Sociedad

Economía de proximidad vs Amazon: cómo hacer frente al gigante en época navideña

La pandemia del coronavirus ha hecho crecer todavía más las compras por Internet, un mercado que ya estaba al alza. La Economía Social y Solidaria se plantea cómo hacer frente al monopolio online respetando el clima, los derechos de los trabajadores y la proximidad

Tarjetas de Amazon. THOMAS PHOTOGRAPHY / Licencia CC BY-SA 4.0

Artículo publicado originalmente en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.

“Ahora más que nunca el comercio de proximidad nos necesita: no compremos en absoluto en Amazon ni en ninguna de estas grandes plataformas que no tributan localmente ni aportan gran riqueza». Con estas palabras la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pedía a la ciudadanía que no focalizara sus compras navideñas en las grandes plataformas online. Colau no es la primera -ni será la última- en hacer hincapié en los peligros que supone para el tejido comercial comprar exclusivamente grandes marcas multinacionales. Pero este año estos peligros crecen: debido a las restricciones sanitarias por el coronavirus, la compra onlinese ha disparado y esto hace que muchas personas se decanten por los gigantes que ostentan el monopolio en pro de la practicidad.

Los grandes marketplaces como Amazon o Aliexpress disponen de todo aquello que se pueda imaginar en una sola web: son grandes centros comerciales con juguetes, libros, ropa o electrónica. Esto, junto con su gran infraestructura y su red gigante logística, hace que sea muy complicado competir para tiendas pequeñas o ecommerces más especializados. Pero esta tendencia no es nueva: el reinado de Amazon ya hace años que se construye y el año pasado consiguió ingresar 7.567 millones en España y triplica en ventas a Aliexpress, su competidor más próximo. Así, a falta de los datos de un 2020 pandémico, el último ejercicio la empresa de Jeff Bezos se llevaba el 15% del comercio online. Las cifras, pues, de un año en que, debido a los confinamientos y las restricciones, la mayoría de compras se han hecho online serán todavía más abrumadoras.

El auge de las compras por Internet no solo tiene consecuencias económicas para los comercios más pequeños, sino también para el clima, y es que las cifras de emisiones de los gigantes electrónicos dejan una huella que, en el caso de Amazon supera la generada por nueve países de la Unión Europea, según datos propios de la compañía, cruzados con datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente. Ante este escenario, en que la economía de proximidad no puede competir, se apuesta por una campaña navideña de “consumo consciente y coherente con nuestras reivindicaciones, como son la dignidad en las condiciones laborales de los trabajadores o la lucha contra el cambio climático”, apunta Alba Hierro, técnica de la XES (Red de Economía Social).

El modelo de Amazon, con sus bajos costes de venta y distribución, “aplasta a la competencia”, asegura Hierro. Ante esta amenaza para la economía más pequeña, dice, se puede actuar con varias estrategias: “una sería hacer una campaña fuerte para potenciar el comercio de proximidad y otra sería replicar el modelo de marketplace, juntando a varios productores y mancomunando la logística”. Esta última opción ha sido adoptada por algunos sectores, como el librero que, ya durante el primer confinamiento vio nacer en Catalunya a la plataforma Llibreries Obertes y que se ha replicado en el España recientemente en la web Todos tus libros, que generan un catálogo común de varias librerías pequeñas o independientes.

¿Es el comercio online la solución?

La XES, que abarca varias empresas y cooperativas del sector de la Economía Social y Solidaria (ESS), no tiene una postura clara sobre si la solución a la actual situación -que decanta el consumo hacia el online– es replicar el modelo de marketplaces o apostar por un cambio de la filosofía de consumo. “La digitalización quizás no es la mejor estrategia, porque fomenta la compra online, que es la gran amenaza para el tejido de barrio, pero también es cierto que si no generemos una alternativa a los gigantes tecnológicos, lo captará todo una gran empresa que no tendrá criterios éticos ni solidarios”, reflexiona Hierro.

Esta es la postura que defiende Opcions, una cooperativa que promueve el consumo consciente. “Es el momento de digitalizarnos, no para apostar por el mercado digital como sustitución, sino para construir un consumo online consciente”, apunta Jordi Rojas, presidente de Opcions. Esta cooperativa apuesta por generar un espacio digital en que se puedan satisfacer las necesidades pero sin incitar a la compra: “tenemos que promover el consumo consciente, que no pase necesariamente por comprar, sino que se pueda solucionar con otras alternativas como el préstamo o el alquiler”, explica Rojas. Hay que reflexionar antes de comprar: ¿aquello que buscas es realmente necesario? ¿El producto ha sido elaborado por trabajadores sin derechos? ¿Cómo afecta a la economía de proximidad? En definitiva: ¿merece la pena comprarlo?.

Opcions, pues, ultima los preparativos de una plataforma que agrupará unas 200 entidades de la Economía Social y Solidaria, de cara al primer semestre de 2021. “Construir un mercado social online es robar espacios al capitalismo más depredador y ocupándolos asegurando producciones sostenibles, de proximidad y con criterios ambientales”, asegura Rojas, quien se muestra consciente de “la asimetría” pero asegura que “no por eso tenemos que dejar de persistir”. La agrupación de diferentes productores, según Opcions, aseguraría una distribución más eficiente, pero “siempre vigilando que no se desarticulen grupos de consumo ni se impacte negativamente en los productores”.

