Entrevistas | Internacional
“Controlar esta COVID no es un esprint, es una maratón”
La británica Laura Spinney es un referente del periodismo científico. Su libro ‘El jinete pálido’, sobre la gripe española, ya va por la cuarta edición. Hablamos con ella sobre pandemias incontrolables.
Hacer una entrevista a la autora de un libro que salió hace tres años no suele ser muy común en estos tiempos, pero si el libro habla de la mal llamada gripe española y está firmado por Laura Spinney, nunca es un mal momento.
Spinney es una británica que vive en París, que se licenció en Ciencias Naturales en la Universidad de Durham, que ha escrito cinco novelas y que, como señala Pampa García Molina, redactora jefa de la Agencia SINC, es “un referente como periodista de ciencia en Europa”. Además de haber colaborado en prestigiosas revistas como Nature o National Geographic, en este momento, sus artículos sobre la COVID-19 se pueden leer en tres valorados medios británicos: The Economist, The New Statesman y The Guardian, pero con El jinete pálido. 1918: la epidemia que cambió el mundo (Crítica, 2017) ha demostrado su certero trabajo como divulgadora científica.
El jinete pálido muestra una importante recopilación de las investigaciones sobre la gripe española del siglo pasado. En él se recuerda que la pandemia que comenzó en 1918 superó en número de decesos a las dos guerras mundiales juntas. También aclara que el primer enfermo del que se tienen datos fue Albert Gitchell, un cocinero que daba de comer a los jóvenes que se reclutaban para la Primera Guerra en el campamento de Funton, Kansas. Este valioso ensayo narra anécdotas de Hipócrates, Apollinaire o Munch –y de dónde viene su famoso “grito”– y la historia que más conmovió a Spinney, la de Nontetha Nkwenkwe, una sudafricana que contrajo la gripe con 40 años y que, siendo viuda y con diez hijos, fue encarcelada por contar los sueños que le había provocado el virus.
Como no podía ser de otra manera, El jinete pálido también habla de bacterias, de gérmenes, y de que esa pandemia se recuerda no como un desastre histórico sino como millones de tragedias aisladas. Para ello, y como la propia Spinney indica en el libro, imita “la forma de relatar de las mujeres del sur de África, una forma de narrar no lineal, concéntrica”, para mostrar historias entrecruzadas de experiencias personales y aportar cercanía y calidez frente a la complejidad y el desastre que ocasionó esta gripe.
Esta periodista británica tardó tres años en investigar y escribir este ensayo que fue editado por primera vez en 2017 por la oficina londinense de Penguin Random House. Un poco más tarde, la editorial Crítica se encargó de traducirlo al castellano. Su departamento de prensa dice que, gracias a la COVID-19, ha sacado la cuarta edición en nuestro país. Y no es extraño: cada vez hay más personas que se quedan prendadas del libro. De hecho, en el pasado e inusual Sant Jordi, el periodista y físico Alberto Sicilia lo situaba en el número 2 de su lista de libros preferidos. Y Ricardo Campos, presidente de la Sociedad de Historia de la Medicina y científico titular del Instituto de Historia del CSIC, no duda en recomendarlo porque “sintetiza estupendamente todas las investigaciones profundas existentes sobre la gripe española”. Lo que más le gusta del libro al historiador es “cómo va tejiendo la narración a través de historias concretas de todo el mundo sin la visión eurocéntrica a la que estamos acostumbrados”.
La agenda de Laura Spinney está repleta: “¡Estoy trabajando más que nunca!”. La periodista echa de menos no ir al cine y se evade con novelas como Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar: “Me está aliviando en estos tiempos por la belleza del lenguaje. Y me resulta paradójico leer sobre la vida de una persona que ejercía tanto control mientras estamos sufriendo una pandemia incontrolable”.
Sobre pandemias incontrolables, Laura Spinney nos habló, muy brevemente, desde su casa de París.
Después de escribir El jinete pálido y de describir los síntomas y los efectos de la llamada gripe española, ¿sintió tristeza y sorpresa cuando aparecieron los primeros casos de esta COVID-19?
No, no me quedé sorprendida porque expertos en salud pública habían advertido de esta pandemia. Triste, sí, por supuesto, por el sufrimiento que está dejando a su paso. Pero también estoy fascinada por vivirlo en primera persona y estar escribiendo sobre ella y ver lo que ocurre.
