Análisis
Con el fascismo, ni diálogo ni debate
La periodista Sara Montesinos explica por qué se han dado de baja periodistas del Col·legi de Periodistes de Catalunya después de que este organizara un encuentro con el eurodiputado de Vox Jordi Buxadé.
Articulo original publicado en Mèdia.cat en catalán y traducido al castellano por La Marea
Ignorarlos para no dar bola a su discurso o confrontarlos discursivamente: este es el eterno dilema de los medios de comunicación sobre la extrema derecha y sus constantes discursos de odio. Si bien es cierto que no todo el mundo tiene resuelto el debate, también lo es que no a todos les preocupa esta discriminación in crescendo ahora ya institucionalizada de la forma más abrupta.
Pero están ahí. Están y vomitan bilis y odio día tras día desde sus escaños y sus mesas de debate, entre micrófonos, cámaras y libretas, mientras las miserias y opresiones del día a día se tapan a golpe de desgracia y con una clara falta de apuestas constructivas. Por ello, muchas consideramos que dar aún más bola a según qué discursos no es en ningún caso conciliador.
El pasado 19 de mayo, el Col·legi de Periodistes de Catalunya junto con la Asociación de Periodistas Europeos (APEC) y con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo de Barcelona, ??organizaron un encuentro telemático con Jordi Buxadé. El eurodiputado del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos y diputado de Vox en el Parlamento Europeo es también miembro de la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior y forma parte de la delegación para las Relaciones con los Países del Magreb y la Unión del Magreb Árabe y de la Asamblea Parlamentaria de la Unión por el Mediterráneo. También es miembro suplente de la comisión de Asuntos Jurídicos y de la comisión de Asuntos Constitucionales y participaba del encuentro en conversación sobre las prioridades para la IX legislatura que fue moderada por Rafa Gimena, vicedecano y presidente de la demarcación de Lleida del Col·legi de Periodistes.
El anuncio del encuentro encendió las redes sociales y varios periodistas colegiados se pusieron en contacto a través de correos y llamadas pidiendo explicaciones en relación con el hecho de que el Col·legi de Periodistes de Catalunya diera un espacio a VOX, entendiendo que así se legitimaba su discurso y se normalizaba su presencia. La respuesta para muchos fue la misma, tanto por correo como por teléfono. Y como era de esperar, el argumento principal consistió en una oda a la libertad de expresión: «Como periodistas, respetando las valoraciones personales, entienda que no podemos excluir grupos que tienen representación y han sido elegidos democráticamente«, y continuaba, «entendemos que hacer lo contrario, podría vulnerar el derecho a la libertad de expresión».
Como era de esperar, a muchos y muchas profesionales la respuesta no les sirvió, y algunos de ellos acabaron pidiendo la baja del Col·legi de Periodistes de Catalunya con más o menos pena, pero con una creencia en común: no seremos altavoz de la extrema derecha y no nos sentimos parte de un colegio que lo pretende. Una de las cosas que también hirió a algunos (ahora ex) colegiados es el hecho de que nadie se planteara preguntarlo a la base social, que, aún sabiendo que sería un tema espinoso, no se valorara hacer un debate colectivo y que pudieran ser los mismos colegiados quienes pudieran compartir dudas y estrategias para decidir si llevar o no a cabo el encuentro.
La libertad de expresión no prima cuando se vulneran los derechos fundamentales de las personas, como ocurre constantemente con VOX, no sólo con sus propuestas políticas, sino sencillamente con sus posicionamientos y declaraciones. Es por ello que muchas profesionales del periodismo y la comunicación consideramos imprescindible recuperar el bello y viejo lema de los movimientos sociales que asegura que con el fascismo no hay diálogo ni debate: al fascismo se le combate. Y sí, también desde los medios de comunicación, también desde televisiones, redacciones, estudios y diarios. Reivindicando la vida en cada reportaje y cada breve y no organizando atriles de difusión.
Observatorios de discursos discriminatorios, reportajes sobre diversidad, investigaciones en clave de género, nuevas miradas y perspectivas … En toda Cataluña y en el resto del Estado encontramos cientos de propuestas interesantes sobre cohesión, inclusión, derechos y libertades y somos también centenares las que apostamos por otra manera de abordar los discursos del odio. Es por ello que encuentros como los organizados con Buxadé impactan tanto en esta base del colegio, porque no sólo invisibilizan los trabajos de tantas y tantas compañeras, sino que se prefiere tirar de discurso oficial, del argumento de la representatividad parlamentaria y ale, como si nos hubiéramos librado de cualquier responsabilidad social.
Ni en nombre de la libertad de expresión ni de cualquier otro santo podemos tragarnos tanto racismo, misoginia y homofobia si realmente consideramos que nuestra profesión es (o pretende ser) un pilar básico de cualquier sociedad libre y que busca ser también una herramienta de cohesión social y de respeto.
Sin embargo, algunas vivimos con cierta pena no tener un colegio que nos represente, que actúe contra la violencia hacia los periodistas y que vele por el ejercicio de la profesión, pero que a la vez sea consciente de que el periodismo es una herramienta de transformación social y actúe en consecuencia no dando ningún espacio al fascismo.
Ya lo dijo Durruti: al fascismo no se le discute, al fascismo se le combate
Me reconforta constatar (por los periodistas que se han dado de baja) que hay personas que todavía tienen valores y dignidad.
Chapeau al periodismo independiente y comprometido con un mundo más justo.
¿Qué han sido elegidos democráticamente?. ¿Qué tipo de democracia es aquella que resulta de los votos que da un pueblo constituído por un gran rebaño manipulado, desinformado e inculto?