Sociedad
30 años y más de un centenar de crímenes de odio
Los periodistas David Bou y Miquel Ramos actualizan el proyecto Crímenes de Odio lanzado en 2015, que ya recoge 103 víctimas mortales
En los últimos 30 años, 103 personas han sido víctimas mortales de crímenes de odio en España. Así lo han documentado los periodistas David Bou y Miquel Ramos, quienes acaban de actualizar la base de datos del proyecto Crímenes de Odio lanzado en 2015 para añadir la quincena de homicidios y asesinatos cometidos en el último lustro.
Según explica Miquel Ramos, estos crímenes tienen en común una “motivación basada en prejuicios contra la víctima”, no siempre con la intención de matar, pero su resultado ha sido la muerte de dicha persona. Según se recoge en la nueva web del proyecto, los delitos asociados al racismo son los que acumulan un mayor número de casos, 36, seguidos de la aporofobia con un total de 27. Ramos asegura que hay numerosos casos de crímenes hacia personas sin hogar “que además son muy crueles”: “Esto se debe a la deshumanización de este colectivo y a la aporofobia, que no se considera una motivación o agravante del delito de odio”, denuncia el periodista y colaborador de La Marea.
Un mapa interactivo permite ubicar cada uno de los crímenes en el lugar donde se cometió, además de acceder a una ficha individual para conocer qué sucedió en cada caso: la fecha en la que ocurrió, resumen de los hechos, tipología del crimen, respuesta judicial que obtuvo y una recopilación de las noticias o vídeos aparecidos en los medios de comunicación.
Para Ramos, los 90 fueron años muy “bestias” en lo referente a este tipo de homicidios y asesinatos. Sin embargo, los años 2000, 2002 y 2005 destacaron por su brutalidad ya que juntos suman 25 víctimas mortales.
Algunos de los casos registrados han sido muy mediáticos, como el de Carlos Palomino, asesinado en el metro de Madrid en noviembre de 2007 tras la puñalada que le asestó en el corazón un soldado profesional que vestía ropa con simbología neonazi. También el de Lucrecia Pérez, el primer crimen racista reconocido en España, perpetrado en 1992 por un guardia civil que disparó contra un grupo de inmigrantes que dormía en una discoteca abandonada.
En este ejercicio de “memoria de los crímenes de odio” también se recuperan hechos relacionados con la disfobia, la homofobia y la transfobia, la islamofobia, la romafobia y la violencia ultra en el fútbol, como sucedió con el seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta, asesinado en el 98 antes de un partido contra el Atlético de Madrid. Un caso similar al de Francisco Javier Romero, más conocido como Jimmy, hincha del Deportivo, apaleado y lanzado al río Manzanares por miembros del Frente Atlético.
Pasos «muy lentos» en pedagogía y legislación
La publicación del nuevo estudio coincide con el lanzamiento del la película La mort de Guillem, una coproducción de À Punt Mèdia y TV3, las televisiones públicas de la Comunitat Valenciana y Cataluña. En ella se narra el asesinato del joven antifascista Guillem Agulló a manos de un grupo de neonazis en 1993. Ramos, que estuvo presente en el debate sobre extrema derecha y delitos de odio posterior al estreno del filme, explica que “el caso de Guillem provocó una enorme conmoción para la sociedad valenciana”, no solo por el crimen sino también por el posterior desarrollo judicial: “La impunidad para el asesino ejemplifica la impunidad que han tenido los neonazis en el País Valenciano. Un tipo condenado a 16 años que solo cumplió 4”, se queja el periodista experto en ultraderecha.
En esta recopilación de casos no se recogen los feminicidios ni los muertos por violencia institucional, como podría ser el caso de los sucesos en la playa del Tarajal, donde murieron 15 migrantes ahogados después de que varias decenas de guardias civiles disparasen 145 balas de gomas y cinco botes humo con el objetivo de evitar que entrasen de manera irregular a España desde Marruecos. “Creemos que ya hay otras iniciativas que vigilan de cerca, visibilizan y documentan y queremos darle el reconocimiento que merecen”, explican refiriéndose a Feminicidio.net y la Coordinadora para la Prevención de la Tortura.
Los coordinadores del proyecto también se quejan de la falta de información en muchos de los casos. A veces, «no se sabe si hubo detenidos; o, si los hubo, no se sabe qué pasó en el juicio… Entendemos que son casos que no se han seguido por parte de los medios de comunicación, y habría que reflexionar sobre ello”, critican. En materia pedagógica, consideran que se están dando pasos hacia adelante para concienciar pero el proceso «va muy lento”. Además, en ocasiones la interpretación de los delitos de odio “se realiza de una manera interesada y no se corresponde con el objetivo de este tipo de legislación”, que es proteger a los colectivos vulnerabilizados, añaden.
Tenemos el ejemplo de los amos del mundo, llamados gangsters con más propiedad, que con su ejército asesino OTAN y so falsos pretextos, invaden, masacran, siembran destrucción, miseria y muerte en los pueblos del mundo cuya situación geoestratégica o recursos codician, a los pueblos que se niegan a doblegarse a su codicia y a su instinto asesino.
Cuando se respira violencia, no es de extrañar que salga por alguna parte.
Valores, educación, cultura versus manipulación y sopor.