Sociedad
L’Hospitalet existe más allá de Barcelona y Núria Marín
La segunda ciudad de Catalunya siempre ha estado oculta y desconocida debido al peso de la capital. Vecinos de uno de los municipios más poblados de Europa y pieza fundamental del motor económico catalán se quejan del silencio mediático que les rodea.
L’Hospitalet es una de esas ciudades que crees haber visto millones de veces a pesar de no haberla pisado jamás. Sus altos edificios no acogen oficinas sino centenares de viviendas, y crean un trazado urbano que se entrecorta por vías de tren y grandes carreteras que conectan con otras ciudades. Es escenario de películas como Tapas, en la que José Corbacho y Juan Cruz muestran un bar cualquiera en una ciudad cualquiera, donde la cotidianidad de la clase trabajadora se vuelve relato. En este caso es L’Hospitalet, pero podría haber sido cualquier ciudad obrera del país. Quien haya visto Tapas habrá podido reconocer en ella trazas y escenas que podrían ser de otras películas costumbristas como Barrio, rodada 10 años antes y, esta vez, en Madrid. “Lo que pasa en esa película podría haber sucedido en cualquier otra ciudad”, dijo su director, Fernando León de Aranoa, en una entrevista con motivo del 20 aniversario del film.
Eso es L’Hospitalet, una ciudad que podrían ser todas a pesar de tener particularidades que la hacen única. Una desconocida, a pesar de ser imprescindible. El estigma de ser una ciudad conflictiva todavía pasa hoy por encima del hecho de ser un núcleo con gran peso económico y político. Barrios como Bellvitge se caracterizaron por su crudeza y su esencia quinqui en los años 80. Gracias a las luchas vecinales, se dio forma y se salvó a este barrio que creció desmesuradamente para acoger a la migración española que llegó en busca de trabajo. Hoy son otros los orígenes de los recién llegados, pero el objetivo es el mismo.
Esta ciudad ha cambiado mucho en los últimos años: es el segundo municipio de Catalunya, después de Barcelona, ciudad con la que comparte frontera y comarca. En 2016, un estudio del Eurostat la nombró la ciudad más densa de Europa, con barrios en los que se pueden encontrar más de 70.000 personas por kilómetro cuadrado. Muchas de ellas viven en esos grandes edificios colmena de la época del franquismo que acogen a las familias obreras. Con todo, se ha convertido en responsable de buena parte del impulso económico de la zona. Alberga, por ejemplo, el recinto que acoge eventos como el Mobile World Congress. Pero La Fira lleva el apellido Barcelona, a pesar de situarse técnicamente en L’Hospitalet. Y es que la sombra alargada de la capital oculta la realidad del resto de municipios con los que colinda.
Buscar noticias de L’Hospitalet es encontrarse en una dicotomía entre lo que la periodista y hospitalense Montse Santolino define como “brilli-brilli o crónica roja barata”. Las informaciones disponibles son, o bien comunicaciones oficiales del Ayuntamiento, recogidas por los medios de comunicación, o “textos sobre sucesos, escritos por gente de fuera, que nos reducen a una caricatura de chonis, canis y otras especies de castellanoparlantes”, afirma. A este retrato sesgado se suma el hecho objetivo de que se trata de municipios con una renta y poder adquisitivo sustancialmente más bajo que el de Barcelona, desde donde se produce la información y se marca la agenda. En 2019, la capital contaba con una renta bruta media de 37.124€ anuales, situándose así en el puesto 64 del ránking nacional. Por su parte, L’Hospitalet sumaba 24.629€, bajando hasta el puesto 697, según datos de la Agencia Tributaria.
El peso del barcelonacentrismo
“L’Hospitalet nos lo explican paracaidistas que no se molestan en hacer un análisis en profundidad de las particularidades del Área Metropolitana”, se lamenta Santolino. Esto se entiende bien con algunos ejemplos que han puesto recientemente al municipio en la agenda mediática. Por ejemplo, la imputación por malversación a la alcaldesa, Núria Marín, el pasado mes de diciembre. “De repente, todo el mundo hablaba de L’Hospitalet, pero sin entrar en los detalles. Llegaron, explicaron y se fueron sin poner atención en que los casos de corrupción no se construyen de un día para otro”, alerta la periodista, quien añade que los medios “le dan mil vueltas a cualquier cosa que diga Colau, como si interesara a toda Catalunya, mientras en los pueblos pasan muchas cosas”.
Y es que el peso mediático de Catalunya se pone en Barcelona. “Hay cosas que pasan en barrios de Barcelona que reciben más atención que lo que sucede en zonas de L’Hospitalet con más densidad de población” se lamenta Ignasi Escudero, uno de los fundadores de Districte7, un medio cooperativo local creado recientemente en L’Hospitalet. “Queremos dar voz a las personas por las que no se convoca una rueda de prensa”, explica Ana Vallina, también fundadora del digital, quien se lamenta que, actualmente, no hay medios privados con voluntad de explicar la realidad local.
