Política

Elecciones catalanas: Radiografía de Junts per Catalunya

Junts per Catalunya es el partido político sobre el cual se conforma la mayor parte del llamado espacio postconvergente, pero: ¿Cuáles son sus principales representantes? ¿De dónde provienen sus miembros?

Imagen de Catalunya Plural.

GUILLEM PUJOL // Junts per Catalunya no es Convergència i Unió, pero parte de su pasado ha transitado hacia el actual artefacto político liderado por Carles Puigdemont. En este tránsito de un partido político todavía por configurar, conviven diferentes familias, con diferentes intereses y relatos políticos.

Los antiguos convergentes: los pragmáticos

El primero de los círculos que conforma Junts per Catalunya son los antiguos convergentes. Este grupo se organiza principalmente alrededor de los presos políticos – Josep Rull, Jordi Turull, y Joaquim Forn, – y de algunos de los antiguos cuadros de CDC, como Neus Munté, Damià Calvet, o la actual portavoz del Govern, Meritxell Budó.

Los antiguos convergentes son, en su mayoría, políticos pragmáticos que se han ido adaptando a las nuevas corrientes para sobrevivir. Budó, por ejemplo, milita a CDC desde el año 2002, y antes de acabar en Junts per Cat, y ha militado también en el PDCAT.

Este grupo se define políticamente por la línea política conservadora heredera de CiU, pero al mismo tiempo también destacan por su pragmatismo político; es decir, por su capacidad de adaptar su ideología liberal-conservadora al contexto político con el fin de mantener unas determinadas posiciones de poder.

El caso paradigmático de este modo de concebir la política sería la del pacto liderado por Neus Munté entre JxCAT y el PSC que llevó la alcaldesa de l’Hospitalet, Nuria Marín, a la presidencia de la Diputació de Barcelona a cambio de la entrada de JxCAT en el organismo.

Los pragmáticos son el sector del actual Junts per Catalunya que más buena relación tienen con el PDCAT, y los más contrarios al «independentismo mágico” del sector de los independientes. Este grupo, pero, se va empequeñeciendo con el paso del tiempo, y es que una gran parte del electoral clásico de CiU ya no ha vuelto a confiar en Junts.

Si tomamos como referencia las últimas elecciones autonómicas donde CiU se presentó (2012) y las comparamos con lo que les otorgan las encuestas a Junts, la formación liderada por Puigdemont se encuentra muy lejos de los resultados de CiU (50 CiU por 30-35 Juntos por Cat)

Son precisamente los votantes «pragmáticos» ex-votantes de CiU los que han decidido no subirse a la nueva formación política, hecho que explica parte de pérdida de poder interno de esta familia política.

Los independientes de Torra: el independentismo mágico de Junts per  Cat

Si ya no se puede decir que Junts per Catalunya es lo mismo que CiU, es en gran parte por la presencia de un conjunto de nuevos cuadros de partido – que no necesariamente militaban en política antes del 2017 – , que de manera más o menos organizada han seguido al ex-Presidente Torra.

Laura Borràs, la actual candidata a las elecciones del 14-F, es la principal representante. Dentro de este grupo también encontraríamos a los diputados Agustí Colomines y Aurora Madaula; ambos fundadores de Acció por la República, una organización que pretende aglutinar a gente de diferentes ideologías por la causa independentista y que sirve, a su vez, para que los independientes de Torra tengan más peso internamente.

A pesar de contar con militancia previa en el PDECAT, también habría que incorporar en este grupo a Míriam Nogueras, diputada a Madrid con Laura Borràs, y actual número 2 por Barcelona en las próximas elecciones.

El independentismo mágico que domina a estas alturas Junts por Cat se debe al incremento de peso de los independientes de Torra dentro del aparato de partido. Las primarias para la elección de la cabeza de lista de Junts per Cat fueron un enfrentamiento entre los pragmáticos (reprsentados por Damià Calvet) y el independentismo mágico de Laura Borràs, que acabó con la victoria de los últimos.

Esta corriente del espacio postconvergente representa una apuesta para centrar todo el discurso político alrededor del deseo de independencia. Un deseo formulado en abstracto, a menudo sin ningún tipo de razonamiento o planificación estratégica mínimamente coherente de cómo conseguirla. Un ejemplo de cómo se sostiene este relato es el mensaje de Laura Borràs durante esta campaña, donde afirma que si el independentismo supera el 50% de los votos se levantará la DUI y se implementará la República. Al ser preguntados sobre qué pasaría después de hacerlo, se acogen en la quinta enmienda bajo la consigna de «no dar información al enemigo». Cuestión de confianza.

