Sociedad
La fuerza de los pequeños Pere Casaldàliga
En 1996, un grupo de adolescentes brasileños y misioneros seguidores de la Teología de la Liberación se unen para crear el Centro de la Vida y los Derechos Humanos de Açailandia (Brasil). Tras veinte años de éxitos en la lucha contra el trabajo esclavo, la corrupción y la explotación, la crisis política abierta tras el impeachment de Dilma Rousseff les deja sin recursos. Patricia Simón monta entonces el documental 'La fuerza de los pequeños' con el objetivo de recordar todo lo que habían sido capaces de hacer cuando no tenían nada más que sus cuerpos y su palabra.
Ha muerto Pere Casaldàliga, conocido como el ‘obispo de los pobres’ por los pobres, el ‘obispo rojo’ por los que creen que hay seres humanos que nacen para ser esclavos y que mueren para dejar de ser una carga para el amo.
Pero hay vidas que no mueren, que no pueden morir aunque quisieran: son aquellas que mientras respiran se entregan a los otros, en palabra y obra, las que dicen haciendo con los demás.
Pere Casaldàliga lo sabía: por eso fue a Brasil en 1968, cuando este país se hundía en su dictadura más sangrienta; por eso permaneció allí, junto a los campesinos sin tierra y los pueblos indígenas a los que defendió de sus explotadores, asesinos y de la jerarquía eclesiástica, cuando el tiro en la nuca parecía inminente; por eso nunca se fue, porque no se puede huir de lo que se es.
En 2016, Brasil se enfrentaba a una profunda crisis social y Casàldaliga al párkinson. Gracias a una maniobra político-jurídica orquestada por los grupos reaccionarios del país, Dilma Rousseff perdía la presidencia de Brasil y era sustituida por su vicepresidente, el conservador Michel Temer. Entre sus primeras medidas, este aprobó la supresión de la Secretaría de Estado de Derechos Humanos y sus políticas. Uno de los colectivos afectados fue el Centro de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos de Brasil, que se quedó sin presupuesto después de haber conseguido no tener que recurrir a la cooperación internacional. Había sido fundado veinte años atrás por un grupo de adolescentes, hijos de trabajadores esclavos y otros que podían serlo en cualquier momento, junto a misioneros combonianos vinculados con la Teología de la Liberación.
Gracias a su alianza con periodistas de Reporter Brasil y otros movimientos de derechos humanos, consiguieron que a su llegada a la presidencia en 2003, Lula da Silva convirtiera en una prioridad política la erradicación del trabajo esclavo, cuya existencia negaban los anteriores gobiernos. Durante aquellas dos décadas, aquellos chavales se convirtieron en abogados y abogadas, en trabajadores y trabajadoras sociales, en luchadores que consiguieron liberar a cientos de personas esclavizadas, forzar cambios legislativos, que las siderúrgicas asumieran códigos de conducta responsables y, sobre todo, que miles de jóvenes no cayeran en las zarpas de la prostitución, de la explotación, del analfabetismo y de la violencia… a través del arte, de la danza, del teatro y del conocimiento. Para ello asumieron, como Casaldàliga, que merece arriesgar la vida cuando lo que está en juego es la dignidad de la vida de la comunidad.
Yo les había conocido en 2005, cuando aquellos activistas y yo comenzábamos nuestra veintena. Once años más tarde, cuando el país se enfrentaba a la crisis abierta por el impeachment de Roussef, una de sus fundadoras, la misionera laica Carmina Bascarán, me propuso hacer un documental con mi material y el que ellos habían rodado en sus 20 años de militancia. Quería recordarles lo que habían sido capaces de hacer cuando nadie les conocía, cuando no tenían recursos, cuando eran considerados unos locos y locas que, ingenuos de ellos, creían que podían cambiar el mundo. Cambiaron su mundo. Radicalmente. Este documental es prueba de ello.
Lo publicamos ahora online en memoria de Casaldàliga, uno de los referentes intelectuales y emocionales del Centro de Defensa de la Vida de Açailandia, algunos de cuyos miembros han sido reconocidos con el Premio Nacional de Derechos Humanos de Brasil a lo largo de estos años.
Es también mi homenaje a una de sus protagonistas, Carmina Bascarán. Cuando acepté la propuesta solo le puse una condición: que no lo vería hasta que estuviese concluido. Cuando lo vio se enfadó conmigo porque tiene mucho protagonismo. Como se enfadó antes con sus compañeros del Centro cuando le pusieron su nombre, después de que ella retornase a España tras quince años de entrega. Le expliqué que si su voz veterana tiene más peso es porque necesitamos referentes que nos recuerden de lo que somos capaces, le recordé que si yo había decidido de qué lado quería estar, de los que quieren cambiar el mundo, es porque en una entrevista me había dicho: “El amor alegra, duele y cansa. Pero no se acaba. Entonces es que yo creo en el amor. Por eso estoy aquí”. No le dije, en cambio, que en aquel mismo instante supe que si otras personas tenían la oportunidad de conocerla, también volverían a creer en la fuerza del amor, en la fuerza de los pequeños. Esa que ella irradiaba cuando, subida a un escenario, la vi denunciar a los terratenientes asesinos que vivían en aquel pueblo mientras el público enmudecía, atemorizado por lo que pudiera ocurrir. Como cuenta en el documental, no lo hizo porque no tuviese miedo, o porque no fuese consciente del peligro, sino porque cuando “crees tanto que hay que decirlo, el miedo es como si quedase atrás”.
Y así es como nos enseñó a vencer el miedo, a arrancar las cercas, las vallas, los muros de los que escribió Casaldáliga
¡Malditas sean todas las cercas!
¡Malditas todas
las propiedades privadas
que nos privan de vivir y de amar!
¡Malditas sean todas las leyes,
amañadas por unas pocas manos
para amparar cercas y bueyes
y hacer la Tierra esclava
y esclavos los humanos!
¡Otra es la tierra nuestra, hombres , todos!
¡La humana Tierra libre, hermanos!”
Con la fuerza de los pequeños y pequeñas.
[Pinchar sobre CC para activar los subtítulos en español]
¿Le quedará todavía a Jesús de Nazareth algún discípulo más en esa iglesia que se ha autodenominado su representante?
Ha muerto PEDRO CASALDÁLIGA, OBISPO ESPAÑOL EN BRASIL: UN VERDADERO TESTIGO DE JESÚS DE NAZARET, COMPROMETIDO CON LOS DERECHOS DE LOS INDÍGENAS Y DE LOS EXPLOTADOS.
Pedro sería muy perseguido por las autoridades, siendo detenido y confinado, siendo varias veces amenazado de muerte. Varios de sus colaboradores fueron asesinados. Había señalado todos los abusos que provocaban los latifundistas con la aprobación de las autoridades y eso era, según ellos ser subversivo.
Vivía muy austeramente, como su gente. Por eso Pedro era y es un icono en todo Brasil.
Ha fallecido un gran creyente, un seguidor fiel de Jesús de Nazaret y de su mensaje evangélico, un gran pastor del que muchos otros pastores deberían tomar ejemplo.
(Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares).
Gracias.
Ay Patricia que pena que el documental no tenga subtítulos en castellano. ¿No se puede arreglar?
Incluidos. ¡Gracias por avisar!
Muchas gracias Patricia por tu testimonio.