Política
Elecciones catalanas. Escenarios del 14-F: ¿alguna posibilidad de cambio?
Con las elecciones en Catalunya dentro de dos días, cabe preguntarse aquello de lo que los políticos, en campaña, se niegan a responder: ¿Cuáles son las opciones de gobiernos de coalición? ¿Se repetirá la coalición entre ERC y Junts per Catalunya? ¿Sería posible un tripartito entre el PSC, ERC, y EnComúPodem? ¿Podría ser que la aritmética electoral abocara a forzar una repetición de las elecciones?
GUILLEM PUJOL // Hacer previsiones sobre los resultados electorales de este domingo es hoy más difícil de que ha sido nunca. No es una frase cliché, no. Según el último CIS, un 26,3% de la población no saber qué votar. Un dato ya de por sí elevado, que, incluyendo al 11,4% de quienes decidieron no responder, suma casi un 40% del total de los votantes. La situación pandémica, obviamente, lo ha dificultado todo todavía más; a la gente indecisa se le suma la gente que, tenga o no claro su voto, lo que no tiene claro es si ir o no a votar por miedo a contagiarse. Esto añade una nueva variable un poco macabra: ¿cuánta motivación es necesaria para compensar el miedo a participar en los comicios?
Según apuntan los expertos, esta impredecibilidad podría beneficiar a Junts por Catalunya y a la CUP, que disfrutarían de un electorado más motivado. Sea como fuere, las encuestas – desde la última del CIS o la del CEO – han ido mostrando que la victoria en las elecciones será un roce muy cerca entre tres fuerzas políticas: PSC, ERC, Junts per Cat. Analizamos, pues, qué pasaría en el supuesto que cada una de estas fuerzas ganara las elecciones.
ESCENARIO 1: Victoria de ERC
Hace unos meses tenían claro que estas elecciones no se los escapaban, pero la entrada de Salvador Illa a las elecciones y la progresiva recuperación de Junts per Catalunya amenazan la que podría ser la primera victoria de los republicanos desde la restauración de la democracia parlamentaria en España.
Si ERC gana las elecciones y Junts per Cat queda en segundo lugar, hay pocas dudas que se volverá a reeditar la actual coalición de Govern. ERC y Junts se encuentran atrapados por la dinámica del Procés: a la interna no se soportan, pero el relato construido en los últimos años sobre la necesidad de la «unidad independentista» los lleva inevitablemente a mantener un matrimonio de conveniencia. Dentro de este escenario, hay dos posibilidades: o que las dos fuerzas tengan bastante para sumar mayoría absoluta, o que no.
El rol de la CUP en esta tríada independentista dependerá de si sus votos son necesarios o no para conformar gobierno. La CUP, durante la campaña, se ha mostrado ambivalente, pero hay pocas dudas de que si los votos de la CUP fueran determinantes para asegurar la continuidad del actual gobierno ante la posibilidad que el PSC se hiciera con la Generalitat, la CUP estaría junto a los posconvergentes y ERC. En las elecciones del 2017, sus 4 votos (abstenciones) fueron determinantes para llevar a Quim Torra a la Presidencia de la Generalitat. En las elecciones del 2015, sus 8 votos hicieron lo mismo con Carles Puigdemont. Pueden ponerlo difícil y condicionarlo a algún paquete de medidas económicas, pero es previsible aventurar que, si se los requiere, acudirán en su ayuda.
Ahora bien, ¿Habría alguna otra posibilidad de conformar gobierno en el caso que ERC ganara las elecciones?
Pues no. Ciertamente la opción de tripartito ERC – PSC – Comunes, a pesar de ser remota en el caso que sea el PSC quien quede por delante (como explicaremos a continuación), no parece viable en el caso que sea ERC quién se lleve el gato al agua. La propuesta de ERC de hacer un gobierno de concentración entre ERC, Junts per Cat, CUP, y Comuns, no se sostiene. Los Comuns nunca entrarían en un gobierno de coalición con Junts per Cat, y viceversa. Hay que interpretar esta propuesta como una de las estrategias de ERC para consolidar un discurso diferencial al de sus compañeros de Govern que sirva, a su vez, para intentar pescar en aguas revueltas.
Por otro lado, el sueño húmedo de la izquierda, un Govern de coalición entre ERC, Comunes, y CUP, se quedaría lejos de conseguir la mayoría que se requiere. Asumiendo que de darse este hipotético escenario el PP, VOX y C’s votarían en contra, tendrían que ser los socialistas y los posconvergentes quién se abstuvieran o apoyaran. Una quimera.
