Cultura | Sociedad
‘Ahir/demà’, una mirada necesaria hacia los niños migrantes
Raúl Riebenbauer muestra en su documental la cara "luminosa y esperanzadora" de los menores extranjeros acogidos en España "frente a los que quieren demonizarlos y cosificarlos".
Elegir bien las palabras. Ese podría ser el primer mandamiento de cualquier manual de escritura. No digamos ya de la prensa. Invasión, aluvión, desbordamiento, menas… Todos estos términos contribuyen a conformar una imagen del mundo. Fomentan una representación del otro como masa informe, sin historia, sin nombre, sin atributos humanos. Palabras e imágenes que van calando poco a poco en una sociedad que, tras horas y horas de televisión matutina, con el paso del tiempo, irá cambiando el orden de sus prioridades. Y donde pedía trabajo, vivienda, igualdad, cuidados, exigirá ahora más seguridad, más protección, llegado el caso, más mano dura.
Pero hay otra forma de escribir y de retratar la inmigración. Se puede hacer como Raúl Riebenbauer en su documental Ahir/demà y elegir el plano corto, las caras, los nombres, el perfil humano de esta realidad. Este mediometraje, ya premiado en el festival de Tesalónica, participa estos días en el certamen DocsBarcelona y estará disponible hasta el domingo 30 de mayo en la plataforma de Filmin. Riebenbauer acompaña en él a un grupo de 14 menores marroquíes durante un taller de teatro en Buñol (Valencia).
La obra que preparan, escrita a partir de sus experiencias y sus deseos, es una puerta abierta (sin blindajes ni alarmas) a la intimidad y los sentimientos de estos niños. «Cuando nos ponemos a contar sus historias nos solemos centrar en el drama, que lo hay, pero a menudo olvidamos que también tienen otras vivencias luminosas y esperanzadoras», nos explica su director. «Me parece muy necesario ver ese otro lado, frente a los que quieren demonizarlos y cosificarlos«.
Riebenbauer, autor del libro El silencio de Georg (sobre el ciudadano alemán ejecutado junto a Salvador Puig Antich en 1974) y director del documental La sombra del iceberg (una investigación sobre la célebre foto de Robert Capa del miliciano muerto) recibió la invitación de la compañía de teatro El Pont Flotant para rodar un documental sobre estos muchachos. El primer día ya se quedó prendado de la experiencia. Estuvo volviendo periódicamente a aquel aula durante dos meses, hasta la representación con público de La clase encendida, que fue el título que le dieron a la obra. «Quería mostrarlos con nombres y rostros para humanizarlos, y que los espectadores pudieran sentir empatía hacia ellos: ¿acaso no podrían ser nuestros hijos?», comenta el director. «Quería exponer el reverso, positivo en este caso, de una realidad que es terrible por la criminal política migratoria de la Unión Europea».
Los artífices de este documental vivirán un día especial el próximo jueves 27 de mayo. Tras la proyección habrá un coloquio online al que ya se han inscrito 53 centros educativos. «Va a ser un momento muy, muy emocionante», prevé Riebenbauer. Casi 8.000 alumnos y alumnas se asomarán a las vidas de otros chavales de su edad con aspiraciones similares pero vivencias muy diferentes. Unos llegaron a España en patera. Otros, en moto acuática o atados a los bajos de un camión. Todos recuerdan el frío y el miedo. ¿Y por qué lo hicieron? ¿Por qué arriesgarse en una travesía tan peligrosa? ¿Qué buscan? Pues lo que quieren, confiesan, es ayudar a sus padres, tener papeles, estudiar… Lo que cualquier chico de esa edad, a tan sólo 15 kilómetros de distancia (los que separan Marruecos de la provincia de Cádiz), tiene posibilidades de hacer.
«Sin querer hurgar en ese tránsito dramático, me interesaba confrontar el pasado que acababan de dejar en Marruecos con su propia mirada hacia el futuro», comenta el director para explicar el significado del título original en catalán: Ahir/demà. «Ayer/mañana», en castellano. «El documental transcurre ahí», explica Riebenbauer, «en la barra que separa las palabras ayer y mañana». Como cantan sus protagonistas en el documental: «El futuro no está hecho».
El contexto actual de ‘Ahir/demà’
La semana pasada, cuando Marruecos abrió la verja de Ceuta para presionar al Gobierno español, cientos de menores siguieron el mismo camino que los protagonistas de Ahir/demà. Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, asociada expresamente a la Constitución Española en su artículo 10, no estaban cometiendo ninguna ilegalidad. «Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado», dice la Declaración. Y añade: «Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país». Y según la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, «los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar (…) tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado». Pero no todos los gobiernos autonómicos parecen haber entendido estas normas.
A Andalucía, con sus ocho provincias y sus 9 millones de habitantes, le tocaba hacerse cargo de 13 menores. Su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, dijo que no podía ser, que la región ya estaba desbordada. A Madrid le correspondían 20, pero su consejero de Sanidad y Políticas Sociales, Enrique Ruiz Escudero, quería saber antes cuánto dinero recibirá del Estado. El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo protestó por tener que recibir el mismo número de niños que Madrid y criticó «el efecto llamada» promovido, a su juicio, por el Gobierno central. En contraposición a tanto cálculo político, destinado a no alejarse de los votantes de ultraderecha, Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, tuvo una reacción muy diferente: su región acogería a los y las menores «sin saber aún el número, sí. Lo que haga falta».
Oltra, Riebenbauer o Jesús Muñoz y Pau Pons (los encargados de impartir el taller de teatro en Ahir/demà) sí son conscientes de que están trabajando con el material más sensible y valioso que existe: la infancia y la adolescencia. Y la intérprete de los chicos, Isabel Millán, da otra clave: lo mucho que le aportan, lo que aprende y se divierte con ellos. No son una carga. Al contrario, son un incentivo. Millán, que pasó su infancia en Tánger, trabaja habitualmente como traductora judicial y colabora en las actividades del Centro de Recepción de Menores de Buñol. En la misma línea que ella se expresa el director. Aquellos chavales «irradian vida y positividad», añade Riebenbauer, quien en los títulos de crédito dedica este documental «a los que nunca llegan, porque se lo impedimos».
‘Ahir/demà’ puede verse estos días en el festival DocsBarcelona y, por tiempo limitado, en Filmin. El 16 de junio se proyectará también en Santander, en la Filmoteca de Cantabria.