¿Qué país diría que está controlando mejor esta pandemia?
Lo importante es tomar nota sobre este escenario y qué dificultades entraña controlar esta COVID-19. Hasta ahora, algunos países lo han hecho mejor que otros, aunque ninguno va por el camino correcto. Aun así, es demasiado pronto para poder responder con precisión pero, usando un término deportivo, se puede resumir en que controlar esta COVID no es un esprint, es una maratón.
¿Qué le parecen las manifestaciones contra las mascarillas, como por ejemplo la primera que se celebró en Berlín?
Creo que lo ilustra mi respuesta anterior. Alemania lo hizo muy bien sofocando el virus en un primer momento, hasta el punto de que los alemanes se empezaron a preguntar por qué tenían que estar sometidos a las medidas de control por el virus cuando había pocos casos de infectados y estaban dañando a su economía. Por eso se generaron las protestas. Por supuesto, gracias a esas medidas de prevención, hubo pocas personas enfermas de COVID-19, pero ya se ha visto que cuando las personas relajan las medidas, los casos se disparan. Estas manifestaciones ilustran lo importante que es la verdad y la comunicación en una pandemia. Es decir, el desarrollo científico en tu país puede ser el más avanzado del mundo, pero si la gente no está dispuesta a colaborar, porque necesita más claridad, todos tus esfuerzos se quedan en nada.
¿Cree que con la COVID-19 tendremos que estar sometidos a estas medidas de protección mucho tiempo, como ocurrió con la gripe de 1918?
Sí, eso parece, aunque como pasó con la gripe del 18, el virus —con suerte— puede ir perdiendo agresividad y podríamos pasar a tener medidas menos restrictivas. Aunque eso tiene que ir acompañado de la aparición de una vacuna que sea capaz de proteger a los más vulnerables
La historia de Nontetha le impactó de una manera especial. ¿Qué sensación le produce la COVID-19?
Tengo un gran respeto a este virus. Lo merece.
Recordando a Nontetha Nkwenkwe, ¿los habitantes de este planeta presentarán más problemas mentales por esta pandemia?
Desgraciadamente, es una posibilidad, porque muchas personas han manejado difícilmente el aislamiento que el confinamiento ha impuesto sobre ellos y necesitarán un cuidado y una atención especial. Lo mismo pasará con nuestras economías, que también han sufrido con esta COVID. Ambas están sufriendo por la pandemia y por las medidas impuestas para contenerla, pero la buena noticia es que, como hemos visto a lo largo de la historia, las sociedades reaccionan relativamente rápido a estas lacras, al menos en términos económicos. Es más, se recuperan más rápido que cuando se trata de guerras.
¿Cuál es su científico o científica de referencia sobre la COVID-19?
Es difícil decirlo porque para entender una pandemia hay que tener en cuenta a muchos expertos y expertas de diferentes ámbitos académicos, pero puedo decir que aprendo mucho con Christian Drosten, el virólogo que aconseja a la canciller alemana, Angela Merkel. Él ayudó a identificar el virus SARS-cov que causó la epidemia del SARS a comienzos del 2005 —un virus muy relacionado con una de las causas de la aparición de la actual pandemia—. Drosten es una de las pocas personas en el mundo que realmente entiende estos coronavirus
En este momento, ¿se pueden saber las diferencias y las similitudes entre la gripe española y la COVID-19?
Esta pregunta requiere una respuesta larga y delicada, porque aún no tenemos una certeza clara, pero ambas son enfermedades respiratorias. Ambas son claramente capaces de causar pandemias, pero son diferentes virus que pertenecen a diferentes familias víricas. Para comprender el impacto que esta pandemia tendrá sobre la humanidad, necesitamos entender las similitudes y las diferencias entre los dos virus. Igual que la humanidad ha cambiado el mundo en los últimos 100 años.
¿Quiere decir algo a los científicos españoles?
¡Oh, no! Ellos son los expertos. ¡Prefiero escuchar!
El libro está dedicado a Richard Frackwoiak. ¿Quién es?
Es un importante neurocientífico, pionero en las técnicas más avanzadas para la visualización de la fisiología y actividad cerebral y nerviosa. También es mi marido, y el hombre más maravilloso del mundo.