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El Crisisobservatorio: mirar más para tener menos miedo

El Crisisobservatorio ha recopilado hasta seiscientas entradas de iniciativas sociales e institucionales frente a la pandemia

PEXELS / Licencia CC0


MERCHE NEGRO (@pintiparada)
| No sé si sabéis lo que es la parálisis del análisis. Es un proceso mental provocado por la ingesta de demasiadas opciones, posibilidades y escenarios que nos hace imposible tomar una decisión. Perdemos capacidad de actuación, creatividad, energía y dormimos mal. Y añado yo: andamos por ahí de mala hostia. 

¿Te reconoces? El puto bicho, la PCR de tu madre, el ERTE que no te pagan, Soros (en serio), el día a día que bastante es ya sin una pandemia, y añádele la cuota base para la existencia social hoy: ser ingeniosa en twitter y guapo en Instagram. Qué digo guapa. Feliz.

Spin doctors de todos los colores nos tienen como a los perretes del salpicadero de un coche, meneando la cabeza a ver si nos entra todo lo que nos lanzan. Tú crees que lees y te informas, pero no: te inoculan. O te inoculamos, los que te contamos, que parece que nos cobran por hacer autocrítica. 

¿No te parece a ti también que este 2020 se parece demasiado al cuento de terror que muchas vivimos entre el 2008 y 2013? Entonces nos atormentaron con la prima de riesgo, concepto estratosférico (por lejano a nuestra vida diaria) pero que comentábamos cada mañana como quien hablaba de la temperatura. Hoy es el índice medio de contactos acumulados en los últimos catorce días, que es un número que te asusta, sí, pero menos que el saldo que te queda en el banco. 

Yo me he vuelto a sentir sobrepasada como entonces, e igualmente engañada. Y se me ocurrió insistir en lo que sé hacer: mirar. De ahí nació el Crisisobservatorio.

Es un intento periodismo de observatorio, o curación de contenidos, y algo básico: contexto, el azafrán de este oficio, sobre la crisis socioeconómica tras la COVID-19. Así lo suelo presentar. En realidad y sin parafernalias, es poner el foco en contar lo que se está haciendo para que la situación mejore, y quién lo hace… o no lo hace. Los que deben –gobiernos locales, regionales y estatal–, y los que pueden –la sociedad, iniciativas públicas y privadas–. 

Visitamos lugares pequeños vestidas de pijama, que es de esa guisa cuando somos más auténticos, y también los grandes, pero estos con la lupa de investigadoras, que es desde las grandes urbes desde donde se insiste en contar el mundo entero simplificando de tal forma que ofendería, si tuviéramos cinco minutos para pensarlo. 

Venga, te lo acepto: el Crisisobservatorio es también un arma contra la narración interesada y la brocha gorda. Para explicártelo bien tengo que hablarte en leguleyo un momento:

La Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local es la misma para todos los municipios, así como las de regulación jurídica y administrativa de las Administraciones Públicas se aplican a CCAA, Estado y localidades. Esto quiere decir que, quitando algunas transferencias de competencias de regímenes especiales puntuales, una capital de provincia de un millón de habitantes y una localidad de 44 personas censadas pueden tomar las mismas medidas y deben pasar el mismo proceso para mejorar la situación y paliar el impacto de la pandemia. 

La política es gestionar lo común para mejorar la vida de la gente, de toda la gente, y se ve claro quién la entiende así cuando miramos, pues eso, de cerca. No creas que depende demasiado de qué siglas acompañen la alcaldía o la presidencia de la región. Eso solo es así en Twitter. También aparecen tesoros de vecinas/os y empresas en forma de iniciativas magníficas que se podrían replicar, muchas veces desde la gestión pública.

Tengo de todo en mi cabeza, déjame que te cuente lo que he visto en estos cinco meses:

En Parres, Asturias, un pueblo de menos de 6.000 habitantes y gobernado por el PSOE, diez días después del estado de alarma ya habían activado un contrato de emergencia de ayudas para familias vulnerables. Sin embargo, en Getafe, igualmente de signo socialista, el consistorio anunció en mayo ayudas de dos millones de euros al empleo y personas afectadas por ERTE, pero se retrasó su convocatoria hasta este mes de septiembre, sin más explicaciones. Lo mismo hizo el Partido Popular en la Junta de Castilla y León en julio, que ‘hibernó’ el complemento de 210 euros para trabajadores afectados por Expedientes de Regulación Temporal que se había acordado a finales de marzo.

A principios de junio, el Partido Popular que gobierna en Pozoblanco, Córdoba, lanzó un servicio de reparto de alimentación en bicicleta para quienes no pudieran ir a la compra, principalmente mayores y enfermos; y la misma semana en Bardabás, provincia de Ourense, con alcaldía socialista, vecinas/os con pocos recursos pudieron comenzar a usar el transporte público de forma gratuita.

