Sociedad

La agresión a Irantzu Varela es el colmo: mujeres con presencia pública piden que la violencia que sufren se considere tortura

Más de 200 mujeres con presencia pública han firmado un manifiesto en el que denuncian la violencia machista y el acoso diario.

Manifestación feminista por el 8-M en Madrid en 2017. REUTERS / Susana Vera

Hace algunos días, el 13 de diciembre, la periodista Irantzu Varela sufrió una agresión lesbófoba por parte de unos vecinos. Así lo explicaban desde Pikara Magazine, medio de comunicación del que es colaboradora: «Estaban molestos con Varela por haber dejado unos cartones para reciclar junto a la puerta del piso de esta. Por la noche, la pareja llamó a su timbre y entraron en su casa mostrando su enfado y tirando al suelo varios objetos de la casa de la comunicadora».

Además de propinarle varios puñetazos en la cara, le llamaron «lesbiana de mierda», «degenerada» y «marimacho». Varela denunció la agresión a la Ertzaintza. Sin embargo, no es la primera vez que lo hace: como activista feminista, lleva años recibiendo acoso y violencia en redes sociales. Fuera de ellas, y en el local que compartía con la redacción de Pikara Magazine, también ha lidiado con pintadas fascistas, episodios que se han ido repitiendo desde el año pasado.

No se trata de una agresión puntual

Este lunes, un grupo de más de 200 periodistas, escritoras, políticas, artistas o profesionales de la abogacía –entre las que están Isabel Coixet, Rosa Regàs, Ada Colau, Victoria Rosell o Adriana Lastra– han firmado un manifiesto en el que muestran su rechazo a la agresión contra Varela.

Pero no solo: «Las agresiones a mujeres feministas se han multiplicado hasta el punto de hacernos la vida insoportable, particularmente a aquellas que por razones profesionales o por nuestra lucha contra el machismo, tenemos una presencia pública constante«.

«Insultos, amenazas de muerte y acoso se han convertido en cotidianos en las redes sociales. Pero no solo ahí. Resulta, además, alarmante cómo en los últimos tiempos las agresiones, tanto verbales como físicas, han saltado de la red a la calle, llegando a extremos como los sufridos por Varela», continúa el texto.

Por no tratarse de un hecho aislado ni dirigido solo contra una mujer, las firmantes denuncian que «se trata de tortura», una forma de castigo «por nuestra intervención en el ámbito público».

Así, denuncian –también «en representación de muchas otras»–, «que la sociedad y las instituciones públicas han normalizado dicha tortura de tal forma que han convertido un crimen en mera costumbre». Además, «los medios de comunicación parecen haber decidido que la tortura a la que se nos somete carece de cualquier interés informativo o consideración en el ámbito de lo delictivo», añade el manifiesto. Y concluye: «Queremos denunciar que la mayoría de los partidos políticos evitan tratar y regular esa tortura a las mujeres cuya presencia pública parece merecer agresión y acoso habituales».

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Comentarios
  1. No te has dejado ni un solo ismo por incluír.
    Que pena que en tu respuesta hayas excluido a gente feminista que lucha por la igualdad y desprecia tango hembrismos como machismo.
    Y qué pena que asocies movimientos lobbys que no tienen nada que ver con el feminismo , despierta muchacha

  2. Las personas que no respondemos a lo que el heteropatriarcado esperaría de nosotras tenemos que estar más organizadas, al menos tanto como la gente conservadora, que se reúne un rato todos los fines de semana en sus templos. En torno a una nueva religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista, ecologista y aliada de los movimientos LGTBIQ, lo conseguiríamos, y seguramente se formarían muchas comunidades. En infinito5.home.blog escribo sobre ella.

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