Análisis | Política
Díaz Ayuso o Juanma Moreno. ¿Quién era el moderado?
Juanma Moreno baja los impuestos. Juanma Moreno apuesta por el ladrillo. Juanma Moreno blinda la escuela concertada. ¿Esto es la moderación?
Ayuso baja los impuestos. Ayuso apuesta por el ladrillo. Ayuso blinda la escuela concertada. Más allá de la gestión particular de la pandemia y las excentricidades con las que la presidenta de Madrid llena las portadas de los medios de comunicación a diario, las políticas de los conocidos como líderes moderados en el PP, con menos eco mediático, no varían mucho. Un ejemplo práctico: puede cambiar el nombre de Ayuso por el del presidente andaluz en los titulares iniciales: Juanma Moreno baja los impuestos. Juanma Moreno apuesta por el ladrillo. Juanma Moreno blinda la escuela concertada.
Comenzando por el principio, conviene no olvidar que el experimento del Gobierno de Ayuso sostenido por la ultraderecha lo estrenó el moderado Juanma Moreno junto al líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín. Vox entró por Andalucía el 3 de diciembre de 2018. En aquellas elecciones autonómicas que acabaron con casi cuatro décadas de gobiernos socialistas, el partido liderado por Santiago Abascal logró 12 diputados. A la mañana siguiente, el 4 de diciembre, el mismo día en que décadas atrás miles de andaluces y andaluzas habían salido a la calle a pelear por su autonomía, un partido en contra de la autonomía –y contra la ley de violencia de género, y contra los migrantes, y contra la ley de memoria histórica…– iba a marcar la agenda de lo que vendría después.
Y así ha sido.
Aunque en su discurso general Juanma Moreno –con buen talante, alérgico a las estridencias– muestra un compromiso con la necesidad de luchar contra la violencia de género, sus acciones de gobierno muestran otra cara. En Andalucía, por ejemplo, existe un teléfono de violencia intrafamiliar, que no es otra cosa que una concesión del ejecutivo de Juanma Moreno a Vox. ”Vox ha dicho que no se iba a oponer a dar ninguna ayuda a toda persona que haya sufrido violencia”. Violencia sin más. Así se expresó el consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía, Juan Bravo (PP), en una intervención en el Parlamento autonómico sobre los presupuestos. Una fórmula que, con intención o no, naturaliza el discurso negacionista del partido de ultraderecha sobre la violencia machista.
Sigamos.
Aunque en su discurso general Juanma Moreno muestra un compromiso con la igualdad, en la práctica, quien manda en el Gobierno andaluz son tres hombres: el vicepresidente Juan Marín, él mismo y su mano derecha y consejero portavoz, Elías Bendodo –la última reestructuración de consejerías incide también en ese mayor peso de poder masculino–.
Este último, Bendodo, acaba de ser denunciado por un presunto delito de prevaricación por una reciente convocatoria de empleo público que obvia, entre otras cuestiones, los criterios de igualdad. La Fiscalía Superior de Andalucía ha abierto unas diligencias de investigación penal por la contratación de 159 empleados públicos por parte de la Junta de Andalucía el pasado 8 de julio. El procedimiento, abierto solo 24 horas, se regía por estricto orden de llegada de las solicitudes en una dirección de correo electrónico. No tuvo apenas publicidad y excluía, como denuncian las mareas blancas que han llevado el caso a los tribunales, a personas con más de 60 años, a embarazadas y lactantes y a personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, inmunodeficiencia y cáncer. Este septiembre, de nuevo bajo la urgencia de la pandemia, ha vuelto a lanzar una convocatoria en similares términos.
También de manera inesperada, sin consulta y en mitad del estado de alarma, el Gobierno del moderado Juanma Moreno nombró al nuevo Comisionado para la Concordia, otra concesión a Vox para surfear su rechazo a la ley de memoria. Aunque es cierto que el discurso de la consejera que lleva este asunto, Patricia del Pozo, gira en torno a los derechos humanos, a la hora de la verdad, y también con la COVID de fondo, la Junta de Andalucía ha reducido sustancialmente las ayudas a la investigación. Sobre Queipo de Llano, dijo Del Pozo: «Nadie me para en la calle para preguntarme por eso». Sobre la exhumación de Franco, Juanma Moreno resumió su posición así: «A mí no me importa el Valle de los Caídos, sino el Valle de los Pedroches«.
