Opinión
¡Cuidado, te quieren quitar la barbacoa!
"Crear una identidad para no hablar de propuestas o medidas concretas. La familia está en peligro, no quieren que tengas hijos, te desprecian por vivir como vives, te dicen cómo tienes que vivir. ¿Quién? Nadie".
Durante el debate presidencial, John McCain mira a cámara y dice: “Joe, cuando sea presidente yo haré que puedas comprar esa empresa que quieres, mantendré tus impuestos bajos y tus empleados podrán tener un buen seguro médico”. Joe era Joe el fontanero, una persona que, en un acto electoral de Barack Obama, se había dirigido al entonces candidato para quejarse de cómo los impuestos altos perjudicaban su día a día. Al final, Samuel Wurzelbacher no disponía de la licencia estatal para ejercer de fontanero, tenía problemas con Hacienda y estaba inscrito como votante del Partido Republicano. Pack completo. La justa ira del pueblo resultó ser la clásica puesta en escena de un asesor de comunicación motivado.
Joe el fontanero es parte de la familia de Average Joe, el americano medio, a la que también pertenece Joe Sixpack, el tipo al que le gusta beber cerveza viendo el béisbol con su familia y amigos después de hacer una barbacoa en el jardín de su casa situada en un suburbio. Joe/Jane Q., Joe/Jane Taxpayer o Joe/Jane Snuffy son otras sucesivas reencarnaciones del votante medio al que los partidos buscan dirigirse, como si tal persona existiera en la realidad. La niña de Rajoy es una prima lejana.
John McCain perdió. Tenía un rival muy complicado y, tras la crisis de 2008, no era un buen momento para los republicanos, pero cabría señalar que su discurso situó el debate donde no tenía que hacerlo: impuestos, empleo y seguros médicos. Cosas reales. Programas. Aspectos que se pueden medir. Cuestiones objetivables. Mal asunto en una crisis económica. Debería haber situado la disputa en el plano emocional: no te entienden, Joe, te desprecian, te odian, quieren acabar con tu modo de vida. Por eso, Joe Sixpack es más interesante. No les gusta que bebas cerveza, que veas deporte, que tengas una familia, que pertenezcas a una comunidad. Quieren quitártelo. ¿Quién? Ellos.
Ese Ellos tiene una larga tradición, pero nos interesa la creación de un Ellos concreto, la élite globalizada y multicultural que quiere acabar con el modo de vida de ese ciudadano medio. ¿Las organizaciones políticas que promueven el desmantelamiento de los sistemas de protección? ¿Las empresas que se han llevado la producción a otros países? ¿Las compañías que eluden el pago de impuestos, impiden la sindicación y firman contratos precarios? ¿Las corporaciones financieras que expropian y desahucian? ¿La economía de plataforma que crea nuevos jornaleros? No, el urbanita que desayuna tostadas de aguacate mientras ve Filmin y se mueve en bicicleta mientras promueve boicots por el móvil. Una persona que no existe.
Sweet Home Alabama
Situémonos. Estados Unidos. Años 50. Malos tiempos para los liberales. Es la época del estado del bienestar donde hay socialistas en todos los partidos. Es muy complicado oponerse al New Deal que no sólo ha reconstruido el país después de la Gran Depresión, sino que le ha dado al país los mejores años de su historia. El conflicto sobre los derechos civiles proporciona algunas claves sobre cómo hay que plantear la cuestión. No hay que enfrentarse directamente; es decir, no hay que cuestionar la ley, sino cambiar el sitio del debate. No hay que hablar de la medida concreta, sino de sus promotores o de los efectos en el plano emocional, los estilos de vida.