Cualquiera de estas medidas podrían trasladarse a ciudades como Sevilla, Madrid o Barcelona. No hay más impedimento que la voluntad de la institución

Más cositas: en Etepona, Málaga, a principios de verano, la alcaldía popular creó un portal municipal para que las/los habitantes colgaran todo aquello que pudiera servir a familias en necesidad: desde muebles a electrodomésticos. Unas semanas después, la región de Extremadura de gobierno socialista aprobó una deducción fiscal autonómica de hasta 400 euros del IRPF para la conciliación de familias con menores de 14 años

Mientras nos inundan de declaraciones políticas de unos y otras, en el Crisisobseratorio hemos querido fijarnos en tipos de protección que habitualmente se pasan por alto: la salud mental de la población. En Las Palmas de Gran Canaria el gobierno socialista habilitó un servicio de apoyo emocional online para jóvenes y adolescentes frente a la incertidumbre de la pandemia. En València, bajo alcaldía socialista, se creó un servicio para acompañar a personas afectadas por la pandemia y familiares de fallecidas/os. El PP de Tres Cantos (Madrid), por su parte, subvencionó la atención psicológica de duelos post-COVID a través de un convenio con una entidad especializada

Algunos municipios han querido aliarse con el tejido vecinal, tanto acompañando en sus iniciativas de ayudas como contando con sus vecinas y vecinos para tomar decisiones presupuestarias y de gestión pública. en julio, en Esplugues (Barcelona), el ayuntamiento socialista convocó la ciudadanía para recoger alimentos,inventariarlos y repartirlos tras detectar aumento de familias en necesidad. Otra localidad catalana, Parets Del Vallès, con consistorio de signo independentista y republicano y de 19.000 habitantes, abrió un proceso participativo para recibir propuestas e ideas para la recuperación de la localidad. En Tacoronte, Tenerife, el ayuntamiento popular ha creado la figura del “concejal de barrio” para intermediar y dirigir las peticiones al gobierno local. En Salamanca, igualmente de alcaldía conservadora, 123.000 euros del presupuesto municipal han rehabilitado un edificio que ha sido entregado a las asociaciones vecinales para que lo usen de sede en sus iniciativas de ayuda solidaria, principalmente despensas de comida. Sin embargo, en Madrid con gobierno del PP igualmente, la relación entre las redes vecinales y el gobierno local han tenido sonoros desencuentros, y las despensas solidarias no han recibido apoyo municipal

Si analizamos los esfuerzos para reducir la burocracia en la tramitación de las ayudas de emergencia, hemos encontrado que la Diputación de Bizkaia ha eliminado la necesidad de presentar el padrón para solicitar rentas y ayudas (esto es importantísimo y demuestra que se puede hacer: ayudar primero sin sospechar preventivamente de fraude); que Barcelona, gobernada por Barcelona en Comú, ha abierto en la ciudad siete oficinas de información exclusiva sobre ayudas sociales; o que en Lorca, Murcia, el ayuntamiento socialista derivó el presupuesto de las fiestas para crear un sistema telefónico de ‘triaje social’, para agilizar los trámites de ayudas. En Nafarroa, el gobierno regional, también socialista, en junio anunció la creación de un historial social único para cada ciudadana/o de forma similar al clínico, para poder gestionar de forma ágil los servicios sociales y de forma centralizada gracias a un portal de consulta rápida. 

Hay decisiones para olvidar: los 10.000 euros de presupuesto para las fiestas locales canceladas de Moraleja de Matacabras, municipio de Ávila de 52 personas censadas y con alcaldía popular, se usaron para reformar la entrada al pueblo, incluyendo un mástil de diez metros en el que ondea una bandera nacional de 4,10 por 2,70 metros, y en una placa a las víctimas de la COVID-19, aunque no haya habido ninguna en el pueblo. Ni un euro fue para los servicios sociales. 

También hemos seguido las iniciativas privadas solidarias. En Linares (Jaén), los feriantes, uno de los colectivos más perjudicados por la pandemia, decidieron que cada miércoles donarán un kg de alimentos por un viaje en los carruseles. Otro ejemplo: la empresa de telefonía Orange ha lanzado recientemente una nueva tarifa social para personas beneficiarias del Ingreso Mínimo Vital. Ya podían copiar esta idea supermercados, otras telefónicas o cadenas de ropa.

Vecinas y colectivos sociales se han puesto en marcha desde el principio de esta crisis, como hemos visto en las centenares de despensas organizadas por asociaciones, AMPAS y vecinas y vecinos. Nos ha llamado especialmente la atención la iniciativa de ex-menores extranjeros no acompañados, los mal llamados MENAS, en Ceuta, junto con un vecino de la zona, para ayudar a familias en emergencia alimentaria

Y así, hasta seiscientas entradas que ya son una base de datos que puedes consultar de la forma que te apetezca: por tema, ya que están todos etiquetados; por zona, también seleccionando localidad o región, o ambos combinados. Estamos con tres boletines a la semana en Twitter, Whatsapp y Telegram, aunque es en la última donde la experiencia es más completa, con un espacio para la conversación entre suscriptores y con invitados, por donde de tanto en tanto se pasan personas que saben de los temas de los que se habla.

He querido que en este 2020 estemos mejor informadas, más conectados y por eso mismo, con menos miedo que aquel 2008 en que nos ganaron, ahora y podemos decirlo. Quiero matar de un guantazo la parálisis del análisis de la que te hablaba. Miremos y armémonos juntas. Si te apetece, estás más que invitada. 


Para traerte estos ejemplos, me han ayudado las compañeras y compañeros de: 

El Buscolu, Cadena SER, El diario de Castilla y León (El Mundo) , ABC, Televisión de Estepona, La Voz de Galicia, 20 Minutos, El Periodico, Eldía.es, El Norte de Castilla, La Vanguardia, Deia, Europa Press y El Pueblo de Ceuta.

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