Los socios/as escriben

Parábola de la gran jaula

"La mayor parte de la humanidad, a lo largo de toda su historia, se ha visto condenada a vivir en unas jaulas más o menos reducidas donde esclavos, siervos, vasallos o súbditos estaban encerrados con muy poca libertad de movimientos".

PIXABAY

La mayor parte de la humanidad, a lo largo de toda su historia, se ha visto condenada a vivir en unas jaulas más o menos reducidas donde esclavos, siervos, vasallos o súbditos estaban encerrados con muy poca libertad de movimientos. Los barrotes estaban muy a la vista y cada vez que intentaban salirse de sus límites chocaban violentamente con ellos.

Los seres humanos iban tomando cada vez más conciencia de la injusticia de esa situación oprimente y su agitación amenazaba con acabar rompiendo las rejas.

Los señores, para aplacar la sublevación, construyeron una gran jaula. Era tan grande y tan alta que desde las partes centrales no se llegaban a ver los barrotes. Los que vivían en esas zonas podían moverse alegremente y acomodarse lo mejor posible. Pero los que estaban en la periferia, donde la altura de la jaula se reducía de una manera agobiante, seguían sintiendo la dureza implacable de los hierros. 

Ante la impotencia de unos y la alegre inconsciencia de los otros, los señores volvieron poco a poco a ir reduciendo el tamaño de la jaula. Procurando, eso sí, que los barrotes siguieran sin ser visibles desde la zona central. O, por lo menos, disimularlos dándoles la forma de nubes tormentosas, para que parecieran un fenómeno natural. Decían que eran las leyes de la economía, leyes naturales de las que nadie es responsable y a las que es inevitable someterse. 

Y que debían alegrase y defender su situación porque allí, en el centro de la jaula, tenían libertad.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.