Hay que hablar de la lejanía, de la condición de élite, del conflicto gobierno central-gobierno local, del enfrentamiento urbano-rural, de la imagen caricaturesca de los medios de comunicación que también están en esos entornos urbanos, de su superioridad moral o de la posibilidad de que ellos sean parte de un complot más global: comunista, pero también sirve judío o masón. Todo ello permite la victimización: una aristocracia política y cultural que vive lejos de aquí, que no nos conoce, que nos desprecia o se ríe de nosotros en películas, series de televisión o canciones, nos quiere imponer un nuevo modo de vida, dónde tenemos que vivir, dónde tienen que ir nuestros hijos al colegio, qué tienen que estudiar o quiénes tienen que ser sus amigos. O los novios de nuestras hijas. Sí, el racismo inverso. Los blancos también tenemos derechos. Hay una identidad amenazada.
Es decir, el debate sobre las medidas concretas se transforma en una lucha sobre los estilos de vida donde esa identidad amenazada debe resistir todos los ataques que buscan destruirla. No hay debate sobre las leyes, sino un conflicto emocional en el que alguien externo quiere decirme cómo tengo que vivir, cómo tengo que pensar. Así, no existe más eje que Nosotros-Ellos. El consenso es imposible.
El Nosotros necesita símbolos, aunque no encajen. Lynyrd Skynyrd, grupo de Florida, escribió Sweet Home Alabama en respuesta irónica a dos canciones de su amigo Neil Young: Southern Man y Alabama. El canadiense llamó para decirles que le gustaba la canción, Ronnie van Zant, cuyo ídolo era Muhammad Ali, lucía camisetas con el rostro de Young en los conciertos y el canadiense interpretó el tema en el homenaje al grupo tras la muerte del mayor de los van Zant y los hermanos Gaines. Pero estamos ante uno de los primeros casos de uso de un elemento artístico en una guerra cultural. El gobernador de Alabama, George Wallace, promotor del segregacionista Partido Independiente Americano, se apropió de la canción como muestra de la identidad sureña frente al norte lejano y condescendiente, e incluso les dio a los Lynyrd Skynyrd un título honorífico. Protestaron un poco cuando se dieron cuenta del uso no irónico de la canción. Tarde. El lema está en las matrículas estatales.
Quince años después, Reagan hizo lo mismo con el Born in the USA. Springsteen se quejó más, pero tampoco le sirvió de mucho. El modelo era imparable. El conflicto de los derechos civiles le había proporcionado al Partido Republicano el modelo de debate político: hablar modos de vida amenazados, lo que facilitaba el desmantelamiento del estado del bienestar. No había debate sobre medidas concretas, sino sobre identidades amenazadas a las que había que adular. Esa gente que adquiere nuevos derechos se va a aprovechar de ellos, ¿y nosotros? ¿Qué pasa con nosotros? Se crea una competición de agravios. Te defenderemos; ellos, no.
El ellos estaba claro: los hippies, los pacifistas, la nueva izquierda universitaria, las minorías o los movimientos por los derechos sociales. Las instituciones básicas, como la familia, no estaban en peligro por la nueva precariedad laboral, el encarecimiento de la universidad, el modelo de sanidad o las leyes que dificultaban la sindicación, sino por un enemigo difuso que se concretaba en las noticias de sucesos: drogas, disturbios, pandillas, violencia, pornografía o promiscuidad.
La familia está en peligro
Nuestros padres vivían mejor, en un mundo más seguro y tranquilo, que no fue devorado por el neoliberalismo, sino por una aristocracia política y cultural que vive lejos de aquí, que no nos conoce, que nos desprecia o se ríe de nosotros en películas, series de televisión o canciones, nos quiere imponer un nuevo modo de vida, dónde tenemos que vivir. Es una gente que sólo defiende a las minorías mientras nos dejan de lado. Llenan de subsidios a las madres solteras negras o a las organizaciones de derechos civiles mientras se olvidan de nosotros. Están de parte de las pandillas que roban, trafican y violan; no quieren castigarlos, están en contra del endurecimiento de las penas o no apoyan a la policía. Las organizaciones de defensa de la familia creadas en esos años no buscaban defender las medidas del New Deal, sino prohibir discos o películas. Son las guerras culturales.
