

VOX, que yo sepa, nunca ha defendido el exterminio de los miembros de ninguna raza ni la anexión violenta de otros territorios, como mucho de Perejil, y aunque claven banderitas de España en Gibraltar, reconoceréis que hay una diferencia entre eso y enviar una división acorazada para conquistar el Peñón. Lo primero puede resultar odioso y un poco ridículo; lo segundo sería criminal.

Pero no quiero dejarme llevar por la tendencia a ver lo cómico, lo salvajemente cómico, de algunos actos de VOX, porque lo que me importa resaltar aquí es que su irrupción –para mí peligrosa y muy grave– en la escena política nacional no debe llevarnos a afirmaciones a la ligera, tampoco la más tentadora: así que VOX no es un partido nazi, aunque no pueda excluir que haya nazis en sus filas, porque falangistas sí hay y Falange es un partido fascista, lo que no queda tan lejos. 

A pesar de negar la fácil asociación, sí tengo que confesar que me ha llamado la atención la cantidad de coincidencias que hay entre el programa del partido o las declaraciones de sus dirigentes con afirmaciones de Hitler en Mi lucha. De hecho, al confeccionar una lista de coincidencias me he quedado no sorprendido pero sí perplejo. Algunas son muy evidentes, así que no daré ejemplos para no alargarme demasiado, otras sí exigen una breve explicación entre paréntesis. No mareo más la perdiz. Aquí va la lista:

-Sacralización de la Historia. Construcción de un pasado épico en el que destaca la figura de los héroes sin cuestionamiento alguno de las violencias cometidas por el propio país.

-Construcción de un enemigo racial que ensucia y pone en peligro la nación. (Los judíos y, en menor medida, los eslavos, en el caso de Hitler, los extranjeros sobre todo de países africanos y asiáticos en el caso de VOX; hace poco Abascal hablaba en el Parlamento de los «enemigos de los españoles que asaltan nuestras fronteras».)

-Repugnancia hacia el cosmopolitismo y lo multicultural (merece la pena buscar comentarios de los líderes de VOX sobre las amenazas del multiculturalismo; en Mi lucha son muy explícitos).

-Oposición a la modernidad y sus valores.

-Importancia de controlar los contenidos educativos.

-Creencia en una cultura nacional pura.

-Apelar a los auténticos alemanes/españoles que son los que consideran patriotas y comparten valores supuestamente tradicionales. Los demás son la anti España o la anti Alemania (VOX enlaza aquí con el franquismo), lo que permite bien su eliminación, bien la eliminación de sus derechos.

-Creencia en una esencia de lo nacional que nos hace distintos de los demás pueblos.

-Entender la lengua como base de la nación y proyectar la marginación y el borrado de las otras lenguas –en el caso de Hitler, las  lenguas del Imperio austrohúngaro–. Y entender como enemigos de la nación a quienes defienden lenguas y culturas no mayoritarias, a las que en ocasiones se tilda de «dialectos».

-Glorificación del ejército y sus gestas.

-Desprecio hacia las instituciones democráticas –en Mi lucha en todos los sentidos, en VOX mediante el desprecio generalizado a la clase política tradicional, de la que se excluyen a sí mismos… igual que lo hacía Hitler–.

-Xenofobia, aparejada a la difamación de los extranjeros, acusándolos de delitos sin pruebas y magnificando su presencia y su amenaza.

-Acusación de delitos sexuales a un colectivo que se quiere criminalizar.

-Natalismo: mientras Mi lucha se opone a los métodos anticonceptivos, también lo hace VOX al aborto.

-Estrategia de arrebatar la base obrera a los partidos de izquierdas. Ataques a los sindicatos tradicionales y creación de un sindicato propio.

-Antimarxismo furibundo e irracional. 

-Elogios a las mujeres, al mismo tiempo que limitan sus derechos y su protección. (No me resisto a citar aquí dos textos, uno de Mi lucha y otro de la cuenta oficial de Twitter de VOX; «Niño alemán, no te olvides de que eres alemán; niñita alemana, recuerda que serás una madre alemana». «VOX apoya siempre la maternidad y pone en un pedestal a cualquier mujer que sea madre». 

-Anti intelectualismo, desprecio a los pensadores y escritores, y elogios al «hombre corriente».

-Defensa de posturas anti científicas.

-Ataques a la prensa, supuestamente manipulada (por judíos en un caso, por progres en otro) para menoscabar al nacionalsocialismo/VOX. 

-Victimismo generalizado.

-Quitar importancia a las agresiones contra la izquierda, culpabilizar a la propia izquierda de dichas agresiones. 

-Importancia de la propaganda, con mensajes simples, de blancos y negros. Recurso frecuente a la mentira para conseguir sus fines.

-Quitar importancia a actos violentos de nazis, o incluso negarlos y echar la culpa de ellos a los comunistas.

Aquí dejo esta larga lista de coincidencias, aunque reitero que hay muchas cosas que separan a VOX del nazismo; por ejemplo, este era mucho más anti elitista; VOX poco tiene que decir en contra de las élites e incluso fomenta políticas fiscales que les benefician aunque se presente como un partido defensor de los oprimidos por la globalización; y, más importante, el nazismo era infinitamente más violento; hasta ahora, la violencia de VOX es sobre todo verbal. Son, me lo concederéis, dos diferencias fundamentales, aunque no iré tan lejos como para decir que cualquier parecido entre ambos movimientos sea mera coincidencia. También porque solo sabemos lo que dicen los líderes de VOX. Es mucho más difícil saber qué piensan.