ESCENARIO 2: Victoria de Junts per Catalunya
Hay muy pocas diferencias entre los posibles escenarios electorales que se deriven de una victoria de ERC o de una victoria de Junts. En esencia es el mismo, pero variando la presidencia entre unos y otros dependiendo de quién quede por delante. Pero sí que hay matices. Por mucho que debido a la retórica independentista de Junts estos parezcan más cerca de la CUP que de ERC – y más desde que los «independientes» de Borràs ganaron las primarias a los «pragmáticos» de Calvet -, en el ámbito económico se encuentran mucho más lejos. Es con esta retórica independentista con la cual se ganan elecciones, pero a la hora de gobernar, las posiciones sobre políticas públicas y políticas fiscales son más importantes. Y alguna de las propuestas de la CUP – como incrementar el impuesto de sucesiones o implementar una renta básica incondicional –, chocan con el establishment convergente.
La realidad es que Junts per Cat solo puede gobernar bajo la amenaza de que si no se los apoyan explícitamente, se estarán posicionando en contra del independentismo (como si este fuera un bloque monolítico). A diferencia de ERC, no tienen ningún aliado real; solo «compañeros de trayecto», o, dicho de otro modo, enemigos necesarios. Y esto los debilita.
ESCENARIO 3: Victoria del PSC
Sin entrar a valorar si el concepto «cambio» es o no positivo, es un hecho que si hay un cambio en la estructura del Govern, este pasará necesariamente por la victoria del PSC el día 14-F. En este sentido hay una diferencia radical entre que ERC gane las elecciones o que lo haga el PSC, pues solo en este último escenario sería posible (que no probable) un tripartito entre los socialistas, ERC, y los Comuns. Una posibilidad remota, en todo caso.
Pero, si no hay ninguna encuesta que no le dé mayoría absoluta al bloque conformado por Junts per Catalunya, ERC, y la CUP ¿Cómo es posible que una victoria del PSC pueda llegar a abrir las puertas de un cambio a la Presidencia de la Generalitat, que se mantiene convergente (o posconvergente) desde el 2010? Porque hay que recordar, también, que ganar las elecciones no implica gobernar. Que se lo digan a Ciudadanos, que a pesar de quedar por delante en las elecciones del 2017 con 36 diputados han sido ignorado sistemáticamente durante cuatro años. Para hacerlo se necesita mayoría absoluta de escaños (68).
La respuesta es que solo una victoria del PSC le puede dar a ERC la capacidad suficiente para cambiar el discurso actual en el que se prioriza el eje identitario al eje ideológico. En el hipotético caso de que el independentismo en su conjunto no llegara al 50% de los votos – reto que se ha propuesto por enésima vez el independentismo – ERC vería reforzado su relato sobre la necesidad «de ensanchar las bases», y podría presentar el pacto ante su electoral desde dos puntos de vista: el primero, que ellos podrían ser un de Caballo de Troya en el interior del gobierno, un muro de contención ante la pulsión unionista que representaría el PSC. El segundo, que con la presencia de ERC – y con la ayuda de los Comuns -, tendrían la capacidad de implementar las políticas sociales que el país, ahora más que nunca, necesita.
Una parte del independentismo se le lanzaría encima al grito de «botiflers», claro está. Pero esta, por muy remota que sea, es la única opción de un cambio en la Generalitat.
ESCENARIO 4: Repetición electoral
Se ha hablado muy poco de que pasaría en el hipotético caso que ninguna fuerza electoral tuviera los espaldarazos suficientes para investir a un Presidente o una Presidenta de su color político. No es, en ningún caso, un escenario descabellado.
Pase lo que pase el domingo, mandará la aritmética. Es cierto que en un escenario de mayoría clara del independentismo en votos y escaños que supere el límite del 50% comportará, seguramente, un gobierno de coalición entre Junts per Cat y ERC con el apoyo implícito o explícito de la CUP.
Pero si esto no pasa, la mecánica de los pactos de gobierno puede rechinar. Podría ser que el PSC, en el supuesto de que quedara al frente en los comicios, no consiguiera la mayoría suficiente para investir a Salvador Illa de Presidente. Podría ser, también, que se negara a serlo si esto implicara aceptar los votos de VOX para la investidura.
También podría suceder, en el caso de una victoria pírrica de Laura Borràs, que ERC diera un paso atrás y se cuadrara en la necesidad de incorporar los Comuns y la CUP en un gobierno de coalición, hecho que seguramente acabaría bloqueando la investidura de Borràs. Recordemos que Laura Borràs tiene una causa abierta en el Supremo por un supuesto delito de fragmentación de contratos cuando estaba al frente de la Institución de las Letras Catalanas (ILC). Una sentencia condenatoria podría devolver los demonios de la corrupción que arrastran los posconvergentes, de la cual los republicanos se podrían beneficiar electoralmente.
Todo dependerá de la aritmética parlamentaria. Pero viendo, por un lado, la animadversión real entre ERC y Junts y, por el otro lado, el boicot de las fuerzas independentistas a pactar con la familia socialista, la posibilidad de la repetición electoral va creciendo a medida que se acerca la fecha de las elecciones.