Más cuestiones.
Aunque en su discurso general Juanma Moreno respalda las medidas contra el cambio climático y defiende la necesidad de actuar cuanto antes con propuestas verdes, el pasado abril, en plena pandemia, su gobierno tramitó de urgencia una reforma de la ley del suelo con la idea de hacer frente a los estragos de la COVID-19. “Sectores como el de la construcción lo saben bien y nos lo reclaman: el territorio con menos trabas irá por delante para reactivar la economía. #Andalucía apuesta por la simplificación administrativa para salir de esta crisis”, escribió en su perfil de Twitter. Detrás de esa normativa, según la oposición y grupos ecologistas, hay un retorno al ladrillo, a la especulación y a la burbuja inmobiliaria.
La desregulación del modelo económico que defiende Ayuso y su mentor, Pablo Casado, también está, por tanto, entre las líneas principales del gobierno moderado de Juanma Moreno. En sanidad, por ejemplo, el primer plan de choque para reducir las listas de espera fue recurrir a las clínicas privadas. Y el nivel de empeoramiento de la sanidad pública, que ya venía lastrada, es un hecho que nadie pone en cuestión. Según una encuesta realizada este verano por el Sindicato Andaluz Médico, el 94% de los facultativos considera que el nuevo Gobierno andaluz no ha cumplido con sus expectativas. La COVID-19 ha terminado de dar la estacada a la sanidad pública andaluza, donde conseguir una simple cita de atención primaria (y telefónica, no presencial) se convierte en una auténtica odisea.
Como ocurre también en Madrid, en el ámbito educativo, aparte de tranquilizar a las familias que defienden el modelo concertado –y ultimar un decreto que supuestamente regularizará la cuota voluntaria e ilegal que se paga en los centros privados financiados con dinero público–, el Gobierno del moderado Juanma Moreno ha reforzado la religión (católica) en la pública en detrimento de una segunda lengua extranjera. «Y ahora con el coronavirus ni segunda ni primera», se quejaba una madre estos días de inicio escolar.
“Del cambio que iba a suponer este gobierno se han enterado los ricos”, decía un padre con ironía, que lanzaba críticas igual de duras hacia el Gobierno central y su gestión de la pandemia. En Andalucía, el moderado Juanma Moreno ha acuñado incluso un acrónimo para referirse a la bajada de impuestos: BMI. Es decir, Bajada Masiva de Impuestos. El objetivo, de hecho, era equiparar Andalucía con Madrid.
Y un apunte final.
Cuando la presidenta de VOX en Madrid, Rocío Monasterio, se plantó en Andalucía a las puertas de un centro de menores migrantes no acompañados, el gobierno moderado de Juanma Moreno respondió así a través de su portavoz: «Tienen derecho a hacer campaña, cada uno la hace donde considere oportuno».
Y para apuntalar a éstos paladines de la «justicia social», no faltan sus fieles escuderos mediáticos, los Federicos, Herreras y Anas Rosas.
Cada mañana, cuál clarín despertador, las terminales mediáticas de extrema derecha aleccionan a sus súbditos sin piedad. Las locuciones de Jiménez Losantos en esradio, de Carlos Herrera en la COPE y de Ana Rosa Quintana en Tele 5 desde el púlpito arremeten contra el comunismo en un lenguaje propio de los años cincuenta pero con sueldos mega millonarios en euros del 2020. No es delito de odio porque su papel al servicio de la clase dominante les exonera de cualquier duda. Mienten, inventan, exageran, pero sobre todo insultan y buscan con gracietas, que su audiencia de tapabocas y balconera con bandera nazional salga a la calle con las pilas puestas de chascarrillos disfrazados de argumentos para ese día. Gobierno social-comunista, coletas, casoplón de Galapagar, bilduetarras, narco-dictadura bolivariana de Venezuela, castrismo, catalufos, y así un día y otro, para que quede todo bien sellado en los casi cerebros de los suyos. Es curioso, porque en las últimas semanas han desatado una campaña feroz en defensa de Felipe VI. Saben que es uno de los suyos. (Insurgente org.)