Sociedad
“Ser transexual dificulta mucho encontrar un trabajo”
Las transexuales aspiran a poder celebrar el Día Internacional de la Mujer igual que todas las demás
MADRID// Representa una minoría a la que le gustaría celebrar el Día Internacional de la Mujer como el resto. Alicia Ramos frunce el ceño, baja la mirada y reconoce que ser transexual «dificulta mucho encontrar un trabajo… lo digo por experiencia». Tener formación, idiomas y mucho mundo son cosas que quedan a la sombra de la etiqueta de ser transexual. Un fenómeno, más o menos evidente, que sigue perpetuando la discriminación de un pequeño grupo social en el siglo XXI.
A la dificultad que supone para una persona encontrar trabajo con casi seis millones de parados y la condición de mujer (deben trabajar hasta 85 días más que un hombre para recibir la misma remuneración), a Alicia se le suma el rechazo social que sigue sufriendo hoy en día el colectivo de transexuales. «Muy complicado», resume esta mujer en paro, que en la actualidad vive de cantar en bares y locales de Madrid. Pero matiza que con estos altos niveles de desempleo «es muy arriesgado atribuir a una sola condición personal la dificultad de encontrar empleo». «Somos conscientes del mundo en el que vivimos», lamenta.
No es un buen momento para la lucha por los derechos del colectivo de transexuales. Tras la aprobación de la Ley de Identidad de Género en marzo de 2007, la siguiente meta que se marcaron fue una «ley integral que cubra una asistencia completa, establezca obligaciones para las administraciones y homogeneice estos servicios en todo el estado» (pues en este momento cada comunidad autónoma decide si los ofrece y con qué condiciones). Pero los recortes y la situación económica y política española han forzado un cambio en la hoja de ruta de esta lucha. Tras varios intentos por excluir las cirugías de reasignación de sexo de la cartera de servicios de la Seguridad Social, este grupo minoritario se aferra a lo ya conseguido.
«Yo he estado hablando con el director de la Unidad de Trastorno de Género de Madrid hace pocos días y me ha asegurado que se está operando con la misma frecuencia que los últimos años. Pero es cierto que entre las activistas hay cierto miedo a que se esté reduciendo el número de operaciones», explica Alicia, que el pasado 25 de febrero, y tras dos años de tratamiento hormonal, ha pasado a formar parte de una «laxa» lista de espera que, según sus estimaciones, no supera las 20 personas.
Espera entrar en el quirófano antes de que finalice el año, pero reconoce que para hacer el pronóstico junta «datos e ilusiones». Porque este tipo de intervención médica -que como explica Alicia, se intentó eliminar de la cobertura del Sistema Nacional Sanitario «para ahorrar»- en Madrid solo la realiza un doctor del área de quemados del Hospital de La Paz. «Y porque quiere, porque no es personal de la Unidad de Trastorno de Género». De cualquier forma, las operaciones con las que se quería ahorrar no superan las 14 al año.
Con mucha alegría, pero con franqueza en sus palabras, esta canaria de 43 años ejemplifica la carrera de obstáculos que sigue suponiendo para una persona nacer con una «discordancia» entre el sexo cerebral y el «resto de los factores que determinan el sexo». Ella sigue llevando en el bolso el DNI «con la cara de un señor que no conozco». Algo «humillante» y que detesta. Pero ya está en el camino de realizar el cambio de sexo registral para conseguir poner su cara y su nombre en el documento que la identifica.
¿Tabú?
¿Sigue siendo un tabú? Desconocimiento, desinformación y confusión. «La discriminación no es porque seamos transexuales, sino porque representamos un fenómeno al margen de la normalidad que sigue chocando con las estructuras mentales de muchas personas».
Hoy, espera que el Ayuntamiento del pueblo en el que nació envíe su partida de nacimiento «con una nota al margen en el que se especifique que soy una mujer». Pero, para llegar hasta aquí, la canaria ha vivido una vida en la que define como «apisonadora».
Alicia confiesa que cuando se siente baja de ánimos recuerda que, de ser italiana, «todo sería mucho peor». Allí deben cumplir con 10 años de tratamiento hormonal antes acceder a la lista de espera para la intervención a la modificación de los papeles identificativos. «A mí lo que me preocupa es tener acceso al cambio de sexo registral, a un tratamiento médico integral que me ayude a vivir, poder tener mi documentación en regla para poder vivir de una forma menos humillante, o dolorosa, a un puesto de trabajo o a cosas normales a las que todo el mundo tiene acceso», demanda Alicia.
Es muy injusto que a las chicas transexuales se le rechazen a la hora de encontrar un trabajo ellas también tienen sentimientos,corazón ,inteligencia, y sobretodo fé en sí misma España es un país muy abierto para que suceden este tipo de cosas pero tarde o temprano todo llega a su momento.