Opinión
El ‘videoincordio’ | Encarar la propia calamidad: modos anestésicos o modos analgésicos
"¿Nos dirigimos ante un modelo anestésico basado en la insensibilidad o ante un modelo analgésico que apuesta por aceptar el dolor y empatizar con el otro?", reflexiona Ana Carrasco-Conde en un nuevo 'videoincordio'.
Si para Susan Sontag una de las características de la modernidad podía ser analizada a través de nuestra actitud ante la fotografía, que nos hacía espectadores de la calamidad ajena y alejada del otro, en los tiempos de la pandemia, la continua autorreferencialidad de una herida que es la nuestra (la social, la económica, la familiar, la personal) nos lleva a ser espectadores de nuestra propia calamidad y de nuestro propio dolor. Pero somos espectadores porque hemos tomado la distancia de lo que parece irreal o de la que ya estamos cansados.
Para Sontag, el problema era como afrontar el dolor de los demás cuando las fotografías no podían devolvernos la mirada y por tanto no los reconocíamos como personas con las que sentirnos conectadas. Para nosotros, la cuestión se ha agudizado porque hemos generado modos de afrontar el dolor que no nos permite reconocernos a nosotros mismos y nos desconectan de los demás y de nosotros. Uno de estos modos es el anestésico que nos conduce a la insensibilidad y anula la afección y el apego.
Seguimos adelante con la herida como si no fuera nuestra. Otro modo es el analgésico en el que seguimos sintiendo y tratamos de poner moderación es lo desmesurado para poder sanar la herida encarándola y sintiéndola como nuestra. Y esta es la pregunta final: ¿Nos dirigimos ante un modelo anestésico basado en la insensibilidad o ante un modelo analgésico que apuesta por aceptar el dolor y empatizar con el otro?
Anestésico desde hace mucho tiempo, así que ahora resulta de lo más normal desconectar, necesitar desconectar para olvidar. Estamos narcotizados, sobrevivimos bailando al son que nos marca el mercado, la macroeconomía y ahora, con menos capacidad por la pandemia.
Me temo que no hay elección desde hace mucho tiempo y el hecho de que los medios de comunicación de masas nos traten como a imbéciles sin que pase nada, es decir, seguimos consumiéndolos, es la mejor prueba de lo que digo.
¿Qué sociedad sensible, empática aguantaría el nivel de corrupción y perversión de la política actual y sus tentáculos, de la monarquía, de la economía, de la contaminación…?
Creo que, lamentablemente, nos dirigimos a un modelo anestésico.
Cuando los tiempos nos son favorables todos parecemos mejores; creo que son los peores momentos los que nos ponen a prueba y cada cual nos mostramos tal cual somos. En estos momentos creo que pensamos poco o nada en los demás.
Para aceptar el dolor algunos necesitamos tiempo, una vez normalizado el dolor en nuestras vidas creo que podríamos empatizar.