De la metáfora del hámster al mito de Sísifo: una nueva etapa para el “nuevo” Govern en Catalunya

Esta columna sobre el nuevo Govern de Catalunya ha sido publicada originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerla aquí.

GUILLEM PUJOL* | Ya hace unos años que la metáfora utilizada para describir el Procés ha sido la de un hámster que da vueltas de manera incesante en su rueda. Esta ha sido una metáfora muy acertada para describir aquello que se ha convertido en tan catalán como el pà amb tomàquet, los castellers, o los recortes en salud. La rueda era el mundo de la política catalana, y el hámster el conjunto de actores políticos independentistas que la hacían posible.

El Procés en cuanto metáfora del hámster mostraba dos cosas: por un lado nos hablaba del tedio de tener que proseguir ad eternum un camino que no llevaba a ninguna parte. La misma rueda, el mismo paisaje. Por el otro, la metáfora apelaba a la ignorancia que se le supone al hámster y a la imposibilidad de poder cambiar la realidad existente, pues, al fin y al cabo, este animalito peludo no se detendría nunca para cuestionar porque hacía años y años que corría sin moverse del lugar.

Bueno, pues todo esto ha terminado. El hámster ha muerto. La plácida ignorancia de la vida animal ha llegado a buen puerto, y en su lugar el Procés ha propiciado los elementos para ubicar una nueva metáfora. Ha pasado de ser un hámster ligado a una rueda a ser un alma castigada a cargar una piedra durante toda la eternidad, tal como si se tratara del mítico Sísifo propio del mundo griego antiguo que Albert Camus llevó al mundo de la literatura.

En esta nueva etapa del Procés todo es más crudo. ERC recuperará la Generalitat setenta años después de que lo hiciera Macià, pero lo que debería ser percibido como un momento histórico del más histórico de los partidos políticos catalanes, es percibido como un castigo divino impuesto sobre los republicanos. Si la historia se repite primero como farsa y luego como traición, la repetición de la repetición sólo puede ser debida a un poder que vaya más allá de toda lógica. Algunos analistas, como Enric Juliana, le dan a ese poder el nombre de «gen convergente».

Y es que, efectivamente, ERC se ha convertido en Sísifo. A ERC se le ha impuesto el castigo de cargar con el peso del Procés a sus espaldas. Su crimen fue mirar hacia atrás y atreverse a imaginarse un gobierno en minoría. Un gobierno que se atreviera a romper con el mandato convergente, siempre legitimado y apoyado por un partido que se hace llamar antisistema, pero que siempre se acaba erigiendo en portavoz de la cordura y el orden institucional. ERC intentó abandonar de una vez por todas la dependencia de los convergentes y no lo logró, así que ahora volverán a gobernar con aquellos que Pere Aragonés dijo que no gobernarían.

Junts per Catalunya controlará Economía y Salud en el nuevo Govern, lo que hace difícil de imaginar que se acabará implementando el ambicioso acuerdo entre la CUP y ERC que consideraba, entre otras cosas, un primer experimento de renta básica en Catalunya. También queda por ver quién acabará teniendo la voz cantante en la gestión de los fondos europeos, seguramente la cartera invisible más importante de todas.

Una nueva etapa del Procés que no motiva ni a los mismos protagonistas, que si no se aguantaban en la última legislatura, ahora deberán tragarse todos los reproches que se han hecho las últimas semanas. Y, aun así, a todo Gobierno se le concederá un cierto margen de confianza. Tanto da que lleven una década repitiendo la misma historia.

De igual manera que la pasada legislatura, ERC y Junts por Catalunya no suman mayoría absoluta, así que necesitarán ayuda externa para sacar adelante su gestión del Govern. A la CUP le tocará hacer de policía local de unos acuerdos ya cuestionados por algunos de los líderes de Junts por Catalunya.  Que los Dioses les sean propicios, a unos, y a los otros.

*Guillem Pujol, director de Catalunya Plural, diario de referencia de los medios editados por la Fundación Periodisme Plural: El Diari de l’Educació, El Diari de la Sanitat, El Diari del Treball y la RevistaXQ