Probablemente todo lo anterior resulte familiar porque este material se está tratando de colocar en España. Sólo hay que cambiar el sujeto: chiringuitos feministas, menores no acompañados, etc. Hace unos días, Pablo Casado decía en Soria que los políticos no tienen que indicarle a la gente cómo tiene que vivir. No hay que decirle que tiene que dejar de comer carne o comprar menos ropa, sostenía. Son los mensajes a Joe Sixpack. Crear una identidad para no hablar de propuestas o medidas concretas. La familia está en peligro, no quieren que tengas hijos, te desprecian por vivir como vives, te dicen cómo tienes que vivir. ¿Quién? Nadie.
Apenas existe en España la nueva izquierda universitaria. Los partidos de este espectro, con tradición sindical o asociativa, están vinculados a cuestiones como las relaciones laborales o los servicios públicos. Como no existen los elementos para crear el “ellos”, se trata de hacer de forma artificial promocionando un determinado mensaje, ya sea exagerando las noticias que llegan de Estados Unidos, creando un hombre de paja o amplificando ciertos mensajes. Si tienes la capacidad de escoger quién participa en ciertos programas puedes crear la idea de que ciertos discursos tienen respaldo e incluso crear el antagonismo adecuado en el mismo espacio. Es material usado. Restos de serie del Partido Republicano, el fondo de la maleta de Roger Stone. El chatarrero, ha venido el chatarrero para vender las guerras culturales.
¿Pero alguna vez ha habido socialistas, siquiera de nombre, en USA?
Cuna del capital mundial, que incluso la palabra socialista es considerada allí algo así como terrorista.
Peor que quitarnos la barbacoa es que hemos permitido que nos robaran el patrimonio público. ¿y quienes han sido los ladrones? pués la iglesia católica, unos vivos que se han montado un negocio en nombre de dios que mueve millones de dinero y de almas, almas cándidas, de crédulos y ilusos que se han creído que representa a dios, así como que la derecha representa a gente de bien y de orden y la izquierda al diablo. Es verdad aquel dicho que dice que son tan peligrosos los tontos como los malos.
Y tiene tanto poder la secta católica que no hay gobierno de izquierdas, (la derecha es su aliada) que se atreva a ponerla en su lugar.
Lo mismo que les pasa a los americanos con los judíos, éstos tienen poder para poner y sacar presidentes USA.
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CONVOCATORIA
(RECUPERANDO, Coordinadora estatal para la recuperación del patrimonio inmatriculado por la iglesia católica)
Asunto: Actos simbólicos de denuncia del incumplimiento del
Gobierno en recuperar los bienes inmatriculados por la Iglesia.
Lema: Recuperando nuestro patrimonio público.
Convoca: Coordinadora Recuperando (30 colectivos ciudadanos)
Día: Martes 22 de junio de 2021.
Albacete. Frente a la Catedral. Plaza Virgen de los Llanos. 20.00h
Cáceres. Plaza de Santa María. 12.00h
Córdoba. Puerta del Puente. 20.00h
Granada. Plaza Nueva. 20.00h
Jerez. Torre del Reloj (Plaza Plateros) 20.00h
León. Plaza de la Catedral. 19.00h
Murcia. Plaza del Cardenal Belluga. 19.00
Oviedo. Explanada frente a San Julián de los Prados. 19.00h
Palencia. Plaza de San Francisco. 20.00h
Pamplona. Palacio Episcopal. 19.00h.
Santander. Plaza de la Catedral. 19.00h
Sevilla. Plaza Virgen de los Reyes. 20.00h
Sant Boi de Llobregat. Plaza del Ayuntamiento. 19.30h
Valencia. Plaza del Micalet. 12.00h
Valladolid. Plaza de la Universidad. 19.00h
Zaragoza. Plaza de la Seo. 19.00h
Contacto: Andrés Valentín (630 08 01 01)
» » GRACIAS : PS ( – ) € …………………….. » » , encontrar la decencia para este puñetero país cortijero llamado Ejpañaaaaa ; pasa por la desaparición de esta agrupación de impostores ladrones , traidores ,conspiradores y antaño terroristas de estado que se hacen llamar «socialistas ; ni más ni menos.
Salud y decencia en forma de 3ª República de Repúblicas de España.