Jordi Sánchez y el aparato de partido

Si hay una persona clave en la articulación del actual partido de Junts,  esta es el actual Secretario General del partido, Jordi Sànchez. Sànchez entra en el mundo político y en las áreas de influencia convergente a través de David Madí; este último, conocido para ser la mano derecha de Artur Mas y figura clave en la política catalana, es un fuerte partidario de la ortodoxia económica liberal y dispone de amplios contactos dentro del sector privado. Actualmente se encuentra bajo investigación por un presunto caso de corrupción en una de las piezas de la operación Volhov.

Durante estos ocho años que van del fin de Convergència i Unió al actual Junts per Catalunya, Jordi Sànchez se ha dedicado a hacer política a la interna, y, como tal, mantiene buenas relaciones con parte de las bases y de los diputados. En uno de los primeros momentos de implosión del espacio postconvergente, Jordi Sànchez creó un artefacto político denominado Crida Nacional per la República que tenía que servir para transicionar el espacio postconvergente, pero que al fracasar en el intento, ha acabado convirtiéndose en una Fundación. La Crida tenía que ser, a priori, un espacio más orientado en el centro-izquierda parlamentario (donde se ubica la mayoría de la población catalana), en un movimiento estratégico para ensanchar las bases ideológicas de la independencia.

Al equipo de Jordi Sánchez, y para ejemplificar este hacer efectivo este movimiento, hay que considerar las incorporaciones de  Antoni Morral (ex-alcalde de Cerdanyola del Vallès por ICV) y de Pep Andreu (ex-alcalde de Montblanc por ERC). Ensanchar por la izquierda, pero también, y sobre todo, por la derecha: uno de los movimientos del tándem Sánchez – Madí fue promocionar a Joan Canadell a la Presidencia de la Cámara de Comercio de Barcelona utilizando la capacidad de movilización de la Assamblea Nacional Catalana, cuyo Presidente por aquel entonces era el propio Sànchez.

Canadell, – número 2 de la lista de Junts por Catalunya -, representa la parte más exacerbada del independentismo mágico, con un discurso que flirtea a menudo con la extrema derecha catalana, dando voz, por ejemplo, a las acciones propagandísticas pseudo-históricas del Instituto de Nova Història Catalana.

Respecto a la ANC, si bien en las elecciones del 2017 sus conexiones con el mundo postconvergente eran muy intensas, desde la llegada de Elisenda Paluzie las relaciones se han enfriado, y ya no es un activo explícito del partido. Jordi Sánchez es un verdadero hombre “de aparato”, y, consecuentemente, la persona que tiene más peso cuando toca configurar la lista electoral.

Carles Puigdemont: primus inter pares

¿Cuál es el rol del ex-presidente Puigdemont en el mundo de Junts? Ciertamente, es el principal reclamo electoral de la formación, y una de las razones por las cuales muchos votantes confían en Junts per Catalunya.

Ahora bien, el círculo de confianza de Puigdemont es menos amplio de lo que se podría pensar en un primer momento. Si en las últimas listas de las elecciones europeas Puigdemont tenía la mano libre para configurarlas a su voluntad, a medida que pasa el tiempo su poder decrece. Puigdemont, a diferencia de Sánchez, no se ha dedicado a cultivar el aparato de partido, es decir, a «jugar a la interna». De su etapa como alcalde de Girona, mantiene buena relación con algunos alcaldes, pero estas son, mayoritariamente, relaciones personales de confianza.

Una de estas personas de confianza es Albert Batet. El actual portavoz del grupo parlamentario de Junts es considerado el lugarteniente de Puigdemont en el Parlament. Es la cabeza de lista por Tarragona en las elecciones del 14-F, por lo que Puigdemont tiene asegurada su voz.

Otra de las figuras asociadas con Puigdemont es Josep Costa, una persona encargada principalmente de hacer el trabajo sucio dentro del partido. A pesar de que no goza de demasiadas simpatías ni dentro de su grupo parlamentario, hace una tarea imprescindible por el partido: atacar sistemáticamente a ERC. Pero tanto Batet como Costa son dos personas que no tienen  una gran capacidad orgánica dentro de Junts, siendo la «familia puigdemontista» una de las menos estructuradas.

Quizás la única persona vinculada con Puigdemont con una fuerza notable adentro del partido sea Elsa Artadi, líder de Junts por Catalunya en Ayuntamiento  de Barcelona. Artadi ha mostrado su apoyo continuado a Puigdemont, pero a diferencia de Batet y Costa, su posicionamiento es más estratégico que personal. Si la familia puigdemontista perdiera poder progresivamente, es previsible que Artadi saltara del barco antes de que este se hundiera.

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