“Barcelona nos exprime. Lo mejor que tenemos se lo queda y nos devuelve lo malo”, considera Montse Santolino. La periodista afirma que las ciudades colindantes a la capital están “condicionadas a lo que necesita la gran Barcelona. Alojamos las infraestructuras necesarias para que tire adelante su modelo de negocio y turismo, a costa de trincharnos el territorio”, asegura. La hospitalense se refiere a grandes obras como la Granvia, un río de asfalto de ocho carriles que conecta Barcelona con las rondas y con el aeropuerto, a la vez que divide L’Hospitalet.
El consistorio construyó la plaza Europa alrededor de la Granvia, pero no para uso y disfrute de sus conciudadanos, sino para construir encima edificios. “Nos roban territorio que Barcelona necesita para crecer, porque esas viviendas no serán para hospitalenses, sino para gente de Barcelona que no pueda pagarse un piso en la capital”, asegura Santolino. “Ahora bien, su vida, su ocio y su consumo seguirán siendo en Barcelona”, se lamenta.
Y es que en la capital, el precio medio del alquiler era, a fecha de marzo del 2021, de 4,01€ el metro cuadrado, según datos del Ministerio de Fomento, pudiendo llegar hasta los 5,23€ en los barrios más acomodados. En cambio, en L’Hospitalet, el precio medio baja hasta los 2,34€ el metro cuadrado, siendo su zona más cara de 3,33€. La ciudad más densa de Europa sigue creciendo, pagando el precio de albergar parte de los servicios e infraestructuras necesarias para hacer del Área Metropolitana un gran eje económico.
Además del tráfico rodado que se concentra en la Granvia, L’Hospitalet debe sumar las dos rondas que rodean Barcelona y el transporte de mercancías que se dirige al puerto. Esto se traduce en altos niveles de contaminación que llevaron a la Comisión Europea a denunciar a España por incumplir la normativa de calidad del aire.
«Se esconde a la clase trabajadora precarizada de nuestros barrios hasta que pasa algo y se le echa la culpa a los vecinos»
“Nos comemos la contaminación, albergamos a sus trabajadores e infraestructuras y a nosotros, ¿qué nos queda? El estigma”, asegura Pedro Luna, presidente de la asociación de vecinos de La Florida, el barrio más denso de la ciudad más densa de Europa.
La liga con Barcelona hace que L’Hospitalet tenga unos condicionantes urbanísticos, organizativos y económicos muy particulares que, según Luna, “tienen un trasfondo clasista”: “Se esconde a la clase trabajadora precarizada en nuestros barrios hasta que pasa algo y se le echa la culpa a los vecinos, sin analizar el contexto”. Luna se refiere al brote de COVID-19 que sufrió su barrio el verano pasado, que dio lugar a “criminalizar a la gente pobre, por sus rutinas y por vivir hacinada, como si pudieran escoger”, se lamenta. “Estamos cansados de ser siempre los malos en una ciudad mala”, añade.
Si “Madrid es España dentro de España”, como dejó ir la presidenta Isabel Díaz Ayuso, algo parecido pasa en Catalunya con Barcelona. El barcelonacentrismo se hace con la cultura, la economía, el periodismo e, incluso, con parte del asociacionismo. Parece que las problemáticas de Barcelona sean las de Catalunya y que, explicada la capital, explicada toda la región. Pero L’Hospitalet, al igual que el resto de municipios del país, tiene vida propia. “Los barrios se organizan, las personas migradas son algo más que migrantes. Tenemos buenos ejemplos de escuelas y colectivos que luchan contra el estigma. Son ellos los que pueden y deben explicar el municipio”, dicen los cofundadores de Districte7. Y es que L’Hospitalet y sus 270.000 habitantes existen. Y existen más allá de la sombra de Barcelona.
Actualización: 17.25h
Nuestra ciudad esta mal. Y lo esta, entre otros motivos, por gentuza que se creen por encima de los demás; los dueños del cortijo; los que se autodenominan «vecinos de verdad»! Esa purria egoísta que sólo mira por su ombligo y por el de sus amiguetes y se aprovecha de las instituciones para ello. Dejad de lamer bota y escuchad bien cotijeros: Llevamos un mundo y una ciudad nueva en nuestros corazones! Y no nos vais a poder parar!!!
Muchas gracias por el artículo vecinas!!
Interès per la informació
No me creo que le den voz a esta señora Santolino, no nos representa en nada a los vecinoS de la florida. Tiene a sus amiguitos en la asiciacion de vecinos independiente y solo miran por ellos. Ya tiene también el distrito7 este que es el periodico de la cup. Hablad con vecinos de verdad