Apostar por un consumo colectivo y organizado

Un ejemplo de estas agrupaciones nació durante el confinamiento: Pam a Pam es una plataforma que surgió “de forma improvisada para garantizar el abastecimiento de producto agroecológico y apoyar a los productores catalanes, que estaban pasando por un momento difícil”, explica Anna Correro, de la cooperativa Arran de Terra, responsable de la creación de Pam a Pam, junto con la XES. Esta plataforma sirvió para situar a los diversos productores en el mapa e interconectarlos para que pudieran compartir naves y los costes de la distribución. “De este modo se pudo organizar una dinámica de consumo organizado para llegar a colectivos como las redes de apoyo de los barrios u organizaciones vecinales”, apunta Correro.

Aun así, desde Arran de Terra insisten en no perder de vista los riesgos de focalizar excesivamente en el comercio online: “durante el confinamiento hemos visto un crecimiento muy bestia de la venta por Internet y la entrega a domicilio. ¿Este es realmente el modelo que queremos promover desde la Economía Social y Solidaria y la producción agroecológica?”, se pregunta. Correro alerta del peligro que las compras online acaben fomentando un consumo todavía más individualizado: “tenemos que apostar por las compras colectivas, que favorecen los vínculos entre personas y colectivos en un momento en que cada vez estamos más solas”. Es por eso que, más que los marketplaces, Carrero hace hincapié en acceder a las cooperativas de consumo de los barrios o a los supermercados agroecológicos de proximidad antes que comprar por Internet.

El confinamiento y la consecuente demanda de productos online debido a las restricciones de movilidad llevó a que los pequeños productores “se tuvieran que optimizar tecnológicamente de la noche a la mañana”, dice Alba Hierro, de la XES, quien reconoce que, durante aquellos meses fueron necesarias más herramientas digitales, pero insiste en que los marketplaces no son “necesariamente la respuesta”. El reto para los pequeños productores, según Anna Carrero, es “superar el tecnooptimismo: lo digital tiene que ser una herramienta, no una finalidad”.

Afectaciones desiguales del confinamiento

El sector agroecológico salió reforzado de aquellos meses en que no se podía salir de casa: “hubo un aumento muy significativo de las ventas, porque había mucho más tiempos para cocinar y la gente quería hacerlo con producto de calidad”, recuerda Anna Carrero. Pero no solo: “también hubo un aumento de la solidaridad y de la conciencia de la necesidad del apoyo mutuo”, añade. Aquella creencia que rezaba que “del confinamiento saldremos mejores” tuvo efecto en el consumo, que se decantó hacia los productores de proximidad, en lugar de las grandes plataformas globales. Ahora bien, ¿esta tendencia continuará?

La Navidad es un momento clave para evaluar este compromiso solidario, puesto que “parece imposible pasar esta época sin comprar”, alerta Jordi Rojas, presidente de Opcions, quien recuerda la necesidad de concienciar sobre un consumo responsable en tiempo de crisis: “tenemos que evitar la compulsividad y la locura por gastar; intentemos que los regalos tengan sentido porque comprar y comprar no es la mejor manera de hacerle saber a alguien que te importa”, reflexiona.

Así, a pesar de que la Economía Social y Solidaria no esté del todo de acuerdo en si el futuro del comercio de proximidad pasa por los marketplaces y la digitalización o no, en lo que sí coinciden es en la necesidad de repensar el modelo de consumo. No se trata de dejar de consumir desbocadamente a Amazon para pasar a hacerlo en una cooperativa: se trata de repensar el modelo y comprar solo cuando sea necesario y tenga sentido. Comprar compulsivamente lleva a un placer efímero: “hay dinámicas que no son sostenibles y, todavía más importante: no contribuyen a hacernos felices”.

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Comentarios
  1. DIEZ CONSEJOS PARA UNAS FIESTAS SOSTENIBLES, el mejor regalo para el Planeta.
    Consume menos, consume mejor, consume rural.
    ¿Hay que ser un poco ‘Grinch’ para salvar el planeta? ¿Es posible que tu alumbrado navideño tenga que ser menos deslumbrante? ¿Es hora de que asumas que nuestro planeta solo puede proveernos de una cantidad limitada de purpurina? Algunos consejos muy sencillos para vivir estas fiestas dentro de los límites planetarios sin dejar de compartir ilusiones con tus seres queridos.
    https://es.greenpeace.org/es/noticias/tips-para-unas-navidades-sostenibles-el-mejor-regalo-para-el-planeta/?utm_term=gif&utm_campaign=Consumo&utm_medium=email&_hsmi=103378046&_hsenc=p2ANqtz-_gBm9biNC_lcwDlAbhQUEZtr5z9ppUsUNav8pk_S_jO5sv6ZiWHt734nk_vnKQaj0v0lT15fR3RTY5g9wV38Wt6CTRFg&utm_content=newsletter17122020&utm_source=newsletter-socios

  2. Muy acertado e interesante el artículo.
    Son los peligros causados por la inconsciencia colectiva, no por el coronavirus. El propio coronavirus también está originado por la inconsciencia colectiva. Nosotros hemos engordado con nuestro irresponsable consumo a enormes monstruos en cuyas garras estamos atrapados y si exigimos nuestros derechos representamos para ellos igual que molestos insectos y ¿qué solemos hacer cuando los insectos no paran de «incordiar»?.
    Gran verdad el dicho de que los pueblos de ovejas engendran «lo que merecen».
    Es el capitalismo, estúpido, al que hemos permitido que nos convierta en un gran e inconsciente rebaño.
    Pero no debemos preocuparnos pues cuando el mundo entero esté en paro podemos confiar plenamente en la asistencia y cumplimiento de todos nuestros derechos por parte de éste gran filántropo billonario.
    También aconsejo seguir engordando al miembro del Opus Dei, Joan Roig, MERCADONA.
    Muchas veces el vacío interior se pretende vanamente llenar con cosas materiales.

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